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Juan de la Peña

Biografía

Peña, Juan de la. Valdearenas (Guadalajara), 1513 – Salamanca, 28.I.1565. Dominico (OP), teólogo, catedrático, moralista.

Después de una formación elemental dentro de la familia y de su pueblo, ingresó en la Abadía cercana de Sopetrán, del municipio de Hita, en la provincia de Guadalajara. Pertenecía esta Abadía a la Congregación reformada de los benedictinos de Castilla.

Durante cinco o seis años llevó aquella vida de soledad y silencio. Atraído por el esplendor intelectual de la Orden de Predicadores, con dispensa de la Santa Sede, tomó el hábito dominicano en el Convento de San Pedro Mártir de Toledo, haciendo ahí mismo la profesión religiosa. Se conserva el acta de la profesión en este Convento con su firma entre otras, donde se dice que profesó dominico el 5 de julio de 1536 y que fueron sus padres Alonso de Cáliz y María de la Peña. En este Convento toledano hizo sus primeros estudios filosófico-teológicos.

Pronto destacó por su clara inteligencia y su fuerte inclinación al estudio de la Teología. Para perfeccionarse en este campo fue destinado al Colegio de San Gregorio de Valladolid. Juró los estatutos de este Colegio el 30 de octubre de 1540. Tuvo como profesores a Bartolomé de Carranza y Melchor Cano.

Entre los condiscípulos figuran hombres muy conocidos en la historia de la teología y de la espiritualidad: Pedro de Sotomayor, Luis de Granada, Juan de Villagarcía y Felipe de Meneses.

Admirador de su maestro Bartolomé Carranza de Miranda, y de acuerdo con su doctrina y lenguaje, se mostró siempre favorable a este célebre arzobispo de Toledo en su proceso de herejía. Esta actitud le ganará a J. de la Peña las antipatías y sospechas inquisitoriales.

El inquisidor general Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla, llegó a advertirle delante de los miembros del Consejo del Santo Tribunal que ellos no sólo castigaban a los herejes, sino también a sus autores y a los que impedían en alguna manera las actuaciones de Santo Oficio. Aprovechando una estancia de J. de la Peña en Toledo, fue registrada la celda de éste en el Colegio de San Gregorio de Valladolid por los delegados inquisitoriales, que le robaron importantes apuntes. A pesar de tan malintencionados esfuerzos, la figura del protagonista superó todas las sospechas que pesaban sobre él. La Peña siguió actuando con gallardía y libertad. Por encima de toda pasión expuso hasta el final la necesidad de superar en los juicios la literalidad de las expresiones de los encausados e ir al fondo de las doctrinas, y de las intenciones que se pueden observar en los contextos de las aserciones sometidas a examen. Protestará enérgicamente La Peña que el lenguaje intimista no lo habían inventado los herejes, sino que era propio de la literatura eclesiástica y espiritual. Ellos lo han robado, y ahora los intelectualistas proinquisitoriales se avergüenzan de esa joya literaria, que se ve desde los santos padres hasta los doctores y autores espirituales de la más exigente ortodoxia.

El 30 de octubre de 1559 tomó posesión de la Cátedra de Sustitución de Prima de Teología de la Universidad de Salamanca, que tenía en propiedad Domingo de Soto, jubilado en 1556 y sustituido hasta el 10 de septiembre de 1559 por el dominico Ambrosio de Salazar. Al morir D. de Soto el 15 de noviembre de 1560, se abrió la oposición a esa Cátedra de Prima, que fue ganada por el catedrático de Vísperas el dominico Pedro de Sotomayor, que tomó posesión de ella el 16 de diciembre de ese año. En ese mismo día 16 se iniciaba el concurso por la Cátedra de Vísperas de Teología. Juan de la Peña se presentó como candidato y ganó la oposición, tomando posesión de dicha Cátedra el 24 de marzo de 1561. Ya era doctor por la Universidad de Sigüenza, pero hubo de someterse a las exigencias salmantinas de ser graduado en la Universidad del Tormes. Hechos los debidos ejercicios se le concedió la licenciatura en Teología por Salamanca el 28 de marzo de 1561. Al mes siguiente, el día 20, era laureado con el magisterio o doctorado en la misma Facultad. Respecto a su graduación especial en la Orden Dominicana, en el capítulo provincial celebrado en el Convento de San Esteban de Salamanca el 17 de mayo de 1551, Juan de Peña fue presentado para explicar las Sentencias de Pedro Lombardo, como preparación para recibir el grado de maestro en Teología, que la Orden Dominicana concede a los que han brillado durante varios años en su profesorado.

Su enseñanza con esa finalidad la ejerció en el Colegio de San Gregorio de Valladolid. El capítulo provincial celebrado en el Convento de Piedrahita (Ávila) el 26 de abril de 1561 habla de la aceptación de ese magisterio.

Algo más tarde, el 25 de mayo de ese año, se reunía el capítulo general en Aviñón, y en él fue aprobado para Juan de la Peña el título de maestro en Teología, por la autoridad máxima de la Orden de Santo Domingo.

En la Universidad de Salamanca, siendo sustituto de la Cátedra de Prima de Teología, explicó las 31 primeras cuestiones de la Secunda Secudae de la Suma de Teología de santo Tomás de Aquino. Corresponden esas lecciones al curso 1559-1560. En los años académicos siguientes, desde octubre de 1560 hasta enero de 1565, continuó explicando la Secunda Secundae y la Tertia Pars de la citada Suma de Teología en la Cátedra de Vísperas que ganó a principios de 1561. Al quedar vacante la Cátedra de Prima de Teología por la muerte de P. de Sotomayor, se pensó inmediatamente en él para pretender esa Cátedra de Prima. J. de la Peña se negó en firme, proponiendo la candidatura de Mancio de Corpus Christi, catedrático de Prima de la Universidad de Alcalá, que en efecto la sacó adelante sin el menor escollo. La muerte de J. de La Peña tuvo lugar en pleno curso de forma inesperada. Fue enterrado en la sala capitular antigua del Convento salmantino de San Esteban, hoy “Panteón de Teólogos”, en donde se encuentran los restos de los grandes maestros de ese Convento.

Las lecturas o lecciones de clase de J. de la Peña fueron tenidas en mucha consideración por los teólogos de los siglos XVI y XVII. Mancio de Corpus Christi parece seguirlas muy de cerca en la composición de las suyas. Fray Luis de León las guardaba entre sus cartapacios; B. de Medina las alaba y las utiliza en la composición de sus comentarios. D. Báñez exalta la valía de este teólogo y su prestigio en la Universidad de Salamanca. Se suele decir que se copian unos a otros. La verdad es que los grandes centros de estudios procuraban tener el mayor número posible de manuscritos de los sucesivos maestros y de los apuntes tomados por los alumnos en clase, constituyendo un depósito de inapreciable valor doctrinal. No se puede decir que éste copiaba a aquél. Quizás ambos copiaban del mismo depósito de apuntes. Muchos se inspiraban o copiaban de esas mismas fuentes, sin que eso se considerara delito, porque era divulgar las enseñanzas de la misma Escuela.

 

Obras de ~: Commentaria in Secundam Secundae S. Thomae, cód. 333-53.1 (ms. en Biblioteca de la Universidad de Sevilla); In Secundam Secundae a quaestione 1 usque ad quaestionem 76, cód. 1852 (ms. en la Biblioteca de la Universidad de Coimbra); In Secundam Secundae (cuestiones 23-27 y 32-33), cód. 2566 (ms. en la Biblioteca Nacional de Lisboa); In Secundam Secundae [textos de algunas cuestiones: 40, 43-44, 57-60, 62-64, 67- 71 y 77-78] cód. 2832 (ms. en la Biblioteca Nacional de Lisboa); Super Secundam Secundae, cód. Vat. Lat. 6993 (ms. en la Biblioteca Apostólica Vaticana); Scholia in Tertiam Partem Divi Thomae Aquinatis, cód. Vat., Cód. Ottob. Lat. 1027 (ms. en la Biblioteca Apostólica Vaticana); Commentaria in Tertiam Partem, cód. 2800 (ms. en la Biblioteca Nacional de Lisboa); In Tertiam Partem, s/n Valladolid, (ms. en Biblioteca del Seminario de Valladolid); De Sacramentis, cód. 1041 (ms. en la Biblioteca Angelica de Roma) (atrib.); De merito Christi (Relección o Conferencia ante la Universidad), cód. P. 13, 618, Add. 20.915 (ms. en el British Museum de Londres).

 

Bibl.: J. Cuervo, Historiadores del convento de San Esteban de Salamanca, t. I, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1914, pág. 261 (t. II, ib., 1914, págs. 671, 674); G. Arriaga y M. M.ª Hoyos (OP), Historia del Colegio de San Gregorio de Valladolid [...], II, Valladolid, Tipografía Cuesta, 1930, págs. 126-127; F. Ehrle, Los Manuscritos Vaticanos de los Teólogos Salmantinos del siglo XVI [...] Primera Edición Española corregida y aumentada a cargo del Padre J. M. March, S. J., Madrid, Estudios Eclesiásticos, 1930, págs. 77-80; V. Beltrán de Heredia (OP), “Los manuscritos de los Teólogos de la Escuela Salmantina”, en Ciencia Tomista (CT), 42 (julio-diciembre de 1930), pág. 337; El Maestro Juan de la Peña [...], Salamanca, Tipografía Calatrava, 1936 (transcribe importantes textos; publicado antes en artículos en Ciencia Tomista, 1935-1936); El antiguo Capítulo conventual de San Esteban de Salamanca, panteón de religiosos insignes, Salamanca, Gráficas Núñez, 1951, págs. 15-16; C. Pozo, La teoría del progreso dogmático en los teólogos de la Escuela de Salamanca, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Francisco Suárez, 1959, págs. 147-156; J. I. Tellechea Idígoras, “Censura de Fray Juan de la Peña sobre proposiciones de Carranza”, en Anthologica Annua, 10 (1962), págs. 399-449; “Censura inédita del Audi, filia de 1556 por fr. Juan de la Peña, O.P. (?). Su influjo en el texto corregido por... Juan de Ávila”, en Maestro Juan de Ávila, Avisos y Reglas Cristianas sobre aquel verso de David “Audi, filia”. Introdución y edición de L. Sala Balust..., Barcelona, J. Flors, Espirituales Españoles, 1963 (la censura de J. de la Peña en págs. 307-320); L. Martínez Fernández, Sacra Doctrina y Progreso Dogmático en los “Reportata” inéditos de J. de Guevara, dentro de la Escuela de Salamanca, Vitoria, Editorial Esset, 1967, págs. 323-324 (dedicadas a J. de la Peña); J. I. Tellechea Idígoras Tiempos Recios. Inquisición y heterodoxias [...], Salamanca, Ediciones Sígueme, 1977, págs. 45-47 y 84-89; J. I. L. Pereña et al., Juan de la Peña. De bello contra insulanos. Intervención de España en América [...], Madrid, CSIC, Corpus Hispanorum de Pace, 9 y 10, 1982 (con textos de J. de la Peña y otros de la Escuela Salmantina), 2 vols.; R. Hernández (OP), “Concepto y notas de la Iglesia según Juan de la Peña” y “Las cuatro reglas de la infalibilidad de la Iglesia según Juan de la Peña”, en CT, 109 (1982), págs. 107- 137 y págs. 495-523, respect.; Juan de la Peña. Eclesiología. Réplica a la Iglesia de Lutero. Texto bilingüe, edición crítica y traducción [...], Salamanca, Editorial San Esteban, 1987.

 

Ramón Hernández Martín, OP

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