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Gonzalo Fernández de Córdoba Rótulo y Carrillo

Biografía

Fernández de Córdoba Rótulo y Carrillo, Gonzalo. Jaén, 29.VI.1627 – Madrid, 27.VII.1702. Caballero de Alcántara, consejero de Órdenes, consejero de Castilla, presidente de la Casa de la Contratación, gobernador del Consejo de Hacienda.

Hijo de Íñigo Fernández de Córdoba y Mendoza, nacido en Jaén en 1596 y muerto allí mismo en 1664, I conde de Torralba, I vizconde de las Torres y señor de Torrequebradilla y de Torralba, Santo Domingo y del Cañaveral, caballero de la Orden de Alcántara en 1624, corregidor de Granada en 1634, corregidor de Toledo en 1641, caballerizo mayor de don Juan de Austria y caballerizo mayor de la reina en 1649, y de Blanca Mejía (o Messía) de Guzmán, nacida en Jaén y muerta allí mismo en 1634.

A los doce años de su edad, y poco antes de que su padre fuera nombrado corregidor de la ciudad de Toledo, comenzó sus estudios de cánones, precisamente en la Universidad de Toledo. En ella ganó seis cursos de cánones, dos en lecciones de Decreto y los cuatro restantes en lecciones de Decretales, los que había comenzado por San Lucas de 1640 y concluido a fin de abril de 1644. Pasó, entonces, a la Universidad de Salamanca, en la que se matriculó, entre los “Nobles y generosos”, de su quinto año de cánones el 26 de octubre de 1644 y, una vez acabado y para el efecto de graduarse de bachiller en cánones, probó su último curso, oído en lecciones de Sexto, el 22 de abril de 1645. Por este tiempo sostuvo un acto de academias, presidido por don Antonio Feloaga y Ozcoidi, dedicado a una explicación sinóptica de la materia de las transacciones y sus clases, impreso en Salamanca en ese mismo año de 1645, y por el que lo incluían entre los escritores el marqués de Alventos y Rezábal y Ugarte.

Después de tres años de graduado de bachiller, fue recibido el 13 de abril de 1648 por colegial del Colegio Mayor de Cuenca de la Universidad de Salamanca, del que fue rector en el curso de 1649 en 1650. Dedicado, desde su colegio, a la carrera de las cátedras, leyó una de las cursatorias de Decretales en el curso de 1654 en 1655, pasó a una de Clementinas en este último año y la leyó hasta 1657, cuando obtuvo la de Vísperas de Cánones, de la que tomó posesión el 14 de junio de 1657.

Dejó su colegio y la lectura de su cátedra cuando se le hizo merced de una plaza de juez de la Audiencia de los Grados de Sevilla, en la vacante por muerte del licenciado don Pedro de Villafañe, y se le expidió su título en Madrid el 4 de noviembre de 1657. Dos años más tarde se le concedió una plaza supernumeraria de oidor de la Audiencia y Chancillería Real de Valladolid, de la que se le despachó título el 19 de octubre de 1659 y de la que tomó la posesión el 6 de abril del año siguiente.

Servía en Valladolid cuando, en 1661, su padre le cedió su señorío almeriense y, así, fue el XI señor de Somontín y Fines, y tres años más tarde se le hizo merced de un hábito de la Orden de Alcántara.

Fue promovido a una plaza supernumeraria de oidor del Consejo Real de las Órdenes, se le despachó su título el 27 de noviembre de 1664, y prestó juramento y tomó la posesión el 10 de diciembre siguiente. Al cabo de siete años, sobre consulta de la Cámara de Castilla de 5 de enero de 1671, se le concedió una plaza supernumeraria del Consejo Real de Castilla, se le expidió su título en Madrid diez días más tarde y tomó la posesión el 16 de enero de ese mismo año.

