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Cristóbal Villalpando de los Reyes

Biografía

Villalpando de los Reyes, Cristóbal de. ¿Ciudad de México?, c. 1649 – México, 20.VIII.1714. Pintor.

No está clara la fecha de nacimiento de Cristóbal de Villalpando. Actualmente se le supone nacido hacia 1649 en la ciudad de México. Sus padres eran Juan de Villalpando y Ana de los Reyes. No se sabe nada de su infancia, ni se sabe con quién pudo formarse en lo artístico, aunque se ha apuntado la posibilidad de que hubiera sido discípulo de Baltasar de Echave y Rioja, dado que Baltasar fue padrino de bautismo de su primer hijo, Carlos Villalpando. En realidad, el primer dato bien documentado de su vida es su matrimonio con María de Mendoza en el Sagrario de México el día 2 de junio de 1669, de quien tuvo cuatro hijos, dos de los cuales, Carlos y Cristóbal, fueron también pintores. María de Mendoza está identificada como hija de Diego de Mendoza y hermana de Miguel de Mendoza, ambos pintores activos en Puebla de los Ángeles. Este detalle y algunas relaciones formales-estilísticas, parecen indicar una cierta relación profesional entre Villalpando y la dinastía de los Mendoza. Se ha aventurado la posibilidad de que Mendoza hubiera sido el maestro de Villalpando y que decidiese casar a uno de sus discípulos más aventajados con su hija en una actitud muy habitual en la mecánica de funcionamiento de los obradores de pintura del siglo XVII. En función de la fecha de su boda se ha calculado aproximadamente la de nacimiento hacia 1649, si bien el acta de bautismo no se ha localizado.

Sus primeros trabajos localizados y documentados con su firma se remontan al año 1675, fecha en que pinta diecisiete lienzos para el retablo mayor del convento de franciscanos de San Martín de Tours de Huaquechula, en Puebla. Sin embargo, no debe tomarse esta fecha como el punto de arranque de su trayectoria artística, sobre todo teniendo en cuenta la madurez con que están resueltas las composiciones. Antes debieron existir obras importantes no llegadas a nuestros días. En 1680 se data el retablo de Xochimilco y en 1681 el retablo dedicado a Santa Teresa del convento dominicano de Azcapotzalco. También corresponde a esta primera etapa el San Francisco en oración de Churubusco. La Transfiguración y el Moisés y la serpiente de bronce, ambos en la Catedral de Puebla de los Ángeles, se fechan hacia 1683. Ese mismo año pinta un Cristo rodeado de ángeles músicos para la Catedral de México. Es muy notable la aportación de Villalpando a las pinturas que decoran la sacristía de la Catedral Metropolitana de México, donde trabajó en estrecha colaboración con Juan Correa. Las pinturas de Villalpando están fechadas entre 1684 y 1686 y son varios lienzos de gran tamaño que representan la Inmaculada Concepción, una Alegoría del triunfo de la Eucaristía (claramente inspirada en Rubens), la Gloria de San Miguel (en la que se incluye, al parecer, su autorretrato y donde firma el conjunto con un pomposo “Cristóbal de Villalpando inventor por su mano lo pintó”) y la Iglesia militante. En 1686 participó en las pinturas del Arco Triunfal del Conde de Monclova, obra que por su carácter efímero no se ha conservado. En 1687 pinta para la sacristía de la Catedral de Guadalajara una Iglesia Militante y una alegoría de las Virtudes con San Gabriel, así como un Triunfo eucarístico. Posteriores al año 1681 son la Virgen de Aranzazu, pintada para la cofradía que se fundó en ese año y cuya capilla se consagró en 1688, y la Crucifixión, ambas pinturas en el Museo de las Vizcaínas. A esta etapa corresponde la magnífica cúpula pintada al óleo en la capilla de los Reyes de la Catedral de Puebla de los Ángeles, que se ha fechado en 1688 a través de un epígrafe y que Toussaint piensa debe datarse en 1692, claramente relacionada con los triunfos eucarísticos de Palomino, pues en ella se representa una exaltación del Corpus Cristi rodeado de la Gloria celestial.

