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Rafael Tomás Menéndez de Luarca y Queipo de Llano

Biografía

Menéndez de Luarca y Queipo de Llano, Rafael Tomás. Setienes-Luarca (Asturias), 22.XI.1743 – La Penilla de Cayón (Cantabria), 20.VI.1819. Tercer obispo de Santander.

Rafael Tomás fue el menor de los diecisiete hijos habidos en el matrimonio de Lope Matías Menéndez de Luarca y de Rosa María Queipo de Llano, pertenecientes a la pequeña hidalguía rural asturiana.

En 1759 obtuvo el grado de bachiller en Artes, y en 1762 el de bachiller en Teología, ambos en la Universidad de Oviedo. Este último año logró una beca para el Colegio San Pelayo de Salamanca, de donde pasó a la Universidad de Santo Tomás de Ávila, en la que concluyó, el 5 de julio de 1764, sus estudios de Teología. En 1765 obtuvo una beca para el Colegio Mayor San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, donde permaneció hasta 1770. Desde Alcalá viajó, en 1765 y 1768, hasta Mondoñedo como desafortunado opositor a las canonjías de Lectoral y Magistral, respectivamente. De Alcalá partió definitivamente en 1770, al obtener la canonjía de magistral de la Catedral de Oviedo, para lo cual se ordenó in sacris.

Formado en el más riguroso tradicionalismo universitario, se tuvo siempre por “Theólogo Escolástico, Philósofo Peripatético”. En 1783 fue nombrado rector del arcedianato de Grado, y en 1784, el 3 de noviembre, pasó a ocupar la silla episcopal santanderina, vacante por fallecimiento de Francisco Laso Santos.

Movido por un infatigable celo religioso, en 1785 inició la primera de sus visitas pastorales, actividad ésta que —si se exceptúa el período 1808-1814, durante el cual permaneció alejado de la diócesis— prácticamente no dejó de ejercer un solo año. Precisamente, estando de visita pastoral en el valle de Cayón, le sorprendió la muerte. Su intensa labor como primer sacerdote de la diócesis —utilizó el seudónimo Clemente Pastor de la Montaña— se plasmó en el fomento de la predicación, de la oración y de la catequesis, así como en los numerosos mandatos pastorales orientados a reformar ciertas prácticas religiosas y a erradicar abusos de los fieles y del clero. En sus proyectos reformadores no iban a quedar tampoco al margen los templos, a los que, en tanto que “casas de Dios”, buscó restituir una dignidad que parecían haber perdido. En su acción estrictamente pastoral, el en todo rigorista Menéndez de Luarca respondió al modelo de obispo anhelado por Trento y por los gobernantes borbónicos. Su activa labor asistencial en Santander se plasmó en la remodelación de la Casa de Expósitos y en las fundaciones de la Casa de Recogidas Santa María Egipcíaca y del Hospital de San Rafael, objeto este último de la admiración de Jovellanos en su visita de 1797 a esa ciudad. Igualmente le cupo un decisivo protagonismo en la introducción, en 1792, de la imprenta en Santander.

Mas Menéndez de Luarca concibió la misión del obispo no sólo desde una perspectiva estrictamente pastoral o evangélica. En tanto que primer guardián de la grey que se le había encomendado, entendía que un prelado no podía inhibirse a la hora de denunciar y atajar todo aquello que dañara la salud espiritual de sus ovejas. Es indudable que, a raíz de los acontecimientos revolucionarios de 1789 en la vecina Francia, y más concretamente de la guerra que, en 1793, se inició contra la Convención francesa, consideró que el mayor de los peligros que acechaban a sus diocesanos, como al conjunto de los españoles, era la infiltración y propagación del ideario ilustrado, gestado en la “impía y luciferina Francia”. Es por esto por lo que Menéndez de Luarca ha de ser considerado uno de los casos más paradigmáticos de la anti-Ilustración en España. Furibundo antirregalista y defensor a ultranza de la alianza del trono y del altar, sus pastorales responden al más canónico modelo de las desmesuras de la literatura barroca e impugnadora de toda idea que apuntara hacia la modernidad.

Políticamente desarrolló una intensa actividad antinapoleónica al ser nombrado, en mayo de 1808, presidente de la Junta Suprema de Cantabria, lo que le llevó a ponerse al frente de una partida de hombres armados, derrotada por el Ejército francés al sur de Cantabria. Esto desató las iras de Napoleón, que le excluyó, junto a otras personalidades, de la amnistía decretada por el emperador el 12 de noviembre de ese mismo año. Desde entonces, y hasta 1814, anduvo vagando, un tanto legendariamente, por tierras de Cantabria, Asturias, Inglaterra, Andalucía, Galicia y Portugal. Con anterioridad, en 1812, fue nombrado diputado a Cortes por Oviedo, cargo que rechazó, y en 1813 fue objeto de un nuevo destierro por negarse a cumplir, durante su permanencia en esa ciudad, el decreto de las Cortes de Cádiz que obligaba a comunicar en las misas mayores la abolición del Santo Oficio.

Concluida la Guerra de Independencia contra la Francia napoleónica, Menéndez de Luarca fue repuesto, el 25 de mayo de 1814, en la Silla Episcopal de Santander, que ocupó hasta su muerte, el 20 de junio de 1819.

