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José Mariano Beristain

Biografía

Beristain, José Mariano. Puebla de los Ángeles (México), 22.V.1756 – Ciudad de México (México), 23.III.1817. Primer periodista de la ciudad de Valladolid y escritor, clérigo y profesor de universidad.

Era Puebla de los Ángeles una ciudad industrial y dinámica que atraía a numerosos peninsulares, contaba con abundantes establecimientos de órdenes religiosas, además de obispo propio. La casa familiar de José Mariano Beristain era todo un centro intelectual, relacionada constantemente con el obispo Francisco Fabián y Fuero (después trasladado como arzobispo de Valencia). Precisamente, sus cualidades le condujeron hasta aquella ciudad mediterránea, como secretario del citado prelado. Fue en la Universidad de Valencia donde continuó sus estudios —esta vez los superiores— de Teología y Sagrada Escritura; se doctoró en 1776. Mientras opositaba, y no aprobaba, fue profesor sustituto en la cátedra de Filosofía. En 1777 opositó a la canonjía de magistral en la catedral de Orihuela, pero Beristain ya no se sentía protegido por el arzobispo valenciano y emprendió camino hacia Castilla.

En octubre de 1782 se encontraba en Valladolid, donde volvió a opositar de nuevo a una canonjía de magistral, que tampoco obtuvo. Finalmente, el eterno opositor consiguió, en 1783, la cátedra de Instituciones Teológicas en la Universidad de Valladolid. Todavía era diácono. Pertenecía Beristain a las elites intelectuales ilustradas de la ciudad del Pisuerga, con una participación muy activa en las academias que se fundaron en aquellos momentos en la ciudad (tuvo mucho que ver en el establecimiento de la Real Academia de Medicina y Cirugía), siendo su participación muy activa en la Sociedad Económica de Amigos del País. Todo ello le otorgó un amplio conocimiento informativo de la ciudad en la que vivía. Tampoco faltaron sus periódicas visitas a la Corte madrileña, donde tuvo relación con los círculos ilustrados, y pudo tentarle un traslado, pues en 1785 opositaba a la canonjía magistral de la catedral de Segovia. Próximo, también, se encontraba el Real Sitio de San Ildefonso, en cuya capilla había predicado. En El Escorial, el prior le confió el registro de los manuscritos. Una iniciativa que le podía venir muy bien para su deseo de acercamiento a la Corte. Fue la Inquisición la que interrumpió este proceso, por lo que tuvo que regresar a su cátedra de Valladolid.

Con treinta años inició en esta ciudad la publicación del primer periódico de su historia, no saliendo a la calle con él hasta febrero de 1787. Algún miembro del tribunal del Santo Oficio de Valladolid advertía de su “abundante verbosidad y locuencia [...] un genio orgulloso, marcial al estilo del tiempo, de costumbres nada serias, ni conforme a su estado”, según una información que había llegado desde la Inquisición madrileña. En realidad, aquel hombre corpulento que era Beristain era un habitual de los teatros, gustaba de la amistad con comediantes de uno y otro sexo, no frecuentaba el uso del hábito talar (a pesar de que era diácono), se mostraba amigo de la moda en el vestir y del paseo, además de ser habitual en muchos círculos. Todo ello lo hacía en exceso sospechoso ante la ortodoxia. Su periódico, el Diario Pinciano, fue una perfecta plataforma para este hombre inquieto que le gustaba participar en todo e informar acerca de ello.  Pero un nuevo incidente con la Inquisición, con la de Valladolid, interrumpió la publicación del periódico en junio de 1788, abandonó la cátedra en su universidad y se le cerraron las puertas de la ciudad. Ganó por oposición una canonjía en la entonces colegiata de Vitoria, aunque nunca tomó posesión de ella, deseando más la de magistral de la primada de Toledo. Al menos, en aquella ciudad encontró la amistad del canónigo Salvador Biempica, próximo obispo de su Puebla natal. Como secretario de éste, regresó a su cuna y será allí, con treinta y cinco años, cuando se ordene sacerdote. Pese a su nuevo protector, el “eterno opositor” no consiguió la canonjía electoral de la catedral de Puebla. Su inquietud y fracaso le hicieron cruzar de nuevo el Atlántico.

Tras un desembarco repleto de aventuras (con naufragio incluido) y una estancia en Madrid, Carlos IV le propuso (en marzo de 1794) como canónigo de la catedral metropolitana de México. Antes de su salida, recibió la orden de Carlos III, por la oposición que había presentado a los independentistas mexicanos, premiando con ella su fidelidad a la Corona española. Esta defensa fue realizada mediante las palabras escritas de su pluma y predicadas en sus sermones. En México contó con el apoyo del virrey de Nueva España y del arzobispo y todo ello le llevó a ser el deán de su catedral y a estar a punto de conseguir la publicación de su obra cumbre: Biblioteca Hispanoamericana. Pero Beristain, constante viajero, no pudo regresar a la Península para culminar esta intención. Vivió, pues, las primeras tensiones de los independentistas que le acusaron, mientras estaba predicando en la catedral de México, de colaboracionismo con los reyes españoles. De aquel púlpito le bajaron en un estado de semiparálisis, de la que no se volvería a recuperar. Murió en marzo de 1817 y fue enterrado en aquella catedral de México en la que culminaron sus ambiciones.

 

Obras de ~: Oración fúnebre que en las exequias del señor Luis Antonio Jaime de Borbón, infante de España, Segovia, 1785; Diario Pinciano, histórico, literario, legal, político y económico, Valladolid, Viuda e Hijos de Santander, 1788; Diálogos patrióticos, Valencia, Imprenta Benito Monfort, 1811; Discurso eucarístico que en la misa solemne de acción de gracias celebrada por la libertad y restitución a su trono de Fernando VII, soberano monarca de España e Indias, México, 1814; Biblioteca Hispano- Americana septentrional ó Catálogo y noticias de los literatos que ó nacidos ó educados ó florecientes en la América septentrional española han dado á luz algún escrito ó la han dexado preparado para la prensa, México, Oficina de Alejandro Valdés, 1816- 1821, 3 vols.; Biblioteca hispano americana septentrional: adiciones y correcciones que a su fallecimiento dejó manuscritas José Fernando Ramírez y son las que cita, en las apostillas que pasó a su ejemplar de la Biblioteca Hispano Americana del Dr. D. J. Mariano de Beristain y Souza, México, Imprenta de El Tiempo, 1898.

 

Bibl.: J. T. Medina y Zavala, D. José Mariano Beristain de Souza: estudio bio-bibliográfico, Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1897; Diario Pinciano, primer periódico de Valladolid (1787-1788), pról. de N. Alonso Cortés, Valladolid, Imprenta Castellana, 1933, 2 vols.; A. Millares, “Beristain de Souza José Mariano”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 240-242; A. Millares Carló, Don José Mariano Beristain de Souza (1756-1817): noticia biográfica, la biblioteca hispanoamericana, bibliografía de su autor, testimonios, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1973; Diario Pinciano, primer periódico de Valladolid (1787-1788), est. prelim., Valladolid, 1978; C. Almuiña Fernández y R. García Domínguez, Proceso inquisitorial a un periodista, Valladolid, Caja de Ahorros Provincial, 1983; L. Cortejoso Villanueva, La medicina y los médicos a través del Diario Pinciano, s. l., s. f.

 

Javier Burrieza Sánchez

Relación con otros personajes del DBE

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