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Lucas de Tuy

Biografía

Tuy, Lucas de. El Tudense. León, f. s. xii – Tuy (Pontevedra), 1.V.1249. Canónigo Regular de San Agustín (CRSA), obispo de Tuy, cronista y hagiógrafo.

Los datos que se tienen de su biografía son pocos, deducidos casi siempre de sus propias obras y de la escasa documentación de que se dispone; lo que ha dado lugar a hipótesis inseguras y aun a contradicciones. Nació en León hacia 1180. Fue por espacio de veintiocho años canónigo regular de la Colegiata de San Isidoro de su ciudad natal, a donde ingresó entre 1201 y 1203. Por ese tiempo, ésta era ya un notable centro religioso y cultural, y su iglesia destacaba como la más importante en el camino de las peregrinaciones hacia Santiago de Compostela. Esto era debido en buena parte a que en 1063 se habían trasladado los restos de san Isidoro, de Sevilla a León.

Lucas viajó como peregrino y conoció las principales ciudades y lugares de devoción de la época —Constantinopla, Grecia, Jerusalén, Roma, París, etc.— seguramente en la década que va de 1220 a 1230. No se sabe nada acerca de su educación pero se le han reconocido vastos conocimientos y se ha alabado su erudición en las letras sagradas y en los santos padres, particularmente Jerónimo, Agustín, Gregorio e Isidoro. J. L. Moralejo sugiere que se formó en Italia. Participó activamente en la lucha contra la herejía de los albigenses emprendida en León en la primera mitad del siglo xiii. Por este motivo, según su propio testimonio, tuvo que trasladarse temporalmente a otra ciudad, quizá Salamanca, de donde Pérez Llamazares aventura la afirmación de que fue catedrático de la universidad de esta ciudad.

Toda la producción literaria de Lucas fue escrita durante los años en que él estuvo en la Colegiata, es decir, antes de ser nombrado obispo de Tuy, ciudad de donde le viene el nombre con el que se conoce: Lucas de Tuy o Tudense. Según el orden cronológico, su primera obra fue el Liber de miraculis Sancti Isidori, escrita a sugerencia del fraile Juan Gómez —conocido después como fray Suero—, primer provincial de los dominicos en España, y del abad de la Colegiata, el doctor Martín (fallecido en 1203) —después santo Martino—, según lo consignó el propio Lucas en la epístola que antepuso a la obra. Fue comenzada probablemente en 1208 y terminada en 1236; su objetivo fue narrar los sucesos maravillosos que obró san Isidoro desde la traslación de sus restos a León hasta el año 1200. Originalmente fue compuesta en latín y circuló manuscrita; más conocida es la versión castellana hecha c. 1517 por el bachiller Juan de Robles, varias veces prior de San Isidoro y vicario general de su abadía, que fue publicada en Salamanca en 1525 bajo el título Libro de los miraglos de Sant Isidro arzobispo de Sevilla primado et doctor excellentissimo de las Españas succesor del apóstol Santiago en ellas con la hystoria de su vida et fin, et de su traslación, et del glorioso doctor sancto Martino su canonigo et compañero. En que se contiene muchas cosas devotas et provechosas para la conciencia; et para saber las antigüedades de España.

Dentro del Liber de miraculis el autor incluyó una Vita Sancti Martini Legionensis, obra que adquirió independencia y se transmitió por separado. Ambos textos son calificados por Fernández Conde como buenos exponentes de los relatos hagiográficos que se produjeron en los siglos xii y xiii. La vida de santo Martino está comprendida en los capítulos LIILXXV. La narración sigue todos los tópicos del género, pero lo que el escritor destaca en los prodigios realizados por el santo —casi todos relacionados con curaciones— es su sencillez, lo que confiere al santo un carácter muy humano.

La influencia de san Isidoro en Lucas de Tuy es manifiesta, y también comprensible la promoción del culto de este santo, a lo que Lucas y su comunidad dirigían sus esfuerzos. No es de extrañar la gran cantidad de escritos que dieron relevancia a san Isidoro. Esto ha dado lugar a que se ponga en duda la paternidad de nuestro autor de una Vita sancti Isidori y de una Historia translationis sancti Isidori. La atribución de estas obras se apoya en el hecho de que el mismo Lucas alude a ellas, si bien de manera no explícita, en el Liber de miraculis, y, por otra parte, en que se han transmitido en algunos manuscritos junto al Chronicon mundi. Sin embargo, ya Nicolás Antonio negaba que estos escritos fueran del Tudense; y actualmente Díaz y Díaz y Fernández Conde son del mismo parecer.

