Ayuda

Pedro Jiménez de Gazólaz

Biografía

Jiménez de Gazólaz, Pedro. Gazólaz (Navarra), f. s. XII-p. s. XIII – Pamplona (Navarra), 28.VIII.1266. Obispo de Pamplona.

Hijo del noble Jimeno de Gazólaz, era penitenciario de la catedral de Pamplona en 1226 y párroco de Aspa en 1232. Fue elegido obispo a la muerte de Pedro Ramírez de Piédrola en 1238 y transcurridos más de tres años en los cuales fue vicario, sede vacante, el prior García de Janáriz. Hombre enérgico y autoritario, mantuvo casi desde el comienzo de su mandato un serio enfrentamiento con la Corona.

En 1244 formó parte de la Cort general pero al año siguiente se quejó ante el Papa de los atropellos de Teobaldo I. En septiembre de 1245, Inocencio IV instó al Rey a comparecer ante la Curia o a enviar procuradores. En marzo de 1246 el representante del obispo acusó al Monarca de violencia contra las personas y bienes eclesiásticos. Las demandas incluían el nombramiento de párrocos sin consentimiento del obispo, la usurpación de los bienes de una iglesia vacante, el quebrantamiento del privilegio del foro y el derecho de asilo, la retención de primicias, el impago de diezmos y la posesión de los castillos de Oro y Monjardín, que eran de la mitra. Además el obispo reclamaba la jurisdicción temporal, el peaje y diversas heredades de Pamplona, junto con el castillo de Huarte. En mayo de 1247, Teobaldo I fue condenado, pero no permitió ejecutar la sentencia e hizo valer una bula papal que prohibía excomulgar al Rey o poner en entredicho su reino. Como el Papa anuló este privilegio, acusó a su vez al obispo que permanecía desterrado en Navardún, amparado por el rey Jaime I de Aragón. El entredicho, levantado en 1250, se restableció en 1251 y estaba a punto de ser aplicado cuando murió el Rey en 1253. En noviembre de ese año, cuando aún no había sido proclamado rey Teobaldo II, como la regente y los que gobernaban el reino no consentían en la ejecución de las sentencias a favor del obispo, el papa Inocencio IV ordenó aplicar el entredicho previsto en enero de ese año. A mediados de 1254 se dio al Rey un nuevo plazo, la fiesta de la Ascensión. Si para esa fecha no se había reparado el daño objeto de la censura, se renovaría el entredicho y se excomulgaría a los encausados. Alejandro IV tomó medidas similares en la primera mitad de 1255.

El acuerdo final entre Teobaldo II y el prelado se firmó en Estella el 6 de diciembre de 1255, influido seguramente el joven Rey por el consejo de su suegro san Luis. En él se reconocía el fuero eclesiástico, el derecho de asilo y la facultad de los feligreses para nombrar párrocos, administrando el obispo las parroquias vacantes. En el orden temporal, las rentas de la ciudad de Pamplona (peaje, multas judiciales, impuestos de los judíos, diezmos y petición general) se repartirían a medias entre el Rey y el obispo, mientras que las primicias de las iglesias quedarían íntegras para el clero.

La mitra recuperaba los castillos de Oro y Monjardín y la villa de Ariamain, y el palacio de San Pedro de Pamplona se devolvería al Rey. Dos meses después las partes interesadas y el senescal del reino juraron solemnemente la concordia y la sometieron a la aprobación del Pontífice. Los canónigos de la catedral juzgaron el acuerdo perjudicial para sus intereses y solicitaron la anulación, alegando que no tenía la aprobación del Cabildo, lo que no era cierto, puesto que dos arcedianos lo habían aceptado en nombre de todos. El caso fue examinado por el cardenal Ricardo de Santángelo y, de acuerdo con su informe, el Papa anuló el tratado en septiembre de 1257 y definitivamente en 1259. Las disputas siguieron al fracasar el acuerdo.

Don Pedro Jiménez procedió con similar energía para rechazar la intervención del arzobispo de Tarragona, de quien era sufragánea la diócesis de Pamplona.

En asuntos disciplinarios se mostró muy celoso y dictó normas para la vida comunitaria de los canónigos, dando severas instrucciones para la confesión a las que sometió él mismo. Apoyó la reforma del monasterio de Leire, que en el episcopado anterior había pasado, no sin conflictos, de la Orden benedictina a la cisterciense. En 1244 fundó el convento de agustinas de San Pedro de Ribas de Pamplona, que protegió activamente consiguiendo indulgencias para las personas que hicieran limosnas a dicha casa.

Mantuvo pleitos con instituciones eclesiásticas como el monasterio de San Juan de la Peña, el Hospital de Santa Cristina de Somport, los canónigos de Montearagón, el obispo de Zaragoza, los clérigos de Murillo de Gállego y el noble aragonés Sancho de Antillón. Le sucedió en 1268 don Armingot, arcediano de Toledo, después de la elección frustrada de Pelegrín de Eusa, arcediano de la Tabla de Pamplona.

 

Bibl.: J. Goñi Gaztambide, “Un interesante decreto episcopal del siglo XIII sobre la confesión”, en Hispania Sacra, VI (1953), págs. 139-149; J. J. Uranga, “Una inscripción medieval desaparecida”, en Príncipe de Viana, XXI (1961), págs. 105-106; J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, I, Siglos IV-XIII, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra e Institución Príncipe de Viana, 1979, págs. 585- 647; A. J. Martín Duque y M. R. García Arancón, “Pedro Jiménez de Gazólaz”, en Gran Enciclopedia de Navarra, IX, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1990, págs. 64-65.

 

María Raquel García Arancón

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía