Ayuda

Nicolás Bravo

Biografía

Bravo, Nicolás. Valladolid, 1577 – La Oliva (Navarra), 1648. Monje cisterciense (OCist.), teólogo, filósofo, orador, canonista y poeta.

Ingresó joven en el monasterio de Sobrado de Los Monjes (La Coruña), donde, gracias a sus excelentes dotes naturales, adquirió una excelente formación. Por aquel entonces, la congregación Cisterciense de Castilla contaba con varios colegios donde los monjes jóvenes eran instruidos en letras clásicas, filosofía y espiritualidad.

Era habitual que los novicios y estudiantes “escolásticos” pasasen por estos colegios, y así lo hizo el joven Nicolás, de modo que llegó a doctorarse en Teología por la Universidad de Santiago, cosa no muy habitual para los monjes de entonces. No era raro en este siglo ver a los cistercienses predicando en prestigiosos púlpitos, y ésa fue la primera faceta que cultivó el monje de Sobrado, alternando sus lecciones espirituales con la docencia en diversos colegios de la Orden cisterciense (Nogales, Melón, Armenteira, etc.) En 1617 fue elegido abad de su propio monasterio, Sobrado, y desempeñó su cargo con tanta eficacia que fue designado otras tres veces más, dejando un grato recuerdo entre sus monjes. Fue lo que se llama “un abad constructor”. Llevó a cabo importantes obras de mejora y embellecimiento de la casa, como fueron la construcción del dormitorio de los monjes, el claustro de la hospedería, la extraordinaria escalera principal, etc., obras que aún pueden contemplarse hoy día, restauradas tras la desamortización, y porque el monasterio fue refundado por la abadía de Viaceli (Cantabria) en 1968.

También mandó erigir en el monasterio la preciosa capilla del Rosario, no sólo por perpetuar su memoria, sino para rendir tributo y homenaje a la Santísima Virgen, de quien era grandemente devoto. Pidió autorización a las jerarquías de la Orden para hacer una doble fundación. Una en honor de la Eucaristía, que debían celebrar los monjes todos los años el primer domingo de julio, y otra colocar una lámpara que ardiera de continuo ante la imagen de la Santísima Virgen del Rosario.

En 1623 pasó a ser abad de Santa Ana de Madrid, monasterio erigido en la Corte, al cual se solían destinar los monjes más competentes de la congregación, por ser un monasterio a cuyas fiestas y solemnidades concurrían los personajes más conspicuos de la villa. Precisamente en 1624, en la fiesta en honor de Nuestra Señora del Destierro, celebrada por espacio de siete días, “donde el aderezo de la iglesia fue de las grandes cosas que se han visto en la Corte, y ni pudo ser inferior, el altar y la muchedumbre de luces, flores, olores, música y valentía de las oraciones, en que los grandes predicadores mostraron cuanto lo son, y la procesión del último día fue en todas circunstancias grande. Asistida toda la fiesta del nuncio, embajadores, prelados, presidentes, consejeros, inquisidores y ministros y admirada nobleza y pueblo”.

Igualmente fue nombrado abad del Colegio del Destierro, de Salamanca, que era uno de los principales de la congregación, lo que llevaba consigo en el abad el cargo de ser en él como rector magnífico. También fue nombrado definidor de la congregación y predicador.

Por fin, Felipe III, que sin duda escuchó sus sermones más de una vez le presentó y fue aceptado como abad perpetuo del monasterio de La Oliva (Navarra), donde falleció con fama de santo en 1648.

Sus grandes valores los condensan sus biógrafos en estas dos ideas clave: Assiduus virtuti et continuus studio, es decir, fue la de un hombre “entregado sin descanso a la virtud e incansable en el estudio”. El ministro Álvarez llegó a llamarle “varón doctísimo, no menos acreditado en la Cátedra que en el púlpito, y uno de los más afamados poetas de su tiempo”.

Escribió en versos hexámetros la vida de san Benito con elegante estilo, variedad de ideas y propiedad de palabras, de manera que fue acogida con admiración por los más doctos y sabios varones de su tiempo.

