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Juan de Cobo

Biografía

Cobo, Juan de. Consuegra (Toledo), 1546 – Costas de Taiwán (Taiwán), 1594. Dominico (OP), evangelizador, sinólogo y embajador en Japón.

A los dieciséis años tomó el hábito en el convento de Ocaña (Toledo), donde hizo su profesión religiosa en 1563. Cursó los estudios de Artes (Filosofía) y Teología en el convento de Santo Tomás de Ávila.

Conocido su ingenio, los superiores le enviaron a perfeccionar y completar sus conocimientos al colegio de Alcalá de Henares. Concluidos los estudios, fue destinado al convento de Ávila, donde se ejercitaría como lector (profesor) de Artes y maestro de estudiantes.

Pronto comenzó a sobresalir, pues era tan aventajado en entendimiento y letras que el maestro fray Pedro de Ledesma, que leía Teología en el mismo convento, dijo años después que, habiendo conocido en la Provincia de España excelentes ingenios, ninguno excedía al padre fray Juan Cobo: “[...] Era de palabra fácil y agradable [...] ingenio, y docto en todos los ramos del saber humano, incluso los oficios mecánicos y artes liberales”.

En Ávila se alistó en la expedición de dominicos que preparaba fray Juan Crisóstomo para las Filipinas. El 27 de julio de 1586 partían de El Puerto de Santa María (Cádiz) y llegaban a San Juan de Ulúa el 29 de septiembre. Durante ese viaje se incendió la brea de la caldera, con peligro de que se extendiese a las jarcias y el castillo. Gracias a la rápida intervención del padre Cobo, que arrojó su capa mojada sobre la caldera, se apagó el incendio y se salvó el navío.

Llegados a México, el virrey, mal informado de las necesidades evangelizadoras de Filipinas, sólo otorgó permiso de paso a dieciocho religiosos. Fray Juan de Cobo hubo de quedarse. Finalmente, y como consecuencia de haber reprendido desde el púlpito al virrey, éste le ordenó salir de Nueva España, de modo que pudo embarcarse para Filipinas. Alegre por el “destierro” que le otorgaba el virrey, fray Juan se embarcó al comienzo de la Cuaresma (1-2 de marzo) de 1588 y llegó a Manila en mayo del mismo año.

El 10 de junio siguiente se celebraba el primer Capítulo de los dominicos de Filipinas, y en dicha asamblea le confiaron el encargo de examinar para el título de confesor y predicador a todos los frailes de la Provincia.

Además, uno de los temas tratados en el Capítulo fue la evangelización de los chinos que habitaban en gran número el Parián de Manila. La experiencia había sido iniciada por fray Miguel de Benavides en septiembre del año anterior. Vistos los buenos resultados, la Orden había decidido asumir aquel ministerio e implementarlo.

A. de Remesal dejó un testimonio de indudable valor: la carta que fray Juan Cobo escribió a sus hermanos de Guatemala, fechada en el “Parián de los chinos de Manila, y de julio trece de mil y quinientos y ochenta y nueve”. Gracias a ella se sabe que la Provincia destinó a fray Juan Cobo y a fray Miguel de Benavides, que ya dominaba la lengua china, al mencionado ministerio.

A comienzos del mes de septiembre de 1588, los dos dominicos se trasladan al otro lado del Parián y allí continúan la evangelización de los chinos, con una metodología que habría de servir de modelo para los siglos siguientes: casa e iglesia para la atención pastoral, hospital para el cuidado de los enfermos, escuela para enseñar a los niños e imprenta para la confección de “doctrinas cristianas” en letra y lengua chinas. Éste es el complejo evangelizador que los dos dominicos, con la ayuda de las autoridades de las islas, construyen entre los chinos del Parián.

Si su compañero Benavides conocía la lengua china, fray Juan no tardó en superarle. Juntos lograron perfeccionar y completar la Doctrina, y mediante la técnica xilográfica multiplicar las copias de la Doctrina christiana en letra y lengua china que repartieron no sólo entre los chinos de Manila, sino también entre los numerosos navegantes de Cantón que cada año llegaban a esa ciudad para comerciar. Esta Doctrina era repetida en voz alta las tardes de domingo en la iglesia y, además, servía como lectura espiritual, que cada cristiano podía hacer en su propia casa.

Enorme importancia tuvo el hospital de San Gabriel, institución que se mantuvo durante más de dos siglos entre los chinos. Fue fundado y mantenido por fray Juan y su compañero en un alarde de generosidad, quitándose incluso la propia comida para atender a los numerosos enfermos chinos. Casa, iglesia y hospital formaron un complejo en el que, desde el principio, se contó con una escuela para enseñar a los niños chinos.

En este trabajo estará ocupado Juan de Cobo hasta junio de 1592 (en el interregno habrá de asumir el cargo de vicario provincial, mientras la máxima autoridad está en China: mayo de 1590-marzo de 1591).