Posteriormente, en 1689, pintó tres pequeños cuadros de tipo narrativo para la capilla del Ochavo de la Catedral de Puebla en donde se representa el ciclo de Adán y Eva en el Paraíso y el Diluvio Universal. Otras pinturas interesantes que se conservan en Puebla son la Sagrada Familia de la Catedral, la Trinidad de la iglesia del Carmen, la Virgen Apocalíptica del Museo Bello, la Virgen de las Angustias, también citada como la Soledada, y los Santos Justo y Pastor de la Academia. En la Iglesia de Jesús de Cholula se conserva un lienzo interesante que representa a Cristo con la Samaritana. Para la capilla del Rosario del convento de Santo Domingo de México pintó Villalpando un Santo Domingo y la Virgen. A esta etapa corresponde una Virgen de Guadalupe en colección particular sevillana. Obra de gran interés es el Martirio de San Lorenzo de la iglesia de Tlalpuxahua, pintado por Villalpando a finales de la década de 1680 partiendo de dos composiciones distintas con el mismo tema, obras ambas de Tiziano, una en la parroquia de El Escorial y otra en la iglesia de San Lorenzo de Venecia, seguramente conocidas a través de estampas. En 1691 pintó una serie de cuadros para decorar el convento que la orden franciscana tenía en Antigua de Guatemala, de los cuales los más destacados son el Bautismo de San Francisco, el Capítulo de las Esteras, la conversión general y el Sueño del Papa Gregorio IX, que actualmente se guardan en el museo de Bellas Artes de Guatemala. Suyos son también siete cuadros en la iglesia del Carmen en San Ángel en México, el Apostolado de Querétaro (relacionado muy estrechamente con las series de apóstoles pintadas por Rubens) y el retablo de San Francisco en la misma ciudad. En 1694 Villalpando contribuyó económicamente con dinero para la fabricación de la desaparecida peana de plata de la Virgen del Socorro que estuvo en la iglesia de San Juan de la Penitencia.

Una de las obras más singulares dentro de la producción artística de Villalpando es una Vista de la Plaza del Zócalo o plaza Mayor de México, pintada en 1695 y actualmente en Corsham Court, Inglaterra. Su carácter excepcional se debe a que la mayor parte de la producción de Villalpando es pintura religiosa, siendo su vista de la plaza del zócalo una pintura profana que deja ver los edificios fundamentales del Zócalo (el atrio de la Catedral, el palacio episcopal, el palacio virreinal, la acequia, la Universidad, el Parián...) así como escenas de tipo local-cotidiano, como el cortejo del virrey con sus guardias, de sobresaliente interés para el estudio de la vida cotidiana en el México colonial de finales del siglo XVII.

En México se conservan las pinturas de la sacristía del convento de San Ángel con Cristo atado a la columna, Santa Teresa penitente, San Juan de la Cruz penitente, los Desposorios místicos de la Virgen y San José y un Ecce Homo que hoy se guarda en el Museo de Arte Colonial. Son muchas las pinturas que hizo para la iglesia de la Profesa de la ciudad de México, representando la Visión de Santa Teresa, el Ecce Homo, Muerte de Tobías, Sermón de la Montaña, el Milagro de los panes y los peces, Cristo y San Pedro, la Virgen del Rosario y varias escenas de la vida de San José entre las que merece la pena destacar la Boda de San José y la muerte del padre de José.

En 1702 Villalpando contrató las pinturas ornamentales para el efímero arco que fue erigido en la Catedral de México con motivo de la llegada del virrey Alburquerque, donde se representaban diversos pasajes de la vida de Aquiles. Muy poco conocida es la actividad militar de Villalpando, que en 1688, cuando contrata unos retablos para la Iglesia de San Bernardo de México, aparece nombrado como pintor y alférez de la guardia de alabarderos virreinal y que, en el año 1702, al tiempo que pinta el ciclo iconográfico dedicado a Aquiles, aparece citado como capitán de alabarderos, lo que supone un sustancial ascenso. Estos cargos militares son más honoríficos que de verdadera milicia. Hasta tiempos de Carlos III no hubo un ejército regular en México, sino un regimiento de veteranos, citado en los documentos como guardia de alabarderos del virrey, formado por dos compañías, una de Infantería y otra de Caballería, bajo el mando de un capitán nombrado por el propio virrey. Originalmente se concedió para esta guardia, cuya función principal era guarecer el palacio de los virreyes, un capitán y veinte soldados, siendo el sueldo del capitán el doble que el de las soldadesca. Maza piensa que estos nombramientos no deben presuponer una carrera militar en Villalpando, sino más bien una ayuda económica.

