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Gabriel de Rojas y Córdoba

Biografía

Rojas [y Córdoba], Gabriel de. Cuéllar (Segovia), ú. t. s. XV – Potosí (Bolivia), c. 1561. Conquistador.

Una de las familias de más renombre de Cuéllar es indudablemente la de los Rojas. Asentados en la segunda mitad del siglo XV, todavía pervive el apellido Rojas entre los actuales moradores de la Villa. El primero que vino a Cuéllar fue Gómez de Rojas, capitán de Enrique IV. Era natural de Córdoba y sobrino del gran capitán Gonzalo Fernández de Córdoba; luchó en la batalla de Olmedo de 1467, al lado de Beltrán de la Cueva, que mandaba las fuerzas realistas y con él vino después a Cuéllar donde casó con María de Torres.

Los hijos del matrimonio Gómez de Rojas y María de Torres, sintieron casi en bloque la llamada de América.

Uno de ellos fue Gabriel de Rojas.

Se desconoce la fecha del nacimiento de Gabriel de Rojas, aunque consta positivamente que nació en Cuéllar. Es el más célebre de los Rojas que estuvieron en Indias. Debió de partir en la expedición de Pedrarias; por lo menos figuró entre los capitanes del gran justador. Hombre de su confianza, fue alcalde de Acla de 1515 a 1520, fuerte que consolidó el propio Gabriel de Rojas.

De su actuación en Centroamérica cabe destacar su valentía y esfuerzo por librar a los españoles de la expedición de Estete, en 1529, de una emboscada tendida por los indios. El cronista Fernández de Oviedo advierte que, “a no haber sido por él, hubieran muerto los expedicionarios”.

En la conquista del Perú reclamado por su amigo Francisco Pizarro. Pizarro estuvo bajo las órdenes de Pedrarias con Gabriel de Rojas y ambos trabaron amistad.

En plena conquista del antiguo imperio de los incas, llamó a su amigo Gabriel de Rojas, quien entonces se encontraba en Guatemala. Acudió a la llamada y en 1534 aparece como su lugarteniente en Jauja.

Durante la rebelión de Manco Inca en 1535 y años siguientes, Gabriel de Rojas, encontrándose en el Cuzco, quedaba al frente de la guarnición, mientras Hernando Pizarro hacía incursiones en castigo de los indios. Hubo una ocasión en que le dieron un flechazo en la nariz y la flecha le entró hasta el paladar.

Los trabajos y los días de Gabriel de Rojas en las revueltas civiles del Perú. Capítulo luctoso el de las guerras civiles entre pizarristas y almagristas a raíz de la conquista del Perú, Gabriel de Rojas hizo de mediador en 1537, pero sin éxito.

Al llegar al Perú, Vaca de Castro, comisionado por la Corona para informarse de los asuntos del Perú, Gabriel de Rojas le prestó excelentes servicios. Al nombrar a Pedro de La Gasca para normalizar la situación inmediatamente se puso a su disposición.

En la paz de La Gasca. Casi milagrosamente había sobrevivido Gabriel de Rojas, mientras murieron Francisco Pizarro, Diego de Almagro (padre e hijo), Gonzalo Pizarro, etc. La Gasca le encomendó la misión de explotar las minas de oro de Potosi y cobrar los quintos reales. Acaso el impulso dado por Gabriel de Rojas a los yacimientos mineros del Potosí contribuyera a convertir la ciudad en villa imperial, habitada después por una sociedad opulenta y rica.

Rojas visto por los cronistas. Fernández de Oviedo dedicó unas líneas al capitán Rojas, que contribuyen poderosamente a fijar los rasgos diferenciales de su personalidad. Dice de él: “conquistador e buen soldado hombre de honra y de experiencia, e que ha dado buena cuenta de sí. Es hombre para confiar de él todo lo que de buen capitán se puede fiar; porque además de ser valeroso por su persona e habilidad, es de buena casta, e gentil”. El historiador cuellarano Antonio de Herrera, escribió de Gabriel de Rojas que era “caballero honrado: hombre de valor y calidad; de gran crédito y autoridad; de gran prudencia y estimación; de autoridad experiencia y diligencia; hombre compuesto y prudente”.

El capitán Gabriel de Rojas a través de su testamento. A estas pinceladas de los cronistas en relación con su vida pública, hay que añadir unas líneas en relación con su vida particular. Aparece como un hombre profundamente creyente. Hijo de su tiempo sintió también el prurito del orgullo familiar y dejó un legado para que la capilla de sus antepasados en San Francisco de Cuéllar estuviera convenientemente cuidada y adornada.

Finalmente se acordó en el mismo de las personas necesitadas y de los pobres del hospital de la Magdalena.

El recuerdo de su villa natal está muy presente en el testamento de Gabriel de Rojas. Los largos años de ausencia no borraron la memoria del pueblo en que nació. Al final de su vida, en el asiento de las ricas minas de oro del Potosí, refrescaría los años de su infancia. La llamada de la tierra, la nostalgia de su villa, le impulsó a dejar una cuantiosa cantidad para las necesidades de sus paisanos y nombró patronos de la fundación a la justicia y Regimiento de la Villa. Cuéllar participó del oro del Potosí, porque uno de sus hijos contribuyó en gran manera a la explotación de las famosas minas.

Amores en Indias. No se sabemos si Gabriel de Rojas estuvo casado. Lo más probable es que no estuviera; por lo menos no existe el menor indicio en las crónicas, ni en el testamento. Tuvo, no obstante, un hijo natural, Gómez de Rojas, a quien él reconoció y nombró heredero de todos sus bienes, pero se desconoce el nombre y la condición de la madre de Gómez de Rojas.

Tal vez, como su amigo Francisco Pizarro, como su compañero de armas, Garcilaso de la Vega, Gabriel de Rojas tuviera amores con alguna princesa incaica, con alguna ñusta de sangre real y fruto de estos amores fuera Gómez de Rojas.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Municipal de Cuéllar, Libro de Regimientos 1557; 1558-1568, 1565, 1568, 1571; Archivo Parroquial de San Miguel, Libro de cuentas de fabrica, 1588-1617, fol. 53r.; Archivo Histórico de Segovia, Protocolo de Francisco Dávila 1580, fol. 452; Real Academia de la Historia, Col. Muñoz, t. 42 (papel unido al fol. 113v.), fols. 302v. y ss.; t. 69, fol. 8r.; A/106, fols. 167r. y ss., 300v. y ss.; A. 117, fols. 116v. y ss.

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Balbino Velasco Bayón, OCarm