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García Laso de la Vega

Biografía

Laso de la Vega, García. Señor de los Arcos, Batres y Cuerva. Badajoz, c. 1455 – Burgos, 8.IX.1512. Embajador de los Reyes Católicos, comendador mayor de León y padre del poeta.

Hijo de Pedro Suárez de Figueroa y de Blanca de Sotomayor, señores de los Arcos (Badajoz), tomó el apellido de su abuela paterna, Elvira Laso de la Vega, hija del almirante Diego Hurtado de Mendoza, y heredó el señorío de los Arcos en 1506 tras la muerte de su hermano Lorenzo Suárez de Figueroa. Su ilustre linaje posibilitó que se educase en la Corte de Enrique IV, donde entró al servicio de la reina Juana.

Fallecido el Monarca, luchó en la guerra de sucesión junto a los Reyes Católicos, y entre 1481 y 1488 permaneció a su lado como continuo. Participó en el cerco de Vélez-Málaga, considerada la llave de Andalucía.

Intervino en el ataque para la rendición de la fortaleza de Gibralfaro y en el final del duro cerco de Málaga en 1487. Se hallaba presente en la batalla por la conquista de Granada y, después del triunfo, marchó a Gibraltar, donde prestó un valioso servicio a la Corona.

El 1 de marzo de 1494 marchó a Roma como embajador ante la Corte de Alejandro VI, en la que permaneció hasta el 1 de julio de 1499. Su misión ante el Papa valenciano no estuvo exenta de problemas, entre los cuales se contó el hecho de que, recién nombrado Cisneros arzobispo de Toledo, cuando quiso imponer vida regular a los poderosos canónigos de la catedral, éstos enviaron un mensajero a Roma para impedir su propósito, que obedecía a la línea de reforma religiosa impulsada por los Reyes, y Garcilaso se vio obligado a intervenir acudiendo al puerto de Ostia para alcanzar al delegado capitular y obligarle a embarcar de regreso a la Península.

La relación de Alejandro VI con los soberanos españoles atravesaba momentos de gran tensión, pese a haberles concedido en 1496 el título de Reyes Católicos, y Garcilaso no se libró de las dificultades de su cargo. Leyó al Pontífice una carta de los Monarcas en la que le recriminaban su conducta tanto moral como eclesiástica, y el Papa, enfurecido, pretendió arrebatársela y romperla en una escena tempestuosa.

En cambio, el embajador alcanzó otros acuerdos que fueron del agrado papal. Por ello, cuando el hábil diplomático volvió a España, recibió como premio el patronato de las iglesias del señorío de Batres (Madrid) —cuyo dominio poseía por su esposa Sancha de Guzmán— y de la de Cuerva (Toledo), villa adquirida en su matrimonio.

Los Reyes recompensaron la lealtad de su súbdito concediéndole importantes cargos y prebendas. Fue maestresala de la Reina (1479), alcalde de Badajoz (1482), capitán general y justicia mayor de Vera (1488), alcaide de la fortaleza de Jerez de la Frontera (1496), alcaide de la fortaleza de Vera (1501), regidor de Toledo, alcaide de la fortaleza y capitanía de Gibraltar (1502), miembro del Consejo de Estado (1502), Trece de la Orden de Santiago (1503) y comendador mayor de León (1504). García Laso debió de unir la decisión con la prudencia, puesto que la Reina encomendó muy especialmente en su testamento a sus herederos que le honraran y acrecentaran en sus mercedes y lo mantuvieran a su lado por haber servido a la Corona “mucho y muy lealmente”.

El 11 de enero de 1505, cuando se reunieron las Cortes en la ciudad de Toro, después de haber sido proclamada reina de Castilla la princesa Juana, el comendador García Laso presidió a los procuradores que examinaron el testamento de la Soberana difunta, Isabel la Católica, y dieron por válida la cláusula en que disponía su sucesión. Así, fueron jurados Juana y Felipe como reyes de Castilla y León.

A partir de aquel momento, García Laso se entregó en cuerpo y alma al servicio de los nuevos Soberanos, lo que fue considerado como una traición al Rey Católico. Sin embargo, Juana y Felipe premiaron su actitud proponiéndole ser ayo del infante Fernando, cargo que no aceptó por preferir quedarse en la Corte.

El comendador testó en Cuerva el 13 de marzo de 1504. Falleció en el monasterio de San Juan, extramuros de la ciudad de Burgos, el 8 de septiembre de 1512, y fue sepultado en la capilla mayor de la iglesia parroquial de Cuerva.

 

Bibl.: E. Fernández de Navarrete, “Vida del célebre poeta Garcilaso de la Vega”, en Colección de documentos inéditos para la Historia de España, t. XVI, Madrid, 1850; Marqués de Laurencín, Garcilaso de la Vega y su retrato, Madrid, Real Academia de la Historia, 1914; Documentos inéditos referentes al poeta Garcilaso de la Vega, Madrid, Real Academia de la Historia, 1915; A. de Marichalar, Garcilaso de laVega, embajador de Felipe II, Madrid, Imprenta del Ministerio de Asuntos Exteriores, 1949; A. Gallego Morell, Garcilaso: documentos completos, Barcelona, Planeta, 1976; G. Fernández de Oviedo, Batallas y quinquagenas, t. II, transcrip. de J. Amador de los Ríos y Padilla, pról. y ed. de J. Pérez de Tudela y Bueno, Madrid, Real Academia de la Historia, 2000, págs. 71 y 401- 410; M.ª C. Vaquero Serrano y A. Ríos de Balmaseda, Don Pedro Laso, el Comunero, Señor de Cuerva, Toledo, 2001; M.ª C. Vaquero Serrano, Garcilaso de la Vega, poeta del amor, caballero de la guerra, Madrid, Espasa Calpe, 2002; Garcilaso, príncipe de poetas. Una biografía, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica-Marcial Pons Historia, 2013 (col. Los Hombres del Rey).

 

Antonia Ríos de Balmaseda

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