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'Abd al-Malik b. Hudayl

Biografía

‘Abd al-Malik b. Huḏayl: Abū Marwān ‘Abd Al-Malik b. Huḏayl b. Razīn Ḥusām al-Dawla, Ŷabr al-Dawla, Al-Ḥāÿib ḏū-l-ri’āsatayn. Albarracín (Teruel), c. 414 H./1024 – 9 de ša‘bān de 496/18.V.1103. Segundo rey de taifa de Albarracín.

Segundo régulo de la taifa de Albarracín, conocida en los textos árabes como al-Saḥla, “la llanura”, o Sahlat Banī Razīn, “la llanura de los Banū Razín”, cuya capital era Šanta mariya al-Šarq, “Santa María del Oriente”, o Šanta mariya Banī Razīn, “Santa María de los Banū Razín”, de ahí Albarracín. Su reinado se extendió entre 436/1044-45 —año de la muerte de su padre Huḏayl b. Jalaf, fundador y primer régulo de la dinastía— y 496/1103. Es pues, entre todos los reyes de taifas, el del reinado más largo registrado durante el periodo, ya que ejerció el poder durante 60 años lunares, 58 según el cómputo del calendario solar.

Así como todos los cronistas árabes se deshacen en elogios con respecto a su padre, las fuentes critican el modo de ser y los actos del hijo. Ibn Ḥayyān, su contemporáneo, dice acerca de él: “era ignorante, indolente… de poca nobleza, muy pagado de sí mismo y alejado de la marcha de sus asuntos…” distintos autores se hacen lengua de las grandes sumas que gastó en adquirir esclavas cantoras; otros, sin embargo, atribuyen esto a su padre. La realidad es que vivió en un tiempo de demasiados cambios políticos y territoriales, cuando la balanza de poderes en la Península basculaba hacia los cristianos. Se vio obligado a plegarse para sobrevivir a la política de Alfonso VI, a la del Cid, a la de los almorávides, etc. Alguna habilidad política debió tener —ayudado por el aislamiento geográfico y la insignificancia de su señorío, así como el factor suerte— ya que la taifa de Albarracín alcanzó el siglo XII sin ser absorbida por los almorávides, cuando ya las demás, excepto la de Zaragoza, habían sido borradas hacía años del mapa de al-Andalus por el turbión de los ejércitos africanos.

Parece que el título honorífico de Ḥusām al-dawla (sable de la dinastía) sólo lo llevó como príncipe heredero, pues fue el título que concedió a su sucesor Yaḥyà, que reinó el último año de la existencia de la dinastía. También se adornó con los nombres honoríficos de Ŷabr al-dawla (orgullo de la dinastía) y de al-Ḥaŷib ḏū-l-ri’āsatayn (el chambelán poseedor de las dos jefaturas). Pese a estos nombres sultánicos, fue un simple jefecillo de un lugar cuasi perdido, que en un cierto momento se vio involucrado en una política de expansión, ya que el señor de Muviedro (Sagunto), Ibn Lubbūn, le entregó su dominio a cambio de una renta, dominio que sólo pudo mantener unos cinco años, pues el Cid tomó dicho lugar en 1097. Antes, cuando Alfonso VI conquistó Toledo en 1085, ‘Abd al-Malik b. Huḏayl había ido en persona a felicitar al rey cristiano por su conquista, llevándole un magnífico presente, a fin de “que le confirmase sus dominios como gobernador en su nombre”. El rey se lo otorgó a cambio del pago de un tributo anual al reino de Castilla. Alfonso le regaló en esa ocasión un mono, del que ‘Abd al-Malik neciamente se vanagloriaba, pues al decir de al-Kardabūs, pensaba que el animal lo había librado de la desgracia. Pero no se libró de pagar parias, primero a Alfonso VI hasta la batalla de Zallāqa (1086); tres años después, sin embargo, tuvo que pagárselas al Cid, o sea, a partir de 1089; aunque se las dejó de pagar cuando aquél sitiaba Valencia, antes de 1093. El de Albarracín buscó mientras el apoyo del rey de Aragón para que le ayudara a tomar esa ciudad. El aragonés puso en antecedentes al Cid de las pretensiones del régulo, y poco tardó aquél en enviar un ejército que invadió la taifa de Albarracín, obligándole entonces a prestarle ayuda para conquistar Valencia.

Sabemos que después de que el Cid ganara Valencia en 1094, el señor de Albarracín se alió con los almorávides y otros régulos, entre ellos el de Lérida, el de Tortosa, el de Alpuente, el de Segorbe, el de Jérica y algunos más; todos fueron a poner sitio a Valencia, pero fueron derrotados por el Cid en la batalla del Cuarte. ‘Abd al-Malik b. Huḏayl, como los demás participantes musulmanes en el combate, abandonó el campo en vergonzosa huida.

