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Jacinto Félix Domenech Sastre

Biografía

Domenech Sastre, Jacinto Félix. Barcelona, 23.XI.1802 – Madrid, 2.III.1863. Político y capitalista.

Nacido en Barcelona, fueron sus padres Ramón Domenech y Rosa Sastre. Su progenitor era un conocido industrial del sector textil, especializado en lino.

Estudió Derecho en la Universidad de Barcelona.

Durante dicho período se inició en política integrándose en la Tertulia Patriótica de Barcelona (17 de noviembre de 1822). El 10 de mayo de 1826 contrajo matrimonio con Luisa Serra Salgado y, un año más tarde, el 7 de mayo de 1827, fue recibido como abogado por la Audiencia de Barcelona. Dicho trabajo lo alternó con algunas suplencias en puestos de la Administración, como el de asesor del Juzgado Privativo de Artillería (5 de enero de 1830), que ejerció durante un año.

Tras la muerte de Fernando VII, se incrementa su activismo progresista. En 1834 es elegido secretario del Colegio de Abogados de Barcelona, vocal de la Real Junta de Fernando VII (6 de abril de 1834) y en los meses finales vuelve a ocupar interinamente, entre el 2 de septiembre y el 31 de diciembre de 1834, la Asesoría del Juzgado Privativo de Artillería. El 7 de febrero de 1835 se integra en la Comisión de Instrucción Primaria de Barcelona y, tras las sublevaciones de agosto de 1835, formó parte de la Junta Revolucionaria creada en Barcelona (7 de agosto) y pasó a ocupar, junto con Pascual Madoz, la Alcaldía Mayor interina de Barcelona, designado por el Real Acuerdo de 11 de agosto de 1835, cargo del que toma posesión el 4 de septiembre. Al mismo tiempo se le confió, el 11 de agosto de 1835, el Juzgado de Primera Instancia Interino de Barcelona.

El 2 de septiembre fue nombrado asesor interino del Real Cuerpo de Artillería —puesto en el que se mantuvo durante algo más de dos meses (18 de noviembre de 1835)— y, un día más tarde, coronel subinspector del Real Cuerpo de Ingenieros, asesor del Juzgado durante la ausencia del titular, hasta el 31 de diciembre de 1835. Su compromiso con el progresismo queda patente con su elección el 19 de septiembre de 1835 como capitán de la 8.ª compañía del Batallón 14 de la Milicia Nacional.

Domenech vuelve a desempeñar un papel notable en los sucesos de Barcelona de agosto de 1836, ciudad que le comisionó para trasladarse a Madrid (20 de agosto de 1836), en unión de Francisco Serrano, a fin de entregar a la Reina un escrito de apoyo al movimiento de protesta que se había generalizado en España.

Resulta, pues, lógica su elección como diputado por Barcelona para las Cortes Constituyentes de 1836. Durante la legislatura tuvo una participación muy activa, formando parte de algunas comisiones de importancia política. En otras ocasiones, su presencia respondía a su perfil profesional: Presupuestos o Ley Orgánica del Poder Judicial. Apoyó diversas acciones destinadas a facilitar el fin de la guerra (anticipo de doscientos millones) y censuró las actuaciones que no parecían traslucir entusiasmo en la consecución de dicho objetivo (cuestión Rodil).

Igualmente actuó en defensa de los intereses económicos de Cataluña, como en la propuesta de restablecimiento de la supresión de las matrículas de mar, que habían encarecido notablemente los costes de la navegación.

Asimismo desempeñó un papel notable en la cuestión de la normalización de las relaciones con las antiguas colonias americanas, en la que defendió la labor española en dichas tierras.

Domenech se convirtió en uno de los jefes parlamentarios de la izquierda del progresismo, pero acabó enfrentado con el gobierno de Calatrava.

En 1839 fue nombrado alcalde de Barcelona y en las elecciones de dicho año fue nuevamente elegido diputado, pero la escasa duración de las sesiones, que sólo discutieron la Ley de 25 de octubre de 1839, y el hecho de acceder al acta por fallecimiento de Guillermo Oliver y Salva, le impidieron tomar posesión.

En el nuevo proceso electoral de enero de 1840 obtuvo la representación por Tarragona. Intervino en la discusión de diversas actas y votó contra la admisión del conde de Toreno. En las de Barcelona lanzó duras acusaciones a la Diputación de dicha provincia por manipular el proceso falsificando el censo electoral, pero su protesta no tuvo éxito. También participó activamente en la discusión del Proyecto de Ley de Ayuntamientos, que acabó provocando la caída de la Reina Gobernadora.

Tras la renuncia de María Cristina, solicitó plazas en el ámbito de la Justicia (8 de noviembre de 1840), y su fuerza política queda patente por el hecho de que, aunque no consiguió la de Barcelona, el 20 de noviembre de 1840 obtuvo un puesto de magistrado en la Audiencia de Valencia. Sin embargo, dos meses más tarde (12 de enero de 1841) abandonó dicho cargo, para dedicarse a la docencia en la Universidad de Barcelona (curso 1840-1841) como profesor de Práctica Forense y Jurisprudencia Mercantil, que, si bien se prolonga hasta 1844, está salpicada de suplencias por sus compromisos políticos y parlamentarios.

Nuevamente fue elegido diputado por Tarragona en 1841. Durante dicha legislatura participó en varias comisiones de materias diversas y presidió la de construcción de carreteras en la provincia de Barcelona y la de procesamiento de Prim y Ametller, en la que se mostró contrario a dicha petición. Defendió la regencia única y se mostró gubernamental durante toda la legislatura.

El conflicto relacionado con la articulación del sistema municipal, que provocó la dimisión de la Reina Gobernadora, había dejado un vacío que era necesario rellenar cuanto antes. Por ello se nombró el 8 de junio de 1841 una comisión destinada a “poner el armonía con la Constitución y demás leyes las de los ayuntamientos y diputaciones”, de la que formó parte.

Durante el período de sesiones del bienio 1841-1842 fue elegido tercer secretario del Congreso (29 de diciembre de 1841). Además figuró en numerosas comisiones en las que ocupó la plaza de secretario en siete ocasiones y la presidencia en tres (concesión de arbitrios a la Diputación Provincial de Tarragona con destino a una carretera; Administración militar, y reelección de Gómez de la Serna). Desde el primer momento, criticó al Gobierno por la declaración del Estado de sitio, en la discusión del Discurso de la Corona, frente a las sublevaciones del año anterior, por considerar que dicho medio no debía ser empleado en ningún caso, y en la de emisión de billetes del Tesoro.

El culmen de su enfrentamiento llegó con la propuesta, de la que era primer firmante, de que el Gobierno “carece del prestigio y fuerza moral necesarios para hacer el bien del país” (28 de mayo de 1842). En el período de sesiones iniciado en noviembre de 1842 fue elegido vicepresidente cuarto de la Cámara (15 de noviembre de 1842).

Durante su permanencia en Madrid como diputado, durante la regencia de Espartero asumió la representación de la Comisión de Fábricas de Cataluña.

Tras la expulsión de Baldomero Espartero, los progresistas contrarios a él encabezaron un gobierno bajo la presidencia de Joaquín María López, e iniciaron el cambio de numerosos funcionarios. El 28 de julio de 1843 se encomendó a Domenech la Alcaldía de Madrid, en tanto se procedía a realizar nuevas elecciones. Entre las primeras misiones encomendadas se encontraban la reorganización de la Milicia Nacional y las alcaldías de barrio. También se encargó de la preparación de los procesos electorales de Cortes y Ayuntamiento. Un día más tarde, el 29 de julio de 1843, fue nombrado para ocupar una de las plazas del Tribunal Supremo. Y a pesar de que ambos cargos resultaban incompatibles, dadas las condiciones políticas del momento, el Gobierno decidió (2 de septiembre de 1843) que continuase en el ejercicio de los mismos, en las condiciones inicialmente previstas, hasta la elección de un nuevo ayuntamiento.

En la remodelación ministerial de finales de 1843, Olózaga encomendó a Domenech la cartera de Gobernación entre el 24 de noviembre de 1843 y el 5 de diciembre de 1843, razón por la que cesó en sus cargos de alcalde de Madrid y ministro del Tribunal Supremo.

A pesar del escaso tiempo que ejerció, adoptó dos importantes decisiones: suspendió el proceso de reorganización de la Milicia Nacional y presentó un proyecto de ley electoral de ayuntamientos.

Aunque no regresó al Parlamento hasta 1847, su nombre se encuentra en algunas iniciativas políticas, como un documento, fechado a finales de 1844, en defensa de la Constitución de 1837. En diciembre de 1846 obtuvo acta de diputado por Santa Cruz de la Palma (Canarias), pero no se incorporó hasta principios de 1848 (jura el 16 de febrero de 1848). Su actividad fue muy escasa y su única intervención tuvo lugar el 23 de marzo de 1849 para defender los derechos de emisión de los Bancos de Barcelona y Cádiz, que iban a ser suprimidos a favor de la exclusiva del mismo para el de San Fernando.

En 1847 tomó parte en la creación de la Dirección Central de la Asociación Defensora del Trabajo Nacional, junto con personajes como Ramón de Guardamino, Francisco Acebal y Arratia, los marqueses del Socorro y Valgornera o Agustín Fernández de Gamboa.

A finales de 1850 obtuvo acta por el distrito barcelonés de Universidad, en una candidatura apoyada por el Instituto Industrial de Cataluña, en la que también estaba Pascual Madoz. Fue presidente de la comisión encargada de examinar las cuentas del Teatro Real. Intervino en las discusiones de algunas actas denunciando los fraudes y coacciones electorales, pero su discurso más notable se produjo durante los debates del Discurso de la Corona, en el que abordó cuestiones de política interior y exterior, de forma muy crítica hacia el Gobierno.

Tras la disolución de las Cortes fue elegido (mayo de 1851) por los distritos barceloneses de Universidad y Mataró, optando por este último. Durante dicha legislatura no intervino en ninguna ocasión. En las siguientes elecciones de febrero de 1853 volvió a representar a Mataró.

El 12 de mayo de 1853 fue nombrado presidente de la Junta de Examen y Reconocimiento de Créditos Atrasados del Tesoro, cargo en el que cesa al ser nombrado ministro de Hacienda.

Durante la Década Moderada, Domenech evolucionó políticamente hacia el moderantismo, posición que resultó mucho más evidente al integrarse en el gobierno presidido por Luis José Sartorius. Ante los numerosos ataques recibidos por su variación ideológica, se vio obligado a justificarse con un largo discurso en el Senado. Dos meses más tarde, el 23 de noviembre de 1853, recibió el nombramiento de senador vitalicio, dentro del cupo de ex ministros. Como senador tuvo una actividad muy escasa. Participó en muy pocas comisiones.

Durante el ejercicio de su cargo ministerial tuvo que hacer frente a una aguda crisis económica, agravada por la escasa confianza que tenían los capitalistas en la viabilidad y la honorabilidad del Gobierno. Su peso en el Ministerio era notable, hasta el punto que, tras la dimisión de José Castro y Orozco, el 16 de enero de 1854, en desacuerdo con la política represiva de Sartorius, se encomendó a Domenech el desempeño interino de la cartera de Gracia y Justicia.

Esta misma identificación con Sartorius le hizo blanco de las iras de la oposición, odio que llevó a que los sublevados madrileños quemasen su casa en las jornadas de julio de 1854. Tras los sucesos revolucionarios, solicitó pasaporte para trasladarse al extranjero, en donde se mantuvo hasta febrero de 1857.

Fijó su residencia en París. A partir de ese momento se mantuvo muy alejado de la política, pero mantuvo sus buenas relaciones con la Reina madre y el duque de Riansares.

Domenech era una persona con una gran sensibilidad cultural, lo que convirtió su casa en un dinámico foco de actividades en dicho campo. El 5 de octubre de 1835 fue elegido miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País. Estaba en posesión (15 de julio de 1854) de la Gran Cruz de Carlos III.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Administración, Ministerio de Hacienda, leg. 19747 exp. 622; Archivo General Militar (Segovia), Célebres, caja 40, exp. 3; secc. 1.ª, leg. D-909; Archivo Histórico Nacional, Diversos, Títulos y Familias, legs. 3546, 3548, 3540, 3552, 3557, 3558 y 3559; Fondos Contemporáneos. Ministerio de la Gobernación, leg. 144; Ministerio de Hacienda, leg. 2797, exp. 131; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Condecoraciones, C. 177; Archivo del Ministerio de Justicia, leg. 577, n.º 515; Archivo del Senado, Exps. personales, His 0141-02; Archivo de Villa (Madrid), Actas libro 248, año 1843; Servicio Histórico Militar, Exps. personales, rollo 17.

A. Palomeque Torres, Los estudios universitarios en Cataluña bajo la reacción absolutista y el triunfo liberal hasta la reforma Pidal: (1824-1845), Barcelona, Universidad de Barcelona de Historia Universal, 1974; J. F. Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia: su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Sáez, 1984; V. Herrero Mediavilla (ed.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, K. G. Saur, [1986-2005], I microficha 271, n.os 399-400; II microficha 288, n.º 249; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de Ministros de Hacienda (siglos XIX y XX), Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 1991; A. Gil Novales (dir. y coord.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal (DBTL), Madrid, El Museo Universal, 1991; J. M. Ollé Romeo, Les bullangues de Barcelona durant la Primera Guerra Carlina (1835-1837), Tarragona, Edicions El Médol, 1993; R. Solà i Montserrat, L’Institut Industrial de Catalunya i l’associacionisme industrial desde 1820 a 1854, Barcelona, Abadía de Montserrat, 1997; VV. AA., Ministros de Hacienda, de 1700 a 2004: tres siglos de historia, Madrid, Ministerio de Hacienda, Subdirección General de Información, Documentación y Publicaciones, Centro de Publicaciones [2003].

 

José Ramón Urquijo Goitia

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