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Antonio Rafael Domínguez Valdecañas

Biografía

Domínguez Valdecañas, Antonio Rafael. Lucena (Córdoba), 23.X.1799 – Guadix (Granada), 21.XII.1865. Teólogo, canónigo, obispo de Guadix-Baza, predicador real y escritor.

Nació en el seno de una familia ilustrada, perteneciente a la nobleza de su ciudad natal. Sus antepasados en Lucena, los Gil Guerrero, representan el prototipo de una familia que desde sus orígenes agrarios y siguiendo una serie de pautas de conducta similares a las observadas en otros lugares de la Península, inician a partir del siglo XVI un proceso de ascenso en su categoría social que les lleva a conseguir en el siglo XVIII el título de condes de Valdecañas. Para ello utilizan los resortes a su alcance como son permanecer ligados a la oligarquía de Lucena desde el siglo XVI ocupando los más destacados puestos en el gobierno local, entrar a formar parte del organigrama del Santo Oficio y ocupar sus miembros un lugar destacado en el estamento eclesiástico, además de llevar a cabo una política matrimonial encaminada a satisfacer sus propósitos sociales.

Domínguez Valdecañas fue nieto del primer conde de Valdecañas, su padre era barón de gracia real, caballero maestrante de Sevilla, familiar y notario del Santo Oficio de Córdoba en el número de Lucena, socio de la Real Sociedad Laboriosa de Amigos del País de Madrid y de Lucena, además de regidor preeminente y alguacil mayor de Lucena.

Nació con una grave malformación física en la cabeza de la que fue operado por el napolitano Miguel Galantini, cirujano real que asistió a su nacimiento.

Recuperado de su afección, desde su más tierna infancia destacó por sus cualidades intelectuales.

Sus primeros estudios los realizó en Lucena, donde también estudió gramática latina y filosofía.

En 1831 pasó a Granada, donde continuó sus estudios de Teología. Ejerció como clérigo capellán en Lucena, donde promovió la actividad cultural desde su puesto de socio de número de la Real Sociedad Laboriosa de Amigos de País de Lucena, a la que pertenecía desde 1820.

En Córdoba fue canónigo de la colegiata de San Hipólito. Fue un personaje muy cercano a la reina Isabel II. El 28 de enero de 1846 obtuvo el nombramiento de predicador supernumerario de Su Majestad, cargo que desempeñó en la capilla del Palacio Real de Madrid. A finales de ese mismo año, el arzobispo de Toledo le designó uno de los doce jueces sinodales. El 15 de febrero de 1850, la Reina le concedió honores de conjuez del Tribunal Apostólico y Real de la Gracia y el Excusado. Dos años más tarde, en 1850, fue nombrado canónigo de la catedral de Guadix (Granada), donde ejerció la cátedra de Historia y Disciplina Eclesiástica del Seminario de San Torcuato. Posteriormente, siendo canónigo de la catedral de Sevilla, fue presentado por la Reina para la sede obispal de Guadix-Baza.

En diciembre de 1857 tuvo lugar su consagración como obispo en la capilla del Palacio Real de Madrid, en presencia de los duques de Montpensier y del duque de Bailén que actuó de padrino en representación de la Reina. Guadix le recibía solemnemente en abril de 1858 en el que sería su último destino pastoral. El epitafio colocado en su enterramiento en la catedral de Guadix define su trayectoria pastoral como defensor y amante de la Santa Sede. En numerosos sermones y en sus publicaciones defendió con valor los intereses de la Iglesia en unos tiempos muy difíciles, lo que le llevó a sufrir un proceso judicial y encarcelamiento.

El otro gran tema de sus sermones y publicaciones fue la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Dentro de esta temática se incluyen el sermón que pronunció en febrero de 1865 en la catedral de Guadix, la carta pastoral que dirige a sus diocesanos con motivo de la encíclica papal del 8 de diciembre de 1864 y la carta pastoral que escribe antes de partir hacia Roma para realizar la preceptiva visita ad limina. Distinguido con un gran prestigio social y dotado de cualidades morales e intelectuales, la Corona le premió con varias condecoraciones. En 1847 recibió la Cruz de la Orden de Carlos III, y en 1858, la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica. Muy apegado a su ciudad natal, destacó su actividad en pro de la aprobación pontificia del Patronato de María Santísima de Araceli sobre Lucena que tuvo su fruto con la emisión de un Breve Apostólico fechado en Roma el 14 de marzo de 1851.

 

Obras de ~: Sermón de acción de gracias por la definición dogmática del Misterio de la Concepción Inmaculada de María Santísima, Granada, Imprenta de D. Francisco Ventura y Sabatel, 1855; Carta Pastoral que el Ilmo. señor D. Antonio Rafael Dominguez Valdecañas, obispo de Guadix y Baza, dirige a sus diocesanos el día solemne de su consagración, Madrid, Imprenta y Fundición de D. Eusebio Aguado, 1857; El obispo de Guadix y Baza contra el folleto titulado “El Papa y el Congreso”, para instrucción y prevención de sus diocesanos, Granada, Imprenta de D. Francisco Ventura y Sabatel, 1860; Carta Pastoral que el Exmo. e Ilmo. señor obispo de Guadix y Baza dirige a sus diocesanos con motivo de la Encíclica del Santo Padre del 8 de diciembre de 1864, Granada, Imprenta de D. Francisco Ventura y Sabatel, 1865.

 

Bibl.: Diario Córdoba (Córdoba), 5 de febrero de 1858; diario La Esperanza (Madrid), 27 de diciembre de 1865; “Lucentinos ilustres: Don Antonio Rafael Domínguez Valdecañas”, en Revista Aracelitana, III, 45 (1912), pág. 72; Revista Aracelitana, IV, 76 (1913), págs. 125-127; F. J. Fernández Segura, “El lucentino don Antonio Rafael Domínguez Valdecañas, obispo de Guadix-Baza (1857-1865). Notas biográficas”, en J. Aranda Doncel (coord.), Encuentros de Historia Local de la Subbética, Córdoba, Diputación Provincial, 1990, págs. 391-393; C. Windler, Élites locales, señores y reformistas. Redes clientelares y monarquía hacia finales del Antiguo Régimen, Sevilla, Universidades de Córdoba y Sevilla, 1997; J. P. Dedieu y C. Windler, “La familia: ¿Una clave para entender la historia política? El ejemplo de la España Moderna”, en Studia Histórica. Historia Moderna, 18 (1998), págs. 201-233; M. A. Serrano Tenllado, El poder socioeconómico y político de una elite local: Los regidores de Lucena en la segunda mitad del siglo XVII, Córdoba, Universidad y Cajasur, 2004.

 

María Araceli Serrano Tenllado