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Manuel Vázquez Sagastizábal

Biografía

Vázquez Sagastizábal, Manuel. Sevilla, 17.X.1910 – Valsequillo (Córdoba), 23.I.1939. Aviador militar, caballero Laureado de San Fernando.

Cabo de complemento y piloto civil con apenas cien horas de vuelo, en julio de 1936, se unió al levantamiento en los primeros momentos, y participó con el grupo de avionetas del Aero Club sevillano en las operaciones que las magras e improvisadas columnas realizaban en el campo andaluz. El 23 de julio, realizando una misión de reconocimiento sobre Puente Genil, aterrizó con su avioneta a casi un centenar de kilómetros de las líneas para adquirir información sobre la suerte que habían corrido los tenientes Bada y Medina, caídos en aquellas inmediaciones, despegando a continuación. Voló intensamente en el verano y el otoño, llegando a realizar, los días 13 y 14 de octubre, siete servicios en misiones de reconocimiento y enlace, tomando tierra junto a las avanzadillas para informar, y una vez en tierra, apoderarse de una bandera roja bajo el fuego enemigo, dirigiendo luego con su avioneta a un sesquiplano Breguet que se hallaba volando en aquella zona, hasta una batería que fue eficazmente bombardeada por éste. Por esta acción fue ascendido a alférez, y en febrero de 1937 pasó a formar parte de la escuadrilla 2-E-2, que mandaba el capitán Salas, dotada con biplanos Heinkel He-51, y con ella actuó en los frentes de Asturias, desde los aeródromos de León y Navia, en febrero y marzo; poco después, al formar el comandante García Morato las escuadrillas de caza, lo integró en la 1-E-3, de Fiat CR-32, siendo Vázquez el primer oficial provisional que voló en estas unidades.

Su primera victoria aérea tuvo lugar el 2 de junio, en el frente de Segovia, en las operaciones para rechazar la ofensiva que el enemigo, tratando de descongestionar el Frente Norte, había lanzado. Desplazada su escuadrilla desde Zaragoza al aeródromo de Ávila el día anterior, se encontraba aquella mañana realizando una patrulla de vigilancia, en pareja con el capitán Guerrero, cuando una formación enemiga de bombarderos ligeros Natacha, protegida por una escuadrilla de Chatos se presentó sobre el frente; los aviones rebeldes, sin tener en cuenta su notoria inferioridad numérica, entablaron combate, derribando Vázquez dos Natacha, persiguiendo luego a un Chato que, aparentemente, resultó tocado.

Rechazado el enemigo en el centro, apenas una semana después, sobre la capital, combatió contra una formación enemiga que trataba de bombardear la ciudad del Pilar, derribando un bombardero Potez 25.ª y un monoplano de caza, I.16 Rata, y el día 16 de aquel mes abatiría otro Rata, entrando con esta 5.ª victoria en la categoría de los “Ases”.

Ascendido a teniente, combatió en los frentes del Centro, con ocasión de la batalla de Brunete, y de Santander y Asturias durante la ofensiva “nacional” que liquidó el frente Norte en octubre de 1937. En la dura ofensiva republicana en el frente de Teruel en las últimas semanas de aquel año, que dio lugar a una de las más duras batallas de la Guerra Civil, en la que a la violencia de los combates se añadió la del clima en uno de los inviernos más crudos del siglo, que se sentía con crudeza en aquellas cabinas abiertas y sin calefacción.

El número de aviones de una y otra parte era muy importante y los encuentros, frecuentes; el 28 de diciembre en un duro combate desarrollado entre formaciones de caza de ambos bandos. Vázquez abatió, al este de Teruel, un Rata cuyo piloto saltó con el paracaídas del aparato envuelto en llamas; una semana más tarde, el 6 de enero de 1938, cuando realizaba un servicio de protección a bombarderos Heinkel He 111, la pareja formada por los tenientes Vázquez y Bayo, rechazaron un ataque de la caza enemiga, derribando un Chato cada uno, y el 28, cuando el grupo realizaba un crucero de vigilancia en aquel frente, se entabló combate con cazas enemigos, resultando derribados cinco, uno de ellos, un Rata por Vázquez sobre el puerto del Escandón.

Continuó su constante combatir, y sus victorias aéreas, en la primavera de 1938, abatiendo sobre Alcañiz un Natacha, y en el verano, en el frente de Extremadura atacó a una formación de bimotores de bombardeo, Katiuska derribando uno.

Su actuación dio lugar a que el “As de ases” de la caza española, el laureado comandante García Morato le propusiera para el ascenso por méritos de guerra.

El mismo comandante escribiría de él: “Este oficial es valeroso, hábil, disciplinado e inteligente, de alto espíritu combativo y gran compañero”, y el capitán Salas, que lo había tenido a sus órdenes lo definiría como “brillantísimo oficial, audaz e inteligente, muy apto para ocupar cargos superiores”.

En la batalla desarrollada en el verano y otoño de 1938, en el gran meandro del Ebro, entre Fayón y Cherta, la más larga y dura de la guerra, derribó el teniente Vázquez seis aviones. Fue ascendido a capitán provisional y recibió el mando de una escuadrilla de caza, la 1-E-3.

El 12 de enero de 1939 su escuadrilla, que se encontraba en Escatrón, participando en la ofensiva nacional sobre Cataluña, se trasladó al frente de Córdoba para oponerse a la ofensiva enemiga en el sector de Peñarroya, y allí, sobre Valsequillo; el 23, se encontraba con su escuadrilla en servicio de protección lejana de un grupo de Junkers Ju-52 que realizaba una misión de bombardeo en aquel frente, cuando ya llevaba la escuadrilla una hora en el aire, se presentó una formación enemiga de quince biplanos de caza, Chatos, que se dirigía a atacar a los bombarderos. Vázquez se fue contra ellos que eludieron el combate y se retiraron perseguidos por la escuadrilla “nacional”, pero dado que el combustible empezaba a escasear, Vázquez, quedándose únicamente con su patrulla, ordenó el regreso a la base del resto de la escuadrilla. Cuando los aparatos enemigos vieron que solo eran tres los aviones que les perseguían, les hicieron frente, entablándose un combate muy desigual —tres aviones contra quince, seis ametralladoras contra sesenta— que afrontó la patrulla “nacional” estimulada por el ejemplo de su jefe que, atacado simultáneamente por tres Chatos, recibió un tiro que le entró por la ingle y le salió por la espalda, al tiempo que el motor de su Fiat, alcanzado por el fuego enemigo, dejaba de funcionar, viéndose forzado el capitán Vázquez a arrojarse con el paracaídas, cayendo en terreno enemigo, sin conocimiento que no recuperó hasta su muerte unas horas más tarde, en un hospital militar de los republicanos, en Valsequillo.

Considerando el general Kindelán que el capitán Vázquez era merecedor de la Cruz Laureada de San Fernando, en el escrito-propuesta, diría: “El capitán don Manuel Vázquez Sagastizábal era de valor temerario y de entusiasmo militar insuperable. La acción que le costó la vida al luchar solo contra quince cazas enemigos más potentemente armados que el suyo, es un ejemplo de heroísmo, pero de este mismo tipo había ejecutado varias docenas en el curso de la guerra.

Siempre el primero, infatigable en su acometividad y arrojo, no miró nunca el número de sus enemigos.

Caso claro de oficial merecedor de que se le conceda la Cruz Laureada de San Fernando; se personificaría en él la recompensa a las grandes virtudes de la oficialidad provisional de Aviación puestas de relieve en la guerra.”.

El 26 de noviembre de 1947, tras una larga andadura de nueve años, ya que “no había regresado con el aparato”, según consideraba condición sine qua non la letra del, a la sazón ya anacrónico Reglamento de la Orden, de 1921, fue sería concedida la Laureada, entrando así en la Orden del “valor heroico”.

Vázquez Sagastizábal, al derribar veintidós aviones enemigos en combate, se situó en el cuarto lugar de los “Ases” de la Aviación Militar española.

 

Bibl.: J. Salas Larrazábal, La guerra de España desde el aire, Barcelona, Ariel, 1971; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, t. 8, Vitoria, Garriga Ediciones, 1972; R. de la Cierva, Historia ilustrada de la guerra civil española, Barcelona, 1977; J. Mas Godayol (dir.), Ases de la Aviación, Barcelona, Delta, 1984, n.º 8; Instituto de Historia y Cultura Aérea, Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Militar, 1988; J. Salas Larrazábal, Guerra aérea 1936-1939, Madrid, 1999, 3 vols.; E. Herrera Alonso, Heroísmo en el cielo: laureados de San Fernando en el Museo del Aire, Madrid, Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, 1999; Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

Emilio Herrera Alonso

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