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Nicolás Rodríguez Martín García Laso y Álvarez

Biografía

Rodríguez Martín García Laso y Álvarez, Nicolás. Montejo (Salamanca), 17.VIII.1747 – Valencia, 5.XII.1820. Franciscano (OFM), inquisidor de Barcelona y Valencia, helenista y académico de la Historia.

Entre los personajes poco conocidos de la Ilustración en España está el inquisidor Nicolás Rodríguez Martín García Laso y Álvarez, nacido en el seno de una familia de ricos labradores, hermano del rector del Colegio de Bolonia, Simón R. Laso, y sobrino del arcediano de Monleón, el canónigo Nicolás Laso. Es un clérigo al que se debe situar en el ámbito de los sectores ideológicos filojansenistas durante gran parte de su vida, hasta que el vendaval de la Revolución Francesa apagó las inquietudes reformistas de muchos personajes de la Ilustración.

Después de estudiar las primeras letras en su pueblo natal, ingresó en la Universidad de Salamanca (1759), donde estudió durante once años (1759-1770), hasta conseguir el bachillerato en Artes (1762), el ingreso en el Colegio Trilingüe (1763), el bachilleramiento en Cánones (1766) y, tal vez, la licenciatura en la misma Facultad, cosa que no se ha podido documentar.

Después de fracasar en la oposición a la Cátedra de Griego en los Reales Estudios de San Isidro (1768), fue secretario, examinador sinodal y visitador general del obispo de Cuenca, Sebastián Flores Pabón (1771- 1777), quien lo ordenó de misa en marzo de 1773 y le concedió dos beneficios simples en Iniesta y en Honrubia, pueblos conquenses, que le rentaban entre 25.000 y 50.000 reales anuales, con los que resolvió su futuro económico.

Fallecido el obispo Flores, ejerció la abogacía en Madrid durante cuatro años (1777-1781), hasta que decidió ingresar en la Inquisición de Corte, apoyado por el grupo filojansenista de la condesa de Montijo y de los hijos del marqués de Ariza (1779), primero como comisario de la Inquisición de Corte (1779-1781) y después como promotor fiscal (1781-1783). Durante once años Nicolás R. Laso fue inquisidor fiscal de Barcelona (1783-1794), con dos interrupciones notables: el viaje a Francia e Italia (de mayo de 1788 a junio de 1789), en el que acompañó a su hermano Simón Rodríguez Laso (nuevo rector del Colegio de Españoles de Bolonia), y un largo permiso en Madrid (de septiembre de 1792 a septiembre de 1794), bienio en el que desarrolló bastante actividad en la Academia de la Historia y pronunció el discurso fúnebre del director duque de Almodóvar (11 de julio de 1794). Caído en desgracia su amigo el inquisidor general Manuel Abad Lasierra y dada la desunión interna del Tribunal de Barcelona, Nicolás pidió traslado para el Tribunal de la Inquisición de Valencia, más cercano a sus beneficios conquenses, donde estuvo hasta su muerte (1794- 1820), largo período de veintiséis años en el que es preciso distinguir otros subperíodos. Durante once años continuó siendo inquisidor fiscal de Valencia (1794-1805) y durante otros seis, segundo inquisidor (1805-1811), con el susto (diciembre de 1806) de ser propuesto por el inquisidor general Arce para dirigir la Inquisición de Granada, pero Nicolás R. Laso removió lo indecible para quedarse en Valencia, lo cual logró gracias a la intervención personal de su amigo el arzobispo Joaquín Company.

Suprimida la Inquisición durante el intermedio de la Guerra de la Independencia (1811-1813), que Nicolás R. Laso pasó tranquilamente en la Valencia ocupada por Suchet, reaparece como inquisidor decano del Tribunal de Valencia (1814-1820), período en el que, al principio, pudo imponer cierta moderación, hasta que el capitán general Francisco Javier Elío, dominador de la historia política valenciana durante estos años, descubrió, el 17 de enero de 1817, la primera de las dos conspiraciones planeadas para asesinarlo. Durante el trienio 1817-1819, el viejo inquisidor Rodríguez Laso no pudo impedir el aislamiento intelectual y el deterioro en todos los aspectos de la Inquisición valenciana, sin embargo supo capear relativamente bien el temporal de la Revolución liberal de 1820, cuyos cabecillas liberales perseguidos (el catedrático Nicolás María Garelli, el conde de Almodóvar, el ex diputado Bernardo Falcó y la familia Beltrán de Lis) no consideraban al decano Laso como máximo responsable de la represión sufrida.

Por su papel destacado en el último cuarto de siglo en la Inquisición de Valencia, en la beneficencia (fue director de la casa de Misericordia) y en la cultura (juez subdelegado de imprentas) se puede calificar al bibliófilo empedernido Nicolás Rodríguez Laso como “el último gran inquisidor valenciano”.

Si se examina la trayectoria vital de Nicolás R. Laso, selectivo con las personas con que trataba y cómodo en su profesión de inquisidor, tanto en su época jansenista como en los duros tiempos de la represión antiliberal, se aprecian los siguientes rasgos generales de su personalidad: era un humanista convencido, un clérigo de costumbres irreprochables con tendencia a pasar desapercibido (prácticamente nunca salió de Valencia desde 1794, lo que le permitió pasar inadvertido y desmarcarse oportunamente del grupo de los filojansenistas madrileños, muchos de los cuales terminaron siendo perseguidos), un espíritu abierto a la cultura moderna, que en lo religioso se traduce en un filojansenismo que se irá desvaneciendo con la edad y con la turbulencia de los tiempos, un intelectual, más trabajador en los años de juventud que en la madurez, principalmente en los campos de la historia, de las bellas artes y del helenismo y un apasionado por la bibliofilia, relacionada con su función inquisitorial de censor de libros. Era un intelectual neoclásico bastante riguroso que hacía honor a sus títulos de académico de la Academia de las Buenas Letras de Sevilla (1765), de la de la Historia (1779) y de la de Bellas Artes de San Carlos de Valencia (1798).

Nicolás Rodríguez Laso fue jansenista cuando pudo serlo, pero da la impresión de que su espíritu nunca dejó de ser agustiniano y partidario de la religiosidad interior. En el párrafo final de la Oración en elogio de las Nobles Artes y de los artistas valencianos (1798), pronunciado delante de su amigo el arzobispo Antonio Despuig, manifiesta su admiración por los que considera los modelos de su comportamiento vital, tanto en el proyecto de vida como en el ideario estético: Mayans, Pérez Bayer y Arias Montano.

La producción literaria conservada de Nicolás es bastante escasa, quizá porque, en virtud de los tres testamentos formalizados por él, todos sus papeles viajaron a Italia, pues siempre quiso que sus documentos, obras de arte y libros fuesen heredados por su hermano, el rector del Colegio de Bolonia, Simón Rodríguez Laso.

Por el momento se desconoce el paradero de todos sus manuscritos, excepto el Diario en el viage (1788-1789) y los Papeles del Viage, es decir, documentos de toda índole que recogió durante el mismo, entre los que destaca una magnífica colección de epitafios de españoles enterrados en Italia, hoy desaparecidos con la rehabilitación de las distintas iglesias.

 

