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Alonso Arévalo Briceño y Arias de Córdoba

Biografía

Arévalo Briceño y Arias de Córdoba, Alonso. Santiago de Chile, 1587 – Trujillo (Venezuela), 16.XI.1668. Franciscano (OFM), filósofo, obispo de Nicaragua y de Venezuela.

Hijo del capitán Alonso Briceño de Arévalo, nacido en Guadalajara, y de Jerónima Arias de Córdoba, criolla santiaguera. Trasladados sus padres a Lima, Alonso realizó allí todos sus estudios y tomó el hábito franciscano el 30 de enero de 1605, haciendo su profesión en febrero del año siguiente y dedicándose al régimen de su Orden como guardián de los conventos de Lima y Cajamarca, en este último consiguió reunir hasta seis mil indios en la iglesia conventual. Fue definidor de la provincia. También vicario provincial en Jauja. Y visitador de la provincia de Charcas y Chile.

Estando en Charcas en el convento capitalino de San Francisco, escribió con fecha 18 de febrero de 1629 al obispo Bernardino de Cárdenas, expresándole sus deseos de ir personalmente a los centros indios ocultos en las quebradas, por “acudir, cuanto es de mi parte, al remedio de tan gran daño y al instituto de N. P.

San Francisco, que no es servir para sí solo, sino para provecho de las almas, y también por la obligación que nos corre de acudir en esta materia al descargo de la conciencia de S. M.”.

Al término de su carrera eclesiástica opositó a una cátedra de Filosofía, que obtuvo en Santiago de Chile y que también detentó en Caracas; años después fue profesor en las universidades de París, Roma y Salamanca, consagrando quince años de su vida a la docencia y a la composición de su obra, lo que le supuso recibir el sobrenombre de segundo Escoto. A este respecto escribe el cronista Buenaventura de Salinas y Córdova, que “Fr. Antonio (sic) Briceño [...], criollo de Chile [...], que a los diez ocho años de edad, quando sin presidente sustentó la Teología, por su agudeza le llamaron el Escoto, y es conocido por tal [...]”.

Viajó a Madrid a principios de 1637 con el encargo de gestionar la canonización de san Francisco Solano.

Siguió viaje a Roma, donde en 1639 para asistir como representante del Perú en el Capítulo General de la Orden, permaneciendo tres años en la ciudad durante el pontificado de Urbano VIII y teniendo ocasión de defender sus planteamientos escolástico-escotistas en una disputa dedicada al cardenal Albornoz. Regresó a España tras ser nombrado calificador del Santo Oficio.

El general de su Orden franciscana también le nombró juez de apelaciones de las provincias de España, a título honorífico, y sin que ello supusiese doble tiempo de docencia.

Durante su estancia en Madrid aprovechó para publicar y dar a conocer los dos volúmenes de su obra Prima pars celebriorum controversiarum in Primum Sententiarum Ioannis Scoto (1638-1642). Un tercer volumen de la misma con el título de De voluntate et potentia Dei, de praedestinatione et Trinitate, complectens caeteras controversias ad Primum Sententiarum attinentes, no llegó a la imprenta. También cabe la posibilidad de otras obras inéditas, según el inventario realizado el 23 de marzo de 1831 en la Biblioteca del Convento Franciscano de Trujillo, los dos volúmenes titulados Sententiarum Scoti, y que en la misma habrían estado los manuscritos Brizeño in Scotum y Brizeño in Sententiis, finalmente perdidos.

Igualmente una se cita una Apologia de vita et doctrina Iohannis Dunsii Scoti. Y entre los papeles del obispo Briceño se encontró una carta del jurista Juan de Solórzano Pereira, solicitándole colaboración para anotar y corregir su Política Indiana, sin que se conserven tales observaciones de haber sido escritas.

Tras levantarse un informe sobre su vida y cualidades, el rey Felipe IV le presentó para el obispado de Nicaragua, sede vacante, iniciándose el proceso de su nombramiento con su presentación al papa Urbano VIII el 28 de julio de 1644. La sede de Nicaragua dependía en lo civil de la Audiencia de Lima, era sufragánea de la Arquidiócesis de Lima y comprendía también a Costa Rica. Fue preconizado el 12 de noviembre de 1645 y consagrado en Panamá, tomando posesión de su primera mitra en 1646. Gobernó su obispado hasta el 15 de septiembre de 1659, cuando el papa Inocencio X lo trasladó a la sede de Venezuela.

En 1659 Briceño tomó posesión de su nueva sede por poder, actuando en Caracas en su nombre fray Luis Ponce de León Barreto, cuando su antecesor Mauro Tovar había embarcado en La Guaira. El nuevo obispo había interrumpido su viaje en Cartago, en Costa Rica, hasta llegar finalmente a Venezuela por Maracaibo, y toma posesión de la sede en Trujillo con fecha 14 de julio de 1661, donde realizó su labor hasta su muerte en 1668, sin haber viajado nunca a Caracas. Briceño convirtió a Trujillo en cabeza de su nueva diócesis, de manera similar a como había actuado en su anterior destino en Nicaragua, donde en lugar de residir en León lo hizo en Granada.

