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Francisco González de Andía Irarrazábal y Zárate

Biografía

González de Andía Irarrazábal y Zárate, Francisco. Marqués de Valparaíso (I). Santiago de Chile (Chile), 1576 – Madrid, 5.X.1659. Veedor general del Ejército de Flandes, gobernador de Canarias, Mazalquivir y Orán, virrey de Navarra, gobernador de Galicia (1638-1641) y miembro de los Consejos de Estado y de Guerra.

Hijo primogénito de Lorenza de Zárate y Recalde, y de Francisco González de Andía Irrazábal, señor de las casas de Andía e Irrazábal, que fue caballero de la Orden de Santiago y gobernador de Chile. Durante su etapa al frente de la Veeduría General del Ejército de Flandes trató de poner en práctica las instrucciones del Consejo de Estado para que estableciera un consejo o Junta de Hacienda, pero ello no fue posible por la oposición del maestre de campo general y superintendente de Hacienda, marqués Ambrogio Spínola, el alto mando del Ejército y el archiduque Alberto. Lo cierto es que en el tiempo que ocupó la Veeduría General tuvo frecuentes enfrentamientos con Spínola, detrás de los cuales no sólo había un conflicto de competencias, o los recelos de los veedores —el predecesor de Andía, Francisco de Vaca y Benavides, también se le había enfrentado— por el hecho de que Spínola sustituyera la cuenta y razón tradicional, en partidas de cargo y data, por la partida doble. Por encima de todo, los veedores no aceptaban la tendencia de Spínola a gestionar a su conveniencia la hacienda militar, en perjuicio de sus competencias fiscalizadoras. Según Andía, el marqués no atendía las órdenes reales para la reducción de las ventajas particulares, entretenimientos y otros gastos excusables, sino que, al contrario, aumentaba por diversas vías —y entre ellas los gastos secretos— los sueldos y gratificaciones, afianzando su posición particular a costa del Tesoro. Su oposición al marqués le costaría el puesto a finales de 1616, igual que había ocurrido años antes con Vaca y Benavides. Spínola, amparado por el archiduque, precipitó su caída. Acusado de falsificar las listas de la Veeduría, fue procesado y encarcelado en el castillo de Amberes, al tiempo que fray Íñigo de Brizuela, confesor del archiduque Alberto, era enviado a Madrid para convencer al Rey de que le llamara a la Corte. El problema de fondo era aún más complejo, pues afectaba a la frágil y peculiar independencia de los Países Bajos. El archiduque acusaba al veedor no sólo de haber exagerado los desórdenes, sino de la independencia con que actuaba, recurriendo con frecuencia a Madrid en perjuicio de su autoridad. La conveniencia de no desairar al archiduque, así como la de respaldar a un Spínola que trabajaba en favor de los intereses sucesorios de Felipe III (reversión de los Países Bajos, en caso de muerte sin sucesión de los archiduques), hicieron que Andía recibiera la orden de regresar a España. Antes, sin embargo, y como reconocimiento a la correspondencia de su actuación con las órdenes reales, fue exculpado por el Rey de cuantos cargos se le habían imputado, excarcelado y restituido en su oficio, agradeciéndosele los servicios prestados.

A finales de 1615 denunció el estado lastimoso de las guarniciones de los Países Bajos (mal equipadas, sin víveres y municiones), así como la decadencia de la jurisdicción castrense frente a la ordinaria. También en este caso intervenía negativamente el marqués de Spínola con sus manejos en la distribución de las provisiones o en la aplicación del fuero militar. Para remediarlo, pedía el envío de un visitador general. Sin embargo, y pese al apoyo inicial del Consejo de Estado, tal figura era de dudosa aplicación a un estado independiente y hubiera incomodado, sin duda, al archiduque, por lo que la propuesta de Andía quedó sin efecto.

El rey Felipe IV le concedió la merced de vizconde de Santa Clara de Avedillo, el 4 de abril de 1628, y por Real Despacho de 19 de octubre de 1632, también el marquesado de Valparaíso.

Como virrey de Navarra, en 1636 dirigió el ataque a Francia, que hubiera debido desarrollarse simultáneamente al protagonizado desde Flandes por el ejército del cardenal-infante. Sin embargo, la invasión por el sur no comenzó hasta septiembre. Avanzaron hasta San Juan de Luz y Bayona llegando hasta Socoa, donde recibieron órdenes de Madrid de no continuar. En los primeros meses de 1638, según Elliott, participó militarmente en la represión del motín de Évora, comportándose sus hombres en el Algarve como un verdadero ejército de ocupación. Alcalá-Zamora lo considera un experto en fábricas navales y como tal, intervino en algunas Juntas en la Corte hacia 1637. Era además —según dicho autor— un buen organizador, que en el verano de 1639, como gobernador de Galicia, participó activa y eficazmente en la preparación de la gran armada de Oquendo, concebida para destruir la armada holandesa, y que el 21 de octubre sufriría la terrible derrota de las Dunas. Fue beneficiario, a título de merced, de repartimientos indígenas en el Perú, realizados por el virrey marqués de Mancera.

 

Obras de ~: El perfecto desengaño: relato de la abdicación del Emperador Carlos V y de sus últimos días en Yuste, s. f. (Biblioteca Nacional de España, sign. MSS/1105) (ed. de M. D. Cabra Loredo, Madrid, El Museo Universal, 1983).

 

Bibl.: J. Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, España, Flandes y el Mar del Norte (1618-1639). La última ofensiva de los Austrias madrileños, Barcelona, Planeta, 1975; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía española (1521-1812), Madrid, Consejo de Estado, 1984; M. A. Echevarría Bacigalupe, La diplomacia secreta en Flandes, 1598-1643, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1984, págs. 79-80; T. Hampe Martínez y J. de la Puente Brijnke, “Mercedes de la Corona sobre Encomiendas del Perú: Un aspecto de la política indiana en el siglo xvii”, en Quinto Centenario (Universidad Complutense de Madrid), n.º 10 (1986), págs. 85-110; J. H. Elliott, El conde-duque de Olivares. El político en una época de decadencia, Barcelona, Crítica, 1990; M. A. Echevarría Bacigalupe, Flandes y la Monarquía Hispánica, 1500-1713, Madrid, Sílex, 1998, pág. 353; A. Esteban Estríngana, Guerra y finanzas en los Países Bajos Católicos. De Farnesio a Spínola (1592-1630), Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002.

 

Luis Antonio Ribot García

Relación con otros personajes del DBE