A pesar de la intensa labor pastoral y sanitaria, realizada en los cuatro años que van de 1588 a 1592, fray Juan logró convertirse en el mejor sinólogo del momento. Su conocimiento queda patente en las traducciones de obras de la literatura china (Beng Sim Po Cam, libro que le será regalado en 1595 al futuro rey Felipe III); escribe otras para la evangelización del pueblo chino: Shih-Lu, Apología de la Verdadera Religión, y deja muestras de un intento de diálogo con la cultura china a través de varias obras de diversa índole, que le son atribuidas pero cuya autoría es dudosa.

En junio de 1592 es designado embajador de España en el Japón. Toyotomi Hideyoshi, jefe supremo militar del Japón, engreído por sus victorias y quizá aconsejado por gentes que habían estado en Filipinas, designó el 4 de noviembre de 1591 un embajador que habría de comunicar a las autoridades españolas de Filipinas su exigencia de reconocimiento. El 29 de mayo de 1592 llegaba a Manila el embajador Gaspar Harada con cartas de Hideyoshi y de otros personajes importantes del Japón. Ante esta situación, el gobernador, Gómez Pérez Dasmariñas, decide convocar a lo más granado de la ciudad de Manila para saber si se consideraba conveniente que respondiera a la carta de Hideyoshi. La opinión de todos fue que se hiciera así.

Después de escribir la carta a Hideyoshi, Gómez Pérez Dasmariñas designó a fray Juan Cobo como embajador. Extraña la elección de Cobo, pues el gobernador había tenido serios desacuerdos con él a consecuencia de los sermones que predicaba y en los cuales criticaba la actuación del gobernador y ponía en duda los derechos de legitimidad del dominio español en aquellas islas. La relación entre ambos personajes es curiosa y llamativa, pues la valentía denunciante del religioso chocaba contra la firmeza del gobernador, quien, no obstante, le tenía como consejero “por su prudencia y valor, me aconsejo y comunico las cosas más importantes”.

La salida del padre Cobo para el Japón tuvo lugar el 29 de junio de 1592, fecha de la carta enviada a Hideyoshi.

Tras veinticuatro días de navegación, desembarcó en el puerto de Nagoya, donde se encontraba el Emperador. Terminada la embajada, y temiendo que el Emperador intentara la invasión sirviéndose de los japoneses que estaban en Filipinas, fray Juan decidió ponerse de inmediato en camino, a pesar de que el tiempo no fuera el más apropiado.

El 4-5 de noviembre se hizo a la mar en el puerto de Cuxi. Las tormentas llevaron el navío a la isla de Taiwán, donde quedó embarrancado, y sus ocupantes fueron asesinados por los habitantes de la isla. La muerte de fray Juan Cobo fue conocida en Manila en 1595, gracias a los pocos náufragos que pudieron escapar.

 

Obras de ~: con M. de Benavides, Doctrina Christiana en letra y lengua china, compuesta por los padres ministros de los sangleyes de la Orden de Sancto Domingo, impresa xilográficamente en el Parián (Filipinas), entre 1588 y 1590; Beng Sim Po Cam o Espejo rico del claro corazón, trad. de ~, Manila, 1593 (ed. de C. Sanz con motivo de la “Exposición Oriente-Occidente” de 1958, Madrid, Librería General, 1959); Shih-Lu, Apología de la Verdadera Religión, s. l., s. f. (ed. de F. Villarroel, Manila, UST Press, 1986); Vocabulario chino o Vocabularium Sinense Faccillimum, s. l., s. f. (atrib.); Lingua sínica ad certam revocata methodum, s. l., s. f. (atrib.); Tratado de Astronomía, s. l., s. f. (atrib.); Sententiae plures Philosophorum etiam gentilium, ut Senecae et similium, ex eorum libris excerptae, et sinice redditae, s. l., s. f. (atrib.).

 

Bibl.: A. de Remesal, Historia general de las Indias Occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala, vol. II, Madrid, 1620 (reimp., Madrid, Atlas, 1966, Biblioteca de Autores Españoles, 189); D. de Aduarte, Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1640 (reimp. vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962); J. Peguero, Historia en compendio de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de Filipinas de la Orden de Predicadores, 1691 (ms.) [Archivo Provincial de Nuestra Señora del Rosario (Ávila)].; H. Ocio, Compendio de la reseña biográfica de los religiosos de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1895; F. Colin y P. Pastells, Labor evangélica de los obreros de la Compañía de Jesús en las Islas Filipinas, vols. I-II, Barcelona, Imprenta y Litografía de Henrich, 1900; M. Velasco, Biobibliografía de los religiosos de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores, vol. I, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1950; J. Gayo, Doctrina Christiana. Primer libro impreso en Filipinas, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1951; P. Fernández, Dominicos donde nace el sol, Barcelona, Talleres Gráficos Yuste, 1958; E. Neira, Misioneros dominicos en el Extremo Oriente 1587-1835, Manila, Life Today Publications, 2000.

 

Miguel Ángel Medina, OP

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