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Francisco Antonio Fuentes y Guzmán

Biografía

Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de. Santiago de Guatemala (Guatemala), 9.II.1642 – 1.VIII.1699. Cronista, historiador, capitular y funcionario real.

Hijo de Francisco de Fuentes y Guzmán y de Manuela Jiménez de Urrea. Por línea paterna desciende de los primeros conquistadores (llamados entonces “venerables”) Hernando de Chávez, Bartolomé Becerra y Bernal Díaz del Castillo. El “fundador” en Guatemala de su familia paterna, Rodrigo de Fuentes y Guzmán, bisabuelo del escritor, llegó a Guatemala en el último cuarto del siglo XVI, nombrado alcalde mayor de Sonsonate, entonces importante zona cacaotera. Como otros funcionarios peninsulares permaneció en el reino, donde casó con Catalina de Chávez, hija de Hernando del mismo apellido, uno de los más importantes conquistadores. Rodrigo fue alcalde ordinario de Santiago, alguacil mayor de la Audiencia, tesorero de las minas de Tegucigalpa (Honduras), juez visitador y capitán de la Mar del Sur. El hijo de Rodrigo, llamado igual que el nieto, Francisco de Fuentes y Guzmán, fue personaje menos destacado, pero entroncó con la familia Díaz del Castillo-Becerra. Su padre, también de nombre Francisco, fue dos veces alcalde de Santiago, capitán de Infantería, encargado de la Sala de armas del Real Palacio y del almacén de la pólvora. Casó dos veces, en primeras nupcias con Luisa de Guzmán, y en segundas con la madre del escritor. Él fue el que adquirió las dos propiedades agrícolas de la familia: una labor en lo que es hoy el valle de la ciudad de Guatemala, y una hacienda de azúcar con trapiche (después ingenio) en Petapa. De 1647 a 1648 fue corregidor de Escuintla, cuando el escritor tenía cinco y seis años, y lo acompañó; fue su primer contacto con la naturaleza tropical de su tierra. A su regreso a Santiago, hacia 1650, ingresó el futuro historiador a estudiar con los jesuitas “latinidad” y bachillerato en Artes, que culminó hacia 1657-1658.

En 1660, cercano a los diecinueve años, Francisco Antonio de Fuentes casó con Isabel de Cilieza y Velasco, de antigua familia criolla, aunque no emparentada con los primeros conquistadores. El matrimonio tuvo tres hijos: la primogénita, que profesó en el monasterio de Santa Catalina; Francisco, que murió sin sucesión, y Manuela, que casó con Agustín de la Cajiga y Rada, de importante familia pero no descendiente de conquistadores. Al año siguiente de su boda, aparece por primera vez en el Ayuntamiento, al solicitar el cargo de regidor perpetuo, que obtuvo. El presidente S. Alfonso Rosica de Caldas lo nombró alguacil mayor de la Audiencia, cargo que había desempeñado su bisabuelo, y continuó como regidor. En diversos momentos funge en el Ayuntamiento como fiel ejecutor y alcalde ordinario, y tiene el cargo militar de alférez real. El obispo-presidente Juan de Santo Matía (criollo, originario de Nueva España, obispo de 1668 a 1675, presidente de 1670 a 1672) lo designó corregidor de Huehuetenango (1671-1673). A poco de su regreso, después de dos años en las remotas montañas de noroccidente, escribió y vio publicada su primera obra (1675), un romance de estilo muy barroco sobre los festejos ciudadanos por los trece años del rey Carlos II. Durante la presidencia de Fernando Francisco de Escobedo surgieron disensiones entre el presidente y el obispo (Juan de Ortega Montañés, 1676-1682) y se llegaron a formar “partidos”: por un lado, entre los peninsulares, uno “vascongado”, otro de los demás españoles, y un tercero de los criollos, en el que militó Francisco Antonio de Fuentes. Por esta época escribió su estudio Norte político, una especie de manual en que se resume toda la legislación que otorgaba privilegios a Santiago de Guatemala.

