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Diego Antonio López de Morla y Virués de Segovia

Biografía

López de Morla y Virués de Segovia, Diego Antonio. Conde de Villacreces (I). Jerez de la Frontera (Cádiz), 7.VII.1787 – 26.VII.1860. Médico y financiero.

Nacido en el seno de una familia noble de la bahía gaditana con intereses tanto en la ciudad de Cádiz como en la de Jerez de la Frontera, donde tenía la mayor parte de su fortuna patrimonial. Su padre fue Diego María López de Morla y Lila, señor de Arquillos, jurisdicción despoblada que se ubicaba en una parte de lo que hoy es el término municipal de Jerez de la Frontera, y caballero veinticuatro perpetuo del Ayuntamiento de dicha localidad, aunque nunca llegó a tomar posesión del oficio y, por tanto, a ejercerlo. Su madre, también de rancia familia, fue María Joaquina Virués de Segovia López de Spínola. Sus abuelos paternos eran Diego Antonio López de Morla Villavicencio, señor de Arquillos y caballero veinticuatro del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, y Margarita Juana Lila de la Cerda Ponce de León, hija del II marqués de los Álamos del Guadalete. Mientras que los abuelos maternos fueron Joaquín Virués de Segovia Ponce de León y Elvira López Spínola Morla, hija del caballero veinticuatro de Jerez de la Frontera Agustín López Spínola Adorno.

Diego Antonio López de Morla y Virués de Segovia era el hijo primogénito, por lo que tuvo asegurado su futuro económico al ser el heredero usufructuario del conjunto de bienes amayorazgados de la familia. Sólo en Jerez le pertenecían las rentas generadas por once vínculos. Así, en un padrón elaborado, en dicha localidad, en 1817, aparece como propietario de siete casas y de 2.229 hectáreas, todo lo cual le producía una teórica renta anual de 131.982 reales. Hay que señalar que se trataba de un propietario absentista, ya que tan sólo tenía bajo explotación directa, en dicho año de 1817, una pequeña finca de 17 hectáreas, de las cuales 5 hectáreas estaban puestas de viña.

En el marco de las relaciones familiares estratégicas, que ya se ha podido comprobar al enunciar sus ascendientes, contrajo nupcias con su prima Elvira Núñez de Prado y Virués de Segovia.

Su preparación intelectual fue variada. Tras estudiar en la Academia gaditana de Juan Sánchez, completó su instrucción, entre los años 1806 y 1807, en Inglaterra. De regreso a España se instaló en Madrid, donde optó por una formación autodidacta, basada en la lectura, en especial obras de Helvecio, y en la asistencia a tertulias. Al estallar la Guerra de la Independencia volvió a Cádiz, donde inició los estudios de Medicina, logrando la titulación correspondiente. Cuando, en torno a 1818, se instaló en Jerez de la Frontera, siendo ya conde de Villacreces, por Real Título de 18 de marzo de 1815, ejerció la Medicina y tuvo consulta abierta al público. Siempre gustó de la experimentación, por lo que no dudó en abrazar las teorías homeopáticas y ponerlas en práctica en su consultorio.

La profesión médica la compaginó con algunos compromisos políticos. Así, en 1818, accedió a una veinticuatría del Ayuntamiento jerezano, cargo perpetuo vinculado a su familia. A pesar de ello, sus ideales eran contrarios al régimen absolutista imperante. Asistía a la tertulia que, entre 1810 y 1811, se celebraba en casa de su hermana Margarita en Cádiz, en la cual intervenían destacados liberales. Consta su pertenencia, en 1817, a la logia masónica “La Double aliance”. Puede ser considerado un liberal moderado, sin llegar a los extremos de su hermana Margarita, partidaria del socialismo utópico de Fourier. Este posicionamiento liberal le obligó a exiliarse durante un tiempo a raíz de la derrota de los constitucionalistas del Trienio. En 1837 fue designado por la Diputación Provincial de Cádiz para formar parte de la Comisión encargada de inventariar los objetos artísticos de los conventos suprimidos por los decretos de Mendizábal. Su filiación liberal nunca fue un obstáculo para ostentar símbolos claros del grupo privilegiado al que pertenecía. Así, al ejercicio de la veinticuatría perpetua, hay que añadir el que fuera caballero de San Juan y miembro de las maestranzas de Ronda y Sevilla.

Una última faceta de su vida, no menos interesante, es la de promotor financiero, aunque las noticias sobre esta actividad son muy parcas. Parada Barreto comenta que fundó un banco de descuento que emitía billetes al portador en 1826, pero nada se sabe del mismo. Sí está confirmada la creación que hizo el conde de Villacreces, en 1834, de una Caja de Ahorros en su casa de la localidad de Jerez de la Frontera, pues de ella hace mención la Real Orden de 2 de abril de 1835, promotora de la creación de Cajas de Ahorros en España, y que la puso como ejemplo a seguir. También se recoge la noticia en el Diario Mercantil de 23 de febrero de 1835 y en los Anales Administrativos, periódico editado en Barcelona, en sus números 192 y 207, de 24 de febrero y 11 de marzo de 1835 respectivamente. La Caja, “a imitación de las que con este nombre hay en muchas ciudades de Francia e Inglaterra”, permitía imposiciones que iban desde los 4 a los 2.000 reales de vellón, aunque la suma de todas las imposiciones no sobrepasaría la cantidad de 20.000 reales. La Caja abonaría un interés del 4 por ciento. Se estableció que la entidad, “entregará gratis a cada acreedor un librete con su nombre, donde conste las imposiciones y los reembolsos, que firmará el cajero y rubricará el principal de la casa”. Desde ese mismo año de 1835 se desconoce el devenir de la entidad financiera, decantándose los estudios que tratan el tema por la opción de que se hubiera producido su extinción, aunque este punto no se halla constatado. En apoyo de la tesis, apuntada por algunos, de que dicha entidad siguió funcionando hasta el fallecimiento de Diego Antonio López de Morla, vendría el hecho de que la nueva Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Jerez de la Frontera se fundó en 1863, tres años después del fallecimiento del I conde de Villacreces.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Municipal de Jerez de la Frontera, Secc. Histórica, Nobleza-Hidalguía, cajón 1, n.º 46; secc. Rentas, Catastro de Ensenada, t. 2.º Seculares, leg. C18, n.º 26; Padrón de los vecinos de esta ciudad para el repartimiento de la Contribución General por el año 1817.

D. Parada y Barreto, Hombres ilustres de la ciudad de Jerez de la Frontera, precedidos de un resumen histórico de la misma población, Jerez de la Frontera, 1875, págs. 265-268; A. Alcalá- Galiano, Memorias de un anciano, Madrid, 1886, pág. 173; A. Cabral Chamorro, Socialismo utópico y revolución burguesa: el fourierismo gaditano, 1834-1848, Cádiz, Diputación Provincial, 1990; L. Lozano Salado, La tierra es nuestra. Retrato del agro jerezano en la crisis del antiguo régimen, Cádiz, Universidad- Diputación, 2001, págs. 170-176; M. Titos Martínez, “Las Cajas de Ahorros en la Historia de Andalucía”, en Papeles de Economía Española, 105-106 (2005), págs. 132-153.

 

Jesús Manuel González Beltrán

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