A los pocos meses de su entrada en el Consejo Real de Castilla, fue nombrado presidente de la Casa de la Contratación, por el término de tres años y en lugar de Mosén Rubí de Bracamonte, empleo del que se le dio título en Madrid el 27 de noviembre de 1671 y del que prestó juramento y tomó la posesión el 23 de diciembre siguiente. Mientras servía este oficio influyó para que su hermano Antonio Fernández de Córdoba (Jaén, 1629-Panamá, 1673) fuera designado gobernador de Panamá, quien posteriormente, y en atención a sus méritos, fue favorecido el 31 de enero de 1674 con una encomienda en Quito. Aquel año, y en reconocimiento a los servicios de su hermano, pidió con éxito una merced para su sobrino, José Francisco Fernández de Córdoba y Grimau (Jaén, 1668-Olías del Rey, 1738), III conde de Torralba y III vizconde de las Torres, para que con “otros cinco hermanos huérfanos, se puedan criar y educar como requiere su calidad y tengan presente este ejemplo e ymitacion”.

Permaneció en Sevilla hasta que, por real decreto de 1 de abril de 1677, fue nombrado presidente del Consejo de Hacienda, en lugar de don Lope de los Ríos y Guzmán, que servía como su gobernador, se le expidió su título por real cédula de 4 de abril de 1677, y prestó juramento y tomó la posesión en el día siguiente. Sirvió este oficio corto tiempo, porque, después de que hubiera representado “que su falta de salud no le permite atender a la incesante aplicación que pide la presidencia de Hacienda” y suplicado que se le exonerase de aquel puesto, por real decreto de 20 de junio de 1677, se accedió a su instancia y se acordó que volviera al ejercicio de la plaza del Consejo con la misma antigüedad que tenía, y que asistiera a él “los días que pudiere”, y se nombró al II conde de Humanes para que le sucediera en la presidencia de Hacienda. Volvió, así, al servicio de su plaza en el Consejo de Castilla el 1 de julio de aquel año de 1677, y al cabo de tres años fue nombrado sumiller de cortina de don Carlos II.

En los años siguientes se dedicó a restaurar su señorío almeriense de Somontín y Fines, en donde en 1689 reedificó las iglesias parroquiales de ambas localidades. El 22 de junio de 1691 renunció a su señorío en favor de su sobrino Gonzalo Pedro Fernández de Córdoba y Grimau. Este último murió inesperadamente en 1692, revertiéndole nuevamente el estado, que en 1693 entregó a su sobrino Francisco Álvaro Fernández de Córdoba y Grimau.

Sus muchos años no fueron estorbo para que don Antonio de Benavides y Bazán, patriarca de las Indias y comisario general de Cruzada, subdelegara, durante su enfermedad, en Fernández de Córdoba su oficio de comisario general el 5 de febrero de 1691 y el 12 de febrero siguiente extendió la subdelegación para el caso de su muerte. Así, tras la muerte de Benavides y Bazán, el monarca mandó a Fernández de Córdoba el 2 de marzo de 1691 que aceptara esta subdelegación. Algo más de tres meses después, el 20 de julio de 1691, el papa Inocencio XII expidió el breve que lo nombraba comisario general de Cruzada en propiedad y, en su consecuencia, el monarca le despachó título de tal el 20 de agosto de 1691.

Fernández de Córdoba se mantuvo en el ejercicio de su plaza de comisario general de Cruzada hasta el 28 de noviembre de 1699, día en que hizo subdelegación de ella en don Sebastián de Cotes y Lacárcel. A primeros de marzo de 1701: “Aviendo tenido por bien su Magestad que el señor Don Gonçalo Fernandez de Cordova se apartasse del exercicio de la Comissaria General de Cruzada, con retencion de todos sus emolumentos de este empleo, ha mandado que el Señor Don Sebastian de Cotes, del Consejo, y Camara de Castilla, que se halla subdelegado, entre desde luego a exercer este cargo”. De este modo, Fernández de Córdoba pasó sus últimos días en la villa y corte, retirado de la Comisaría general de Cruzada y sólo con su oficio de consejero del Real de Castilla, aunque su crecida edad casi no le permitía asistir al acuerdo.

 

Obras de ~ Transactionum synopsis in classes tributa, explanationibus lucidata, academica concertatione solemnis, victoriali puluere illustris. Propugnat D. Gundisalvus Fernandez de Cordova, et Mendoza. Praesidet D. Antonius de Feloaga, et Ozcoidi […] In litterario theatro magno salmantino, die martii, hora III, post meridiem, anno M.D.XXXXV, Salmanticae, apud Roales, Typographum Universitatis, [1645].

