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Marco Perperna Veiento

Biografía

Perperna Veiento, Marco. Italia, c. 122 a. C. – Hispania, 72 a. C. Político romano antisilano, combatió en Hispania en el ejército de Sertorio.

De acuerdo con Plutarco, el nombre completo del personaje era Marco Perperna Vento, pero con toda probabilidad su cognomen correcto era Veiento, tal como atestigua una inscripción funeraria (CIL, VI, 38700) de otro miembro de la familia Perperna, nombre de origen etrusco atestiguado en Roma desde el siglo ii a. C. Era hijo de Marco Perperna, cónsul en el año 92 a. C., y nieto del cónsul del año 130, también del mismo nombre, lo que le convertía en miembro de la nobilitas romana.

La primera magistratura que de él se conoce es la pretura, que ejerció en el año 82 como gobernador de Sicilia. Como tal, se vio envuelto en la guerra civil provocada por la invasión de Italia por parte de Sila con su ejército. A pesar de la victoria silana, Perperna se negó a aceptar la derrota del bando cinano y marionista, pero su resistencia fue rápidamente abortada al ser desalojado de Sicilia por las tropas de Cneo Pompeyo. A consecuencia de su actitud durante el conflicto bélico, Perperna fue incluido en la lista de proscritos hecha pública por el dictador Sila contra sus enemigos políticos, pero logró sobrevivir, oculto posiblemente en algún lugar de Liguria.

Tras la muerte de Sila, participó Perperna en el año 78 en la sublevación del cónsul Marco Emilio Lépido, quien intentaba introducir una serie de reformas que modificaran el nuevo orden introducido por el dictador durante su mandato. Los insurrectos fracasaron en su intento de tomar Roma, viéndose obligados primero a refugiarse en Etruria y más tarde a huir a Cerdeña, donde murió Lépido. Perperna se puso entonces al mando de las tropas supervivientes y marchó con ellas en el año 77 a Hispania, donde se unió a Sertorio, quien llevaba varios años combatiendo con el apoyo de indígenas hispanos por la restauración en Roma del orden anterior a la dictadura de Sila. La llegada de las numerosas tropas de Perperna supuso para el rebelde Sertorio un fortalecimiento militar, al tiempo que permitía visualizar ideológicamente al movimiento sertoriano como el último reducto de resistencia política contra el régimen silano. Fue ése el momento de mayor influencia de Sertorio en Hispania, donde controlaba Lusitania y buena parte de la Celtiberia.

A comienzos del año 76, Sertorio ordenó a Perperna que marchara con veinte mil infantes y mil quinientos jinetes al territorio de los Ilercavones, en torno a la desembocadura del río Ebro, con el fin de proteger la región levantina frente a Pompeyo, quien, enviado por el senado romano, acababa de llegar a Hispania con un nuevo cuerpo de ejército para hacer frente a los sertorianos. Perperna no logró evitar que las tropas pompeyanas sobrepasaran el Ebro hacia el Sur, pero colaboró con Sertorio en la derrota infligida a Pompeyo en la batalla de Lauro, en la región valenciana.

Al año siguiente, sin embargo, Perperna y Herenio, otro lugarteniente sertoriano, fueron vencidos por Pompeyo y Valentia pasó a ser controlada por las tropas senatoriales. Desde entonces, Perperna y Sertorio unieron sus hombres, aunque Perperna sufrió sendas derrotas en las batallas de Sucro y Sagunto.

Tras pasar conjuntamente el invierno en Lusitania, los crecientes reveses militares llevaron a una parte de los rebeldes a preparar una conjuración contra su líder Sertorio, a la cabeza de la cual estaba Perperna.

La consecuencia fue el asesinato de Sertorio en el año 72 durante la celebración de un banquete. La mayor parte de los hispanos sertorianos se pasaron al bando pompeyano. A regañadientes, Perperna logró ser reconocido como nuevo jefe de los restantes, pero éstos se sintieron desde entonces derrotados al haber perdido a su carismático general. Perperna sufrió una derrota definitiva pocos meses después y él mismo fue hecho prisionero. Llevado ante Pompeyo, intentó, según Plutarco, salvar su vida ofreciéndole cartas que obraban en su poder y que comprometían a importantes políticos romanos en tanto que aliados ocultos de Sertorio. Pompeyo destruyó sin leer esas misivas que podían hacer peligrar el orden establecido en Roma y ordenó el ajusticiamiento inmediato de Perperna.

Los autores antiguos, en particular Plutarco, presentan a Perperna como un traidor desleal e intrigante, mal militar y estratega, “incapaz tanto de mandar como de ser mandado”.

 

Bibl.: Plutarco, Vida de Sertorio, 15; 25-27; Vida de Pompeyo, 18-20; Apiano, Guerras civiles, I, 107-115; F. Münzer, voz “Perperna”, n.º 6, en Paulys Realencyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, vol. XXXVII, Stuttgart, 1937; Ph. O. Spann, “M. Perperna and Pompey’s spanish expedition”, en Hispania Antiqua, 7 (1977), págs. 47-72; C. F. Konrad, A historical commentary on Plutarch’s Life of Sertorius, Chapel Hill, 1985; F. García Mora, Un episodio de la Hispania republicana: la guerra de Sertorio, Granada, 1991.

 

Francisco Pina Polo

 

 

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