Ibn al-Abbār nos cuenta que sufrió un atentado ya muy viejo, tres años antes de su muerte, y que sobrevivió, matando e incluso crucificando a los culpables; pero los autores más fiables nada dicen de ello. ‘Abd al-Malik murió efectivamente en Albarracín el 9 de ša‘bān de 496/18 de mayo de 1103, tras oscilar en sus últimos años entre la alianza con el Cid y el sometimiento a los almorávides.

 

Bibl.: E. Lévi-Provençal, “La toma de Valencia por el Cid”, en Al-Andalus, XIII (1948), págs. (en texto árabe 115-116 y 125-126, en traducción 135-136 y 147); R. P. A. Dozy, Recherches sur l’Histoire Politique et littéraire de l’Espagne pendant le Moyen Age, Leide, E. Brill, 1849, t. I, págs. 517-531; Ibn Ḥayyān apud Ibn ‘Iḏārī, al-Bayān al-Mugrib fī [ijtiṣār] ajbār mulūk al-Andalus wa l-Magrib, con título y subtítulo en francés que reza: Al-Bayān al-Mugrib. Tome troisième. Histoire de l’Espagne Musulmane au XIème siècle. Texte Arabe publié par la première fois d’après un manuscrit de Fès, ed. de E. Lévi-Provençal, Paris, Paul Geuthner, 1930, págs. 181-184 [trad. crítica (con centenares de correcciones, merced a la Ḏajīra de Ibn Bassām y a las “Observations sur le texte du tome III du Bayān de Ibn ‘Iḏārī”, establecidas por E. Lévi-Provençal, en Mélanges Gaudefroy de Mombynes, El Cairo, 1935-1945, págs. 241-258) de F. Maíllo Salgado, La Caída del Califato de Córdoba y los Reyes de Taifas (al-Bayān al-Mugrib), Salamanca, Estudios Árabes e Islámicos, Universidad de Salamanca, 1993, págs. 155-157]; Bayān IV, edición I. ‘Abbās, Beirut, 1967, pág. 40 (trad. de A. Huici Miranda, Al-Bayān al-Mugrib. Nuevos fragmentos almorávides y almohades, Valencia, Anubar, 1963, págs. 96-97); Ḏayl (texto anónimo y fragmentario incluído en apéndice en la edición del mal llamado) Bayān III, ed. de E. Lévi-Provençal, París, P. Geuthner, 1930, págs. 309-310 (trad. de F. Maíllo Salgado, bajo el título de Crónica Anónima de los Reyes de Taifas Madrid, Akal, 1991, págs. 59-61); Ibn al-Jaṭīb, Kitāb A‘māl al-a‘lām, ed. de E. Lévi-Provençal bajo el título Histoire de l’Espagne Musulmane (Kitāb A‘māl al-A‘lām), Beirut, Dār al-Makchouf, 1956, págs. 206-207 (trad. de W. Hoenerbach, Islamische Geschichte Spanien. Übersetzung der A‘māl al-A‘lām und Ergänzender Texte, Zürich-Stuttgart, Artemis Verlags, 1970, págs. 391-393); J. Bosch-Vilá, Historia de Albarracín y su Sierra, t. II, Teruel, Ayuntamiento de Albarracín, 1959, págs. 140-170; Ibn al-Abbār, al-Ḥulla al-siyarā’, ed. de Ḥ. Mu’nis, El Cairo, Dār al-Ma‘ārif, 1963, t. II, págs. 108-115; R. Menéndez Pidal, La España del Cid, 7.ª ed., Madrid, Espasa Calpe, 1969, t. I, págs. 453-455, 504-510 y 543-544; Ibn al-Kardabūs, Kitāb al-Iktifā’, ed. crítica parcial de A. M. al-‘Abbādī, Ta’rīj al-Andalus li-Ibn al-Kardabūs, Madrid, Instituto de Estudios Islámicos, 1971, pág. 88 (trad. de F. Maíllo Salgado, Historia de al-Andalus, 2ª ed., Madrid, Akal, 2008, págs. 109-110); D. Wasserstein, The rise and falll of the Party Kings, Princeton-New Jersey, University Press, 1985, pág. 93, nota 27; M.ª J. Viguera Molíns, Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes, Madrid, Mapfre, 1992, pág. 68; M.ª J. Viguera Molíns, Los Reinos de Taifas. Al-Andalus en el siglo XI, Madrid, Espasa Calpe, 1994, págs. 82-83.

 

Felipe Maíllo Salgado