Ayuda

Urbano Barguilla y de Ripalda

Biografía

Barguilla y de Ripalda, Urbano de. Urbán de Bargas (o Vargas). Falces (Navarra), 31.V.1606 – Valencia, 8.X.1656. Maestro de capilla y compositor.

Su primera formación musical se debe al maestro de capilla de la catedral de Burgos, Luis Bernardo Jalón.

Posteriormente ejerció el cargo de maestro de la catedral de Huesca, donde permaneció entre el 29 de abril de 1627 y el 2 de agosto de 1629, habiéndose conservado varias obras de su etapa como máximo responsable musical; durante aquella época se le cita en calidad de licenciado: según Goñi, es posible que adquiriera dicho título en la Universidad de Huesca, opinión que rebate Ezquerro, pues, “según parece, era la primera vez que Vargas estaba en esta ciudad: sería más lógico pensar que se hubiera licenciado en Burgos, donde había estudiado durante un año con el maestro Jalón”.

De Huesca se trasladó a la catedral de Pamplona, donde el 1 de mayo de 1629 obtuvo el magisterio en sustitución de Mateo Calvete y allí permaneció hasta 1637. Durante su mandato pamplonés, su antiguo maestro, Luis Bernardo Jalón, intentó cobrar la deuda que Vargas había contraído con él con motivo de las clases recibidas en Burgos en 1626, iniciándose un pleito, aunque no se conoce su resultado. Pero no fue el único problema judicial en el que se vio envuelto Vargas, ya que en 1636 llegó a ser encarcelado por una cuestión relativa a los infantes de la catedral.

En 1637 se convirtió en el maestro de la colegiata de Santa María de Calatayud (Zaragoza), donde, según parece, fue maestro de capilla de la colegiata de Santa María con un breve período intermedio en Daroca (Zaragoza). Según Antonio Ezquerro, es posible que se trasladara a la catedral de El Burgo de Osma (Soria) como organista, pues con tal cargo se le cita en una misa de pastorela (“del maestro Vargas, organista de Osma”), obra que se conserva en la catedral de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), dato confirmado por Lothar Siemens cuando afirma que en 1691, ante la escasez de música en el archivo catedralicio de El Burgo de Osma, determinó el cabildo adquirir “copias de obras de los maestros españoles más afamados de aquel siglo”; así, el maestro de aquella catedral, Tomás Micieces, presentó el 7 de febrero de dicho año un memorial en el que citaba los compositores más afamados, citando a Torices, Francisco Sanz, Pedro de Ardanaz “y a los clásicos Capitán, Patiño, Vargas, Vicente García, Micieces y Galán”.

En 1645 se encuentra en el Pilar de Zaragoza en calidad de maestro de capilla. De su estancia en Zaragoza datan los textos de sus villancicos, impresos por el cabildo del Pilar, Ah de la fuerza ah del alcázar (1646), Quién es aquella gente (1647), Qué hay de nuevo (1648) y Luces van y reyes vienen (1650). Asimismo, en Zaragoza fue miembro del tribunal que otorgó la plaza de maestro de la Seo a Diego de Pontac (1 de septiembre de 1649). Lozano afirma que, durante su magisterio, el cabildo acordó “que se prohíba a los músicos encargarse de fiestas de fuera, los que estarán a disposición del maestro de capilla, quien procurará que los referidos músicos gocen de los emolumentos”.

Por otra parte, entre 1650 y 1653, Vargas colaboró con fray Manuel Correa durante los años en que éste asumió la dirección musical de la Seo, como puede observarse en el villancico de Navidad y Reyes Estrellita que luciente (1649), donde la entrada y coplas a tres voces son de Correa, y la responsión a once voces, de Vargas.

En 1651 opositó al puesto de maestro de capilla de la catedral de Burgos, resultando vencedor. Al respecto, Pedro Calahorra afirma que “estando en aquella catedral no dejó de relacionarse con Zaragoza”.

Siguiendo a Baltasar Saldoni, en Burgos sucedió a Bartolomé Yagüe y fue el antecesor de Francisco Samaniego.

Las actas de la catedral burgalesa informan de su renuncia en marzo de 1653 para regresar nuevamente a Zaragoza, donde podía obtener mejores emolumentos, lo cual vendría a constituir, en opinión de Ezquerra, una “muestra de la estima de los zaragozanos por su música, y de su reconocido prestigio”. Sin embargo, a los pocos meses (24 de octubre de 1653), fue nombrado maestro de la catedral metropolitana de Valencia, sucediendo a Diego de Pontac.

Su prestigio como compositor se expandió por toda la geografía nacional, como lo demuestra el hecho de ser citado como uno de los posibles aspirantes a ser nombrado maestro de la capilla de Málaga sin oposición.

El ministril Mateo Serrano informó al cabildo malacitano de que “tenía noticias muy relevantes de dos maestros, uno era Luis de Garay, que estaba en la iglesia de Granada, y el otro Urbán de Vargas, que residía en la de Valencia, aunque este último no sabía a ciencia cierta si era o no muy competente, porque no le había visto ni oído ejercer su ministerio, pues tan sólo tenía conocimiento por referencias [...] y que de otros maestros no tenía noticia”. Según Ezquerro, informado el cabildo valenciano de las referencias laudatorias sobre Vargas procedentes de Málaga, decidió conceder a su maestro un aumento salarial de 52 libras (6 de abril de 1655).

Falleció en Valencia y fue enterrado en la misma catedral donde sirvió como maestro. Entre los alumnos que se beneficiaron de las enseñanzas del maestro navarro, destaca Juan Bautista Cabanilles y posiblemente Luis Vicente Gargallo.

Respecto a su producción musical, investigadores como Mitjana y Araiz han querido adscribirle a la escuela valenciana pese a que sólo vivió en Valencia los tres últimos años de su vida. Para Antonio Ezquerro, sin embargo, habría que integrarle en el foco aragonés, “pues desarrolló su actividad en Huesca, Calatayud, Daroca y Zaragoza. Y es ésta el área en que mayor producción suya se conserva, existiendo obras además en Jaca, Alquézar y Barbastro. Asimismo, su movilidad entre los antiguos reinos de Navarra, Aragón, Castilla y Valencia hace que este tipo de agrupaciones de músicos por escuelas sean insostenibles”. En opinión de José Climent, “su obra constituye un jalón en el desarrollo del villancico valenciano. Después de Comes, la música vocal valenciana inició su decadencia; sus sucesores olvidaron el contrapunto imitativo y la riqueza armónica”. Por lo que se refiere a sus obras en castellano, Vicente Ripollés afirma que los villancicos de Comes, Vargas y A. T. Ortells conservados en Valencia crearon un modelo: introducción breve, estribillo bastante extenso y con muchas voces; coplas a solo, dúo o cuatro voces con un tema único, que invariablemente se repite y se aplica a las diversas estrofas del texto, y responsión por todo el coro.

Cuando Climent se refiere a la estructura del villancico de Comes, destaca de él su forma binaria (estribillo y coplas, o tonada y coplas), “aunque aparentemente tenga tres frases distintas”, estructura seguida por casi todos los maestros valencianos del siglo xvii, incluido Urbán de Vargas. Para Ripollés, en las composiciones de autores como Vargas y Rabassa, se trasluce a menudo el elemento popular, con sus ritmos y melodías característicos, siendo oportunos, naturales y acertados; sigue diciendo Ripollés que “hay que reconocer que [las coplas de Pradas] han perdido aquel ambiente de ingenuidad y sencillez populares propias de las tonadas de aquellos antiguos maestros [Comes y Vargas]”, y más adelante hace referencia a “la seriedad y buen gusto literarios y musicales iniciados por Comes, continuados por Urbán de Vargas”.

Su obra se divide en dos apartados claramente distintos: música en latín y música en romance. Dentro del primer apartado se incluyen dieciséis misas, salmos para el oficio de las horas, cánticos, motetes, lamentaciones, responsorios, antífonas y otras composiciones latinas. Ezquerro resalta el hecho de que “en una época en la que la policoralidad había logrado gran éxito, Vargas destaca como uno de los compositores españoles del s. xvii que llegaron a escribir a mayor número de voces. Dejó abundante música religiosa, principalmente villancicos polifónicos, la mayoría policorales, de hasta 16 voces en cinco coros, con bajo continuo de arpa, clavicordio, claviórgano u órgano, y algunos con acompañamiento instrumental (corneta, bajoncillos, bajón, chirimía, sacabuche, laúd...). Sus composiciones se conservan fundamentalmente en Valencia [...] y en Zaragoza [...]”.

