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Benito Zacarías

Biografía

Zacarías, Benito. Micer Benito Zacarías. Señor de El Puerto de Santa María (I). Génova (Italia), c. 1248 – 1308/1309. Almirante mayor de Castilla.

Benedetto Zaccaria, micer Benito Zacarías en la cronística y la historiografía españolas, formaba parte de un linaje de la aristocracia genovesa sin apenas tradición mercantil. No obstante, muy joven aún, se inclinó por la actividad comercial, viajando a Oriente y ocupándose en el tráfico de lanas, paños y tintes. En Asia Menor descubrió un rico yacimiento de alumbre, producto vital para la industria medieval, tanto para el curtido como para el tintado. La explotación y comercialización del yacimiento le dio la oportunidad de introducirse en la Corte bizantina, sirviendo como embajador a Miguel VIII Paleólogo ya en 1265. En 1267, y a cambio de protección naval, el emperador le concedió el señorío sobre la zona de Focea, importante productora de alumbre. A partir de ese momento, y durante varias décadas, Zacarías desarrolló un novedoso sistema de producción, transporte y comercialización del mineral que le llevó a dominar una gran parte del mercado. La flota construida al efecto servía también para asegurar la defensa del Egeo y a las empresas políticas y militares de Bizancio, con el correspondiente beneficio económico y político para el personaje.

La posesión de esta flota, cuya galera capitana, la Divizia, ha pasado a la historia por su tamaño y perfecto acabado, dio a micer Benito Zacarías una dimensión militar que en aquella época no estaba en absoluto reñida con la empresarial. El prestigio ganado en Oriente le llevó en 1284 al mando de la flota genovesa en la guerra contra Pisa, vecina y rival de la república ligur. El 6 de agosto obtuvo una gran victoria en La Meloria, y entre 1285 y 1287 llevó a cabo una serie de operaciones navales que culminaron con la entrada en el puerto de la propia Pisa, acción en la que resultó herido.

En esos mismos años sus negocios abarcaban todo el Mediterráneo, desde el mar Negro y Armenia hasta el Magreb y España. Además del alumbre, que fue la base de su fortuna, los Zacarías comerciaban con otros muchos productos, desde el trigo ucraniano o búlgaro a las pieles y pescado del sur de Rusia, que transportaban hasta Italia, al tiempo que proporcionaban a Oriente telas flamencas y francesas, armas italianas y sal. Micer Benito no se hacía a la rutina: ya en 1278 había enviado alumbre a Inglaterra a través del estrecho de Gibraltar, siendo pionero de una ruta marítima de extraordinaria importancia para el comercio europeo y, por supuesto, tanto para Génova como para Castilla. Su relación con España, muy intensa ya en lo comercial, adquiere otro sesgo a partir de 1282 cuando visitó a Alfonso X el Sabio como embajador de Miguel VIII Paleólogo para buscar su alianza frente a Carlos de Anjou. En 1284 el nuevo monarca, Sancho IV, gravemente amenazado por los benimerines, contrató sus servicios para la vigilancia del estrecho con doce galeras mediante el pago de 6000 doblas de oro mensuales. Además le concedió el señorío de El Puerto de Santa María a cambio de su compromiso de mantener siempre una galera armada que defendiese la costa entre el Guadalete y el Guadalquivir. Esta adquisición debe valorarse en el conjunto de los intereses mercantiles de Zacarías, en la línea, pues, de lo que previamente significó su dominio de Focea o el posterior de Quíos. De momento, la presencia del genovés en el estrecho, y los preparativos terrestres y navales de Sancho IV, aconsejaron la retirada marroquí del cerco sobre Jerez y la firma de treguas.

En 1291 volvió la guerra a las aguas ibéricas. El nuevo sultán benimerín, Ibn Jacob, reanudó la presión en la frontera y Sancho IV se vio obligado a llamar de nuevo a micer Benito Zacarías, quien se hizo a la mar en Génova con siete galeras armadas allí por encargo del rey castellano. Reunida esta flota con otras cinco naves aprestadas en Sevilla, el 6 de agosto obtuvo una completa victoria en Marzamosa, en la costa africana sobre la escuadra enemiga, capturando trece de las veinticuatro galeras que la componían. Este triunfo, y el consiguiente dominio del estrecho, resultaron esenciales para la conquista de Tarifa al año siguiente.

A partir de septiembre de 1291 y hasta 1294 aparece en los privilegios reales como almirante de la mar, sustituyendo a los hermanos Pedro y Nuño Díaz de Castañeda. En el verano de 1292 tomó parte en las acciones navales que contribuyeron decisivamente a la toma de Tarifa, mandando sus propias naves, las castellanas y las aragonesas del vicealmirante Montoliú. Todavía en 1293 y primeros meses de 1294 participa en las operaciones de defensa de la plaza, inmediatamente sitiada por los musulmanes, y en la toma de la fortaleza de Alixar, pero en un momento crítico de la campaña, cuando se armaba la flota que iba intentar el levantamiento del cerco, y por razones desconocidas, el almirante Zacarías rompió con Sancho IV y abandonó el almirantazgo. Juan Mathé de Luna, inmediatamente nombrado almirante, y Fernán Pérez Maimón se hicieron cargo de la escuadra y obtuvieron la definitiva victoria sobre los benimerines.

