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Antonio Ludeña

Biografía

Ludeña, Antonio. Almusafes (Valencia), 23.XII.1740 – Cremona (Italia), 1.III.1820. Jesuita (SI) expulso, filósofo, matemático y físico.

La afición a las matemáticas le vino en el colegio de Nobles de Valencia, donde estudió Humanidades y fue discípulo de Antonio Eximeno. Ingresó el 6 de junio de 1758 en el noviciado de Tarragona, y, terminado éste, cursó Filosofía (1760-1763) en Gerona, y Teología (1763-1767) en Barcelona, donde fue ordenado sacerdote (1766) y le llegó la orden de expulsión, al año siguiente. Continuó dedicándose a las ciencias en San Bonifacio (Córcega), Ferrara y, tras la supresión de la Compañía (agosto de 1773), en la Universidad de Bolonia.

La pequeña Universidad de Camerino fue el centro de su docencia y de sus escritos durante diecisiete años. En 1780 dicha Universidad lo llamó para enseñar Matemáticas en su ateneo, lo cual hizo hasta que Italia fue invadida por Napoleón (1796) y las Marcas se constituyeron (1797) en república de Ancona, incorporada a la de Roma el año siguiente. En 1783, Juan Francisco Masdeu lo incluía entre sus amigos, interesados en difundir su obra Historia crítica de España y de la cultura española en Camerino. Por los años de 1783 y 1784 se enzarzó en una polémica sobre los “Progressi dello spirito umano nelle scienze e arti”, suscitada por un anónimo, lo cual motivó al menos siete “memorias” de Ludeña en las Osservazioni o Riflessioni di un professore di matematica nell’Università di Camerino (1783).

Hervás dice que en 1793, en la Universidad de Camerino “continúa regentando la cátedra de todos los ramos de matemáticas, y al mismo tiempo ha enseñado filosofía algunos años”. En dicha Universidad fue muy estimado, pues el duque Fernando I de Parma quiso (1793) que pasase al colegio de Nobles de la capital de su ducado, pero la Universidad de Camerino se opuso y el duque no insistió. En palabras de Hervás: “El augusto Príncipe de Parma convidó al señor Ludeña para la cátedra de matemáticas o de filosofía en los estudios públicos de la ciudad de Plasencia, que en el presente año 1793 ha sujetado a la dirección y magisterio de sólo ex jesuitas. El señor Ludeña aceptó con sumo agradecimiento el honor que le hacía Su Real Alteza, y, luego que se publicó esta aceptación, el magistrado de la ciudad de Camerino y los directores de su Universidad humillaron al Augusto Príncipe súplica pidiéndole que dejase en Camerino al señor Ludeña, de cuya doctrina, celo y actividad para la enseñanza dependían la resurrección y continuación de estudios en su universidad. El Augusto Príncipe condescendió con la súplica y el señor Ludeña continúa en Camerino”.

Pero, por las circunstancias políticas ya indicadas, de la invasión francesa, Ludeña hubo de trasladarse (1797) al colegio de Parma, aunque por poco tiempo, pues en 1800 se hallaba ya en Bolonia. De ahí al poco tiempo pasó a enseñar en el seminario de Cremona, junto con algunos otros exjesuitas españoles. Aquí sólo imprimió el primer tomo de su Vera idraulica teoria da nessuno finora dimostrata (1819), debido a la enfermedad del autor, aunque tenía la intención de publicar un segundo tomo “que ya está en la prensa”, aunque no se sabe si vio la luz pública (Fuster).

Su inactividad editorial de Cremona contrasta con el ritmo de sus publicaciones en la época de Camerino: ya en 1781 aparecía su De vera et necessaria motus accelerati theoria, y el año siguiente un Conspectus philosophiae universae. Sus polémicas en el Giornale letterario y en la Antologia romana sobre el progreso de las ciencias y artes (1783-1784) le dieron a conocer fuera del ámbito de su pequeña Universidad.

A mediados de la década de 1780, Ludeña era poco conocido en Bolonia y en España, pues Sempere y Guarinos se limita a enunciar únicamente el título de su primera obra. La razón de esta poca difusión de sus escritos está en la naturaleza científica de los mismos, cuyos destinatarios eran lectores muy especializados y poco numerosos, y en los medios en los que se divulgaron, que, hasta la década de 1790, eran revistas minoritarias, como en el Jornal literario de los confines de Italia (Giornale letterario) o en la Antologia romana, donde se publicaban con el poco ambicioso formato de Osservazioni o Riflessioni, al ritmo que imponía la evolución de las polémicas sobre el progreso de las ciencias y artes. Quizá por esa especialización científica más exigente en cuanto a su preparación, Ludeña empezó a publicar opúsculos a partir de 1781, cuando el resto de la generación jesuítica aragonesa de 1740 (la de Juan Andrés, Bernardo García, Juan Bautista Colomés, Manuel Lassala, etc.) llevaba imprimiendo libros en Italia desde 1778 aproximadamente. Prueba de ello es que Hervás, gran aficionado a las matemáticas, dedica bastante espacio a la descripción de los escritos de Ludeña, pero se ve obligado a hacerlo algunas veces a través de los resúmenes de “prospectus” y de “manifiestos”.

Su Dissertazione (1789) sobre la mecánica científica de Galileo Galilei (1564-1642) en relación con la moderna de Maupertuis, d’Alembert y otros le había valido en 1786 el accésit a un premio de la Real Academia de Ciencias y Bellas Artes de Mantua, ciudad donde residía su amigo y correspondiente Juan Andrés.

En palabras de Hervás: “La Real Academia de Mantua propuso el siguiente problema: ‘Si los métodos introducidos en la matemática sublime son diferentes del método del Galileo; y si por el método de éste se pueden resolver los mismos problemas’. Sobre este problema solamente se premió la disertación del señor Ludeña, y la Academia la imprimió a su costa”. Además del accéssit, le supuso a Ludeña ser nombrado socio de dicha Academia y la concesión de la pensión doble por parte del Gobierno de Madrid, poco después.

Le siguieron sus Geometriae et algebrae elementa (1791), los Universae philosophiae elementa (1792- 1794) en cuatro volúmenes, cuyos dos últimos se dedican a la física moderna; los Due opuscoli matematici (Venecia, 1793), el primero Disertación sobre las fuerzas vivas y muertas, presentada a la Real Academia de Mantua en ocasión de haber sido su autor agregado a ella y el segundo Disertación sobre el famoso problema del flujo y reflujo del mar; y otra Dissertazione (Camerino, 1797), donde expone los temas y las circunstancias en que el juicio del público puede ser criterio de verdad, cuestión afín a la del sentido común filosófico, iniciada por Clode Buffier (Varsovia, 1661-París, 1737) y repropuesta muy pronto por la escuela escocesa de Thomas Reid y por muchos filósofos católicos de fines del siglo XVIII y primera mitad del XIX (Batllori).

En resumen, Ludeña fue un importante filósofo y matemático, estrictamente coetáneo y amigo de Juan Andrés (ambos valencianos y nacidos en 1740), a quien debía sus buenas relaciones en Mantua y con quien se carteaba. Su epistolario revela con cuánto interés iba siguiendo los más modernos adelantos de las ciencias físicas en aquella época de tan gigantescos avances científicos. Aunque sus obras llegaron con relativo retraso a las imprentas, sin embargo lo hicieron con bastante profundización en las materias estudiadas, de manera que Batllori ha podido definir a Ludeña como “el científico valenciano de más renombre en Italia”, que enseñó filosofía y física en Padua, Camerino y Cremona, y dejó, además de varias disertaciones sobre mecánica y matemáticas, “todo un curso de filosofía en cinco tomos, de los que los tres últimos tratan solamente de física, y son para su época de una novedad extraordinaria”.

 

Obras de ~: Antonii Ludennae “De vera et necessaria motus accelerati theoria liber singularis”, Camerino, 1781; Prospectus philosophía universae, Camerino, 1783; “Osservazioni di un professore nell’università di Camerino sopra le riflessioni dell’ anonimo esposte nei numeri 22. 27 nel Giornale letterario ne’ confini d’Italia”, en Jornal literario de los confines de Italia (JLCI) (Camerino), 38 (1783); “Altre osservazioni contro altre riflessioni del medesimo anonimo”, en JLCI, 40 (1783); “Riflessioni di un professore di matematica nell’Università di Camerino sulla lettera del signor Petronio Maria Caldani diretta al Padre Yacquier”, en JLCI, 43 (1783); “Osservazioni del professore di matematica nell’Università di Camerino sulla risposta datagli dal signor anonimo seguace della dottrina del signor Arciprete Nicolai”, en JLCI, 3 (1784); “Riflessioni del professore di Camerino alla risposta datagli dal signor anonimo seguace della dottrina del señor Arciprete Nicolai”, en JLIC, 13 (1784); “Riflessioni del professore di matematica sull’articolo del Viaggiatore Napoletano inserito nel numero 14 del Giornale litterario de’confini d’Italia”, en JLCI, 20 (1784); “Riflessioni del professore di matematica nell’Università di Camerino alla risposta data a1 suo articolo inserito nel número 13 del Giornale litterario de’ confini d’Italia nell’anno 1784”, en Antologia romana (Roma), 6 y 51 (1784); Dissertazione sopra il quesito: I. Esprimere l’immediatá connessione, che i principj introdotti nella meccanica sublime, come quelli di Maupertuis, d’Ugenio, e di d’Alembert, hanno co’ principi della meccanica elementare, cioè colle formole Galileane; II. Con opportune applicazioni far vedere, che la meccanica senza que’ novi principj puo facilmente procedere alla soluzione di que’ sublimi problemi, che per mezzo loro furono sciolti, o si possono sciogliere; presentata al concorso dell’ anno l786, e qualificata coll’ accessit dalla reale Accademia di scienze e belle lettere di Mantova, Mantua, 1789; Elementi di geometria, Camerino, 1791; Universae Philosophiae Elementa, Camerino, 1792-1795; Due opuscoli matematici del abate Antonio Ludenna socio della Reale Academia di Mantova, público professore di matematica nell’università di Camerino, Venezia, 1793; Dissertazione sul quesito filosofico, cioè in quali materie, dentro a quali circostanze, e sino a qual segno il giudizio del pubblico si abbia a tenere per un criterio di verità, Camerino, 1797; Vera idraulica teoria da nessuno finora dimostrata in nulla diversa dalla teoria universale della natura che si propone all’exame del publico, Cremona, 1819; Elementa geometriae et algebrae cum ipsius applicatione ad geometriam, quae in omnibus fere elementis desideratur. Traditur item methodus solvendi problemata primi et secundi gradus tam determinata quam indeterminata, s. l., s. f. (inéd.); Antonii Ludennae de veris et necessariis mechanicae, principiis tomi duo, in quorum primo traditur theoria tota motus directi a quacumque, potentia generati tam in medio libero, quam resistenti: et item motus indirecti theoria, qui a potentia constanti solum producitur. In altero tota motuum indirectorum absolvitur theoria a quibusvis potentiis huiusmodi motus generentur, s. l., s. f. (inéd.).

 

Bibl.: R. Diosdado Caballero, Bibliothecae scriptorum Societatis Iesu supplementa, vol. I, Romae, 1814, págs. 179- 180; J. P. Fuster, Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días, con adiciones y enmiendas a la de don Vicente Ximeno, vol. II, Valencia, Imprenta y Librería de José Ximeno, 1827, págs. 415-416; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, vol. V, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, cols. 168-169; E. Toda, Bibliografia espanyola d’Itàlia, vol. II, Barcelona, 1927, págs. 499- 500; M. Batllori, Cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos, Madrid, Gredos, 1966, págs. 513 y ss. y 681; Obras Completas, vol. X, Valencia, Tres i Quatre, 1998; “Ludeña, Antonio”, en Ch. E . O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 2436-2437; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 344-348.

 

Antonio Astorgano Abajo

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