 

Obras de ~: El más completo catálogo de su amplia obra musical se debe a A. Ezquerro, publicado en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. 10, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, págs. 742-744.

 

Bibl.: F. G. Vossius, Dissertationes tres de tribus symbolis apostolico, Athanasiano et Constantinopolitano, Ámsterdam, 1642-1662; M. Soriano Fuertes, Historia de la música española desde la venida de los fenicios hasta el año de 1850, vol. III, Madrid-Barcelona, 1855; H. Eslava, Museo orgánico español, Madrid, Martín Salazar, 1856; H. Eslava, Breve memoria histórica de la música religiosa en España, Madrid, 1860; H. Eslava, Lira Sacro Hispana, II (siglo xvii, vol. 1, serie 1.ª), Madrid, 1869; J. de Vasconcellos (ed.), Primeira parte do Index da livraria de musica do muyto alto e poderoso rey dom Joao o IV nosso senhor, porto, 1874-1876; F. Pedrell, Hispaniae schola musica sacra, Barcelona, 1894; A. Lozano González, La música popular, religiosa y dramática en Zaragoza desde el siglo xvi hasta nuestros días, Zaragoza, Julián Sanz y Navarro, 1895; R. Eitner, Biographisch-bibliographisches Quellen Lexikon, Leipzig, 1900; F. Pedrell, Catalech de la Biblioteca Musical de la Diputació de Barcelona, Barcelona, 1908-1909; J. Stiglmayr, “Athanase (Le prétendu Symbole d’)”, en Dictionnaire d’histoire et de géographie eclesiastiques, vol. IV, Paris, 1930; V. Ripollés, El villancico i la cantata del segle xviii a Valencia, Barcelona, 1935; R. Borobia, Archivo musical de la Santísima Virgen del Pilar, Zaragoza, 1940; H. Anglés, La música española desde la Edad Media hasta nuestros días, Barcelona, 1941; A. Araiz, Historia de la música religiosa en España, Barcelona, Labor, 1942; M. Querol Gavaldá, Música barroca española. Romances y letras a tres voces (siglo xvii), Barcelona, 1956; A. Durán Gudiol, “Los maestros de capilla de la catedral de Huesca”, en Argensola, Huesca (1959); S. Rubio (ed.), “¡Oh qué buen pastor!, villancico a 4 voces, de Urbán de Vargas”, en Tesoro Sacro Musical (1963); A. Durán Gudiol, “La capilla de música de la catedral de Huesca”, en Anuario Musical, XIX (1964); A. Durán Gudiol, “Órganos, organeros y organistas de la catedral de Huesca”, en Argensola (1965); A. Llordén, “Notas históricas de los maestros de capilla en la catedral de Málaga (1641-1799)”, en Anuario Musical, XX (1965); J. Climent Barber, “La música en Valencia durante el siglo xvii”, en Anuario Musical, XXI (1966), págs. 211-241; L. Siemens Hernández, “La Seo de Zaragoza, destacada escuela de órgano en el siglo xvii (parte 1)”, en Anuario Musical, XXI (1966); P. Calahorra Martínez, “Pablo Bruna, el ciego de Daroca”, en Anuario Musical, XXII (1967); L. Hernández Ascunce, “Música y músicos de la catedral de Pamplona”, en Anuario Musical, XXII (1967); M. de Sampaio Ribeiro (ed.), Livraria de música de El Rei D. Joao IV. Estudio musical, histórico e bibliográfico, Lisboa, 1967; L. Hernández Ascunce, “Música y músicos de la catedral de Pamplona. II. Documentos inéditos”, en Anuario Musical, 1968; L. Siemens Hernández, “La Seo de Zaragoza, destacada escuela de órgano en el siglo xvii (parte II)”, en Anuario Musical, XXIII (1968); M. Querol Gavaldá, Música barroca española. I. Polifonía profana (Cancioneros españoles del siglo xvii), Barcelona, 1970; J. Climent Barber, “Bargas, Urbano de”, en Gran enciclopedia de la región valenciana, vol. II, Valencia, 1973; “Música”, en Gran enciclopedia de la región valenciana, vol. VII, Valencia, 1973; J. Climent Barber, “El villancico de José Pradas (1689-1757)”, en Tesoro Sacro Musical (1975), págs. 72-73; L. Siemens