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Diego Ufano

Biografía

Ufano, Diego. Yepes (Toledo), m. s. xvi – ?, c. 1613. Ingeniero militar.

Se sabe su lugar de nacimiento porque él mismo lo dice en una de sus obras. Sirvió en el Ejército, a las órdenes de Luis de Velasco, general de la Artillería de Flandes, desde finales del siglo xvi y durante muchos años. No se tienen noticias de dónde pudo formarse Diego Ufano. A mediados del siglo xvi funcionaban, en el ámbito de los dominios hispánicos, las escuelas de Artillería de Barcelona y Milán. En 1559 se creó la de Mallorca, y luego otras, como la de Málaga, aunque la escasez de medios hacía que funcionasen de modo muy irregular. En Castilla se encontraba la Escuela de Artillería de Burgos, ligada a la fábrica de fundición de la misma ciudad que creó doña Juana en 1537, una de las mejores de España, especialmente en las últimas décadas del siglo xvi, que funcionó, con altibajos, hasta 1621, en que se suprimió y se distribuyó el personal de Artillería. En ella, durante unos años impartió clases el cosmógrafo burgalés Andrés García de Céspedes. A finales de la centuria, se estableció en Sevilla otra escuela, nombrándose en 1592 profesor a Julián Firrufino, abogado milanés, autor de un texto de artillería que no llegó a ver la luz, y que en 1595 sería nombrado catedrático de Matemáticas de la Academia Real en Madrid, sucediéndole García de Céspedes. En Burgos o en Sevilla pudo formarse Diego Ufano.

Lo cierto es que Ufano poseía amplios conocimientos, especialmente prácticos, e introdujo en el Ejército ingenios suyos, muy apreciados por su general Luis de Velasco, como el tren de puentes, que se adaptaba perfectamente a los pantanos de Frisia, y más adelante lo mejoró con la invención de una barca puente doble, de ingeniosa disposición, que servía tanto para los ríos como para la escalada de los fosos de agua. Y este ingeniero militar debe su celebridad a su Tratado de la Artillería y uso della platicado en las Guerras de Flandes, publicado en Bruselas en 1613, y traducido al año siguiente al francés y al alemán; en él recoge, junto a su experiencia práctica, aspectos teóricos, incorporando conocimientos de otros tratadistas españoles, especialmente de Luis Collado, que había publicado en 1586, en Venecia, su Platica manual de artigleria, y una versión ampliada en castellano, en Milán, 1592.

Algunos autores, como Ríos y Salas, dan como fecha de la aparición del Tratado el año 1612, aunque Almirante y otros aseguran que la primera edición apareció un año después, y de ésta existen ejemplares en varias bibliotecas españolas. En la Biblioteca Nacional de Madrid existen ejemplares con ambas fechas. La segunda edición, con igual título en castellano, apareció en Bruselas, en 1617. La obra tuvo una gran difusión y alcanzó un éxito extraordinario, por las novedades que aportaba para ser utilizadas en el campo de batalla. Posteriormente se hicieron otras muchas ediciones, una de ellas en francés en 1621, con magníficas ilustraciones y un título muy significativo, Artillerie, c´est à dire: vrai instruction de l´artillerie et de toutes ses appartenances, avec une déclaration de tout ce qui est de l´office d´un général d´icelle, tant en un siège qu´en un lieu assiegé, Zutphen (Alest), 1621, y otra, con un título aún más largo, en Rouen en 1628.

La obra de Ufano está dividida en tres partes: la primera se divide en nueve capítulos, que se refieren a la historia de la artillería, descripción de los diferentes tipos de piezas, sus pesos, el de las balas, cantidad de pólvora que emplean, longitud en calibres y alcance por el raso de metales y con la elevación máxima. Detalla estos datos para los diversos tipos de pieza en cada uno de los tres grupos, que llama legítimos, bastardos y extraordinarios, añadiendo además los que llama reforzados, comunes y disminuidos, con lo cual reúne un conjunto de datos prácticos para más de cincuenta tipos de piezas de artillería usadas en aquel tiempo. También analiza las obligaciones de cada uno de los que han de servir en la Artillería, según su cargo; hace cálculos del personal necesario y del material complementario para la formación de un tren de batir, y añade una larga disquisición acerca del número de piezas que debe darse a un ejército en relación con el de hombres que lo constituyen, y parece que se da por satisfecho con la proporción de una pieza por mil hombres. De los Ríos le critica su estilo, “a veces grosero y fastidioso”, aunque habitual en obras tan prolijas. Pero la obra de Ufano ofrece numerosos datos que permiten formar una idea bastante exacta de lo que era el servicio de una pieza de aquel tiempo.

El Tratado de la Artillería enseña detenidamente la forma de actuar de un artillero para realizar su tarea: desde cómo desatascar o limpiar el fogón, cómo cargar la pieza con la pólvora, apretarla bien, introducir la bala bien limpia, la forma de dar fuego a la carga, tomando las debidas precauciones, sobre todo al refrescar después la pieza.