En 1706 constan once cuadros dedicados a la vida de la Virgen pintados para Zacatecas, entre los que se han de destacar una Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana, la Anunciación, el Adán y Eva ante la Santa Cruz, la Mística Jerusalén, la Presentación de la Virgen Niña en el Templo, la Epifanía y un curioso San Juan con la madre Agreda, cuya calidad, algo inferior a otras obras de Villalpando, ha hecho suponer que se trate de pinturas de su obrador, solucionadas por discípulos que siguen de cerca las indicaciones de su maestro. Muy interesantes en lo iconográfico son dos lienzos que representan a San Miguel conservados en Hartford, Estados Unidos y en Morelia. También es importante citar los cuadros del museo de la basílica de Guadalupe, particularmente una Piedad con ángeles que exaltan el dulce nombre de María, el Nacimiento de la Virgen, el Bautizo de la Virgen y la Santa Bárbara. En 1708 se datan las pinturas de Santiago de Tuxpan, en las que desarrolla el tema de las Ánimas del Purgatorio con San Miguel y Santa Teresa. Al año 1710 corresponde la serie iconográfica de veintidós lienzos dedicada a la vida de san Ignacio, pintada para el claustro principal del noviciado de jesuitas de San Martín en Tepotzotlán y hoy en el Museo de dicha ciudad con lienzos tan interesantes como el San Ignacio en Manresa, en San Ignacio en éxtasis, San Ignacio en el riachuelo helado, San Ignacio y San Felipe Neri, San Ignacio en la cárcel... También son interesantes las series dedicadas a las vidas de san Ignacio y san Francisco Javier del colegio de la compañía de Puebla de los Ángeles.

Dentro de las obras de difícil clasificación y cronología, aunque de indudable o atribuible autoría se tiene en la Catedral de México una serie de cuatro lienzos que representan la Anunciación, los Desposorios, la Adoración de los pastores y la Huida a Egipto. Un San Miguel con las alas explayadas pintado para la iglesia parroquial de San Pedro de Cholula. En el Museo de Guadalajara se conservan una Santa Teresa con José y la Virgen y un Ecce Homo.

Pese a que Villalpando es creador un estilo propio, de notable singularidad, muchos autores encuentran en su obra importantes influencias de los pintores españoles de finales del siglo XVII; fundamentalmente son relaciones con la pintura andaluza que llegaba a México e intensas relaciones con el sentido impetuoso y tenebrista de Murillo y de Valdés Leal. También se relaciona, como es lógico, con el círculo artístico de pintores novo-hispanos del barroco decorativo que le rodeaba en México. Un análisis riguroso de su producción demuestra que Villalpando fue un artista un tanto ecléctico, con obras de una variada luminosidad y fuerte cromatismo de evidente y lejana inspiración flamenca en Rubens. En palabras de Leopoldo Castedo “la pintura europeizante del primer barroco culmina en la obra de Cristóbal de Villalpando y Juan Correa, ambos pintores fecundos y tal vez por eso, desiguales en sus respectivas producciones; ambos alternando una forma de expresión sombría, estática y de tonos oscuros con otra por contraste, de figuras dinámicas y tonos claros”. Una prueba inequívoca de lo muy valoradas que eran sus pinturas es que Villalpando fue la cabeza del gremio de pintores de México en dos ocasiones, una como veedor, entre los años 1686 y 1699, y otra como examinador del gremio, siendo citado en los documentos como “alcalde y veedor” sucesivamente reelecto. Consta que en 1686 pidió al Virrey ser veedor por el gremio en las Ordenanzas de Pintores, Doradores y Entalladores, aprobadas ese mismo año y en cuya redacción debió de tomar parte muy activa. Llegó a la vejez siendo un personaje renombrado y, aún en la última etapa de su vida, abordó algunos encargos. Murió viudo, en México, el 20 de agosto de 1714 y fue enterrado en la iglesia de San Agustín de México.

 

Obras de ~: 17 pinturas del retablo mayor del convento de San Martín de Tours de Huaquechula, Puebla de los Ángeles, 1675; retablo, Xochimilco, 1680; retablo de Santa Teresa, convento dominicano de Azcapotzalco 1681; San Francisco en oración, Churubusco; Transfiguración, Catedral de Puebla de los Ángeles, 1683; Serpiente de Bronce, Catedral de Puebla de los Ángeles, 1683; Cristo con ángeles músicos, 1683; Inmaculada Concepción, Alegoría del triunfo de la Eucaristía, Gloria de San Miguel, y La iglesia militante, Sacristía de la Catedral de México, 1684-1688; Arco triunfal del Conde de la Monclova, 1686 (desapar.); Iglesia Militante, Catedral de Guadalajara, 1687; Virtudes con San Gabriel, Catedral de Guadalajara, 1687; Triunfo eucarístico, colección particular de Guadalajara, 1687; Virgen de Aranzazu y Crucifixión, Museo de las Vizcaínas, c. 1688; Cúpula con exaltación del Corpus Christi, Capilla de los Reyes, Catedral de Puebla de los Ángeles, 1688; Adán y Eva en el Paraíso y el Diluvio Universal, capilla del Ochavo, Catedral de Puebla, 1689; Sagrada Familia, Catedral de Puebla de los Ángeles; Trinidad, iglesia del Carmen de Puebla; Virgen Apocalíptica, Museo Bello de Puebla; Virgen de las Angustias, Academia de Puebla; Santos Justo y Pastor, Academia de Puebla; Cristo con la Samaritana, Iglesia de Jesús, Cholula; Santo Domingo y la Virgen, capilla del Rosario, convento de Santo Domingo de México; Virgen de Guadalupe, colección particular sevillana; retablos, Iglesia de San Bernardo de México, 1688; Martirio de San Lorenzo, c. 1689, Iglesia de Tlalpuxahua; Serie de la vida de San Francisco, pintada para el convento de franciscanos de Antigua, hoy en el Museo de Bellas Artes de Guatemala, 1691; 7 lienzos, iglesia de San Ángel, México; Apostolado, Querétaro; retablo de San Francisco, Querétaro; Vista de la Plaza del Zócalo Mayor de México, Corsham Court, Inglaterra, 1695; Pinturas de la sacristía del convento de San Ángel, México; Ecce Homo, Museo de Arte Colonial; Visión de Santa Teresa, Ecce Homo, Muerte de Tobías, Sermón de la Montaña, Milagro de los panes y los peces, Cristo y San Pedro, Virgen del Rosario y ciclo de la vida de San José, Iglesia de la Profesa, México; ciclo de la vida de Aquiles, arco de triunfo erigido en la entrada del virrey Alburquerque, 1702, (desaparecido); serie de 11 lienzos dedicados a la vida de la Virgen, Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana, la Anunciación, Adán y Eva ante la Santa Cruz, Mística Jerusalén, Presentación de la Virgen Niña en el Templo, Epifanía y San Juan con la madre Agreda, Zacatecas, 1706; San Miguel, Hartford, Estados Unidos; San Miguel, Morelia; Piedad con ángeles que exaltan en dulce nombre de María, Nacimiento de la Virgen, Bautizo de la Virgen, Santa Bárbara, Museo de Guadalupe; Ánimas del Purgatorio con San Miguel y Santa Teresa, Iglesia de Santiago de Tuxpan, 1708; serie de 22 lienzos con la vida de San Ignacio, pintados para el noviciado de San Martín, hoy en el Museo de Tepotzotlán, 1710; serie de la vida de San Ignacio y San Francisco Javier, Colegio de la Compañía de Jesús, Puebla de los Ángeles, c. 1710; Anunciación, Desposorios, Adoración de los pastores y Huida a Egipto, Catedral de México; San Miguel, parroquia de San Pedro de Cholula.

 

Bibl.: B. Couto, Diálogo sobre la historia de la pintura en México, México, Fondo de Cultura Económica, 1947; D. Angulo Íñiguez, Historia del Arte hispanoamericano II. Barcelona, Salvat, 1950; G. Kubler y M. Soria, Art and Architecture in Spain and their American Dominions, Penguin Books, 1959, pág. 311; F. Pérez Salazar, “Algunos datos sobre la pintura en Puebla en la época colonial”, en Memorias y revista de la Sociedad Científica Antonio Alzate (Instituto de investigaciones estéticas, México), t. 41 (1963), pág. 299 y ss.; F. de la Maza, El pintor Cristóbal Villalpando, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1964; M. Toussaint, Colonial art in Mexic, Austin y Londres, University of Texas Press, 1967; L. Castedo, Historia del arte iberoamericano, Madrid, Alianza, 1988; G. Urrero Peña, “Arcángeles de tono oscuro” en Cuadernos de cine y letra, (Madrid), (2007).

 

Herbert González Zymla

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