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (AGI), Contratación, 5785, l. 2, fols. 298r-299v; Archivo General de Simancas (AGS), Comisaría General de Cruzada, leg. 299; Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos, lib. 728, fol. 316r-317r, 391r-391v y lib. 729, fol. 469r; AHN, Estado, leg. 6379 (2), n 90 y leg. 6.401-1, n. 29; AHN, Órdenes Militares, Alcántara, exps. 514 y 515; AHN, Órdenes Militares, Expedientillos, exp. 13360; Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM), Prot. 14.350, fol. 412r-413r y Prot. 19.178, fol. 381r-388r; Archivo de la Universidad de Salamanca (AUSA), libro 351, fol. 2r; libro 352, fol. 2r; libro 362, fol. 12r; libro 648, fol. 58v; libro 650, fol. 10v; Biblioteca Nacional de España (BNE), Ms. 2.024, fol. 33v, 69r, 69v; Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Colección Luis de Salazar y Castro, mss. 9/294, fol. 167r y 9/306, fol. 55r.

F. X. de Garma y Durán, Theatro universal de España, descripcion Eclesiastica, y Secular de todos sus Reynos, y Provincias, en General, y particular. Que continua, y consagra al Rey N. S. Don Fernando VI el Justo, IV, Barcelona, en la Imprenta de Mauro Martì, 1751, fol. 507; J. Roxas y Contreras, Historia del Colegio de S. Bartholomé... Segunda parte. Tomo I. Que contiene las vidas de los cinco eminentísimos y excelentísimos fundadores de los Insignes Colegios Mayores [...] y un catálogo de los excelentes varones que han vestido sus becas. A que siguen las entradas de los que desde el año de 1640 hasta el de 1768 han sido elegidos en el Mayor de San Bartholomé, vol. I, Madrid, 1768, fols. 108, 109, 113, 129; Gaceta de Madrid, 8 de marzo de 1701, nº 10, pág. 39; Gaceta de Madrid, 1 de agosto de 1702, nº 31, pág. 122; J. de Rezábal y Ugarte, Biblioteca de los escritores que han sido individuos de los seis Colegios Mayores, Madrid, Imprenta de Sancha, 1805, pág. 91; E. Esperabé Arteaga, Historia pragmática e interna de la Universidad de Salamanca, II, La Universidad de Salamanca. Maestros y alumnos más distinguidos, Salamanca, Imp. y Lib. de Francisco Núñez Izquierdo, 1917, págs. 517, 563; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias. Su historia, organización y labor administrativa hasta la terminación de la Casa de Austria, vol. I, Sevilla, Universidad, 1935, pág. 378; J. Fayard, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, Siglo XII Editores, 1982, págs. 126, 211 y 510; J. Fayard, Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621-1788). Informes biográficos, Madrid, Hidalguía, 1982, págs. 59-60; C. Domínguez Rodríguez, Los Oidores de las Salas de lo Civil de la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1997, pág. 73; J. M.ª Francisco Olmos, Los miembros del Consejo de Hacienda en el siglo XVII, Madrid, Castellum, 1999, págs. 51, 84 y 116; R. Gómez-Rivero, “Consejeros de Órdenes. Procedimiento de designación (1598-1700)”, en Hispania, LXIII-2, nr. 214 (2003), pág. 737; J. M. de Mayoralgo y J. M. de Lodo, “Necrologio nobiliario madrileño del siglo XVIII (1701-1808)”, en Hidalguía, 326 (2008), págs. 73-74; V. Sánchez Ramos. “Los Fernández de Córdoba, señores de Fines y Somontín (Almería)”, en F. Toro Ceballos (ed.). Los Fernández de Córdoba. Nobleza, Hegemonía y Fama. Segundo Congreso: Homenaje a Miguel Ángel Ladero Quesada, Alcalá la Real, Ayuntamiento, 2021, págs. 759-774.

 

Javier Barrientos Grandon y Valeriano Sánchez Ramos

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