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Alonso Suárez de la Fuente del Sauce

Biografía

Suárez de la Fuente del Sauce, Alonso. Fuente el Sauz (Ávila), c. 1450 – Jaén, 5.XI.1520. Eclesiástico, obispo, inquisidor general, comisario general de Cruzada y presidente del Consejo del Reino.

Alonso Suárez de la Fuente del Sauce nació a mediados del siglo xv, en el corazón de la Moraña abulense, prácticamente en el triángulo formado por Fontiveros, Madrigal y Arévalo, en Fuente el Sauz.

Los historiadores no han podido precisar hasta ahora la fecha de su nacimiento. Sus padres fueron Pedro Sanz Suárez y Catalina Suárez, “ambos de rancia nobleza”.

Según las leyes vigentes de hoy, su nombre y apellidos serían Alonso Sanz Suárez, pero entonces no era así. También era frecuente ponerse como apellido el nombre del pueblo donde se nacía. Esto es lo que hizo Alonso Suárez quien eligió para primer apellido “Suárez” y para segundo “de la Fuente del Sauce”. Esta decisión fue motivada en buena parte por el aprecio que él tenía de su pueblo. Señal también de esta estima fue que, “al ser nombrado obispo de Mondoñedo (20 de marzo de 1493), tomó como motivo heráldico de su escudo de armas un fuente, y en el centro de ella un sauce llorón, cuyas ramas se inclinan nostálgicamente hacia la tierra, con un deje de tristeza y pesadumbre”.

Poco más se sabe de él antes de ser nombrado obispo de Mondoñedo en 1493. Desde aquí, en 1496, fue trasladado al obispado de Lugo. Tres años después, fue electo para la diócesis de Málaga, restaurada poco antes, pero no llegó a tomar posesión por haber sido promovido a ella el obispo de Jaén, Diego Deza. Fue entonces cuando don Alonso pasó a la diócesis de Jaén, para la que fue presentado el 7 de febrero de 1500. Siendo obispo de Mondoñedo aún, la gran reina Isabel la Católica le nombró inquisidor General, uno de los cuatro existentes. Estando ya en Jaén, fue nombrado presidente del Consejo del Reino por Felipe el Hermoso, esposo de Juana la Loca, hasta que se encargó de la Regencia de Castilla, por muerte de don Felipe, el Rey Fernando el Católico. También fue comisario general de la Santa Cruzada.

El lugar donde quedó más marcada la huella de su gran personalidad es Jaén, diócesis que gobernó durante veinte años. Son tres las dimensiones más significativas de ella: sus edificaciones, su estilo pastoral, recogido y expresado en las Constituciones Sinodales, y su vida ejemplar.

Por lo que se refiere a las edificaciones, dice Montijano: “Vemos el escudo del obispo en los numerosos edificios que él construyó o se construyeron en su tiempo, alentados y patrocinados por Don Alonso.

Ejemplos de ellos: el puente sobre el Guadalquivir, llamado Puente del Obispo, la iglesia de San Andrés de Baeza, la de San Pablo de Úbeda, la de Sabiote, la portada gótica de San Ildefonso de Jaén, etc.”.

Y añade: “Entre las muchas edificaciones de Don Alonso de Suárez, que también lo han hecho merecedor del mote de Don Alonso ‘el edificador’, merece especial mención la construcción del puente que lleva su nombre, entre las ciudades Jaén y Baeza [...]”. En la entrada del puente, en dirección Jaén-Baeza, hay una inscripción, en caracteres góticos, que dice: “Esta puente se le llama del Obispo. Hízola toda a su costa Don Alonso de la Fuente el Sauce, obispo que fue de Mondoñedo y después de Lugo y el año 1500 de Jaén. Y dejó el paso libre de ella. Y es libre a todos, sin pagar tributo alguno. Comenzada el año mil y quinientos y cinco, y acabada año de mil y quinientos diez y ocho. Y concede a los que por ella pasaran y rezaren un Ave-María, cuarenta días de Perdón”.

En 1511 convocó Sínodo Diocesano. Este Sínodo de Alonso Suárez es, ciertamente, un modelo de vigilancia pastoral, de sabiduría y de prudencia en el gobierno de la Diócesis. En sus Constituciones, se ve plasmada la reciedumbre de don Alonso, la severidad prudente de su gobierno pastoral, en una época difícil, por haber terminado ya la Reconquista, y con ella la situación anómala de muchos pueblos de nuestra diócesis, fronterizos con el reino nazarita, había que restablecer la disciplina eclesiástica en clérigos y seglares, secundando la obra admirable de reforma, iniciada y desarrollada bajo los auspicios de la reina Isabel, por el gran Cardenal Cisneros.

Después de una vida fecunda en virtudes y obras de apostolado, falleció el obispo jiennense el 5 de noviembre de 1520. A este obispo se lo conoce también por el insólito mote de “el obispo insepulto”. La razón es un pleito entre los herederos del obispo y el Cabildo Catedralicio de Jaén acerca del “derecho de patronato” sobre la capilla mayor de la catedral, pero finalmente el cuerpo momificado de don Alonso recibió cristiana sepultura en la Capilla del Santo Rostro de la Catedral de Jaén el día 13 de mayo del año 2000.

Mandó construir una grandiosa capilla al lado sur de la iglesia parroquial de pueblo natal, Fuente el Sauz. En la parte alta de ella hay la siguiente inscripción: “Esta capilla mandó hacer el Ilmo. Dn. Alonso Suárez obispo de Jaén, Presidente del Consejo, Inquisidor Mayor, hizo merced de ella al magnífico Caballero Dn. Alonso Suárez su sobrino, y a Dña. Catalina, su mujer, y a los que de ellos sucediesen. Acabóse año 1595, se reedificó año 1780”. A pesar de la fecha de terminación de la capilla que se consigna, parece que lo más importante de ella debió de hacerse antes de morir don Alonso.

 

Bibl.: J. Martínez Millán y T. Sánchez Rivilla, “El Consejo de Inquisición: (1483-1700)”, en Hispania Sacra, 36 (1984); J. Montijano Chica, Historia de la Diócesis de Jaén y sus obispos, Jaén, 1986; F. López Hernández, Personajes Abulenses, vol. I, Ávila, Obra Social de la Caja de Ahorros de Ávila, 2004, págs. 255-257.

 

Francisco López Hernández

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