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Francisca de Domingo Pelegrini

Biografía

Domingo Pelegrini, Francisca de. Motilla del Palancar (Cuenca), 13.VII.1817 – Sabadell (Barcelona), 26.VIII.1892. Escolapia (SChP), educadora, superiora general.

Miguel de Domingo, padre de Francisca, natural de Baños de Valdearos (Burgos), era teniente de infantería, desde 1809, por su heroica actuación en el Segundo Sitio de Gerona, durante la Guerra de la Independencia; tras la caída de la ciudad en poder de los franceses, vivió prisionero en Francia durante cuatro duros años (1810-1814). En 1815 fue destinado a Motilla del Palancar. Allí, Miguel de Domingo, casado con Bárbara Pelegrini —natural de Ferrol e hija de padres militares italianos—, recibió, junto con su esposa, gozosamente el nacimiento de su última hija, Francisca, el 13 de julio de 1817. A partir de 1819, su padre tuvo varios traslados: Ferrol (1819), Granada (1823), Jaén (1823-1824), y el 1 de febrero de 1825, al regimiento cuarto ligero de infantería, con residencia en Figueras (Gerona). De 1826 a 1835 fue capitán de llaves del castillo y la máxima autoridad en la defensa de la plaza y de la frontera francesa por La Junquera (Gerona). Francisca de Domingo siguió la ruta de sus padres; tras pasar los dos primeros años de su infancia en Motilla, vivió en Ferrol, Granada, Jaén y Figueras (Gerona). Por una carta al rey Fernando VII, fechada en Ferrol el 26 de mayo de 1819, se conoce la preocupación de su padre por la educación de su hijo Francisco, hermano de Francisca, de trece años de edad.

Cuando Paula Montal, acompañada por su amiga, Inés Busquet, llegó a Figueras en 1829, para abrir una escuela para niñas, Francisca de Domingo, de doce años de edad, era de las pocas niñas de la ciudad que gozaba del privilegio de una educación conveniente, impartida por profesoras particulares, incluyendo el idioma francés, que perfeccionaba con su hermana en Francia. Para ampliar su formación acudió a las clases de labores, encajes y formación cristiana en la naciente escuela. Y tanto le impactó la entrega de aquellas jóvenes educadoras arenyenses, que sintiendo la llamada del Señor a seguirle, atraída por la misión que realizaban, decidió integrarse en aquel proyecto, y dedicar su vida a la noble tarea educativa de la niñez y juventud femeninas.

En 1837, a los veinte años, fue la primera joven que siguió la vida de santa Paula Montal y fue admitida en el grupo. Constituyó una valiosa ayuda para la escuela, dado el bagaje cultural que poseía. El 8 de mayo de 1842 acompañó a Paula Montal a la fundación de su segunda escuela en Arenys de Mar (Barcelona).

Con Paula Montal llegó, también, a Sabadell (Barcelona), el 14 de septiembre de 1846, para integrase en la Escuela Pía y fundar una tercera escuela. Su vida está unida, pues, a la de santa Paula y a los comienzos del instituto. El 2 de febrero de 1847 pronunció sus votos como Hija de María Escolapia, junto con la fundadora y las tres primeras compañeras. El 14 de marzo de 1847, en el Capítulo celebrado en Sabadell, fue elegida primera asistenta general. El 17 de marzo de 1850 obtuvo el título de magisterio en Barcelona y el 26 de enero de 1851 ganó por oposición la plaza de maestra pública de Sabadell, y la mantuvo hasta el año 1871, Primera República, fecha en que fue separada del magisterio oficial por disposición gubernativa.

De 1846 a 1871 estuvo de superiora y directora del Colegio de Sabadell. En el Capítulo General de 1871 la eligieron superiora general y la reeligieron en los capítulos de 1877, 1883 y 1889; no pudo terminar este sexenio por su fallecimiento en 1892.

Dotada de una inteligencia privilegiada, fue una gran educadora en las escuelas de Figueras (1837- 1842), Arenys de Mar (1842-1846) y Sabadell (1846-1871). Durante su generalato se fundaron ocho colegios: Carabanchel (Madrid), 1871; Lucena (Córdoba), 1871; Alcira (Valencia), 1877; Bujalance (Córdoba), 1878; Villanueva y Geltrú (Barcelona), 1880; Zaragoza, 1883; Valencia, 1886, y Santa Victoria en Córdoba, 1888. En 1872 se erigieron en el instituto dos provincias: Cataluña y Castilla. En ese período se logró, también, la aprobación definitiva de las constituciones por el papa León XIII, el 7 de enero de 1887, según el espíritu de san José de Calasanz.

Ensombrece su figura la poca valoración que manifestó hacia la madre fundadora y la excesiva influencia que tuvo sobre ella el sacerdote Félix Sardá y Salvany, por su orientación poco calasancia, que, si bien no llegó a producir una división, sí creó malestar entre las religiosas, agravada a su muerte. Con todo, los veintiún años de su generalato fueron fecundos para el instituto.

 

Bibl.: “Necrología de M. Francisca de Domingo”, en Catalogus Religiosorum Provinciæ Hungariæ Ordinis Scholarum Piarum, Madrid, 1891, n.º 153; D. Vidal, Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias, Barcelona, 1916; P. de Moraza, Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias, Valencia, Escuelas Pías, 1918; C. Rabaza, Alma humilde [Paula Montal], Barcelona, 1933; J. Jos, “Casas Generalicias”, en Escolapias, Datos para nuestra historia, Zaragoza, El Noticiero, 1971, págs. 1028-1031; Positio super virtutibus [Paula Montal], Roma, 1985, págs. 11- 170.

 

María Luisa Labarta Araguás, SChP

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