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María Josefa de Zúñiga y Castro

Biografía

Zúñiga y Castro, María Josefa de. Marquesa de Sarria. (IX), ¿Madrid?, 19.I.1718 baut. – ?, 1751 post. Poeta, mecenas.

Hija de Juan Manuel de Zúñiga y Castro, XI duque de Béjar, y de Rosa Rafaela Fernández de Castro y Centurión —hija del VII marqués de Sarria—, fue bautizada en Madrid, el 19 de enero de 1718.

Condesa y viuda de Lemos, el 13 de diciembre de 1749 contrajo matrimonio en segundas nupcias con Nicolás de Carvajal y Lancaster. Con anterioridad, había casado con su primo hermano Ginés Miguel Fernando Ruiz de Castro y Portugal, XI conde de Lemos y VIII marqués de Sarria.

Fue directora de la afamada tertulia de la Academia del Buen Gusto, ubicada en su palacio de la calle el Turco y especializada en literatura. En las Actas conservadas se puede ver parte de su interesante actividad, y que un anónimo contertulio define en un soneto que empieza así: “Armónica, científica, brillante,/ culta, noble, Academia floreciente,/ que al mismo Apolo, cuando va al poniente/ con tus luces le vuelven al poniente”. Al contrario que en otros círculos dirigidos por varones, destaca aquí la presidencia femenina de Josefa de Zúñiga, que dirigió con periodicidad mensual entre enero de 1749 y septiembre de 1751, a importantes nobles de la sociedad madrileña de la época como el duque de Arcos, el duque de Medinasidonia, el marqués de Casasola, el marqués de Montehermoso o el duque de Béjar entre otros, y, esporádicamente, a importantes intelectuales del momento que intervinieron de forma desigual. Algunos poemas alaban a la presidenta como unas décimas de autor desconocido tituladas “A la Excma. Sra. Marquesa de Sarria para que se digne admitirme en el número de sus miembros de su Academia Poética”. En ella también participaron otras féminas, pero de forma continua sólo asistieron doña Josefa y la duquesa viuda de Arcos, en las que, se supone, escribían versos que no se han conservado. Otras como la condesa de Ablitas, la duquesa de Santiesteban o la marquesa de Estepa constituían el grupo de las “mironas”, acompañantes amables de las veladas.

Aunque lo fundamental en la Academia eran las diversiones literarias, estas prácticas se combinaban con otras costumbres de carácter social como los bailes, las representaciones dramáticas y los refrigerios. Las conversaciones que concentraban a los participantes tocaban los diferentes géneros del momento. Las corrientes poéticas se hallaban por entonces en un período de ebullición que enfrentaba a los partidarios de las corrientes barroquistas (José Villarroel, el conde de Torrepalma, José Antonio Porcel...) y a los que defendían la nueva estética clasicista (Ignacio de Luzán, Agustín de Montiano y Luyando, Blas Antonio Nassarre...), todos seguidos del ingenioso nombre poético que utilizaban en las reuniones. En ocasiones, la amable conversación se transformaba en acaloradas discusiones, aunque las actas no lo recogieran.

Otro de las grandes polémicas surgió en torno a las cuestiones teatrales. En la Academia se debieron presentar y tratar alguno de los estudios redactados por los tertulianos, como el Discurso sobre las tragedias españolas y la obra Virginia de Montiano y Luyando o el Discurso sobre la comedia española del conde de Torrepalma. Leopoldo Augusto Cueto señalaba el gran talento y gracia de la marquesa de Sarria para la declamación, de ahí que seguramente algunas obras fueran representadas, para gran contento de los asistentes, en el elegante palacio que la dama poseía. Una de estas piezas llevadas a escena fue La razón contra la moda, del francés Nivelle de la Chaussée, traducida por el propio Ignacio de Luzán, y luego editado en Madrid en la imprenta José de Orga en 1751 con el añadido de una “Dedicatoria” a la marquesa anfitriona. Las divergencias pronto surgieron en los diferentes bandos de contertulios. Los fuertes enfrentamientos entre el neoclásico radical Nasarre, autor de un combativo “Disertación o Prólogo sobre las comedias en España” al frente de su edición de las Comedias y entremeses (1749) de Cervantes que fue contestado por Ignacio de Loyola Oyanguren, marqués de la Olmeda, en un descalificante Discurso crítico sobre el origen, calidad y estado presente de las comedias de España (1750). Del disgusto vino la muerte del bibliotecario real el 13 de abril de 1751, gran animador y socio fundador de la Academia, llevaron a un clima de posiciones irreconciliables cuya consecuencia fue su cierre definitivo.

No se dispone de ninguna otra información biográfica sobre la marquesa de Sarria animadora de una de las tertulias más interesantes a mediados el siglo XVIII.

 

Obras de ~: Actas de la Academia del Buen Gusto, Biblioteca Nacional de España (Madrid), ms. 18476.

 

Bibl.: L. A. de Cueto, Bosquejo histórico-crítico de la poesía castellana del siglo xviii, Madrid, Rivadeneira, 1869, págs. LXXXIX-XCII; J. M. Caso González, “La Academia del Buen Gusto y la poesía de la época”, en VV. AA., La época de Fernando VI: ponencias leídas en el Coloquio conmemorativo de los 25 años de la fundación de la Cátedra Feijoó, Oviedo, Cátedra Feijoo, 1981, págs. 383-418; P. Fernández Quintanilla, La mujer ilustrada en la España del siglo XVIII, Madrid, Ministerio de Cultura, 1981; M. D. Tortosa Linde, La Academia de Buen Gusto de Madrid (1749-1751), Granada, Universidad, 1988; M. C. Iglesias, “La nueva sociabilidad: mujeres nobles y salones literarios y políticos”, en M. C. Iglesias (dir. y coord.), Nobleza y sociedad en la España Moderna, vol. II, Madrid, Nóbel, 1997, págs. 179-230; M. Bolufer Peruga, Mujeres e Ilustración: la construcción de la feminidad en la Ilustración española, Valencia, Institución Alfonso el Magnánimo, 1998; E. Palacios Fernández, La mujer y las letras en la España del siglo XVIII, Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002; J. Álvarez Barrientos, “Sociabilidad literaria: tertulias y cafés en el siglo XVIII”, en J. Álvarez Barrientos (ed.), Espacios de la comunicación literaria, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002, págs. 129-146.

 

Emilio Palacios Fernández y Elena Palacios Gutiérrez

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