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Ezequiel Bilbao Imaz

Biografía

Bilbao Imaz, Ezequiel. Ezequiel del Sagrado Corazón de Jesús. Amorebieta (Vizcaya), 9.IV.1862 – Corella (Navarra), 13.IX.1938. Superior general de los carmelitas descalzos (OCD), historiador.

Nació en la localidad vizcaína de Amorebieta en 1862. Estudió Humanidades y Latín en la preceptoría de su localidad natal. Hecho el examen de ingreso, entró en el Noviciado OCD de Larrea en abril de 1878, a los dieciséis años. Profesó el 8 de junio de 1879. Pasó dos años en Marquina, hasta el verano de 1881; allí “amplía los conocimientos humanísticos, perfecciona el latín, consolida su iniciación carmelitana con la lectura de las obras de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz” (A. Unzueta Echevarría, 2000), y estudia también griego. Cursó Filosofía en Burgos (1881- 1884), en una comunidad muy numerosa, y Teología en Marquina (1884-1887), donde se ordenó de sacerdote el 10 de abril de 1886. Entre 1887 y 1889 fue profesor de Teología en Valencia. Con la reorganización de las provincias religiosas de España, desde mayo de 1889, se tuvieron ya dos provincias: Navarra y Castilla la Vieja. Ezequiel, asignado a la provincia de San Joaquín de Navarra, fue enviado a Marquina y nombrado historiador de la provincia. Con este fin recogió numerosa documentación, copiando a mano muchos documentos. En 1890 se trasladó a Vitoria, donde fue profesor de Teología Moral. Desde abril de 1891 comenzó a entrar en el gobierno de la provincia, habiendo sido elegido definidor o consejero provincial. Enseguida comenzó a explicar Teología Dogmática en el Carmelo de Begoña. Junto con Valentín de la Asunción (Manuel Zubizarreta) —más tarde arzobispo de Camagüey, Cienfuegos y Santiago de Cuba— confeccionó un nuevo plan de estudios, más amplio y moderno y dió la última mano a unas Instrucciones para las casas de estudios.

A él se debe la recuperación del antiguo convento de Villafranca de Navarra, que se hallaba en manos de un vecino del pueblo; “éste, en su testamento, había dividido la propiedad en tres partes o secciones, una para cada una de las tres hijas” (A. Unzueta Echevarría, 2000). Los viajes de Ezequiel a Tudela, Villafranca, Zaragoza, Barcelona, Sardañola, Hortafranch, las entrevistas con las propietarias y los encuentros con notarios, abogados y albaceas, lograron la recuperación del convento para la Orden, proceso en el que se mostró como un negociador hábil y experto. Más adelante se hicieron también con la antigua huerta del convento. En Villafranca se estableció el colegio preparatorio, que fue de suma importancia para el desarrollo vocacional del Carmelo. Desde junio de 1892 estaba asignado al convento de Corella y aquí se afanó también por recuperar el convento, aunque esto sucedió más tarde. En 1895 era superior de Villafranca, desde la que escribió al padre general de la Orden ofreciéndose para ir de misionero a la India. El 7 de mayo de 1897 comenzaba el Capítulo Provincial de los descalzos en Larrea. No asistía el padre Ezequiel, pero fue elegido provincial en primera votación; llegado a la sala capitular, expuso su petición para irse a las misiones, pero el Capítulo juzgó que debía aceptar el oficio.

No tuvo que ocuparse sólo de los conventos y religiosos de España, sino que tuvo una porción muy importante en Cuba; la restauración de la Orden estaba vinculada al título de Misioneros de Ultramar y, aunque el Gobierno español exigía que los allá desplazados se encargaran de las parroquias, “pide que se mande mucha gente allá y que se trabaje en moralizar la isla” (A. Unzueta Echevarría, 2000). Ezequiel consiguió del centro de la Orden el permiso para ocuparse de las parroquias en Cuba. Además de la atención a Cuba en aquellas circunstancias tan especiales como la Guerra del 98, envió misioneros a la India y religiosos a México, que solicitaron angustiosamente su ayuda. A él le corresponde el mérito de haber iniciado y mantenido la expansión del Carmelo en el continente sudamericano: Perú, Chile... En España sigue ocupándose y preocupándose por la organización de las casas de formación: noviciados y casas de estudios. A él se debe también la fundación de la revista El Monte Carmelo, ubicada actualmente en Burgos, pero que, en medio de no pocas dificultades, comenzó en Madrid. Continuando con la restauración de los antiguos conventos de la Orden, se recuperó el de Pamplona y se terminó la adquisición del de Corella, se abrieron nuevas fundaciones en el Soto, Santander y Oviedo. Hubo otras tentativas de fundación en Soria, Noreña, Avilés, Urnieta, Cabezón de la Sal, Puente la Reina...