Obras de ~: Discurso sobre la utilidad y necesidad de la Lengua griega, por Don Nicolás Rodríguez Laso, Colegial Trilingüe de la Universidad de Salamanca y Profesor de Griego y Leyes en ella. Ofrécelo a la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, Salamanca, Nicolás Villagordo y Alcaráz, 1765; Poema pathético, que a la muerte del Rmo. P. M. Fr. Manuel Bernardo de Rivera, Trinitario Calzado, Doctor theólogo de la Universidad de Salamanca y su Cathedrático de Escoto, compuso Don ~, Colegial Trilingüe, opositor a las Cáthedras de Rethórica de la Universidad de Salamanca y Académico de Honor de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla [...], Salamanca, Nicolás Villagordo y Alcaráz, 1766; “Oración gratulatoria del señor don Nicolás Rodríguez Laso, presbítero, secretario de la cámara episcopal de Cuenca, visitador general y examinador sinodal de aquella diócesis y académico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla. Leída en la Junta de 12 de marzo de 1779”, en Expediente personal de Nicolás Rodríguez Laso, Real Academia de la Historia (inéd.); Papeles del viage, 1788 (inéd.); Elogio histórico del Excelentísimo señor Duque de Almodóvar, Director de la Real Academia de la Historia: leído en junta de 11 de julio de 1794 por Don ~, académico correspondiente e Inquisidor de Valencia, Madrid, Sancha, 1795; Oración que en la distribución de premios generales que celebró la Real Academia de San Carlos de Valencia el día 6 de diciembre de 1798 dixo Don ~, s. l., 1798; “Oración en elogio de las Nobles Artes y de los artistas valencianos”, en Continuación de las actas de la Real Academia de las Nobles Artes, establecida en Valencia con el título de San Carlos [...], Valencia, Benito Monfort, 1799, págs. 28- 65; Diario de don Nicolás Rodríguez Laso en el viage de Francia e Italia (1788), ed. de A. Astorgano, Bolonia, Publicaciones del Colegio de España, 2004 (ed. de A. Astorgano, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País - Institución “Fernando el Católico”, 2006).

 

Bibl.: E. Giménez López y J. Pradells Nadal, “Los jesuitas expulsos en el Viaje a Italia de Nicolás Rodríguez Laso (1788-1789)”, en Expulsión y exilio de los jesuitas españoles, ed. de E. Giménez, Universidad de Alicante, 1997, págs. 381-398; A. Astorgano Abajo, “Encuentro del Padre Arévalo con el inquisidor jansenista, Nicolás Rodríguez Laso, en la Italia de 1788”, en El Humanismo Extremeño. Estudios presentados a las Segundas Jornadas organizadas por la Real Academia de Extremadura en Fregenal de la Sierra en 1997, Trujillo, Real Academia de Extremadura, 1998, págs. 381-401; “El Fiscal Inquisidor don Nicolás Rodríguez Laso en Barcelona (1783-1794)”, en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, vol. XLVII (1999), págs. 197-275; “La venta de los libros prohibidos de la Biblioteca Mayansiana (1801)”, en A. Mestre (coord.), Actas del Congreso Internacional sobre Gregorio Mayans, Valencia, Ayuntamiento de Oliva, 1999, págs. 625-662; “La personalidad del ilustrado Don Nicolás Rodríguez Laso (1747-1820), inquisidor de Barcelona y Valencia”, en Revista de la Inquisición de la Universidad Complutense, 8 (1999), págs. 121-186; “Rodríguez Laso, Nicolás”, en VV. AA., Gran Enciclopedia Aragonesa 2000, t. XV, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro, 2000, pág. 3687; “París y la embajada de España a través del Diario del inquisidor Rodríguez Laso”, en VV. AA., IV Congreso de Historia Militar: Guerra y Milicia en la España del Conde de Aranda, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 2002, págs. 506-545; “El París del verano de 1788 a través del Diario del inquisidor Rodríguez Laso”, en Trienio. Revista de Ilustración y Liberalismo, 40 (2002), págs. 5-42; “La correspondencia entre tribunales de la Inquisición como fuente de información histórica de la Guerra de la Independencia: el caso de Valencia”, en F. Miranda Rubio (coord.), Fuentes documentales para el estudio de la Guerra de la Independencia, Pamplona, Ediciones Eunate, 2002, págs. 371-398; “Nicolás Rodríguez Laso. Un viajero por la Europa prerrevolucionaria”, en Historia 16, 314 (mayo de 2002), págs. 86-98; “La Inquisición de Valencia y el general Elío”, en Cuadernos de Ilustración y Romanticismo, 13 (2005); “El inquisidor Rodríguez Laso y el ocaso de la Inquisición valenciana (1814-1820)”, en Cuadernos de Ilustración y Romanticismo: Revista del Grupo de Estudios del siglo, 13 (2005), págs. 297-345.

 

Antonio Astorgano Abajo

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