Entre 1233 y 1235 escribió el tratado De altera uita fideique controuersiis aduersus Albigensium errores libri III, que compuso motivado por el surgimiento de un brote de herejía albigense en la ciudad de León. En los dos primeros libros se exponen las doctrinas de los heréticos; en el tercero se relacionan las doctrinas de los herejes con las de los filósofos de su tiempo y se describe la vida y la muerte del heresiarca Arnaldo. Esta obra ha sido catalogada generalmente como histórico-apologética, pero Fernández Conde afirma que responde mejor a las características de una obra teológica y que tiene poco valor histórico.

Se reconoce como la obra más importante del Tudense el Chronicon Mundi, que compuso entre 1232 y 1236 a petición de la reina Berenguela, encargo que se hace explícito en la obra misma. Aunque por su título parecería una historia universal, es en realidad una historia de España distribuida en cuatro libros. Para su elaboración Lucas aplicó el sistema de compilación de textos que era usual hasta su tiempo y que consiste en el ensamble, reelaboración y continuación de las crónicas precedentes. De hecho están incorporadas en su Chronicon, entre otras, las siguientes obras: la Chronica y las Historia Gothorum Wandalorum Sueborum de san Isidoro, las obras históricas de san Julián de Toledo, Crónica de Sampiro, Crónica del obispo Pelayo, Hitación de Wamba, Crónica de Alfonso III, Crónica Silense, Crónica Najerense, etc.

El Chronicon merece una descripción detenida pues tiene características específicas que se señalan más adelante. Su contenido es el siguiente: Prefatio, prólogo en el que el autor trata del buen gobierno y responde a la encomienda de la reina Berenguela. De excellentia Hispanie, disertación sobre las bondades de España, siguiendo el modelo usual del género de la laus. El relato histórico propiamente dicho es la materia de las cuatro partes o libros siguientes: El libro primero comprende desde los orígenes del mundo hasta el emperador Heraclio y el rey godo Suintila, basado fundamentalmente en la Chronica de san Isidoro. El libro segundo trata las historias de los reyes vándalos, suevos y godos tomadas también de la obra de san Isidoro; van precedidas de dos prólogos, el primero de Lucas y el segundo denominado Prologus Beati Isidori, mejor conocido como Dedicatio Historiarum Isidori ad Sisenandum. El libro tercero prosigue la historia desde el reinado de Wamba hasta la invasión árabe. El libro cuarto se refiere al período de la Reconquista, desde Pelayo hasta la toma de Córdoba por Fernando III, año 1236. Ocupa realmente la mitad de la crónica; y el periodo que va de 1126 a 1236 es obra original del Tudense en tanto que fue testigo presencial de los acontecimientos, lo que convierte al Chronicon en un testimonio valioso y digno ser tomado en cuenta, como lo fue, en efecto, por Rodrigo Jiménez de Rada y por los redactores de la Primera Crónica General de España como fuente o punto de partida.

Hay varios puntos que deben destacarse en el Chronicon como rasgos particulares de Lucas. Primero, nuestro autor manifiesta una clara conciencia del pasado gótico del Reino astur-leonés; la referencia a la estirpe goda de san Isidoro es muy ilustrativa. Segundo, hace patente su preferencia por el Reino de León y su Monarquía, no obstante que se había producido ya, en la persona de Fernando III, la definitiva unión de Castilla y León (1230). Tercero, tiene marcado interés en destacar el aspecto didáctico que la historia puede prestar a la formación de quienes en primera instancia serán sus receptores: los príncipes y reyes; de hecho diserta en los prólogos y en las interpolaciones sobre el buen gobierno mediante una serie de tópicos característicos del speculum principis, sustentados básicamente en referencias bíblicas. El modelo que propone es Fernando III. Cuarto, dio cabida en su texto a elementos tradicionales, por ejemplo, romances, que han sido identificados después por Menéndez Pidal al estudiar los orígenes de la épica española.