Ese mismo año de 1294 micer Benito fue nombrado almirante de Francia para llevar adelante los planes de Felipe el Hermoso de invadir Inglaterra. A la sazón se armaba una flota en Ruán por ingenieros genoveses. Esto puede explicar lo sucedido en España, aunque otras noticias aplazan hasta 1297 su presencia en Francia. Allí permaneció hasta 1300, combatiendo en 1298 a los rebeldes flamencos, aunque al parecer percibió hasta su muerte una pensión de la Corona francesa. En 1300 volvió a Génova para capitanear una escuadra fletada por las damas genovesas contra los sarracenos, y en 1301 planeó la reconquista de Trípoli de Siria, perdida por los cruzados en 1289. Poco después, en 1304, obtuvo como feudo del emperador de Bizancio la isla de Quíos, en el corazón del gran comercio oriental y, desde entonces, centro principal de la presencia genovesa en Levante. De nuevo en Génova, en 1306 se convierte en condestable de la ciudad y en ella murió, tras vivir sus últimos años en el espléndido palacio que se hizo construir, hacia 1307 o 1308, según R. S. López e Y. Renouard, o en 1314, según M. Gaibrois.

Micer Benito Zacarías dejó descendencia, o al menos deudos muy próximos, en Andalucía. Estos parientes heredaron la mitad del señorío de El Puerto de Santa María que el almirante conservó tras la venta de la otra mitad a Alonso Pérez de Guzmán el Bueno en 1295. Vivieron en Jerez como un linaje destacado de su aristocracia y vendieron su mitad de El Puerto a María Coronel, conservándose el apellido Zacarías en Jerez hasta bien entrado el siglo XV.

Como ha escrito Juan José Iglesias, Zacarías fue, a la vez, un hombre de su tiempo y un adelantado a su tiempo. Hombre de guerra y de negocios, fue uno de los protagonistas más señalados de la revolución comercial bajomedieval. Sensible a los valores encarnados en la cruzada, desarrolló y puso en práctica las técnicas nacientes del capitalismo mercantil. “Defendía así una civilización, al tiempo que contribuía a construir otra nueva y a expandirla con la espada y con los libros de cuentas”.

 

Bibl.: M. Gaibrois, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, Madrid, Voluntad, 1922-1928, 3 vols.; R. S . L ópez, Genova marinaria nel Duecento. Benedetto Zaccaria, ammiraglia e mercante, Messina-Milano, 1933; Studi sull’economia genovese nel medioevo, Torino, S. Lattes, 1936; “Aux origines du capitalisme génois”, en Annales d’Histoire Économique et Sociale, 47 (1937), págs. 429-454; Storia delle colonie genovesi nel Mediterraneo, Bologna, Zanichelli, 1938; F. Pérez Embid, El almirantazgo de Castilla hasta las capitulaciones de Santa Fe, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos de la Universidad de Sevilla, 1944; H. S ancho de Sopranis, “Los genoveses en la región gaditano-xericiense de 1460 a 1500”, en Hispania, VIII (1948), págs. 355-402; Y. R enouard, L’hommes d’affaires italiens au Moyen Age, Paris, Colín, 1968; R. S. López, La revolución comercial en las Europa medieval, Barcelona, El Albir, 1981; G. Pistarino, “Presenza ed influenze italiane nel sud della Spagna (secc. XII-XV)”, en Presencia italiana en Andalucía, siglos xiv-xvii. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano, Sevilla, 1985, págs. 21-51; F. García Fitz, “La defensa de la frontera del Bajo Guadalquivir ante las invasiones benimerines del siglo xiii”, en Relaciones de la Península Ibérica con el Magreb (siglos xiii-xvi), Madrid, 1988, págs. 275-323; “Los acontecimientos político-militares de la frontera en el último cuarto del siglo xiii”, en Revista de Historia Militar, 64 (1988), págs. 9-71; J. Heers, “Origines et structures des compagnies coloniales génoises (xiiie-xve siècle), en Êtat et colonisation au Moyen Age, Paris, 1989, págs. 17-33; J. J. Iglesias Rodríguez, “Micer Benedetto Zaccaria, primer señor de El Puerto, y su tiempo”, en Revista de Historia de El Puerto [de Santa María (Cádiz)], 4 (1990), págs. 39-53 (también en Monarquía y nobleza señorial en Andalucía. Estudios sobre el señorío de El Puerto (siglos xiii-xviii), Sevilla, 2003, págs. 35-50); A. de Ceballos-Escalera y Gila, Norma y ceremonia de los almirantes de Castilla, Madrid, SEK-Universidad Camilo José Cela, 2006.

 

Rafael Sánchez Saus

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