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Diego de Peñalosa Briceño

Biografía

Peñalosa Briceño, Diego de. Lima (Perú), 1624 – París (Francia), 1689. Gobernador, aventurero, impostor, traidor.

Hidalgo y soldado en Nueva España, donde le protegieron los virreyes Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque (virrey de 1653 a 1660), y Juan de Leyva de la Cerda, conde de Baños (1660 a 1664), nombrándole el último gobernador de Nuevo México en 1660, cargo que ejerció hasta 1664, cuando era virrey (interino) Diego Osorio de Escobar y Llamas. Posteriormente, durante el virreinato de Antonio Sebastián de Toledo Salazar, marqués de Mancera (1664-1673), fue procesado por la Inquisición y condenado en un auto de fe en México. En 1669, marchó a Canarias, y de allí se trasladó a Londres, donde procuró obtener los favores de la Corte inglesa, al ofrecer sus conocimientos adquiridos y la información que tenía de los españoles, para facilitar la actividad de la piratería inglesa en el continente americano. Y a pesar de aportar informes secretos de España a Inglaterra, no tuvo éxito, por lo que a continuación decidió trasladarse a Francia. En 1673, llegó a París, donde se presentó con el título nobiliario imaginario de conde (que significativamente coincidía con el título nobiliario que poseía el virrey Juan de Leyva, que le ayudó en Nueva España), además de caballero de la Orden de Calatrava y sobrino de Luis Menéndez de Haro y Sotomayor (1598-1661, cuyo tío a su vez era el conde-duque de Olivares) y virrey de México (cuando en realidad sólo fue gobernador de Nuevo México). Años más tarde, en 1682, le presentó al ministro de Marina francés, marqués de Seignelay, un proyecto de fundación de una colonia gala en torno a Pánuco (perteneció a la mitra de México, posteriormente a la de Tampico y en la actualidad a la Tuxpan, del estado de Veracruz), en la desembocadura del río Bravo, como base para la conquista de Nueva Vizcaya y la explotación de las minas mexicanas a Pánuco como punto de referencia.

Probablemente la información dada por Peñalosa a la Corte francesa facilitó que René-Robert Cavelier de La Salle (1643-1687), que se encontraba en América desde 1666, a partir de 1679 recorriera los lagos Ontario, Huron, Erie y Michigan y el curso del Misisipi (1681-1682) hasta llegar al golfo de México, y denominó Lusiana en honor a Luis XIV (1638- 1715) a todo el extenso territorio del centro de los Estados Unidos, próximo a Nueva España, en 1682 (que fuera descubierto anteriormente, en 1519, por Álvarez de Pineda). Asimismo, La Salle planteó significativamente la fundación de una colonia en la desembocadura del río Misisipi, y en esas circunstancias Peñalosa quiso colaborar con esta empresa y asociarla a sus propios planes, expuestos anteriormente al marqués de Seignelay, relacionando caprichosamente los ríos Bravo y Misisipi. Peñadosa propuso conformar un ejército de “filibusteros” (o mercenarios), con los que invadir Nueva España, fomentar la rivalidad de los criollos contra la metrópolis, proclamar la independencia de España, y anexionarla a Francia. Pero el fracaso del intento de La Salle de fundar una colonia francesa en la costa del golfo de México desacreditó los planes de Peñalosa, por lo que optó con osadía regresar a España para demandar una plaza de almirante.

Pero como sus traiciones eran conocidas en la Corte española, se dio orden de prenderlo (1688), y huyó de nuevo a Francia, donde “murió en el olvido” (según Ezquerra), al año siguiente, en 1689.

Fernández Duro en Don Diego de Peñalosa y su descubrimiento del reino de Quivira, estudia la controvertida vida y las falsedades vertidas por Diego de Peñalosa en las Cortes francesa e inglesa, por el que se puede saber que es falsa su pretensión de ser descendiente de Pedrarias Dávila (Pedro Arias Dávila, c. 1440-1530) y de Pedro de Valdivia (1497-1553), y que estuviera emparentado con la nobleza española y casado con una descendiente de Hernán Cortés (1485-1547), así como que su abuelo y padre habían ejercido altos cargos en el virreinato del Perú, y él había sido regidor y alcalde provincial de La Paz, adelantado de Chile, aparte de aludir a otros cargos y títulos nobiliarios imaginarios y de pretender poseer gran riqueza familiar y personal. Incluso se atribuyó una supuesta expedición en 1662 a Quivira, país imaginario, creyéndolo estar situado al norte de Nueva España, en la actual Norteamérica. Tomó el nombre de la comarca donde había llegado Francisco Vázquez de Coronado (c. 1510-c.1550) en el primer tercio del siglo XVI, en busca de los tesoros de Cíbola, similar al mito de El Dorado, y la describe, al contrario de lo que era en realidad Cíbola, como una ciudad rica y civilizada.

 

Bibl.: C. Fernández Duro, Don Diego de Peñalosa y su descubrimiento del reino de Quivira. Informe presentado a la Real Academia de la Historia, Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1882; R. Esteve, “Diego de Peñalosa Briceño”, en G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, t. III, Madrid, Alianza Editorial, 1981.

 

Miguel Héctor Fernández-Carrión

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