La obra de Briceño sobre Scoto imprime a su doctrina sobre la necesidad un cierto sentido existencialista y da un paso adelante al fundamentar, a la manera de san Agustín, ese principio en la experiencia interna del hombre. Pone en marcha el método metafísico denominado de la experiencia interna, para abordar con él los problemas filosóficos clásicos. Y se apoya en el voluntarismo para separar de manera radical la filosofía de la teología. Como representante del escotismo, su doctrina filosófica asumió en el Nuevo Mundo un tono distinto al de Europa, polemizando en dos frentes, el tomismo, representado por los dominicos, y la doctrina suareciana, mantenida por los jesuitas.

El obispo filósofo murió en Trujillo el 16 de noviembre de 1668, como consta en el Acta Capitular de 2 de diciembre de 1668, como resultado de unas fiebres “posiblemente contraídas mientras se ejercitaba con la montería en los llanos de Monay, a lo que era adicto, o bien por atravesar lugares malsanos en la visita pastoral”, sin que se vieran aliviado por la medicación aplicada por su médico, “zumo de mastuerzo; palominos abiertos sobre el vientre; piedra bezoar en vaso de plata dorada, traída especialmente del convento mercedario de Santa Fe, del Nuevo Reino de Granada; plantillas de piel de gato y hasta el auxilio milagroso de un dedo de san Francisco Solano, en pectoral puesto sobre el ilustre enfermo, amen de otras especialidades de la época”.

 

Obras de ~: Prima pars Celebriorum Controversiarum in Primum Sententiarum Ioannis Scoti Doctoris Subtilis, Theologorum facile Principis. Excitatis saepe e re Theologica Metaphysicis dissertationibus, ex quibus adeo absoluta Metaphysices exaratio conflatur, ut vice perpetui commentarii apud Scotistarum scholam, haberi queat: cum proprio Indice Metaphysico. Authore Patre F. Ildephonso Brizeño Chilensi, apud Limanos Primario Sacrae Theologiae Professore bis iubilato et Peruani Regni Oratore ad Sanctissimum Dominum nostrum Romanum Pontificem, in causa Canonizationis Venerabilis servi Dei F. Francisci Dolani Peruanorum Apostoli, Matriti, ex Typographia Regia, 1638 (Matriti, apud Antonium Bellorum, Anno 1642).

 

Bibl.: N. E. Navarro, Anales eclesiásticos venezolanos, Caracas, Tipografía Americana, 1929; J. García Bacca, Alfonso Briceño. Disputaciones Metafísicas, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1955; B. de Salinas y Córdova, Memorial de las historias del nuevo mundo, Perú, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1957; G. González Dávila, Teatro Eclesiástico de la Primitiva Iglesia de la Nueva España en las Indias Occidentales, Madrid, Porrúa, 1959; A. de Egaña, Historia de la Iglesia en la América española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo xix. Hemisferio sur, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1966; R. Urdaneta, Alonso Briceño, primer filósofo de América, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Facultad de Humanidades y Educación, Instituto de Investigaciones Históricas, 1973; A. M.ª Rodríguez Cruz, Historia de las universidades hispanoamericanas. Período hispánico, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1973; O. C. Stoetzer, “Fray Alonso Briceño, el teólogo primero que de las Indias surgió”, en Cuadernos salmantinos de filosofía, 12 (1985), págs. 231-252; F. J. Casado Arboniés, M. Casado Arboniés y E. Gil Blanco, Diccionario de Universitarios en la Administración Americana: Arzobispos y Obispos de Nueva España, 1517-1700, Guadalajara, Diputación Provincial de Guadalajara, 1989; I. Manzano, “Alonso Briceño (1587-1668) franciscano, pensador, obispo”, en Archivum Franciscanum Historicum, 1-4 (1992), págs. 333-366; B. Bruni Celli, Venezuela Cinco Siglos de Imprenta, Caracas, Academia Nacional de la Historia, Fundación Polar, 1998; R. Urdaneta, “Briceño, Alonso”, en VV. AA., Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, Fundación Polar, 2000, págs. 445-446; A. Muñoz García, “Alonso Briceño, filósofo de Venezuela y América”, en Patio de Letras, 1 (2004), págs. 115-130; G. Cacciatore, “La escolástica española y la génesis de la filosofía latinoamericana. Alonso Briceño: metafísica e individualidad”, en Límite. Revista de Filosofía y Psicología, 14 (2006), págs. 5-24.

 

Manuel Casado Arboniés

 

 

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