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Juan Ladrillero

Biografía

Ladrillero, Juan. Moguer (Huelva), 1505 – ¿Concepción? (Chile), c. 1574. Piloto, cosmógrafo, teniente de gobernador y encomendero.

Nació en Moguer (Huelva) en 1505, según declaró él mismo en la probanza del piloto Bartolomé Ruiz, siendo hijo de Pero Alonso Ladrillero y de Antonia García. Tradicionalmente se ha confundido su biografía con la de otro homónimo, llamado Juan Fernández Ladrillero, natural de Cartaya y vecino de Colima, en Nueva España.

Siendo un niño aprendió el oficio y las artes de la marinería, enrolándose desde muy joven en las expediciones ultramarinas. En 1535, cuando ya había participado en once viajes a las Indias, obtuvo su título de piloto en la Casa de la Contratación de Sevilla.  A principios de 1536 viajaba como maestre y piloto de una nao procedente de Nueva España cuando naufragó en el cabo de San Vicente, aunque se salvó la tripulación y la mayor parte de las mercancías y el metal precioso que llevaba a bordo. Pero no tardó en volver a cruzar el charco, enrolándose como piloto en la expedición que encabezaba el adelantado Pascual de Andagoya, que había sido designado gobernador de la provincia de San Juan, en la actual Colombia. Aprovechando la pericia náutica y cartográfica de Ladrillero, el convoy reconoció la costa pacífica de Tierra Firme y del Perú. En 1539, desde Cali, escribió el adelantado al Emperador para elogiar el fiable mapa que su piloto había confeccionado de dichas costas. De él decía que era “el hombre de más verdad, ciencia y habilidad que había encontrado”. Ambos descubrieron la bahía de la Cruz y sometieron a los indios que estaban alzados por los atropellos cometidos por un tal capitán “Payo Romero”. Tras pacificar la tierra, poblaron el río de San Juan y por orden suya fundó la villa de Buenaventura. Como Andagoya quería regresar a España para despachar algunos asuntos lo dejó como teniente de gobernador. Según Fernández de Oviedo, le hizo ese nombramiento “porque estaba reputado por diligente hombre e que entendía buenas cosas de la tierra e de la mar”.

Pero, como tantos otros inquietos descubridores, no fue capaz de permanecer en dicha gobernación. En 1541 viajó a Perú, junto al oidor Vaca de Castro, para mediar en la lucha entre pizarristas y almagristas. Desde 1544, cuando se produjo el alzamiento de Gonzalo Pizarro, se vio inmerso de nuevo en las guerras civiles del Perú, luchando en todo momento en el bando de la Corona. En 1548 participó en la batalla de Jaquijahuana, junto a su amigo y antiguo jefe Pascual de Andagoya que había regresado a Perú con el virrey La Gasca en 1546. Acabada la guerra con la derrota del trujillano Gonzalo Pizarro, recibió una buena encomienda de indios, la de Chuquiago, en el término de ciudad de La Paz. Decidió tomarse un descanso, asentarse en dicha ciudad y vivir cómodamente de sus rentas, en compañía de su esposa Francisca de Cabrera. Durante este tiempo, quedó fascinado por el famoso lago sagrado de los incas, el Titicaca, cartografiándolo por primera vez.

A principios de 1557, tras varios años de tranquilidad, el virrey Andrés Hurtado de Mendoza le pidió que aceptase la capitanía general de una escuadra que debía trasladar a su hijo García Hurtado de Mendoza a Chile, para hacerse cargo de su gobernación. La travesía no encontró dificultades, pero sí el desembarco, por la oposición de los indios araucanos. A principios de junio se encontraba ya en la ciudad de Concepción desde donde fue enviado a cargo de un navío para dar noticias de su llegada en Valparaíso y Santiago.

De regreso en Concepción el gobernador García Hurtado de Mendoza le encargó el mando de una empresa que debía dirigirse a la región austral con un triple objetivo: uno, describir detalladamente las costas y confeccionar cartas náuticas del peligroso y a la vez estratégico estrecho de Magallanes y las cientos de islas de su entorno para facilitar la navegación. Dos, comprobar la riqueza de la tierra, especialmente si había metal precioso o alguna civilización desarrollada. Y tres, verificar si, como se decía, había portugueses o ingleses asentados en la zona.

A mediados de octubre de 1557 zarpó del puerto de Concepción al frente de tres embarcaciones: una, llamada San Luis, capitaneada por Juan Ladrillero y pilotada por Fernando Gallego, y la otra, la San Sebastián, mandada por Francisco Cortés de Hogea y pilotada por Diego Gallego, y un bergantín bautizado como San Salvador. A bordo llevaban también un pequeño batel que utilizaron para los desembarcos y para reconocer la línea costa. Dos semanas después recalaron en el puerto de Valdivia, donde acopió víveres y completó la tripulación. El 17 de noviembre reanudaron la marcha recorriendo varios cientos de kilómetros hasta adentrarse en el estrecho de Magallanes, buscando el océano Atlántico. Sin embargo, el navío de Francisco Cortés y el bergantín se separaron en una tormenta y jamás encontraron al San Luis por lo que llegados al estrecho de Magallanes decidieron regresar al puerto de Valdivia, sin haber cumplido su cometido. El moguereño decidió proseguir en solitario, superando todo tipo de infortunios, hambre, tempestades y un frío helador. Además, avistaron numerosos icebergs de los que decían que eran muy peligrosos porque eran “duros como rocas”. En siete ocasiones desembarcaron e hicieron una ceremonia de toma de posesión del territorio en nombre de Su Majestad, colocando cruces y adjudicándoles nombres cristianos. 

El 9 de agosto de 1558 iniciaron el retorno que no fue menos complicado, pues debieron luchar con vientos huracanados y con el frío austral. Se vieron obligados a invernar durante cinco meses en una bocana que llamaron Nuestra Señora de los Remedios. Una vez reembarcados las tormentas no cesaron y además tuvo que sofocar un motín a bordo, castigando severamente a los cabecillas. Por fin alcanzaron el puerto de Valdivia en 1559, tras una larga y dura travesía de más de catorce meses. El onubense redactó una minuciosa y pormenorizada descripción de su titánico viaje, titulada Descripción de la costa del Mar Océano desde el sur de Valdivia hasta el estrecho de Magallanes. También Francisco Cortés entregó una detallada relación de su viaje, redactada por el escribano del navío, Miguel de Goycueta, con el visto bueno del piloto Diego Gallego.

El moguereño regresó con las cartas náuticas, ofreciendo una valiosa información sobre el derrotero de la tierra austral. Una auténtica gesta en la que por primera se recorrió el estrecho de Magallanes en ambas direcciones, proporcionando datos que serían de gran importancia para futuras expediciones.

No conocemos los detalles sobre la muerte del piloto andaluz pero la propia ausencia de información nos puede estar indicando que murió quizás pocas semanas o meses después de completar su proeza.

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Patronato 32, r. 5; Patronato 33, n. 1, r. 3; Indiferente General 1092, n. 133.

M. Fernández de Navarrete (dir.), Diccionario Marítimo Español, vol. VI, Madrid, Imprenta Viuda de Calero, 1880; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial de Chile, Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1906; P. Pastells, El descubrimiento del estrecho de Magallanes, Madrid, Sucesores de Ribadeneyra, 1920; C. Fernández Duro, Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón, t. I, Madrid, Museo Naval, 1972; N. Hermosilla y J. M. Ramírez, “Reconstrucción actualizada de la exploración de Juan ladrillero a la Patagonia Occidental, 1557-1559”, en Anales del Instituto de la Patagonia, vol. 13, 1982, págs. 59-71; VV. AA., Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ediciones Península, 1983; A. Blázquez, Pascual de Andagoya. Relación y documentos, Madrid, Historia 16, 1986; J. Sarabia Viejo (ed.), Viajes al estrecho de Magallanes, Madrid, Alianza Editorial, 1988; G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, Madrid, Atlas, 1992; J. Oyarzun, Expediciones españolas al estrecho de Magallanes y Tierra de Fuego, Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1999; J. M. González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Acento, 2003; Vázquez de Acuña y García del Postigo, Historia Naval del Reino de Chile, 1520-1826, Santiago, Compañía Sudamericana de Vapores, 2004; T. Mañueco Baranda, Diccionario del Nuevo Mundo. Todos los conquistadores, Valladolid, Ámbito Ediciones, 2006; M. Lucena Giraldo, (ed.), Atlas de los exploradores españoles, Barcelona, Sociedad Geográfica Española, 2009; J. González-Barrera, “La derrota a través del Estrecho de Magallanes: el viaje olvidado de Juan Ladrillero (1557-1559)”, en Atenea, Revista de Ciencias, Artes y Letras, núm. 501, (2010), págs. 11-33.

Esteban Mira Caballos

Isidro Vázquez de Acuña y García del Postigo

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