Hernández, “El maestro de capilla palentino Tomás Micieces I (1624-1667): su vida, su obra y sus discípulos”, en Anuario Musical, XXX (1975), págs. 67-96; R. Stevenson, Portugalia Musica. Autores varios. Villancicos portugueses, Lisboa, Fundação Calouste Gulbenkian, 1976; P. Calahorra Martínez, “La escuela polifónica zaragozana y aragonesa en los siglos xvi y xvii”, en Estudios de Musicología Aragonesa, Zaragoza, 1977; J. V. González Valle, “Tradición y progreso en los maestros de música de las catedrales de Zaragoza durante el siglo xviii”, en Estudios de Musicología Aragonesa, Zaragoza, 1977; Ch. Le Bordays, La Musique espagnole, París, 1977; P. Calahorra Martínez, Música en Zaragoza (siglos xvi-xvii) 2. Polifonistas y ministriles, Zaragoza, 1978; P. Calahorra Martínez, “Dos inventarios de los siglos xvi y xvii en la colegial de Daroca y dos pequeñas crónicas darocenses”, en Revista de Musicología, III, 1-2 (1980), págs. 57-58; J. Climent Barber, “La capilla de música de la catedral de Valencia”, en Anuario Musical, 1982; M. Querol Gavaldá, Música barroca española. Polifonía policoral litúrgica, Barcelona, 1982; A. Sagaseta Ariztegui, “El polifonista Michael Navarrus (ca. 1563-1627)”, en Música en la catedral de Pamplona, vol. 1, Pamplona, 1983; C. Zudaire, “Urbán de Bargas. Nuevas aportaciones biográficas”, en Revista de Musicología, VII, 1 (1984); L. A. González Marín, Música en las catedrales aragonesas en el siglo xvii: la composición de lamentaciones, tesis de licenciatura, Universidad de Zaragoza, 1986; J. V. González Valle, J. L. Gimeno y M. A. Cosculluela, “Regesta de noticias referentes a la música en las AC del Pilar de Zaragoza (1656-1676)”, en Aragonia Sacra, 1 (1986); J. Goñi Gaztambide, “La capilla musical de la catedral de Pamplona en el siglo xvii”, en Música en la catedral de Pamplona, vol. V, Pamplona, 1986; A. San Vicente, La imprenta musical en Zaragoza desde la Edad Media hasta nuestros días, Zaragoza, 1986; J. A. Arana Martija, Música vasca, Bilbao, 1987; J. V. González Valle, J. L. Gimeno y M. A. Cosculluela, “Regesta de noticias referentes a la música en las AC de la Seo de Zaragoza (1645-1675)”, en Aragonia Sacra, III (1988); L. A. González Marín, “Aportación al conocimiento de la terminología musical española en el siglo xvii: el madrigal considerado como composición para instrumentos”, en Nassarre, V, 2 (1989); M. C. Catalán Algás, M. A. Pascual Cebrián y M. J. Ruber Capilla, Libros de acuerdos y resoluciones del Cabildo de la colegiata de Daroca (Zaragoza) (1529-1852), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1990; A. Ezquerro, El músico aragonés Diego de Pontac (1603-I654), maestro de capilla de la Seo de Zaragoza (Obra polifónica conservada en el Archivo de Música de las Catedrales de Zaragoza), Zaragoza, 1991; A. Ezquerro y L. A. González Marín, “Catálogo del fondo documental del siglo xvii del archivo musical de las catedrales de Zaragoza (Zac.)”, en Anuario Musical, XLVI (1991), págs. 127-171; A. Ezquerro, “El músico aragonés Diego de Pontac (1603- 1654) maestro de capilla de la Seo de Zaragoza”, en Nassarre, VII, 1 (1992); A. Ezquerro, La música vocal en Aragón en el segundo tercio del siglo xvii. Tipologías, técnicas de composición, estilo y relación música-texto en las composiciones de las catedrales de Zaragoza, tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona, 1997; A. Ezquerro, “Vargas, Urbán de”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. 10, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2002.

 

Paulino Capdepón Verdú

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía