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Félix Huarte Goñi

Biografía

Huarte Goñi, Félix. Pamplona (Navarra), 6.XI.1896 – 12.IV.1971. Empresario y vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra.

Considerado el “empresario navarro más importante de los dos últimos siglos” (Paredes, 1997: 153), se dedicó también con pasión al desarrollo económico y social de Navarra. De origen humilde, tuvo una infancia marcada por la muerte de tres de sus cuatro hermanos y por la de su madre, cuando sólo tenía catorce años. Entonces abandonó sus estudios para ayudar al sustento familiar. En 1911 empezó a trabajar en una promotora de viviendas. La empresa quebró en 1913, pero dos empleados crearon una oficina de delineación y topografía, invitando a Félix Huarte a ir con ellos. Este negocio también fracasó, pero allí aprendió el oficio que le dio acceso en 1916 a la constructora de Rufino Martinicorena, donde llegó a ser encargado general y jefe técnico. En 1923 contrajo matrimonio con Adriana Beaumont, con quien tendría tres hijos y una hija.

En Martinicorena conoció a Emilio Malumbres, experto albañil con quien fundó en 1927 la constructora Huarte y Malumbres, S.L., que en pocos años se convirtió en una de las líderes del sector. El detonante de su rápida expansión fue la construcción de la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria de Madrid. La empresa consiguió terminarla en un tiempo récord —cinco meses—, de tal forma que fue el primer edificio de la Ciudad Universitaria.

Este logro puso de manifiesto la fuerte personalidad de Félix Huarte, capaz de cumplir todo lo que se proponía. El prestigio ganado ante las autoridades le llevó a ser una de las constructoras más solicitadas en las grandes obras impulsadas por el Estado, como los Nuevos Ministerios. Pero los primeros años no fueron fáciles para la empresa. Al principio dependió mucho de los préstamos de Toribio López, que llegó a convertirse en el principal accionista. A finales de la República, Huarte estuvo amenazado de muerte por componentes de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) —capitaneados por un hijo de Largo Caballero, trabajador de la empresa—, que veían en este empresario “romántico” un enemigo mayor que los patronos “déspotas”. La Guerra Civil y la incautación de los bienes de la constructora en Madrid pondrían en gran apuro el futuro de la compañía, pero no acabaron con ella. En 1940 reanudó sus trabajos en los Nuevos Ministerios y consiguió la adjudicación de otra serie de obras oficiales. Pero en 1944, Félix Huarte sufrió una grave dolencia cardíaca que le obligó a retirarse. Los principales accionistas —los hijos de Toribio López— decidieron retirar su capital y amenazaron con la liquidación de la empresa. Pero Huarte se recuperó para hacer frente a la situación. Gracias al préstamo de un buen amigo, Luis Casariego, y al apoyo del Banco Hispanoamericano, devolvió a los López toda su inversión (11.000.000), quedando como únicos accionistas él (81,7 por ciento del capital) y Malumbres (18,3 por ciento).

En los años siguientes la empresa alcanzó gran esplendor. En 1947 consiguió, junto con otras tres empresas, la adjudicación de todas las obras del Seguro de Enfermedad de España, lo que impulsó su expansión por todo el territorio nacional. La competitividad que alcanzó en este tipo de edificios hizo que en los años siguientes construyera gran parte de las residencias hospitalarias y clínicas de España. Pero también realizó otras importantes obras, como la factoría siderúrgica de Avilés y la base militar de Rota. En Madrid erigió varios edificios de gran calibre, como las Torres de Colón, Torres Blancas y la residencia hospitalaria de La Paz. Pero a Félix Huarte toda esta actividad se le quedaba pequeña. Así que en la década de 1950 dejó la gestión directa de la constructora en manos de sus hijos para impulsar el grupo empresarial que había surgido en torno a las actividades de construcción. El crecimiento del grupo fue tan llamativo como el de la constructora, llegando a crear empresas de sectores tan diversos como los transformados metálicos, componentes de automoción, papeleras, explotación de aparcamientos, estudios de ingeniería, industrias alimentarias, y un largo etcétera.

En 1963, a la edad de sesenta y siete años, Félix Huarte dio otro giro radical a su vida cuando decidió dedicarse de lleno a la política, con la única ambición de impulsar el desarrollo de Navarra. En 1964 fue elegido diputado foral de Navarra y nombrado vicepresidente de la Diputación. Su mentalidad empresarial reformó radicalmente la burocracia de este órgano, y le llevó a impulsar un plan de desarrollo para Navarra, alcanzando grandes logros en la promoción de empresas, las infraestructuras y la enseñanza profesional y técnica de la región. En 1967 presentó su dimisión en la Diputación. En 1970 su salud empezó a empeorar y falleció el 12 de abril de 1971 en la Clínica Universitaria de Navarra. Partiendo de cero desde el punto de vista económico y familiar, llegó a crear uno de los grupos industriales más potentes de España y contribuyó de manera decisiva a la modernización de Navarra. A su fallecimiento, el Grupo Huarte contaba con unas setenta empresas y diecisiete mil seiscientos empleados.

 

Bibl.: J. Paredes, Félix Huarte, 1896-1971. Un luchador enamorado de Navarra, Barcelona, Ariel, 1997; “Homenaje a Félix Huarte”, en Negocios en Navarra, año XIV, n.º 151 (julioagosto de 2004).

 

José M. Ortiz-Villajos y Álvaro Dantart

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