Ayuda

Gregorio López Madera

Biografía

López Madera, Gregorio. Madrid, 10.V.1562 – 22.III.1649. Jurista, consejero de la Monarquía.

Nació en el seno de una familia bien situada. Su padre era el doctor Gregorio López Madera, médico de cámara de Carlos V, Felipe II y de su hermano Juan de Austria, estaba casado con Isabel Alia Ronquillo. Cursó estudios universitarios en Salamanca y Alcalá de Henares, y se licenció in utroque, es decir, en ambos Derechos, Civil y Canónico y llegó a ocupar una cátedra de Vísperas en la Universidad Complutense. En 1583 contrajo matrimonio con su primera mujer, Baltasara Agunde Godínez, quien trajo al mundo a cuatro hijas: Isabel, que casó con Luis Carrillo de Carvajal; Isabel, casada con Juan Manrique de Lara; Mariana y Baltasara, que lo haría con el procurador Mateo Lisón de Biedma.

De esta primera época dedicada a la docencia es su obra Animadversionum juris civilis, concluida en torno a 1585, en la que desarrolla ideas introductorias al derecho (de interpretatione, de ratione, de vera lectura, de intellectu, las diferencias entre el derecho natural y el de gentes, etc.) y que publicaría al año siguiente en Turín gracias a las gestiones de su padre ante el duque de Saboya. Recomendado por el presidente del Consejo de Indias, en 1586 solicitó infructuosamente una vacante de fiscal de la Casa de Contratación de Sevilla. Sin embargo, a finales de 1590 fue nombrado oidor de la Casa de Contratación y poco después fiscal en la Chancillería de Granada, cargo que desempeñó con notable pericia y dedicación.

Entre 1588 y 1592 escribió su trabajo más conocido, que vio la luz en 1597: Excelencias de la Monarquía y Reino de España que, años más tarde, aumentaría y corregiría (1625). La finalidad de la obra ya queda reflejada en el título; se trataba de poner de relieve las virtudes y cualidades de la Monarquía española y situarla como modelo singular de organización política. La obra, escrita un tanto precipitadamente, consta de doce capítulos sin aparente lógica. En los dos primeros capítulos desarrolla la manida idea aristotélica de la necesidad del hombre de vivir en sociedad, añadiendo invocaciones al derecho natural, civil y de gentes, para seguidamente entrar en la también clásica discusión en torno a las tres formas políticas de gobierno, decantándose, lógicamente, por la Monárquica, invocando ejemplos históricos del esplendor y hazañas de algunos monarcas famosos y modélicos, desde Tubal hasta los Reyes Católicos. Todo ello da pie a López de Madera para describir las tradiciones y normas sucesorias de la Monarquía hispánica, así como algunas de sus costumbres familiares y virtudes religiosas, con mención especial del tema del Monarca justo, al que dedica todo un capítulo con abundantes citas legales y doctrinales y referencias al sistema polisinodial con el que estaba familiarizado, para ilustrar la necesaria fortaleza de la Monarquía. En la versión ya mencionada de 1625, fue añadido un nuevo capítulo en réplica a cierto autor, que no menciona, en defensa de la lengua española como idioma universal en cierto modo equiparable al latín. Se ha sugerido que la aparición y oportunidad de esta segunda y tardía edición, obedeciera a los intereses propagandísticos de Olivares.

Ello no le impidió iniciar una segunda línea de trabajo en torno a materias ajenas al derecho y más cercanas a la filosofía política, la historia o la teología. Así, terciando en la polémica sobre la autenticidad del hallazgo de unas supuestas reliquias de santos descubiertas en el Sacromonte de Granada, defendió su autenticidad en un primer escrito (1595), que luego volvió a publicar (1602) con más argumentos bajo el título de Historia y discurso de la certidumbre de las reliquias, láminas, y Prophecias descubiertas en el Monte Santo y Yglesia de Granada, desde el año de mil y quinientos y ochenta y ocho, hasta el de mil y quininetos y noventa y ocho. En las postrimerías del reinado de Felipe II, la crisis política, social y económica agravada por el desastre de la Armada invencible y las guerras de Flandes y Francia, López Madera contribuyeron a un incipiente movimiento arbitrista remitiendo a Madrid un Discurso sobre la justificación de los censos, densamente apoyado en citas doctrinales en el que propone, para coadyuvar a la recuperación económica del país, la minoración de los réditos de modo que nunca sobrepasaran el rendimiento de las tierras cultivadas. Fallecido su padre en 1595 y anteriormente su hermano mayor Gerónimo en 1578, el Rey le concedió la Escribanía Mayor de Rentas de Badajoz y su partido.

López Madera abandonó Granada para regresar a Madrid tras su nombramiento, el 22 de noviembre de 1601, como funcionario del Consejo de Hacienda, concretamente como fiscal del Rey en la Contaduría Mayor de Hacienda. Desde 1604 hasta 1619 actuó como alcalde de Casa y Corte —llegando a ser presidente de la sala— y corregidor de Toledo, dando muestras de enérgico carácter con motivo de su intervención en la expulsión de las comunidades moriscas. Llamado por el duque de Lerma a formar parte de algunas juntas, jugó un importante papel como hombre de confianza de la reina Margarita en la vigilancia de Rodrigo Calderón y su facción. Si se ha de creer a Quevedo, López Madera acusó a Rodrigo de Calderón de estar detrás de la muerte de la Reina, forzando al propio duque de Lerma a retirar a éste su apoyo.

También continuó escribiendo en materia de filosofía política y moral, dando a la imprenta en 1617 otra obra, Excellencias de San Ivan Baptista, dirigidas al Rey Don Phelipe III, en la que, siguiendo una moda literaria de la época, presenta algunos temas y personajes bíblicos como modelos jurídico, políticos o administrativos (por ejemplo, presentando a san Juan como el primer secretario de despacho de la Corte celestial). En estos años formó parte de la comisión para la canonización de María de la Cabeza y también se le comisionó para la ejecución del riego del campo de Murcia, Cartagena y Lorca.

Alcanzó, finalmente, la cima del cursus honorum al ser nombrado oidor del Consejo de Castilla en 1619. Precisamente, en su calidad de consejero y por su fama de hombre sabio y prudente, fue llamado a formar parte de diversas juntas, destacando su participación en la famosa Junta de Reformación, o las creadas para debatir el problema morisco, la obligatoriedad de convocar Cortes para imponer nuevos tributos, la supresión del servicio de millones y su sustitución por el impuesto de la sal, etc. El propio Quevedo, en sus Grandes Anales, reconocería que “en todas estas juntas su parecer precedía como mejor informado”. En 1622 se le concedió el oficio de alcalde y guarda de la Casa de la Moneda en Granada, cuya perpetuidad obtuvo en 1648. Hay noticia de que el 16 de mayo de 1631 le fue despachado el título de caballero de la Orden de Santiago en cumplimiento del nombramiento real producido meses atrás, honor que le estimuló a retomar el estudio de materias ajenas al mundo forense y áulico más cercanas a sus inquietudes religiosas. A esta circunstancia se debe, probablemente, la redacción en torno a 1631 de El tratado de la Inmaculada Concepción, resultado de su participación en la junta creada al efecto por Felipe III y que publicaría en 1638.

En sus últimos años López Madera vio mermada su capacidad de trabajo a causa de su debilitada salud y una progresiva ceguera, que le obligaba a despachar los asuntos del Consejo Real desde su propia casa, hasta que se vio obligado a dejar el cargo en 1641. Por tal motivo, ya en 1638 había rechazado el nombramiento de presidente del Honrado Consejo de la Mesta que le correspondía por turno. Murió a los ochenta y seis años de edad.

 

Obras de ~: Animadversionum juris civilis, liber singularis, Turín, 1588; Discurso sobre las láminas, reliquias, y libros que se an descubierto en la ciudad de Granada este año de 1595, s. l., 1595 (inéd.) (Biblioteca Nacional de España, R. 28709); Discurso sobre la justificación de los censos, s. l., ¿1596-1600?; Discursos de la certidumbre de las reliquias descubiertas en Granada desde el año de 1588 hasta el de 1598, s. l., 1601 (inéd.) (BNE, R. 16606); Historia y discurso de la certidumbre de las reliquias, láminas, y Prophecias descubiertas en el Monte Santo y Yglesia de Granada, desde el año de mil y quinientos y ochenta y ocho, hasta el de mil y quinientos y noventa y ocho, Granada, 1602; El principio de jurar los príncipes en España y forma y solemnidad con que se hazen las Cortes, s. l., 1608 (inéd.) (BNE, Sevilla, Conde del Aguila, t. 23); Excellencias de San Ivan Baptista, dirigidas al Rey Don Phelipe III, Toledo, 1617; Excelencias de la Monarchia y Reyno de España, s. l., s. f. (ed. aum. de 1625 y est. prelim. de J. L. Bermejo Cabrero, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1999); El tratado de la Concepción Inmaculada de la santissima Virgen Maria, Madrid, 1638; Providencias en materia de moriscos (30 de septiembre de 1611) (BNE, ms. 9955); Informe sobre la moneda de Bellón (1625) (BNE, ms. 8805).

 

Bibl.: G. González Dávila, Teatro de las Grandezas de la Villa de Madrid Corte de los Católicos Reyes de España, Madrid, Tomás Iunti, 1623, págs. 220-222; S. de Dios, “La doctrina sobre el poder del príncipe en Gregorio López Madera”, en Anuario de Historia del Derecho Español, n.º 67, vol. I (1997), págs. 309-330; E. García Ballesteros y J. A. Martínez Torres, “Gregorio López Madera (1562-1649): un jurista al servicio de la Corona”, en Torre de los Lujanes, n.º 37 (octubre de 1998), págs. 163-178; “Una historiografía en tiempos de Felipe II. Las Excelencias de la Monarchia y Reyno de España”, en J. Martínez Millán (dir.), Actas del Congreso Internacional Felipe II (1598-1998). Europa dividida: la Monarquía católica de Felipe II (Madrid, 20-23 de abril de 1998), t. IV, Madrid, Parteluz, 1998, págs. 149-169; J. L. Bermejo Cabrero, “Estudio preliminar”, en G. López Madera, Excelencias de la Monarquía y Reino de España, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1999.

 

Javier Alvarado Planas

Personajes similares