Mostrose en esta obra como un excelente poeta, muy versado en las humanidades, y también como teólogo y perito historiador, disciplinas todas que se cultivaban por entonces no sólo en los colegios de la congregación cisterciense de Castilla, sino cuyo cultivo era muy habitual entre los monjes. Si se tiene en cuenta que escribió su Benedictina a los veintitrés años, se puede deducir que para aquel entonces estaba ya en plena madurez intelectual.

Nicolás Bravo pertenece, pues, a toda una pléyade de monjes insignes, cultos e ilustrados, humanistas y profesores que, como él, dejaron una amplia estela en escritos y testimonios literarios.

Destacó, además, como autor doctísimo en Derecho, dejando a la posteridad una de las obras más importantes para la congregación. Preciosa obra, casi única en su género dentro de la Orden, que demuestra en el autor una erudición poco común. Sobre ella escribe el padre Loriaga, dominico: “Esta obra, llena de erudición, extraordinariamente elaborada, profunda en enseñanzas, muy clara en la exposición de temas escabrosos, demuestra en el autor un ingenio superdotado en plena madurez y acertadísimo”.

Es famosa también su obra dedicada al comentario de la Regla de san Benito. Esta obra es el fruto sazonado de más de medio siglo de estudio y práctica de la misma regla. En ella depositó, por decirlo así, todos los tesoros de su sabiduría y piedad. Con razón puede considerársele como uno de los comentadores más importantes en la materia, y con mucha justicia puede dársele ese título, que en cierto modo ya se lo dio Manrique —contemporáneo suyo— cuando dejó escrito: “El maestro Bravo cantó de joven la vida y hazañas de nuestro Santo Legislador; una vez hecho hombre maduro le imitó durante muchos años su conducta, y por fin inmerso en la ancianidad, interpretó esa misma Regla”.

A toda esta ingente labor intelectual —limitada en gran parte por tantas ocupaciones como le encomendaron— se puede añadir el elogio que le tributa el referido analista, quien después de decir que no va a tributarle alabanzas por no herir su modestia, añade: “Una cosa no puedo pasar en silencio, la cual, a mi entender, aventaja en mucho a todas las demás cualidades.

Entre la inmensa grey que ha seguido las huellas trazadas por nuestro P. San Benito, difícilmente se encontrará otro hijo más amante y piadoso que él: Toda su vida, desde que comenzó, está y estuvo dedicada a él, sin que hallemos un solo momento que estuviera despreocupado de este cuidado”.

 

Obras de ~: Cronología del monasterio de la Oliva, s. f.

(ms.); Benedictina: en que se trata la Vida del Glorioso San Benito, Patriarca de los Monges, con una breve recopilación de las religiones que le reconocen por Padre, así Monastéricas como Militares. Salamanca, 1604; Vigilia magna de Cristo, obra dividida en dos partes: la primera contiene Razonamientos para los Miércoles y Domingos de la Quaresma, Salamanca, 1622; la segunda, Razonamientos para los domingos de Adviento, Fiestas y Santos desde San Andrés a la Epifanía; Tractatus Monasticus de jure ac potestate regularis observantiae S. Bernarde Hispaniae Ordinis Cisterciensis, ac subinde aliarum Religionum praesertim Monacalium, La Oliva, 1647; Notae litterales Regulae S. Benedicti, addita lacinia adversus placita Joannis Caramuel Abbatis Melrosensis, La Oliva, 1648 (se conservaba el original en el monasterio de la Oliva).

 

Bibl.: C. Henríquez, Phenix reviviscens, Bruxellae, 1626, págs. 141-144; A. Manrique, Anales Cistercienses (Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, 4 vols., Lugduni 1642, 1642, 1449 y 1659), t. IV, passim; C. de Visch, Bibliot. Script.ord.cist., Colomnae, 1656, pág. 248; N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova [...], t. II, Romae: ex officina Nicolai Angeli Tinassii, 1672, pág. 150; R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense española, Burgos, por Joseph de Navas, 1793, págs. 52-54; D. Y ánez Neira, “El P. Mtro. Nicolás Bravo”, en Cistercium, IV (1952), págs. 25-29; E. Martín, Los Bernardos españoles, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, pág. 56; E. Manning, Dictionnaire des auteurs cisterciennes, Rochefort (Holanda), 1975, pág. 140.

 

Francisco Rafael de Pascual Rubio, OCist.

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares