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Eduardo de Cornwall

Biografía

Cornwall, Eduardo de. Conde de Chester, duque de Cornwall. El Príncipe Negro. Woodstock, Oxfordshire (Gran Bretaña), 15.VI.1330 – Londres (Gran Bretaña), 8.VI.1376. Príncipe de Gales y Aquitania.

Eduardo de Cornwall era hijo del monarca inglés Eduardo III y de su esposa Felipa de Hainaut, y heredero del trono inglés, lo que explica que el día 12 de mayo del año 1343 fuera solemnemente proclamado príncipe de Gales. De todos modos, es preciso tener en cuenta que a los tres años ya se le había nombrado conde de Chester y a los seis duque de Cornwall. Habitualmente se le conoce como el Príncipe Negro, expresión que obedecía al color de la armadura que portaba. Se trataba de un perfecto caballero, a la vez que de un modelo exquisito de dirigente militar. En el año 1338, después de que su padre, Eduardo III, invadiera las tierras francesas, fue nombrado guardián del reino, puesto que siguió ocupando en los años posteriores. No obstante, en el año 1345 el Príncipe Negro intervino directamente en la Guerra de los Cien Años, efectuando una impresionante cabalgada hasta Cotentin. Al año siguiente, 1346, las tropas de Eduardo III de Inglaterra, y en particular la formidable actuación de los arqueros, derrotaron sin paliativos a los franceses en la batalla de Crecy. Diez años después, en 1356, los combatientes ingleses, dirigidos en esta ocasión por el Príncipe Negro, obtuvieron otra resonante victoria sobre los franceses, la de Poitiers. Según los datos relativos a aquel combate, los soldados ingleses ascendían a unos siete mil quinientos hombres, lo que contrastaba rotundamente con las tropas francesas, que se hallaban cercanas a los cincuenta mil soldados. A raíz de aquella batalla el monarca francés, Juan II el Bueno, fue hecho prisionero por los ingleses. Después de aquel sorprendente éxito militar, el Príncipe Negro fue premiado con el gobierno de la Guyena, territorio situado al suroeste de Francia, al que se designó con el calificativo de “principado de Aquitania”. La corte real de dicho principado se hallaba, obviamente, en la ciudad de Burdeos, situada en la costa atlántica.

En los años siguientes, el Príncipe Negro intervino en la pugna que sostenían en la Corona de Castilla el monarca Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara. El punto de partida de dicha intervención fue la firma del tratado de Libourne, suscrito en septiembre del año 1366 por Pedro I de Castilla —que había huido de las tierras hispanas después de la entrada del Trastámara— y el Príncipe Negro.

Poco después se sumó al mencionado tratado el rey de Navarra Carlos II, conocido como el Malo. Así las cosas, el conflicto por el trono de Castilla adquiría claros perfiles internacionales, tomando el aspecto de una faceta más de la Guerra de los Cien Años. A cambio de la importante ayuda militar que ofrecerían los ingleses a Pedro I, éste entregaría, aparte de una notable cantidad de dinero, estimada en unos quinientos cincuenta mil florines, el señorío de Vizcaya y la villa portuaria de Castro Urdiales. Asimismo, se concederían privilegios a los mercaderes ingleses que actuasen en los territorios de la Corona de Castilla.

El Príncipe Negro, según la opinión expresada por el cronista Pedro López de Ayala, “envió catar todas las más Compañas que pudo aver para esta cavalgada, e fallaba asaz dellas”.

Al año siguiente, 1367, las tropas del Príncipe Negro, aliadas a las de Pedro I, entraron en el solar ibérico por las tierras del reino de Navarra, donde fueron calurosamente recibidas por el monarca Carlos II. El ejército anglopetrista prosiguió su avance hacia la comarca de La Rioja. Por fin, el día 3 de abril del año 1367 se produjo el encuentro entre los dos ejércitos.

Las tropas del Príncipe Negro y del monarca de Castilla Pedro I obtuvieron una resonante victoria sobre Enrique de Trastámara y sus aliados franceses en la batalla de Nájera. Con anterioridad al choque militar, el Príncipe Negro y Enrique de Trastámara efectuaron un intercambio de misivas. El dirigente inglés afirmaba en su carta que su objetivo era que el rey legítimo de Castilla, es decir, Pedro I, recuperara el trono del que había sido despojado. Es más, el Príncipe Negro terminaba su misiva afirmando que, si al final se producía la batalla, “non podemos escusar de ir con el dicho Rey Don Pedro nuestro pariente por el su regno”. El elemento decisivo de aquel combate lo constituyeron, sin duda alguna, los arqueros ingleses, los cuales ya habían demostrado su eficacia en las batallas que habían sostenido años atrás en suelo francés. En definitiva, la batalla de Nájera, como ha dicho el historiador Luis Vicente Díaz Martín, “fue una de las más espectaculares victorias del ejército inglés”. Enrique de Trastámara pudo huir, pero muchos de los que habían combatido en su bando, entre ellos el conocido militar bretón Bertrand du Guesclin, fueron hechos prisioneros por las tropas anglopetristas.

No obstante, el hecho de que Pedro I no cumpliera en modo alguno lo pactado en el tratado de Libourne —lo que en buena medida obedecía a los graves apuros económicos por los que estaba pasando— modificó totalmente el panorama. El Príncipe Negro no sólo abandonó las tierras de la Corona de Castilla, dirigiéndose hacia la región francesa de Gascuña, sino que, en agosto del año 1367, firmó un pacto secreto con el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso.

Al reanudarse en Castilla la pugna fratricida entre Pedro I y Enrique de Trastámara, después de que este último retornara de Francia, adonde había huido tras su derrota en Nájera, el Príncipe Negro reunió unas conferencias en la localidad francesa de Tarbes, en las que se acordó reconocer al dirigente inglés como futuro rey de Castilla, una vez que hubieran recuperado los dominios a los que aspiraban los reinos de Aragón, de Navarra y de Portugal. Mas dicho plan se vino abajo, debido, básicamente, a la actuación del rey de Portugal, el cual decidió apoyar la causa de Pedro I, eliminado por su hermanastro en Montiel, en marzo del año 1369. A partir de aquel acontecimiento, el Príncipe Negro decidió abstenerse totalmente del conflicto hispano. Lo más grave que le sucedió fue, sin embargo, la terrible enfermedad que padeció a partir del año 1370. Ante aquel lamentable acontecimiento se acordó que le sustituyera en el gobierno del principado de Aquitania su hermano Juan de Gante, el duque de Lancaster.

El Príncipe Negro falleció unos años después, en concreto en 1376, por supuesto antes que su padre, Eduardo III. Todo parece indicar que en tierras hispanas el Príncipe Negro contrajo la enfermedad que le llevó al sepulcro.

 

Bibl.: P. E. Russell, The English Intervention in Spain and Portugal in the Time of Edward III and Richard II, Oxford, Oxford University Press, 1955; M. Dupuy, El Príncipe Negro. Eduardo, señor de Aquitania, trad. de G. Alonso de Jáuregui, Madrid, Espasa Calpe, 1973; R. Barber, Edward, Prince of Wales and Aquitaine: a biography of the Black Prince, London, Allen Lane, 1978.

 

Julio Valdeón Baruque

 

 

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