En su estudio del texto de Ufano, Víctor Navarro destaca las novedades que aporta en la parte de balística; descompone la trayectoria del proyectil, según el esquema de Niccolò Tartaglia, expuesto en su tratado de 1537, en tres fases: una línea recta, debida al “movimiento violento” con que era impulsada la bala; luego un arco de círculo, mientras aquel impulso se iba amortiguando, y, por último, una línea vertical cuando el proyectil quedaba abandonado al “movimiento natural”. Pero además, enuncia sin demostrar la igualdad de alcance, en el tiro de proyectiles, para ángulos de tiro complementarios; propone una regla para calcular alcances consistente en hallar por ensayo el alcance para el tiro horizontal y asignar los alcances para cada grado de elevación de modo que los incrementos de los mismos seguirían una progresión aritmética, decreciendo regularmente hacia el máximo. Es notorio, por tanto, su intento de encontrar las leyes generales que rigen el tiro de proyectiles. Unos años antes, en 1606, Andrés García de Céspedes había publicado en Madrid su Libro de instrumentos nuevos de geometría, y en su capítulo XX analiza “una question que anda entre Artilleros, sobre en qué elevación tira más la pieça de artillería”, donde explica que “tratar del uso de la artillería consiste todo en Física y en Matemática”, y que aunque muchos artilleros conocían, por su experiencia, para qué elevación el alcance era mayor, no sabían la razón; García de Céspedes, de amplios conocimientos matemáticos, analiza el tiro de proyectiles y explica que para 45.º el alcance será máximo.

Como hay que suponer que la precisión del tiro no sería grande, Ufano relata dos casos ocurridos en el sitio de Ostende, verdaderamente notables: uno de ellos, el acierto de un artillero, que al primer tiro arrancó el timón de una barca que entraba a socorrer la villa; y otro, el de un práctico artillero del campamento español, que se comprometió a romper del primer tiro las amarras de una embarcación enemiga que esperaba la subida de la marea para entrar en la playa.

Además, como ingeniero militar de amplia experiencia, Ufano se ocupa también en su excelente tratado de otros muchos aspectos: la recuperación de navíos hundidos, extracción de piezas del fondo del mar mediante buzos, pirotecnia, artificios de iluminación, y construcción de pasarelas y trenes de puentes, con su ingeniosa barca-puente doble.

El tratado de Ufano tuvo una gran influencia en Europa. Con sus traducciones al francés y al alemán sirvió de modelo a obras europeas. Así, por ejemplo, el inglés Robert Norton, en su tratado The Gunner, showing thw Whole Practice of Artillerie (1628), se declara compilador de Tartaglia y de Ufano; o Nicolas- François Blondel, en su L´art de jetter les bombes (1683), dedica tres capítulos del libro segundo a estudiar y criticar las aportaciones de Ufano a la luz de los nuevos conocimientos, particularmente de la dinámica de Galileo.

 

Obras de ~: Tratado de la Artillería y uso della, platicado por el capitán Diego Ufano en las guerras de Flandes, Bruselas, Juan Momarte, 1612, 1613 (ed. facs., Madrid, Servicio Histórico del Ejército, 1984; trad. francesas: Frankfurt, E. Emmelun, 1614; Zutphen, A. d´Aelst, 1621 y Rouen, David du Petit Val, 1628; versiones alemanas: Frankfurt, E. Emmelun, 1614; Frankfurt, E. Kempffern, 1621; Zutphen, Janson, 1630; un extracto fue publicado en inglés, en Londres, 1646, y en 1672 apareció, formando el libro III de Military & Maritime Discipline in three books, London, Tyler, 1672).

 

Bibl.: V. de los Ríos, Discurso sobre los ilustres autores e inventores de la Artillería que han florecido en España desde los Reyes Católicos hasta el presente, Madrid, 1763, 1765 y 1767; R. de Salas, Memorial histórico de la artillería española, Madrid, 1831 (ed. facs., Segovia, Academia de Artillería de Segovia, 1901); J. Almirante, Bibliografía militar de España, Madrid, M. Tello, 1876, 3 vols.; J. Vigón, Historia de la artillería española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1947, 3 vols.; R. A. Hall, Ballistic in the Seventeenth Century, Cambridge, University Press, 1952; J. M.ª López Piñero, V. Navarro Brotóns y E. Portela Marco, Materiales para la historia de las ciencias en España (siglos xvi-xvii), Valencia, Pretextos, 1976; V. N[avarro], “Ufano, Diego”, en J. M.ª López Piñero, Th. F. Glick, V. Navarro Brotons y E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, vol. II, Barcelona, Ed. Península, 1983, págs. 381-382.

 

Isabel Vicente Maroto

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