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Manuel de Rojas

Biografía

Rojas, Manuel de. Cuéllar (Segovia), ú. t. s. XV – ¿Cuzco (Perú)?, c. 1545. Uno de los primeros pobladores de Cuba, alcalde de Santiago y gobernador interino de la isla de Cuba entre los años 1524 y 1525 y, por segunda vez, entre los años 1532 a 1534.

Él mismo se atribuye la condición de “criado de la Casa Real”. Fue uno de los primeros conquistadores y pobladores de la isla Fernandina, que así se llamaba entonces la de Cuba, formando domicilios y haciendas en lo que hoy son las ciudades de Baracoa, Bayamo y Santiago de Cuba. Consta en el Archivo General de Indias que en el año 1516 pasó a la Corte en compañía de Pánfilo de Narváez, enviados ambos como procuradores de los nuevos pueblos de la isla Fernandina.

Rojas y Narváez plantearon en la Corte una representación al Rey quejándose del célebre religioso Bartolomé de Las Casas, por su exagerado, y aún tachado de “extraviado”, celo a favor de los indios, ya que decían que no dejaba vivir a ningún colono, ni en paz a ninguna justicia de la isla. Volvió a la isla Rojas adelantando su peculio y sus encomiendas y ayudando a Diego Velázquez en sus numerosos pleitos contra Hernán Cortés.

Era Velázquez alcalde ordinario de Santiago cuando falleció este adelantado en los últimos días de septiembre de 1524, y Rojas pasó a sustituirle con la aprobación y nombramiento expreso de la Audiencia de Santo Domingo y como teniente del almirante Diego Colón.

“Gobernó con rectitud, trató bien a los indios y persiguió con actividad a las cuadrillas de indígenas que andaban alzadas por los montes hacia Baracoa” (Pezuela, 1866). Las comunicaciones que dirigió al Rey sobre el estado de la isla, las causas de su despoblación y medios de remediarla, son importantes documentos para la historia, documentos que realzan su figura. Hasta su émulo y sucesor Gonzalo de Guzmán lo reconoció así en sus comunicaciones dirigidas a la Corte.

En su primera gobernación ejerció Rojas su cargo conjuntamente con el licenciado Juan de Altamirano y cesó en esta gobernación el 14 de marzo de 1526.

La distancia de las colonias obligó al gobierno de España a enviar jueces especiales para residenciar los actos y las conductas de los adelantados y gobernadores.

Cuando acaeció la muerte de Diego Velázquez llegó el licenciado Juan Vadillo, que impuso multas u otras penas a los herederos de aquél. Sin embargo, Rojas salió incólume en los diversos juicios de residencia en que estuvo involucrado, hasta que cesó en el mando, pocos meses después de su nombramiento, el 14 de marzo de 1525. Le sucedió Gonzalo de Guzmán, que no demostró el tacto de Rojas, menudeando las discordias entre los vecinos, alzándose los indios continuamente y despoblándose la isla, porque muchos españoles se trasladaron a México y al Perú, que ofrecían más posibles riquezas por descubrir y explotar.

Así las cosas, pasados los años, volvió de nuevo Manuel de Rojas a ser nombrado gobernador de la isla en virtud de nombramiento de la virreina de las Indias, María de Toledo, como tutora de su hijo, el almirante Luis Colón, y esta segunda gobernación la desempeñó desde el 1 de marzo de 1532 hasta el 1 de febrero de 1534. En estos dos nuevos años de gobernación combinó la obediencia de algunos indios con la acertada persecución de otros, y se produjo una nueva introducción de negros (no por primera vez, que lo fue en 1523), por parte de contratistas flamencos, que gozaban de ese monopolio. En este segundo mandato Rojas se esforzó por establecer algún tipo de arreglo en la situación política, administrativa y social de Santiago, lo mismo que en los restantes pueblos y en las encomiendas.

Logró que en Santiago y en las otras villas las labranzas y las minas tuvieron algún aumento y se emprendió un tráfico con la Costa Firme (Venezuela) y con la Nueva España (México) basado en la exportación de ganado caballar, que pronto se distinguió por su buena calidad frente al de las demás tierras (Pezuela, Historia..., pág. 145). No hubo alzamientos de indios, y sí una sedición de negros de los lavaderos de oro de Jobabo, en la comarca de Bayamo. Rojas armó a su costa una cuadrilla de monteros y a los tres días sofocó el alzamiento con una “leve efusión de sangre de los alzados” (Pezuela, ibidem). Relevó de la tenencia de La Habana a Juan Bono, nada querido por el vecindario, y puso en su lugar a un sobrino del conquistador de la isla, Juan Velázquez.

Reemplazado en su segundo mandato por el mismo Gonzalo de Guzmán, siguió desempeñando algunos cargos, tanto en la isla Fernandina (Cuba) como en Jamaica, hasta que, cansado de querellas, pleitos y cuestiones, siguió el ejemplo de tantos otros, vendió como pudo sus bienes (se dice que era uno de los más acaudalados vecinos de Cuba) y emigró al Perú. En algunas historias de la conquista de este reino consta que Manuel de Rojas se avecindó en el Cuzco, donde tuvo algún cargo municipal, ignorándose ni tan siquiera el año de su muerte, que puede situarse, muy estimativamente, hacia 1545. Modernamente, Hugh Thomas (2001) dice, sin pruebas, que se ha confundido al Manuel Rojas, del Perú, con un primo suyo.

El historiador cubano F. Portuondo (1965) define así a Manuel Rojas: “funcionario recto, no hizo granjerías ni negocios en el cargo, respetó la autonomía de los municipios y nunca se apartó de la justicia”.

Su hijo Juan de Hinestrosa, que permaneció en Cuba, con algún bien que su padre no pudo vender, se trasladó a La Habana y consta por las actas municipales que tuvo cargos concejiles.

 

Obras de ~: El Gobernador Manuel de Rojas da cuenta a S. M. de haber hecho la visita de la tierra y del estado en que encontró las poblaciones [...], 10 de Noviembre de 1534 [en N. Silverio- Sáinz, Cuba y la Casa de Austria, Miami, Ed. Universal, 1971, págs. 353-364].

 

Bibl.: A. de Alcedo, Diccionario Geográfico-Histórico de las Indias Occidentales, ó América [...], vol. I, Madrid, Benito Cano, 1786; J. de la Pezuela, Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de la Isla de Cuba, vol. I, Madrid, Imprenta del Est. de Mellado, 1863, págs. 171-172 [de la Introducción], y vol. IV, Madrid, Imprenta del Banco Industrial y Mercantil, 1866, pág. 357; Historia de la Isla de Cuba, vol. I, Madrid, C. Bailly-Bailliere, 1868, págs. 120-122 y 143-145; F. Calcagno, Diccionario Biográfico Cubano, New York, Imprenta y Lib. de N. Ponce de León, 1878, pág. 552; G. M.ª Vergara Martín, Ensayo de una colección bibliográfico-biográfica de noticias referentes a la provincia de Segovia, Guadalajara, Taller tip. del Colegio de Huérfanos de la Guerra, 1903, pág. 581; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustada Europeo-Americana [...], vol. XVI, Madrid, Espasa Calpe, 1913, pág. 848; P. J. Guiteras, Historia de la Isla de Cuba, vol. II, La Habana, Cultural, 1928 (2.ª ed.), págs. 62-64; E. S. Santovenia, Historia de Cuba, vol. I, La Habana, Ed. Trópico, 1939, págs. 59, 172-173, 178, 182, 194-195, 220, 222-223, 226, 257, 290-291, 310 y 331; Historia de la Nación Cubana, vol. I, La Habana, Ed. Historia de la Nación Cubana, 1952, págs. 88- 90, 92-93, 118, 161, 171, 215, 219, 231, 235, 276-278, 280 y 282; I. J. de Urrutia y Montoya, Teatro Histórico, Jurídico y Político Militar de la Isla Fernandina de Cuba y principalmente de su Capital, La Habana [...], La Habana, Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, 1963, págs. 201-205 y 223-226; F. Portuondo, Historia de Cuba: 1492-1898, La Habana, Ed. Pueblo y Educación, 1965, pág. 113; R. Guerra, Manual de historia de Cuba [...], La Habana, Ed. de Ciencias Sociales, 1971, págs. 55-56 y 59; N. Silverio-Sáinz, Cuba y la Casa de Austria, op. cit., págs. 57, 69-71, 74 y 76; La Enciclopedia de Cuba, vol. IV, San Juan y Madrid, Enciclopedia y Clásicos Cubanos, 1974, págs. 35, 82 y 96-98; H. Thomas, Quién es quién de los conquistadores, Barcelona, Salvat, 2001, pág. 232.

 

Fernando Rodríguez de la Torre