 

Obras de ~: Relación de la fundación de la Iglesia de Santander y sucesos más memorables de ella con noticia de sus abades, Santander, 1788 (inéd.); Reglas de la Cofradía o Hermandad y Milicia Cristiana de Cristo Jesús sacrificado sobre el Altar y de la Sagrada Virgen María Madre Dolorosísima [...] con aprobación del Supremo Consejo de Castilla y las licencias necesarias, Santander, 1788; Letras del Reverendísimo Señor Obispo de Santander dadas por su Ilustrísima a favor de los sacerdotes expatriados y traducidas del castellano al francés, en rigurosa consonancia, por un presbítero de La Roche-Bernard, Villa de Francia [...], Santander, 1793; Carta pastoral del Ilustrísimo señor Obispo de Santander [...]. Dudas sobre la Bula de la Cruzada, Santander, 1797; Carta pastoral del Ilustrísimo señor Obispo de Santander [...] a sus diocesanos ante la muerte de Su Santidad Pío VI y la elección de nuevo Pontífice, Santander, 1799; Officia propria sanctorum ecclesiae et diocesis Santanderiensis a Sancta Sede Apostolica concessa et approbata: nunc primum [...] Superiorum permisu, Vallisoleti, 1800; Missae propriae festorum ecclesiae et diocesis Santanderienses a Sancta Sede Apostolica approbata nunc primum jussu Illustrisimi et Reverendissimi doctor don Raphaelis Thomae Menendez de Luarca Episcopi Santanderiensis, Vallisoleti, 1801; Constituciones y plan de un ejercitatorio, Santander, 1804; Cartas dirigidas a [...] Santander, Santander, 1808; Españoles Cantábricos, Santander, 1808; Catecismo Napoleónico, Santander, 1810; Viva Jesús. Opúsculos Christiano-Patrios que el Obispo de Santander, Don Raphael Tomas Menéndez de Luarca, escribía antes y después de exasperarse los extremados trastornos en que al presente (año de 1811) (año de 1812) se hallan las Españas. Y opúsculos que él mismo publica desde el destierro de su Diócesis, en que le tiene la común persecución, cooperando a la justiciera gracia con que, por las entrañas de su misericordia, nos visita el Altísimo para dar la ciencia de la salud a su pueblo, y que todos, aprovechándose de la ilustración dispensada a los sentidos en tinieblas, dirijamos nuestros pasos por el camino de la sola verdadera paz, Coruña, en la Oficina del Exacto Correo y Postillón, 1812, 4 ts.; El recíproco sin y con de Dios y de los hombres buscado por medio de aloquios al mismo Dios con la luz de la fe y la razón entre atheas tinieblas, mentidas luces filosóficas esparcidas en los que el Cristianismo cuenta siglos xviii y xix. Y reconocido del propio modo en lo que son el Sumo Ser y los otros seres, especialmente el hombre, así como en lo que éste puede ser y dexar de ser según la elección de su albedrío. Poema de diez difusos cantos o tratados en décimas y octavas rhimas que don Clemente Pastor de la Montaña, presbítero español perseguido por el Guerrero Rector de dichas tinieblas, Napoleón Bouna Parte, escribía fugitivo de tanta furia desde el año 1809 queriendo, entre cristianos consuelos, descubrirse y ofrecer descubiertos al público los mejores arbitrios de pasar desde nuestro Todo-Nada (Nada doble, uno natural, otro crminal o uno que somos por naturaleza, otro que somos por nuestros pecados), al que por la Divina Gracia y ejercicio de las virtudes podemos, y que, para ser felices, hemos de ser Nada-Todo. Divídese el Poema en siete tomos manuales añadido (apéndice suyo) un otro y segundo poema en silvas que, dirigido singularmente a los indicados Philósofos del tiempo, y en especial a los españoles Philosophantes con ellos, procura la verdadera felicidad de todos exponiendo a su consideración las que, conforme a lo hallado en el primer poema, se vieron, ven y habrán de ver conseqüencias del maldito Philosophismo, Santander, 1814; Remedio fumigatorio, ígneo, fulminante, extremo (extremo de ordenada caridad) que el Obispo de Santander [...] procuraba a los que puedan hallarse por su Obispado y, en confianza de la eléctrica, cristiana fraternidad difundida por todos los otros Obispados del reyno, a los que hay en España enfermos, pestíferos, moribundos, víctimas de la infernal Philosophia Volteri-Napoleonina, Santander, 1816; Informe sobre amnistía a afrancesados y liberales, Santander, 1817.

 

Bibl.: D. Menéndez de Luarca, Biografía del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Rafael Tomás Menéndez de Luarca y Queipo de Llano, tercer Obispo de Santander, Oviedo, Imprenta La Cruz, 1897; F. Gomarín Guirado, “Incidentes entre el Obispo y la oligarquía de Santander por representaciones teatrales en vísperas de la Guerra de la Independencia”, en La Guerra de la Independencia (1808-1814) y su momento histórico, vol. II, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1982, págs. 725-732; M. Revuelta González, “Actitudes opuestas de dos obispos santanderinos ante la guerra de la Independencia”, en La Guerra de la Independencia (1808-1814) y su momento histórico, vol. II, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1982, págs. 665-685; R. Maruri Villanueva, Ideología y comportamientos del obispo Menéndez de Luarca (1784-1819), Santander, Ayuntamiento-Librería Estudio, 1984; M. Crespo López, Cántabros del siglo xix. Semblanzas biográficas, Santander, Librería Estudio, 2004.

 

Ramón Maruri Villanueva

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