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Bernardino Fernández de Velasco y Tovar

Biografía

Fernández de Velasco y Tovar, Bernardino. Duque de Frías (VI). Madrid, 8.II.1609 – 31.III.1652. Gobernador y capitán general de Milán, condestable de Castilla.

Era Bernardino hijo de Juan Fernández de Velasco, V duque de Frías, gobernador y capitán general de Milán y presidente del Consejo de Italia, y de su segunda esposa Juana Fernández de Córdoba y Aragón, dama de la reina Margarita de Austria entre 1606 y 1608.

Nació en la Villa y Corte de Madrid el 8 de febrero de 1609 y se le bautizó el 22 en la iglesia de San Pedro el Real, por el cura párroco Pablo de Moncada y actuando como padrino el beato Simón de Rojas. Fallecido su padre el 15 de marzo de 1613, Bernardino se convirtió con cuatro años en el condestable de Castilla, una de las principales dignidades del reino.

El flamante condestable, con apenas cinco años, reclamó a la muerte de su padre, en marzo de 1613, todos sus oficios y dignidades palatinas, esto es, los de camarero y copero mayor. Su tío el marqués de Auñón entregó al Rey un memorial en que se reivindicaban los derechos del nuevo condestable, finalmente confirmados en el mes de abril. Ni que decir tiene que, habida cuenta de su minoridad, Bernardino permaneció al margen de las pugnas cortesanas durante todo el reinado de Felipe III. Alcanzó notoriedad cuando los Guzmanes llegaron al poder en 1621 al desplazar del valimiento a los Sandovales, tras la caída en desgracia de los duques de Lerma y de Uceda. Sus vínculos familiares con el conde-duque de Olivares permitieron promocionar la breve y vana carrera cortesana del condestable.

En ese tiempo recibió el hábito de caballero de Santiago y la encomienda de Yeste y Tayvilla de la misma Orden. Fue, además, nombrado gentilhombre de la Cámara de Felipe IV y su montero mayor.

Nombrado gobernador y capitán general de Milán, como su padre, fue destinado a aquel estado el 18 de septiembre de 1645, pero no tomó posesión hasta su llegada en febrero de 1646, cuando relevó al marqués de Velada y San Román. En 1647 tomó Monferrato, Niza della Palla, Alva y otras plazas fuertes a los franceses.

Pero debido a una enfermedad, su hijo Íñigo Fernández de Velasco y Tovar, conde de Haro, ejerció el poder en su lugar hasta la llegada de Luis de Benavides Carrillo de Toledo, marqués de Caracena, nombrado a tal efecto el 25 de junio de 1648. Sin apenas apoyos en Madrid, tras la caída en desgracia de Olivares y debilitado por la enfermedad, se rindió pronto a su relevo. Su gobierno, pese a la brevedad, no estuvo carente de dificultades, como las planteadas por la autonomía que disfrutaban los oficiales lombardos y las tensas relaciones con el gran canciller Quijada. En ese mismo año regresó a Madrid, donde vivió retirado hasta su muerte.

Había casado en dos ocasiones. La primera con Isabel de Guzmán, hermana del II marqués de Toral, Ramiro Núñez de Guzmán, casado a su vez con María de Guzmán, única hija y heredera del conde-duque de Olivares. Era Isabel hija de Gabriel Núñez de Guzmán, I marqués de Toral. El desposorio tuvo lugar en la capilla del Real Alcázar de Madrid, el jueves 26 de octubre de 1624, apadrinando a los novios los reyes Felipe IV e Isabel de Borbón y oficiando la ceremonia el Patriarca de las Indias. La duquesa falleció en 1640 dejando siete hijos, entre ellos el sucesor, pero el duque viudo volvió a contraer matrimonio. La elegida fue María Enríquez Sarmiento, hija de los condes de Rivadavia.

Entre la descendencia del primer matrimonio estaban Juana de Velasco, fallecida en 1687, que fue casada con Enrique Felípez de Guzmán, hijo natural del conde-duque de Olivares, legitimado por el valido tras la muerte de su hija María. Enrique Felípez, marqués de Mairena, murió en 1646 sin dejar descendencia alguna.

Ambos matrimonios con parientes directos del valido, situaron a la casa de los condestables en una posición de fuerza y privilegio en la Corte de Felipe IV, aunque el VI duque no aprovechara en exceso tan afortunado patrimonio político. Fallecido en marzo de 1652, le sucedió su hijo Íñigo Melchor Fernández de Velasco, conde de Haro.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Frías, C.627, D.17-33, Testamentos del condestable Iñigo, del condestable Juan y esposas María Girón y Juana de Córdoba, del conde de Haro Iñigo y su esposa Juana de Cardona, recogidos por el condestable Bernardino para formar el libro de los testamentos. - Inventario de bienes de Juana de Córdoba y Aragón y particiones que se hicieron con ellos, 1624; C.1664, D.8, Poder dado por Bernardino Fernández de Velasco e Isabel de Guzmán, duques de Frías a Francisco Quintano, su contador, para el cobro de las rentas y elementos del estado de Toral que le corresponde a la duquesa, Madrid, 3 de julio de 1635; C.1444, D.4, Partida de bautismo de Francisca Isabel, hija de Bernardino Fernández de Velasco y de Isabel de Guzmán, VI Duques de Frías, Berlanga, 24 de febrero de 1627; C.1435, D.15, Poder otorgado por Juan Fernández de Velasco, VI condestable de Castilla, V duque de Frías, a favor de Juan de Valdés para tratar en el pleito con Juana de Velasco y Aragón, condesa de Castilnovo, sobre los bienes que quedaron de Juana Ángela de Velasco, duquesa que fue de Frías, Madrid, 23 de julio de 1608; C.172, D.69-130, Correspondencia, parte original y parte en copia simple, sobre asuntos del Estado de Milán de Bernardino Fernández de Velasco, gobernador y capitán general del estado de Milán.

P. Salazar de Mendoza, Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, Madrid, 1657, fol. 130v.; L. Papini, Il governatore dello Statu di Milano (1535-1706), Génova, 1957; L. Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1997, pág. 514; A. Álvarez-Ossorio Alvariño, Milán y el legado de Felipe II. Gobernadores y corte provincial en la Lombardía de los Austrias, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001; G. Signorotto, Milán español. Guerra, instituciones y gobernantes durante el reinado de Felipe IV, Madrid, La Esfera de los Libros, 2006.

 

Santiago Martínez Hernández

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