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Ildefonso Zubía Icazuriaga

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Biografía

Zubía Icazuriaga, Ildefonso. Logroño (La Rioja), 24.I.1819 – 3.VI.1891. Farmacéutico, botánico, agricultor.

Hijo de modesta familia, huérfano a los seis años, ingresó en el Seminario Conciliar para iniciar unos estudios que el decreto de exclaustración firmado el 8 de marzo de 1836 le impediría continuar; tras abandonar el seminario regresaría a Logroño, donde entró al servicio del farmacéutico José Ruiz.

En 1840 pasó a Madrid, estudió en el Colegio de San Fernando, obtuvo los títulos de bachiller (14 de noviembre de 1840), licenciado (28 de septiembre de 1843) y doctor en Farmacia (29 de octubre de 1843); simultaneó sus estudios con la plaza de practicante en la botica de Pablo Androner, ubicada en la madrileña calle de la Montera.

A comienzos de octubre de 1843, concretamente el día 2, es nombrado, por la Junta Inspectora del Instituto de Segunda Enseñanza de Logroño, catedrático interino de Historia Natural; apenas un año después, el 27 de septiembre de 1844, logrará la plaza en propiedad.

En Logroño desarrolló una reconocida labor como recolector, principalmente de vegetales, pero también de insectos, minerales y fósiles, depositados en el museo del Instituto de Segunda Enseñanza; fruto de sus trabajos es una Flora de La Rioja, publicada post-mortem (1921).

En la primavera de 1847 opositará, con éxito, a una de las cátedras universitarias vacantes de Historia Natural; se le adjudicó la de la Universidad de Oviedo, a la que se incorporó en los comienzos del curso 1847-1848; se mantuvo en ella poco más de un mes. Tras aducir “motivos de salud” vuelve, el 16 de noviembre de 1847, al Instituto de Logroño, al que dedicará el resto de su vida académica. En 1850 contrajo matrimonio con Juana Arias; el matrimonio tuvo siete hijos, ninguno logró sobrevivirle.

Compaginó la enseñanza de la Historia Natural en el Instituto de Logroño, en el que ejerció temporalmente como director (1866-1868; 1884; 1887-1891), con la propiedad de la oficina de farmacia de José Ruiz, a cuyo servicio estuviera durante sus años mozos.

Tras obtener, por la Universidad de Valladolid, el grado de regente en “Elementos de Física y Nociones de Química” (24 de enero de 1851), impartió esta disciplina en el Seminario Conciliar de Logroño (1853-1856) y en el propio Instituto de Enseñanza Media (1856-1868); también de este período datan sus estudios sobre las aguas minero-medicinales de Torrecilla en Cameros (1858; 1865). El 18 de junio de 1854 alcanzó el título de licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Zaragoza.

Fue corresponsal del Museo de Ciencias Naturales de Madrid (1848) y del Colegio de Farmacéuticos de Madrid (1855); miembro de la Sociedad Antropológica Española (1864), de la Real Sociedad Española de Historia Natural (1872), de la Sociedad Botánica Barcelonesa (1872) y de la Sociedad Linneana Matritense (1878), así como académico correspondiente de la de Medicina y Cirugía de Valladolid (1854) y de la de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona (1873).

Presidió el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Logroño (1878) y tomó parte activa en la resolución de los problemas sanitarios y agrícolas padecidos por la ciudad y su entorno (epidemia de cólera –1884, 1885–, mildium de la vid –1885–, adulteraciones de alimentos –1876–, etc.); desde 1878 ocupó el puesto de subdelegado de Farmacia en el partido judicial de Logroño. Fue recompensado con una Cruz sencilla de Carlos III, y el título de Caballero anejo a ella (23 de enero de 1878), y con la Encomienda de Isabel la Católica (23 de enero de 1883).

Colaboró con la prensa farmacéutica, El Restaurador Farmacéutico y La Farmacia Española se hicieron eco de sus trabajos y de su actividad profesional. No le fue ajeno el trabajo de viticultor, gracias al cual logró premios tanto en la Exposición Agrícola Nacional de 1857 como en la Exposición Nacional Vinícola de 1877.

El Ayuntamiento de Logroño le dedicó, el 7 de enero de 1899, una glorieta. Una estatua, obra del escultor Rubio Dalmati, erigida en 1974 en la plaza que lleva su nombre, y la revista Zubía –consagrada por el Instituto de Estudios Riojanos, desde 1985, a los temas de ciencias experimentales, naturales y matemáticas– perpetúan su memoria.

 

Obras de ~: “Discurso inaugural pronunciado en la apertura del curso de 1846 al 47 en el Instituto provincial de Logroño”, en El Restaurador Farmacéutico, 2 (24) (1846), págs. 289-292; Informe del análisis de los gases contenidos en las aguas minero-medicinales de Riva los Baños en Torrecilla de Cameros (Logroño), Logroño, Imprenta de Ruiz, 1863 (reimpr. en Logroño, Librería de La Rioja, 1910); Flora de La Rioja, I. Reseña de la provincia de Logroño como preliminar al conocimiento de la Flora de La Rioja. II. Fitografía riojana. Logroño, Librería Moderna, 1921, 2 vols. (ed. facs., Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1983).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Administración (Educación y Ciencia), exp. personal de Ildefonso Zubía Icazurriaga], leg. 5955-22.

L. Siboni y A. Bellogín, “Zubía (D.Ildefonso)”, en Un boticario y varios farmacéuticos. Perfiles. Semblanzas profesionales, Barcelona, Pedro Ortega, 1888, págs. 767-782; Z. Zorzano, “Don Ildefonso Zubía”, en La Farmacia Española, 23 (1891), págs. 385-387; I. del Pan, “Prólogo”, en I. Zubía, Flora de La Rioja, I, Logroño, Librería Moderna, 1921, págs. 7-17; J. Fernández Sevilla, “El Dr. Zubía. Un botánico de La Rioja”, en Berceo, 85 (1973), págs. 161-169; A. Ollero de la Torre, “El catedrático logroñés Dr. Zubía”, en Zubía (Z), 8 (1990), págs. 193-210; J. Martínez Abaigar y A. González Bueno, “Ildefonso Zubía Icazuriaga (1819-1891). Su legación testamentaria y las colecciones depositadas en Logroño”, en Acta Botánica Malacitana, 16 (1991), págs. 468-469; J. Martínez Abaigar, E. Núñez Olivera y A. González Bueno, “El herbario del Dr. Zubía conservado en Logroño”, en Z, monográfico 3 (1991), págs. 87-93; L. Español González, “Ildefonso Zubía, un reto para la Historia de la Ciencia en La Rioja”, J. Jiménez Martínez, “Ildefonso Zubía: datos biográficos inéditos y homenajes tributados” ; E. Núñez Olivera, J. Martínez Abaigar y A. González Bueno, “Correspondencia de Ildefonso Zubía con los botánicos austriacos Eugen von Halácsy (1842-1913) y Karl Keck (1825-1894)”; J. M.ª Jaime Lorén, “Una carta de Ildefonso Zubía en el Jardín Botánico de Valencia” y E. Núñez Olivera, J. Martínez Abaigar, N. Betancourt y A. García Álvaro, “Bibliografía zubiana”, en Z, monográfico 9 (1997), págs. 77-104, págs. 105-119, págs. 121-126, págs. 127-129 y págs. 221-227 respect.

 

Antonio González Bueno

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