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'Abd al-Wahid al-Rasid

Biografía

‛Abd al-Wāḥid al-Rašīd. ?, f. s. XII – ?, 10 de Ŷumādà II 640 H. / 5.XII.1242 C. Décimo califa almohade.

‛Abd al-Wāḥid al-Rašīd fue hijo y sucesor de su padre, el noveno califa almohade, al-Ma’mūn, quien murió el último día de dū-l-ḥiŷŷa del año 629/17 de octubre de 1232, cuando se dirigía a Marrakech desde Ceuta para expulsar de ella a su rival, Yaḥyà al-Mu‛taṣim bi-llāh. Desde 620/1224, al morir Yūsuf II al-Mustanṣir, el Imperio había iniciado una profunda crisis política, con la doble proclamación de ‛Abd al-Wāḥid al-Majlū‛ en Marrakech y de al-‛Ādil en al-Andalus. Dicha situación volvió a producirse en 624/1227, a la muerte del segundo de ellos, que fue seguida de otra doble proclamación, la de su hermano al-Ma’mūn en al-Andalus y su sobrino Yaḥyà en Marrakech, consagrando la división entre los dos dominios territoriales sobre los que se asentaba el Imperio almohade, peninsular y magrebí respectivamente.

Las fuentes destacan que, en esa tesitura y contando al-Rašīd solamente con catorce años, su madre ocultó la muerte del califa al-Ma’mūn, excepto a los caídes cristianos, a los jeques Julṭ y a algunos parientes y privados. Sus partidarios lograron expulsar de Marrakech a Yaḥyà, quien, sin embargo, continuaría todavía disputando varios años la legitimidad del califato. No obstante, esta victoria inicial permitió consolidar la posición del joven y todavía oculto califa al-Rašīd, que sería el encargado de gobernar el decadente Imperio almohade durante los siguientes diez años. Tras su entrada en la capital almohade se produjo su proclamación pública, iniciándose entonces su gobierno, durante el cual si bien pudo restablecer la unidad política, sin embargo, debido a su escasa experiencia, se vio muy sometido a la influencia de los jeques almohades.

Uno de los hechos más significativos que tuvieron lugar durante el gobierno de al-Rašīd fue la restauración de ciertos ritos y normas tradicionales almohades que habían sido abolidos por su padre, al-Ma’mūn, entre ellos la reintroducción de la mención del nombre del imam al-Mahdī en el sermón de la oración del viernes y en las acuñaciones monetarias, símbolo del restablecimiento de la perdida ortodoxia almohade que le granjeó el apoyo de muchos de los jeques insurrectos que apoyaban al disidente Yaḥyà. Sin embargo, la inmediata revuelta protagonizada por Ibn Waqārīṭ, jeque de los Haskūra, obligó a al-Rašīd a abandonar Marrakech, dirigiéndose a Siŷilmasa, lo que revelaba la extrema debilidad de su posición, mientras la capital era ocupada por su rival Yaḥyà. Finalmente, al-Rašīd pudo recuperar el control de la situación y en 633/1236 se produjo el asesinato de Yaḥyà a manos de los árabes al-Ma‛qil, entre quienes había buscado refugio, siendo enviada su cabeza a Marrakech, donde fue colgada en una de las puertas de la ciudad. Con la desaparición de Yaḥyà se ponía fin a una dinámica de división interna iniciada trece años atrás, volviéndose a recuperar la unidad política, que se había roto en 620/1224, tras la inesperada y accidental muerte de Yūsuf II al-Mustanṣir.

Mientras que en los dominios magrebíes al-Rašīd pudo a duras penas sostener su posición, en cambio en al-Andalus la situación no hizo sino empeorar respecto a sus antecesores, debido a dos factores. Por un lado, la fragmentación del poder por la multiplicación de caudillos locales que rechazaban el inoperante dominio almohade, ocupando el creciente vacío de poder dejado por ellos. Segundo, la continuación del imparable avance de los cristianos, en particular las conquistas de Fernando III en el valle del Guadalquivir y de Jaime I en la zona de Levante, así como la culminación del avance portugués en el Alentejo y el Algarve. Ya en 625/1228 se había iniciado la rebelión de Abū ‛Abd Allāh Muḥammad b. Yūsuf b. Hūd al-Ŷudāmī en al-Sujayrat, el castillo de los Peñascales, en el Valle de Ricote (cerca de Murcia). Al poco tiempo entró en escena un nuevo e importante personaje, Abū ‛Abd Allāh Muḥammad b. Yūsuf b. Naṣr b. al‑Aḥmar, quien en el año 629/1232 fue aclamado por la población de Arjona y se otorgó el título de amīr al-muslimīn. A partir de la muerte de Ibn Hūd en Almería en 635/1238, Ibn al-Aḥmar se convirtió en el principal caudillo andalusí, siendo el fundador de la dinastía nazarí de Granada. Asimismo, en 631/1234 se registraba una nueva defección, la protagonizada en Niebla por Šu‛ayb b. Muḥammad b. Maḥfūẓ, privando a los almohades del dominio de una de las principales coras del Occidente andalusí. Esta situación de completo hundimiento del dominio almohade fue aprovechada por los cristianos para continuar su avance, registrándose durante la época de al-Rašīd conquistas tan importantes y significativas como las de Córdoba (1236) o Valencia (1238). Sin embargo, lo cierto es que al-Rašīd fue el último de los califas almohades que llegó a ejercer una cierta influencia en al-Andalus, como denota la momentánea vuelta a su obediencia de Sevilla, la principal ciudad islámica peninsular, en 635/1238.

Tras la muerte de Yaḥyà, al-Rašīd logró otro éxito importante con la captura de Ibn Waqārīṭ, el jeque de los Julṭ, que fue trasladado desde Sevilla hasta Marrakech, donde fue ejecutado. Fue, pues, al-Rašīd, un soberano más enérgico que sus antecesores, volviendo a restaurar la pureza de la doctrina almohade, que al-Ma’mūn había dejado de lado al ordenar en 627/1230 que se omitiera el nombre del Mahdī en el sermón de la oración del viernes y en las acuñaciones monetarias. Sin embargo, pese a la recuperación de cierta estabilidad, la época final de su gobierno está marcada por el comienzo de las hostilidades con los benimerines, frente a los cuales se registran los primeros choques, iniciándose de esta forma una dinámica que, al cabo de tres décadas de enfrentamientos, va a suponer el fin definitivo de la dinastía almohade, tras la toma de Marrakech por los benimerines en 668/1269.

La muerte de al-Rašīd tuvo lugar de forma accidental, cuando una barca en la que paseaba por un estanque con algunas esclavas volcó, provocándole, al parecer, una grave pulmonía a consecuencia de la cual murió a los tres días, el 10 de Ŷumādà II de 640/5 de diciembre de 1242. Fue sucedido por su hermano, que gobernó durante los cinco años siguientes bajo los sobrenombres de al-Mu‛taḍid y al-Sa‛īd.

 

Bibl.: A. Huici Miranda (trad.), Al-Bayān al-Mugrib fī Ijtisār Ajbār Muluk al-Andalus wa al-Magrib por Ibn ‘Iḏārī al-Marrākušī, Tetuán, Editorial Marroquí, 1953, 3 vols.; A. Huici Miranda, Historia política del Imperio almohade, Tetuán, Editorial Marroquí, 1956-1957, 2 vols.; A. Huici Miranda (ed.), Ibn ‘Iḏārī: al-Bayān al-Mugrib. Nuevos fragmentos almorávides y almohades, Valencia, Caja de Ahorros y Monte de P. de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1963; A. Huici Miranda (trad.), Ibn Abī Zar: Rawd al-Qirtās, Valencia, 1964, 2 vols.; M.ª J. Viguera (coord.), El retroceso territorial de al-Andalus. Almorávides y almohades, siglos XI al XIII, Madrid, Espasa Calpe, 1997; P. Cressier, M. Fierro y L. Molina, Los Almohades: problemas y perspectivas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2005.

 

Alejandro García Sanjuán

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