Tanto la parte de compilación como la parte original han sido valoradas positivamente por los estudiosos del Tudense. Así, Enrique Flórez señala en España Sagrada: “[a] este modo mezcló lo ageno con lo propio y cosas que no eran suyas lo parecen, por no citar autores, de suerte que no conocemos autor original de cada cosa, mientras no estes instruido en lo escrito sobre el punto por los antiguos. Nada de esto es creible fuese hecho con siniestra intención porque el candor y amor de la verdad que D. Lucas manifiesta en sus obras, y defiende en el libro 2 contra los hereges cap. II, no permite imaginar tal injuria. Yo lo difiero a un afecto de sencillez [...]”. Por su parte, en tiempos más recientes, dice Fernández Conde: “[p]or esa impronta personal que aparece en toda su obra y, sobre todo, por la profunda unidad que confiere a toda la crónica, bien entramada y ordenada, el Tudense no puede ser catalogado como un simple epígono de los compiladores clásicos del siglo xii [...]”.

Finalmente, hay que añadir que esta obra del Tudense también se transmitió en romance, por lo menos desde el siglo xv, en varios ejemplares manuscritos. J. Puyol publicó en 1926 la versión castellana contenida en un códice del siglo xv o principios del xvi que posee la Real Academia de la Historia (signatura: 12-27-4 = E 99). Por otra parte, la única edición del texto latino con que se contó durante mucho tiempo fue la de J. de Mariana, publicada por A. Schott en Frankfurt (1608). Esta situación ha quedado subsanada con la publicación de una moderna edición crítica realizada por E. Falque, después de varios fallidos intentos de historiadores como G. Cirot, J. Puyol, B. Sánchez Alonso y L. Vázquez de Parga.

Cuando Lucas fue elegido obispo de Tuy en 1239, tenía el cargo de maestrescuela, sin que pueda determinarse de qué cabildo. En todas sus obras alude a su condición de diácono. No era raro en ese tiempo que los clérigos permanecieran en ese nivel, pues muchos de ellos ejercían funciones administrativas y aun religiosas muy importantes en sus obispados.

Su ejercicio al frente del obispado de Tuy es calificado como discreto; esta diócesis tenía añejos problemas económicos y territoriales; precisamente en el año de su muerte Lucas tuvo que enfrentar un conflicto entre las jurisdicciones civil y eclesiástica, pues parte del territorio de su diócesis estaba en territorio del reino de Portugal, que se había separado del reino de León a principios del siglo xii, y la diócesis de Tuy quedó adscrita a la provincia metropolitana de Braga. Las disputas desembocaron en una trifulca en la que se enfrentaron los ciudadanos con el obispo Lucas y sus canónigos. El asunto fue llevado a la corte, pero Lucas ya no conoció el fallo que Fernando III dio el 4 de junio de 1250, cuyo resultado fue el castigo de los ciudadanos implicados, pero reconociendo también que el obispo y el cabildo habían tenido parte de culpa.

Lucas tuvo oportunidad de cultivar, como ya se ha visto, el trato de personas de la corte y del medio eclesiástico, y tuvo amistad, entre otros personajes destacados de la época, con fray Suero Gómez, compañero de santo Domingo de Guzmán, con san Telmo, y en Italia con san Elías, compañero y sucesor de san Francisco de Asís.

Su muerte se sitúa el primero de mayo de 1249, ésta acaeció en Tuy; y fue enterrado, por expreso deseo suyo, en la catedral de su obispado junto a la tumba del dominico Pedro González, después conocido como san Telmo, quien había pasado los últimos años de su vida predicando en Tuy y sus alrededores, y que había fallecido unos años antes que Lucas.

 

Obras de ~: Chronicon Mundi, ed. de J. de Mariana en A. Schott, Hispaniae Illustratae [...] Scriptores, vol. IV, Frankfurt, 1608, págs. 1-116; De altera uita fideique controuersiis aduersus Albigensium errores libri III, ed. de J. de Mariana, Ingolstadt, 1612 (reed. en Bibliotheca Patrum, vol. XIII, Colonia, 1618 y Maxima Bibliotheca Veterum Patrum, vol. XXV, Lyon, 1677, págs. 193-251); Vita s. Martini, en Patrologia Latina, vol. 208, ed. de Migne, Parisiis, 1855 (reprod. en A. Viñayo González, San Martín de León y su Apologética antijudía, Madrid, 1948); Crónica de España por Lucas obispo de Tuy, ed. de J. Puyol, Madrid, Real Academia de la Historia, 1926); Milagros de San Isidoro. Lucas de Tuy, trad. de J. de Robles; transcr., pról. y notas de J. Pérez Llamazares, intr. de A. Viñayo González, León, Real Colegiata de San Isidoro, 1992; O. Valdés García, El “Chronicon Mundi” de Lucas de Tuy. Edición crítica y estudio, tesis doctoral, Salamanca, Universidad, 1999 (2 microfichas); Lucae Tudensis Opera omnia, I. Chronicon Mundi, cura et studio de E. Falque, Turnhout, Brepols, 2003.

 

Bibl.: E. Flórez, España Sagrada, vol. XXII, Madrid, 1767, págs. 108-145; J. Pérez Llamazares, Los benjamines de San Isidoro de León. León, 1914; J. Puyol, “Antecedentes para una nueva edición de la Crónica de don Lucas de Tuy”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), LXIX (1916) págs. 21- 32; “Comunicación dirigida a la Academia por su numerario Don Julio Puyol”, en BRAH, LXXI, (1917) págs. 438-444; E. Díaz- Jiménez, “Don Lucas de Tuy”, en Revista Castellana, 28-29, (1919), págs. 1-5; R. Menéndez Pidal, 2Relatos poéticos en las crónicas medievales”, en Revista de Filología Española, 10 (1923), págs. 329-372; P. Högberg, “ La Chronique de Lucas de Tuy ”, en Revue Hispanique, LXXXI. (1933), 1.er partie págs. 404-421; B. Sánchez Alonso, Historia de la historiografía Española, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas 1947; B. Sánchez Alonso, Fuentes de la historia Española e Hispanoamericana. Madrid, Imprenta Clásica Española, 1952; B. F. Reilly, “Sources of the Fourth Book of Lucas of Tuy’s Chronicon Mundi”, en Classical Folia, 30 (1976), págs. 127-137; J. L. Moralejo, “Literatura hispano-latina (s. VXVI)”, en J. M.ª Díez Borque (ed.), Historia de las literaturas hispánicas no castellanas, Madrid, 1980, págs. 15-137; N. Roth, “Jews and Albigensians in the Middle Ages. Lucas of Tuy on Heretics in León”, en Sefarad, 41 (1981), págs. 71-93; J. Pérez Llamazares, Historia de la Real Colegiata de San Isidoro de León, León, 1982 (ed. facs.); F. J. Fernández Conde, “Cronistas e historiadores”, R. García Villoslada (dir.). Historia de la Iglesia en España, vol. II, 2.ª, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1982, págs. 240-241; M. L. Hollas, Lucas of Tuy and Thirtheenth Century Leon. Diss. Yale University, 1985; F. J. Fernández Conde, “El biógrafo contemporáneo de Santo Martino: Lucas de Tuy”, en Santo Martino de León, León, 1987, págs. 305-335; G. Martin, “Luc de Tuy, Rodrigue de Tolède, leurs traducteurs et leurs compilateurs alphonsins. Comparaison segmentaire d’une lexicalisatión”, en Cahiers de lingüistique hispanique medievale 14-15 (1989-1990) págs. 173-206; M. Barbosa, “A funcionalidade profetica (ou intenção pedagogica) do Chronicon mundi de Lucas de Tuy”, en A. Augusto Nascemento y C. Almeida Ribeiro (eds.), Literatura Medieval. Actas do IV Congresso da Associação Hispanica de Literatura Medieval, vol. III, Lisboa, 1991-1993, págs. 307-311; R. Menéndez Pidal, La épica medieval española. Desde sus orígenes hasta su disolución en el romancero, ed. de D. Catalán y M. de Bustos, Madrid, 1992; E. Portela, “El Chronicon Mundi de Lucas de Tuy”, en Historia 16, vol. 203 (marzo de 1993), págs. 108-119; P. Linehan, “On further thought: Lucas of Tuy, Rodrigo of Toledo and the Alfonsine Histories”, en Anuario de Estudios Medievales, 27/1 (1997), págs. 415-436; E. Falque, “La translatio s. Isidori en el Chronicon Mundi de Lucas de Tuy”, en P. Linehan (ed.), Life, Law and Letters: historical studies in honour of Antonio García y García, Roma, 1998 (Studia Gratiana, XXIX), págs. 213-219; “Dates and doubts about don Lucas”, en Cahiers de linguistique et de civilisation hispaniques médiévales, 24 (2001), págs. 201-217; O. Valdés García, “Lucas de Tuy, el libro IV de su Chronicon Mundi. Fuentes y características” en A. González, L. von der Walde y C. Company (eds.), Visiones y crónicas medievales. Actas de las VII Jornadas Medievales, México, UNAM-UAM-Colegio de México, 2002, págs. 115-129.

 

Olga Valdés García

 

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