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Carlos Homo Dei Moura

Biografía

Moura, Carlos Homo Dei. Marqués de Castel Rodrigo (IV). Madrid, 1654 – 16.I.1725. Aristócrata y político español.

Marqués de Castel Rodrigo y marqués de Almonacid, conde de Lumiares, duque de Nocera y señor de Llerena y de las Islas Tercera, San Jorge, Fayal y Pico, fue, asimismo, comendador mayor de la Orden de Cristo. Hijo de Agustín Homo Dei y Portugal, marqués de Almonacid, y de María Pacheco y Mendoza, su fortuna personal se labró mediante el matrimonio con Leonor de Moura y Corte Real, heredera del marqués de Castel Rodrigo, cuyos títulos adoptó; sin embargo, sufrió cierta decepción al no recibir de inmediato la Grandeza de España. Agravaría el desengaño el que, a poco de ser elegido para ocupar el virreinato de Valencia, el Rey lo retuvo en la Corte, prefiriendo que se mantuviera en Valencia unos meses más el virrey en activo, conde de Altamira. Castel Rodrigo, entre tanto, fue nombrado virrey de Cerdeña, aunque no llegó a desplazarse a este reino. Finalmente juró el oficio de Valencia el 17 de noviembre de 1690. Se le recomendó muy encarecidamente que tomase ejemplo de su predecesor, a quien, ciertamente, Moura quiso emular, excepto en el desdén que sentía por el ordenamiento foral del reino. Su actuación estuvo polarizada por tres problemas fundamentales: la lucha contra el bandolerismo, la reforma de las instituciones militares y el levantamiento campesino conocido como “Segunda Germanía”. La gravedad del bandolerismo y el bandidaje en Valencia, pese a los logros de Altamira en ese campo, parecía haber renacido; los asaltos y las trifulcas armadas se multiplicaron a la llegada del nuevo virrey, e incluso en 1691 llegaron hasta la misma Universidad de Valencia, en la que tuvo lugar un penoso enfrentamiento entre tomistas y suaristas que se saldó a tiros. Para resolver el problema Moura comenzó por doblar la guardia virreinal, de veinticinco a cincuenta jinetes, lo cual le supuso diversos quebraderos de cabeza hasta encontrar un medio de pago para la reforzada compañía, hasta que el Consejo de Aragón autorizó la venta a la villa de Alcira, para ese fin, de los derechos de pontazgo por 6.000 libras y un período de veinte años. Pero el refuerzo de la guardia facilitó la aplicación de drásticas medias, como las capturas y ejecuciones de no pocos bandoleros y la deportación, en sólo un año, de doscientos delincuentes. Moura acabó con diversas cuadrillas de bandidos mediante capturas o negociaciones (ofreciendo el servicio en el Ejército para redimir las culpas). El episodio más señalado de esta lucha fue la persecución y captura de Antonio Ximeno, alias Gasta, uno de los jefes de cuadrilla más famosos del Reino. Después de novelescas persecuciones, en enero de 1693, Ximeno y su cuadrilla fueron cercados en la cartuja de Valdecrist por los cincuenta de la guardia reforzados con huestes de Liria y Murviedro.

Ximeno se entregó a condición de ser indultado, pero el 21 de enero de 1693 fue ahorcado junto con dos de sus hombres. Poco después se logró la capitulación de otra de las cuadrillas del Reino (la de Bel y Romer) a cambio de servir en el estado de Milán.

Pero estos triunfos no lo fueron a gusto de todos, especialmente por las formas que había exhibido el virrey.

Muchos sectores le acusaban de excederse en sus facultades y abusar de sus poderes (en particular de la llamada “potestad económica”) para eludir las limitaciones que imponían los fueros a la actuación de la administración real. Aunque esta opinión se escuchó en el Consejo de Aragón, Castel Rodrigo, que contaba con el apoyo de la ciudad de Valencia (que había agradecido al Monarca el nombramiento de Moura como gentilhombre de Cámara en 1692) y de la Real Audiencia, fue renovado como virrey por un segundo trienio. En ese período mantuvo su enérgica actuación contra bandoleros y bandidos, pese a que el tamaño y la peligrosidad de las cuadrillas, había decrecido notablemente.

En otro orden de cosas, Castel Rodrigo reformó una de las principales instituciones armadas para la defensa del Reino de Valencia: la Milicia Efectiva. La alarma desatada por el bombardeo de Alicante efectuado por la Armada de Luis XIV en 1691 demostró la ineficacia y anquilosamiento de aquel cuerpo.

Castel Rodrigo reorganizó y reagrupó los diferentes tercios que componían la Milicia y revisó su distribución por el territorio así como las condiciones de alistamiento; pero lo más importante fue incorporar a los seis mil infantes de la Milicia un nuevo cuerpo de mil trescientos jinetes, lo que le otorgaba la movilidad necesaria para responder rápidamente a los ataques enemigos. Asimismo Castel Rodrigo quiso reducir las compañías de la guardia de costa del Reino, pero tropezó con la oposición de la Junta estamental de la Costa, de quien dependía aquella guardia. Relacionado con estos asuntos, en 1693 y por orden de Castel Rodrigo, el jesuita Francisco Antonio Cassaus trazó un notable mapa del Reino de Valencia.

Pero su mayor desafío fue hacer frente a la insurrección campesina de 1693 conocida como “Segunda Germanía”. Las diferencias entre señores y campesinos a propósito de la aplicación de las cartas pueblas, especialmente las otorgadas después de la expulsión de los moriscos (1609) y de las rentas que los segundos debían a los primeros, se venían arrastrando desde mediados de siglo con ocasionales estallidos de violencia y, sobre todo, en forma de numerosos procesos judiciales. Pero el 9 de julio de 1693 la negativa de cuatro labradores de Villalonga a pagar los derechos señoriales, y su subsiguiente apresamiento, precipitó la revuelta, que rápidamente se extendió por la Gobernación de Játiva (comarcas de La Safor, El Comtat, La Vall d’Albaida). Castel Rodrigo envió al gobernador Ventura Ferrer al frente de un cuerpo de Caballería compuesto por parte de la guardia virreinal y una porción de la guardia de la costa. Al mismo tiempo movilizó la recién reformada Milicia Efectiva y la Caballería de varias comarcas; reforzó las plazas fuertes del litoral e intensificó la vigilancia en la línea del Júcar a fin de contener la rebelión en los límites de la Gobernación setabense. Por su parte, Ferrer reforzó su tropa con la milicia y huestes locales y marchó al encuentro de los rebeldes, que habían reunido una fuerza numerosa pero mal armada. El 15 de julio, junto a la localidad de Cela de Núñez (Setla de Nunyes), tuvo lugar el combate. Tras breve y desordenada escaramuza, los rebeldes fueron dispersados. Cayeron de diez a doce de los insurgentes, sin que el ejército real sufriese apenas bajas. Con evidente exageración Castel Rodrigo, en carta a Carlos II de 17 de julio de 1693, se refirió al hecho como el “más feliz suceso que han tenido sus armas y la justicia en este Reyno desde la conquista acá”. En la represión, dirigida por Castel Rodrigo, fueron abiertos treinta y seis procesos contra los dirigentes del movimiento. Los más destacados habían sido Francisco García y José Navarro, y ambos se hallaban huidos. El segundo, capturado en diciembre de 1693, fue condenado a muerte y ejecutado el 1 de marzo de 1694. El resto fueron condenados a fuertes multas, azotes y galeras, salvo Francisco García que permaneció huido durante largos años, convirtiéndose en símbolo de la resistencia campesina.

El virreinato de Castel Rodrigo concluyó en octubre de 1696, cuando fue designado embajador en el Imperio. Se le concedió el Toisón de Oro pero quedó algo despechado, pues esperaba haber sido nombrado consejero de Estado y primer gentilhombre de la Cámara Real. La importancia de la embajada en el Imperio en aquellas vísperas de la esperada sucesión a la Corona española no necesita ser encarecida. Sin embargo, la ausencia de noticias sobre su gestión en ese cargo apunta al escaso relieve de la misma. Es posible que su preferencia fuese la estancia en la Corte, lo que se vería facilitado finalmente en 1697 al obtener el ansiado cargo de primer gentilhombre de la Cámara real. Con el nuevo Rey y la nueva dinastía conservó su posición cortesana. En 1701 fue enviado a una embajada extraordinaria en Turín, y tres años después fue nombrado caballerizo mayor de la reina María Luisa de Saboya y consejero de Estado, concretamente el 16 de diciembre de 1704. Parece ser que enviudó no muy lejos de esas fechas. El marquesado de Castel Rodrigo pasó a su cuñada, Juana de Moura. Durante la Guerra de Sucesión Carlos Homo Dei permaneció leal a Felipe V.

 

Bibl.: J. Mateu Ibars, Los virreyes de Valencia. Fuentes para su estudio, Valencia, Ayuntamiento, 1963, págs. 311-317; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía española, 1521- 1812, Madrid, Consejo de Estado, 1984, pág. 410; S. García Martínez, Valencia bajo Carlos II. Bandolerismo, reivindicaciones agrarias y servicios a la Monarquía, Villena, Ayuntamiento, 1991, págs. 269-292 y 245-259; C. Pérez Aparicio, “La Guerra de Sucesión en España”, en La transición del siglo XVII al XVIII. Entre la decadencia y la reconstrucción, en J. M. Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XXVIII Madrid, Espasa Calpe, 1993, pág. 416.

 

Juan Francisco Pardo Molero

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