Hacia 1680 inició la redacción de la que fue su obra máxima, Recordación Florida: Discurso historial y demostración natural, material, militar y política del Reino de Guatemala. Alrededor de 1695 solicitó al Consejo de Indias, sin éxito, que se le nombrase cronista del reino, para lo cual envió a España una copia de su obra, que hoy se conserva en la Biblioteca del Palacio Real, que no comprende lo escrito después. También redactó Preceptos historiales (cuya copia manuscrita se conserva, quién sabe por qué extraña vía, en la Biblioteca Palafoxiana, de Puebla, México), una especie de teoría para escribir buena historia, que se ha comprobado que es un plagio casi completo de De historia para entenderla y escribirla (Madrid, 1611), de Luis Cabrera Infante, ya que apenas hizo agregados personales en algunos ejemplos.

Sin lugar a dudas, lo más importante de Fuentes, y por lo que ha pasado a la posteridad es su Recordación Florida, en la que se mueve entre la historia (se refiere a los pueblos indígenas prehispánicos y a acontecimientos del siglo XVI y algunos del XVII), la crónica y la prolija descripción geográfica. Da especial atención a la conquista y a exaltar las hazañas y aportes de los primeros conquistadores, algunos de cuyos descendientes o “venerables” se encontraban en la pobreza. También dedica gran cuidado a describir con detalle la geografía del reino y sus habitantes, las fiestas religiosas y civiles, el desarrollo arquitectónico y artístico... Con razón ha sido llamada por S. Martínez Peláez y C. Sáenz de Santa María, sus principales biógrafos, la exaltación de la patria desde el punto de vista de un criollo. En su narración sobre los señoríos indígenas previos a la colonización española y al referirse a la conquista tuvo el mérito de utilizar varios manuscritos indígenas y otros documentos de primera mano: por ejemplo, una relación de la conquista escrita por Gonzalo de Alvarado y el llamado por él Manuscrito Xecul o Título Ahpopqueham, hoy desaparecidos.

Existen dos manuscritos de la Recordación Florida, uno en la biblioteca del Palacio Real (Madrid), que no contiene lo escrito después de 1695, que es alrededor de una tercera parte, el cual fue utilizado por Justo Zaragoza para su edición en tomos (Madrid, 1883), y el manuscrito que se conserva en al Archivo General de Centro América (Ciudad de Guatemala), que fue el empleado en la edición guatemalteca de 1932-1933, en tres tomos, en la biblioteca “Goathemala”, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala.

Francisco Antonio de Fuentes falleció en Santiago de Guatemala. Su escrito ha sido revalorado, aprovechado y admirado en la segunda mitad del siglo xx.

Especialmente, el historiador guatemalteco S. Martínez lo presentó como la obra por antonomasia del criollo patriota guatemalteco de finales del siglo xvii.

No se puede escribir sobre el reino de Guatemala en los siglos xvi y xvii sin tener en cuenta la Recordación Florida.

 

Obras de ~: Fiestas Reales, en geniales dias, y festivas pompas celebradas a los felicísimos treze años que se le contaron á la Majestad de nuestro Rey, y Señor Don Carlos Segvndo, que Dios guarde: por la Nobilísima, y siempre leal Ciudad de Guatemala, Guatemala, 1675; Historia de Guatemala o Recordación Florida, ed. de J. Zaragoza, Madrid, Luis Navarro, 1882-1883, 2 ts.; Recordación Florida. Discurso historial y demostración natural, material, militar y política del Reyno de Goathemala, Guatemala, Centro América, 1932-1933, 3 ts.; Preceptos Historiales, Guatemala, 1957; Obras Históricas de Don Francisco de Fuentes y Guzmán, ed. y est. prelim. de C. Sáenz de Santa María, Madrid, Atlas, 1969-1972, 3 ts. (Biblioteca de Autores Españoles, 230, 251 y 259) [incluye los Preceptos Historiales].

Obras atribuidas desconocidas o extraviadas: Cinosura Política o Ceremonial de Goathemala (¿confusión con el Norte Político?); Norte Político; El Milagro de América; La vida de Santa Teresa de Jesús.

 

Bibl.: D. Ripodas, “Una superchería literaria: los ‘Preceptos Historiales’ de Fuentes y Guzmán”, en Antropología e Historia de Guatemala, 20 (1968), págs. 20-37; S. Martínez Peláez, La patria del criollo. Ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca, Guatemala, Universitaria, 1970; A. Saint- Lu, Condición colonial y conciencia criolla en Guatemala 1524- 1821), Guatemala, Universitaria, 1978; C. Sáenz de Santa María, “El escritor D. Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán criollo y patriota”, en Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, 53 (1980), págs. 13-158.

 

Jorge Luján Muñoz

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