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Domingo Antonio Lois Monteagudo

Biografía

Lois Monteagudo, Domingo Antonio. Santa Mariña de Vilaalén, Cerdedo (Pontevedra), 8.IV.1722 – Granada, 13.XII.1785. Arquitecto.

Nació en el seno de una humilde familia que, al igual que sus abuelos y tíos, tenía como oficio el de cantero, y en ella tuvo su primer aprendizaje, aunque su verdadera formación la recibiría en Madrid (1744-1756) al lado de Ventura Rodríguez y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que fue alumno aventajado: Primer Premio de 2.ª Clase en 1753 y Segundo de 1.ª Clase (el Primero había quedado desierto) al año siguiente. Ello no le dejó nada satisfecho y motivó que volviera a presentarse a la convocatoria de 1756, donde obtuvo la Medalla de Oro, si bien tuvo que compartirla con Virgilio Verda. A estos conocimientos teóricos ha de sumársele la experiencia práctica que le proporcionaron las obras del Palacio Real y las del convento de la Visitación de Madrid.

Además de los galardones, Lois Monteagudo consiguió una beca, en 1758, para ir pensionado, junto con Juan de Villanueva, a Roma, donde permaneció hasta 1765 y donde terminó ingresando, a finales de 1764, como académico de mérito en la Academia de San Lucas, tras presentar el proyecto de una majestuosa iglesia de planta octogonal. A su regreso también lo fue de la de San Fernando, aunque se le exigió presentar, antes de que hubiese transcurrido un año, una obra de mayor calidad que la que en aquel primer momento había entregado, que no se sabe si hizo.

Hasta hace unas décadas, Lois Monteagudo sólo era considerado como un arquitecto al que Ventura Rodríguez le había encargado la ejecución de sus proyectos en diversas ciudades: en Santiago de Compostela la fachada norte de su catedral, la de la Azabachería, y en Granada las obras de la colegiata de Santa Fe, y las de las iglesias parroquiales de Santa María de la Encarnación en Loja (cabecera, coro, retablos y torre) y la de Vélez de Benaudalla. También era su pretensión encomendarle la dirección de la capilla del Sagrario en la catedral de Jaén, aunque su Cabildo, tras múltiples pretextos, logró que no fuese él quien las llevase a cabo. Y el único proyecto del que se le consideraba autor era la iglesia de planta circular de Montefrío (Granada).

Sin embargo, en las dos últimas décadas han surgido distintos trabajos que ponen de relieve lo erróneo de aquella afirmación. Así, hoy se puede saber de su autoría en varios proyectos, aunque lamentablemente un buen número de ellos no vio la luz.

En su actividad arquitectónica cabe distinguir dos momentos. El primero es aquel que coincide con su nombramiento de maestro de obras de la catedral de Santiago (1765-1771), período en el que además de la mencionada obra realizó tres proyectos, aunque uno se quedaría en propuesta —el edificio de la Universidad—, y los otros dos se verían alterados: la capilla de la Comunión y el pazo de Bóveda.

La capilla de la Comunión de la basílica compostelana, concebida con una gran pureza clasicista (la planta es de plan central, que dibuja primero una forma octogonal, luego dos elipsis rigurosamente concéntricas para finalmente trazar una impecable rotonda enteramente circular), evoca el Panteón de Adriano y otros monumentos de la Antigüedad: el templo de la Tosse, el baptisterio de Letrán, el mausoleo de Diocleciano en Spalato, al tiempo que la interpretación que de ellos hizo la civilización italiana del Renacimiento y del Barroco desde Serlio hasta el propio Juvara, sin olvidar, por supuesto, obras de su maestro, como la capilla de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro o la iglesia de los Agustinos Filipinos de Valladolid. Lamentablemente, a él sólo le correspondió la primera de las tres fases (1768-1771), en las que desarrolló su construcción, pues las otras dos (1771-1772 y 1772-1782) ya se llevaron a cabo bajo la dirección de Miguel Ferro Caaveiro.

El pazo para el marqués de Viance en Bóveda, atribución que se le hizo en 1958, es obra que se le encargó en los meses finales de 1765 o en los primeros de 1766. Se trataría, por tanto, de una de las primeras obras neoclásicas en Galicia, lo que no debe extrañar si se tiene en cuenta que el IX marqués de Viance, que es quien le hizo el encargo, era hombre ilustrado, miembro de la Academia de Agricultura de Galicia, de la Georgofili de Florencia y de la Filateti de Roma. En esta ocasión, el edificio no remite a ninguna obra en concreto de Palladio, pero sí trae evocaciones de la Godi, la Pisani o el propio palacio vicentino de los Chiericati.

Una vez finalizada la fachada de la Azabachería, se le encargó el nuevo edificio de la Universidad. En sus trazas nuevamente muestra su conocimiento de la arquitectura romana y su inspiración en Palladio, en la villa Bárbaro, además de la obra de su maestro Ventura Rodríguez, en particular el pórtico del convento de los Agustinos Filipinos de Valladolid. Claro que, en este caso concreto, también acudió a los edificios con los que Miguel Ángel cerró lateralmente su reestructuración urbanística del Capitolio de Roma.

No hay constancia, al menos en estos momentos, de que realizase ninguna otra obra en Galicia, salvo el proyecto de teatro portátil de madera que en 1768 le encargó el empresario italiano Nicolás Setaro para la ciudad de Santiago, o todavía los menos significativos del castillo de fuegos para celebrar las fiestas del Apóstol, el plano de colocación de lampadarios en el interior de la basílica compostelana, o el dibujo para unas rejas nuevas destinadas para su capilla mayor y otras para el coro.

Desilusionado porque, a pesar de los muchos méritos que reunía, ni el arzobispo Rajoy ni ningún otro particular, institución religiosa o civil le hicieron propuesta alguna, abandonó la ciudad compostelana y retornó a Madrid con la pretensión de que se le nombrase director de Perspectiva de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, petición que no fue atendida aunque, en compensación, Ventura Rodríguez logró que se le elijiera para formar parte de la Junta de la Academia.

En ese mismo año, finales de 1771 —momento en el que se inicia su segunda etapa, que se extiende hasta 1785—, su maestro le encargó dirigir en Granada las obras de la colegiata de Santa Fe y las de las iglesias parroquiales de Santa María de la Encarnación de Loja y la de Vélez de Benaudalla, lo que motivó que su trabajo fuera conocido y valorado, y que se le encomendase, también en esta misma ciudad andaluza, la construcción de diversas iglesias en las que siguió la tipología empleada por su maestro en los templos anteriormente mencionados. Excusado decir que, como en aquellos momentos era preceptivo, todas estas trazas estarían supervisadas, e incluso alguna de ellas sería corregida, por Ventura Rodríguez.

Como es fácil suponer, siendo Lois Monteagudo un arquitecto plenamente académico, todas sus obras están dentro de la sensibilidad plenamente clasicista basada en la proporción, la simetría, la precisión geométrica y, por supuesto, siempre con la obsesión de la simplicidad, la pureza del diseño, la supresión de lo decorativo y el empleo de los órdenes clásicos. Rasgos que cabe observar en las iglesias de Alcútar de Bérchules (1778), Alomartes (1779), Nívar (1779), Picena (1780), Malzívar (1783), Talará, y, sin ningún género de dudas, en su obra más significativa y una de las interpretaciones más interesantes de las hechas en España bajo el influjo de las rotondas de la Antigüedad: la iglesia parroquial de la Encarnación en Montefrío, que, como señala la inscripción de su portada, se inició el 11 de noviembre de 1786, por lo que la intervención del arquitecto gallego se limitó a la elaboración de su proyecto, que fue ejecutado por el arquitecto madrileño Francisco Aguado.

La iglesia de Montefrío se compone de dos cuerpos, uno cilíndrico, que se cubre con una gigantesca cúpula, y otro de planta cuadrada y de menor altura que se adosa a su parte posterior. Se completa el templo con una torre que sigue el mismo modelo —muy probablemente por imposición— que aquellas que Ventura Rodríguez había proyectado para las iglesias de Santa Fe y de Loja.

Cabe, además, atribuirle la ejecución de una casa señorial en Montefrío, la actual Casa Consistorial, así como los proyectos para un edificio para la Universidad de Granada, que se levantaría donde actualmente se encuentra el Jardín Botánico y cuyos planos firmados guarda el Archivo Histórico Nacional; el puente de Ronda y una capilla en el Real Sitio de El Pardo, también caracterizada por el empleo de la planta octogonal y en la que el arquitecto siguió aquel modelo de iglesia que había presentado en 1764 para optar al grado de académico de San Lucas de Roma.

Lois Monteagudo murió en Granada a finales de 1785.

 

Obras de ~: Ejecución de la fachada de la Azabachería, catedral de Santiago de Compostela, 1765-1771; Pazo para el marqués de Viance, Bóveda (Lugo), c. 1766; Primera fase de la capilla de la Comunión, catedral de Santiago de Compostela, 1768-1771; Colegiata de Santa Fe e iglesias parroquiales de Santa María de la Encarnación de Loja y Vélez de Benaudalla, Granada, 1771-1785; Iglesia, Alcútar de Bérchules (Granada), 1778; Iglesia, Alomartes (Granada), 1779; Iglesia, Nívar (Granada), 1779; Iglesia, Picena (Granada), 1780; Iglesia, Talará, (Granada), 1783; Proyecto para la iglesia parroquial de la Encarnación, Montefrío (Granada), 1786 ant.; Casa señorial en Montefrío (actual Casa Consistorial), Granada, s. f.; Iglesia, Talará (Granada) s. f.; Iglesia, Malzívar (Granada), s. f.

 

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Enrique Fernández Castiñeiras