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Matías Durango de los Arcos

Biografía

Durango de los Arcos, Matías. ¿Falces? (Navarra), p. m. s. XVII – Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), 11.XI.1698. Tenor, arpista y maestro de capilla.

Parece que era natural de Falces, puesto que hay otros músicos contemporáneos con el apellido Durango procedentes de esa localidad: la colegiata de Vitoria en 1655 admite como contralto a Pedro Durango, “natural de Falces”, y Juan Durango (1632-1696), maestro de capilla de El Escorial, también era de Falces.

Matías Durango fue mozo de coro de la catedral de León, donde era maestro de capilla Tomás Micieces el mayor. Al marcharse éste en octubre de 1650 a ocupar el magisterio de capilla de la catedral de Toledo, dos de sus discípulos, Matías Durango y Miguel de Irízar, piden al cabildo de la catedral de León permiso para irse con su maestro a Toledo.

Por 1660 estaba en Logroño (La Rioja). Esto se sabe gracias a las oposiciones que en 1660 realizó para el magisterio de capilla de la catedral de Lérida, en cuyas actas figura como “magíster cantus civitatis de Logronyo regni Castella”. El examinador de las oposiciones, Felipe Perelló, maestro de capilla de la catedral de Tarragona, informó que “no lo juzgaba idóneo y hábil para obtener el magisterio”. En 1666 se sabe que era maestro de capilla de la iglesia de Palacio de Logroño, puesto que como a tal se refiere la partida de bautismo de su hija María Clara que se encuentra en esta misma iglesia. Este documento informa también de que sus padres eran Andrés de Durango e Isabel de los Arcos, y que su mujer se llamaba María de León Asensio.

El 3 de septiembre de 1678 entró como maestro de capilla al servicio de la colegiata de La Redonda de Logroño. En noviembre 1684 el cabildo de la catedral de El Burgo de Osma (Soria) recibió una carta suya pidiendo ser oído como aspirante al cargo de maestro de capilla de esa catedral, y ofreciendo también “hacer la fiesta de Navidad” de ese año. Sin embargo, Durango siguió en su puesto de La Redonda hasta 1686. El 27 de agosto de ese año fue admitido por la catedral de Palencia como “músico arpista y voz de tenor”. El 27 de febrero de 1687 escribió un memorial en que pide al cabildo le conceda “echar el compás” en el canto de órgano cuando faltase el maestro de capilla, pues había ejercido el oficio de maestro de capilla “por más de 28 años” en diferentes iglesias. El cabildo se lo denegó, pues la costumbre era que esto lo hiciera el racionero más antiguo. También pidió una ayuda de costa por tocar el arpa, algo que rechazó el cabildo pues por esa ocupación se le había admitido, aunque unos días más tarde se le concedió un aumento de salario precisamente por tocar el arpa. El 17 de octubre de 1687 escribió a la catedral de Mondoñedo (Lugo) una carta solicitando se le admitiese como opositor al puesto de maestro de capilla, pero más tarde se excusó de ir a la oposición “por la larga distancia”. Debió de marcharse de la catedral de Palencia entre octubre y noviembre de 1687, ya que se sabe que en septiembre aún seguía en su puesto, y ya el 28 de noviembre de 1687 el cabildo de la catedral de Palencia trató de encontrar nuevo arpista por la ausencia de Durango. Posiblemente se marchó para ocupar el puesto de maestro de capilla de la colegiata de Falces donde estuvo hasta 1695, año en que pasó a ocupar el mismo puesto en la catedral de Santo Domingo de la Calzada.

Ya en 1688 había intentado obtener el magisterio de capilla de esta catedral, al marcharse Francisco García de Córdoba. El cabildo trató el 27 de febrero de encontrar un nuevo maestro de capilla, e informó de un candidato “que dice es sacerdote y se llama Fulano Durango”. Según esto, debía haber enviudado y haberse ordenado luego sacerdote. El cabildo eligió a otro candidato, Mateo de Prado Casanova. Éste fue expulsado “por unos excesos cometidos en el coro” el día 24 de diciembre de 1694. Aunque en principio se acordó poner edictos para la provisión de la plaza, más tarde se suspendieron los edictos para ahorrar gastos. El contralto Juan Antonio Manrique había escrito a Matías Durango sobre el puesto vacante, y éste le contestó pidiendo la plaza, el cabildo aguardó la respuesta hasta obtener informes sobre la “ciencia, habilidad y suficiencia” del candidato. Los informes debieron se buenos, pues el 7 de marzo de 1695 tomó posesión del cargo de maestro de capilla. En noviembre de 1696 el cabildo le reprende por no cumplir su obligación de dar lección a los tiples en el claustro por la mañana y tarde, y en noviembre de 1697 se le vuelve a reprender por lo mismo. Murió el 11 de noviembre de 1698 y se le enterró el 14 gratuitamente, por ser “sacerdote pobre”.

 

Obras de ~: En el archivo procedente de la colegiata de La Redonda se conservan dos motetes suyos; la mayoría de su obra se conserva en el archivo de la catedral de Santo Domingo de la Calzada: 8 salmos, 1 magníficat, 3 secuencias, 8 himnos, 9 de varia en latín, 35 villancicos de Navidad, 20 villancicos al Santísimo, 7 villancicos a Santo Domingo de la Calzada, 7 villancicos varios. Se conservan más obras en otros archivos, como en el de El Escorial (Madrid) y el de Bogotá (Colombia).

 

Bibl.: R. Stevenson, “The Bogotá Music Archive”, en Journal of the American Musicological Society, vol. 15, n.º 3 (1962), pág. 300 (trad. esp. de A. Pardo Tovar, Cali, Instituto Popular de Cultura de Cali, 1964); L. Siemens Hernández, “El maestro de capilla palentino Tomás Micieces (1624-1667): su vida, su obra y sus discípulos”, en Anuario de musicología, XXX (1975), págs. 67-96; J. Mujal Elías, Lérida, Historia de la música, Lérida, Milagro Ediciones, 1975; J. I. Perdomo Escobar, El archivo musical de la catedral de Bogotá, Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, 1976; S. Rubio, Catálogo del archivo de música del monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, Cuenca, 1976; J. López- Calo, La música en la catedral de Palencia, Palencia, Diputación Provincial, 1981; La música en la catedral de Santo Domingo de La Calzada, Logroño, Gobierno de La Rioja, 1988; J. López-Calo, “Matías Durango”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. 4, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, págs. 571-572; M. Sáez de Ocáriz y Ruiz de Azúa, La música en los archivos de la catedral de Santo Domingo de La Calzada, siglos XVI al XIX, Logroño, Fundación Fermín Gurbindo, 2001.

 

Raúl Angulo Díaz

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