Su provincialato, lleno de actividades y preocupaciones, terminó en 1900. Sin tardanza se le nombró maestro de estudiantes de Burgos y profesor de Teología Dogmática. Los alumnos eran treinta y seis; el texto, La Suma Teológica de Santo Tomás. El profesor añadía la parte más bíblica, santos padres y concilios y así fue preparando su libro Adnotationes in Summam D. Thomae.

En el Capítulo General celebrado en Roma en abril de 1901 fue elegido definidor general de la Orden y así comenzó a servir a todo el Carmelo desde este puesto de responsabilidad. Entre los temas delicados y de difícil solución estaban las divisiones de las provincias, la asignación de territorios, conventos y personal. Así fue el caso de la restauración de la provincia de Andalucía y de la de Cataluña. Se trataba siempre de “un largo proceso en el que el definidor general P. Ezequiel fue el punto de referencia a donde confluyeron todas las fuerzas de avance y resistencia” (A. Unzueta Echevarría, 2000).

En noviembre de 1905, Pío X le confió una misión delicada en la diócesis de Pamplona: averiguar en persona la situación interna y las dificultades existentes entre el obispo de la diócesis, los sacerdotes en sus diversos cargos, de los que eran relevados y sustituidos, la prensa local de uno y otro signo, etc. La investigación la hizo con toda responsabilidad y delicadeza y la pasó a la Santa Sede. Todavía algunos años más tarde se volvía a pedir su parecer sobre algunos extremos.

Elegido el padre general de la Orden obispo en diciembre de 1906, quedaba Ezequiel como vicario general al frente de la Orden. Le tocó preparar el capítulo general para el mes de abril del año siguiente, en el que fue elegido prepósito general de la Orden. Durante estos años, aparte de la administración llevada a cabo en la sede romana, emprendió las visitas a la Orden: Malta, Venecia, Inglaterra e Irlanda, Brabante en Bélgica, Flandes, y en España, Navarra, Castilla la Vieja, Andalucía, Aragón-Valencia y Cataluña. En enero de 1910 se halló su salud tan resentida por los esfuerzos realizados que se retiró a Ceprano, uno de los conventos de la provincia romana, para restablecerse. Mientras tanto pasó el gobierno de la Orden al vicario general. Recuperado suficientemente, reemprendió las visitas a Palestina y al centro de Europa: Hungría, Austria, Baviera. En todas partes sabía afrontar las dificultades, proponer soluciones e ir promoviendo el mejor bien de la Orden. Tuvo también que hacer algunas visitas apostólicas muy delicadas a alguna provincia de la Orden. Terminó su oficio de prepósito general en 1913. Clausurado el capítulo que eligió a su sucesor, Ezequiel fue nombrado rector del Colegio Internacional que se quería reactivar en Roma, y rector y profesor de Teología Dogmática.

Como no prosperaba el intento de volver a abrir el colegio, la situación quedó en suspenso y Ezequiel, libre de aquellas encomiendas. En España se seguía pensando en él y así, en 1915, fue elegido una vez más superior provincial; y nuevamente para el trienio 1918-1921. Todavía le tocó asistir al capítulo general de 1920 en Roma. Con el decreto de la Congregación de Religiosos fue nombrado el 7 de septiembre de 1920 visitador apostólico del Instituto de las Damas Catequistas. Terminada esta visita, que le llevó a Azpeitia, Bilbao, Santoña, Oviedo, Madrid, Toledo, Barcelona, Valencia, Almería, Sevilla y Carmona, pasó a Roma a entregar su informe y allí tuvo que esperar; ocupó sus ocios romanos en repasar y sintetizar textos de los autores espirituales del Carmelo.

Por cuarta vez se le eligió provincial (1924-1927), y le tocó en este trienio la división de la provincia, que dio origen, tras muchas discusiones, a la nueva provincia religiosa de Burgos. En 1927 se le nombró profesor de Mística en el colegio de Begoña, y al año siguiente también maestro de estudiantes del mismo centro. Pasados otros tres años como superior y profesor del colegio de Larrea, volvía una vez más, la quinta, a ser elegido provincial (1933-1936). La Guerra Civil le encontró en el convento de Begoña. Repetidas veces manifestó que en aquellas circunstancias “le interesaba mucho pasar a Francia, para poder trasladarse a Italia con el objeto de asistir al Capítulo General”. Ya en Francia, desde el convento de Agen, sintiéndose sin ánimos ni fuerzas para ir a Roma, renunció a su participación en el capítulo que se había de celebrar en Venecia. En el invierno de 1937- 1938 estuvo a las puertas de la muerte. Se recuperó y disfrutó de una mejoría general, de modo que el 25 de julio pudo ponerse en camino; llegó a San Sebastián, donde se detuvo como una semana. De San Sebastián pasó a Pamplona y de allí a Corella. Sintiéndose ya tan acabado dijo: “He venido a Corella a morir”. Murió el 13 de septiembre de 1938, a los setenta y seis años de edad y cincuenta y nueve de profesión religiosa.

En la necrología que se publicó en la Analecta OCD se hablaba de su temperamento dulce y acogedor, de sus dotes de gobierno, de su gran inteligencia, de sus virtudes, y se le reconocía “semper strenuus protector omnium religiosorum, qui intelligentia et virtute peculiarem utilitatem Ordini poterant afferre. Pisos mittebat ad Universitates, ur scientificam formationem complerent, illis libros procurabat, ad laborem incitabat, et generose retribuebat”.

El padre Ezequiel dejó un material manuscrito muy abundante en forma de cartas, apuntes, anotaciones, esquemas, circulares, discursos, conferencias, ordenaciones, etc., así como varios diarios autógrafos. Dignas de atención son, asimismo, las 268 cartas dirigidas a la madre Serafina de la Virgen del Pilar, priora de las descalzas carmelitas de Pamplona. Por otra parte, en la prestigiosa revista francesa Études Carmélitaines publicó a lo largo de los años 1924-1930 una serie de trabajos sobre la vida contemplativa según la doctrina carmelitana, extractos de obras del padre Jerónimo Gracián, Juan de Jesús María, Tomás de Jesús, Felipe de la Santísima Trinidad, José del Espíritu Santo, hechos y anotados por el padre Ezequiel. Finalmente, en 1914, con motivo del tercer centenario de la beatificación de Santa Teresa, Su Santidad Pío X dirigió una Carta Apostólica al padre general de los carmelitas descalzos, publicada en la Tipografía Políglota Vaticana. El autor de la Carta fue el padre Ezequiel; de ella se conservan autógrafos los manuscritos en castellano y en latín.

 

Obras de ~: Annotationes in Summam D. Thomae, Burgis, Thypographia S. Joseph, 1901 [reed., Adnotationes in Summam D. Thomae [...]. De Deo Creante et Gubernante (I.P.Quaest. XLIV-CIX), Cincinnati, F. Pustet, Romae-Ratisbonae-Neo- Eboraci, 1903]; “Muerte de Santa Teresa”, en Monte Carmelo (MC), vol. II (1901), págs. 685-692; “Carta de nuestro Santísimo Padre Pío X sobre el tercer centenario de la solemne beatificación de Santa Teresa de Jesús”, en MC, XV (1914), págs. 284-291; Método de oración y contemplación según san Juan de la Cruz [...], Bilbao, Imprenta, Litografía y Encuadernación de Emeterio Verdes, 1931 (ed. corr. y aum., Bilbao, Eléxpuru Hermanos, 1935).

 

Bibl.: Analecta Ordinis Carmelitarum Discalceatorum, vol. 13 (1938), págs. 388-391; Silverio de Santa Teresa, Historia del Carmen Descalzo en España, Portugal y América, t. XV, Burgos, El Monte Carmelo, 1952, págs. 660-670; A. U nzueta Echevarría (OCD), “Ezequiel del Sagrado Corazón de Jesús (Bilbao Imaz) (1862-1938). Rasgos biográficos y producción bibliográfica”, en Archivum Bibliographicum Carmeli Teresiani (Roma, Teresianum), 37 (2000), vol. XXXVII, págs. 27-544.

 

José Vicente Rodríguez, OCD

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