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Antonio Álvarez Barba

Biografía

Álvarez Barba, Antonio. Salamanca, c. 1727 – La Habana (Cuba), 29.VII.1802. Mariscal de campo, ingeniero director y hacendado.

Era hijo del teniente coronel de Ingenieros del mismo nombre. Estudió en la Academia de Matemáticas de Barcelona, probablemente durante la segunda mitad de la década de 1730. Ingresó en el servicio el 1 de julio de 1743 como ingeniero voluntario, siendo nombrado ingeniero delineador el 22 de diciembre de 1746.

Inicialmente estuvo trabajando en el proyecto de hacer navegable el río Guadalquivir hasta Córdoba y posteriormente en la construcción de la Fábrica de Tabacos de Sevilla. En 1750 era destinado a los reinos de Valencia y Murcia a las órdenes del marqués de Malaspina.

Ascendía a ingeniero extraordinario el 21 de marzo de 1753 y a ingeniero ordinario el 2 de noviembre de 1754. Destinado en ese año al “Ramo de Caminos”, trabajaba en el “camino real” entre Guadarrama y El Escorial, ascendiendo a teniente coronel e ingeniero en segundo el 22 de julio de 1760.

En diciembre de 1764, era enviado, junto al ingeniero Lorenzo de Córdoba, para recorrer los parajes de la bahía de Samaná en Santo Domingo y expulsar a los franceses de las costas. A partir del año citado de 1764 levantaba Plano del puerto del Carenero grande y representación de una nueva población nombrada Santa Bárbara de Samaná, empezada a fundar el día 21 de agosto de 1756, que seguía al plano de la bahía de Samaná del mismo año, copiado por Barba en 1764. De ese mismo año, la Nueba ciudad de San Fernando de Monte Cristi en la Española, situada en la boca del río Jaina, a escasos kilómetros al este de Santo Domingo y lugar de gran interés estratégico, con sus fortificaciones. Completado con uno del puerto y otro de la población de Río Jaina, todos en 1764.

En marzo de 1768 se encontraba en Cádiz con licencia, aunque se le ordenaba que se quedara destinado en la plaza. En 1769 era designado como vocal de la real Junta de Fortificaciones de Cádiz, estando a su cargo las obras de la plaza. En ese sentido realizaba el plano del frente y puerta de tierra de la ciudad, al tiempo que señalaba la colocación de los pabellones y cocinas para completar el acuartelamiento en el citado frente.

En 1770 era destinado de nuevo a Santo Domingo, relevando al ingeniero D. Alonso González de Villamar. En 1771 hacía un proyecto para la nueva población de San Miguel de la Atalaya, próxima a la nueva raya fronteriza con Francia. Poco después formaba el Plano de la Bahía de Ocoa situada en la banda Sur, con memorial donde ofrecía poblar aquel lugar con 16 familias y construir casas para oficiales de Marina. S.M. dictaminó “No convengo a esta solicitud, los oficiales de Marina no necesitan más casa que los Navíos en que están destinados”. También hay un expediente, acompañado de plano para poblar la bahía de Ocoa.

También en ese año (1771) y siempre en la isla de La Española, se le ordenaba determinar el sitio más a propósito para situar la aduana y almacenes en Santo Domingo, proponiendo para ello la batería de San Diego, al tiempo que presentaba presupuesto del edificio de Aduana, de un cuerpo de Guardia y una casa para su alojamiento. Carlos III dio su conformidad a la resolución adoptada por el ingeniero y le encomendó la dirección de las obras que se desarrollaron al año siguiente. Posteriormente, realizaba un plano de la costa de la citada isla y otro de la plaza de Santo Domingo. Fue jefe de la Comandancia de Ingenieros (ingeniero en jefe) entre 1771 y 1778. Por una R. O. firmada en Aranjuez, el 20 de abril de 1771, el rey ordenaba a los oficiales reales de las Cajas de Santo Domingo que pagasen a Álvarez Barba, entonces teniente coronel de Ingenieros, el sueldo de 1.500 pesos cada año.

En 1772 realizaba un “Plan de defensa de la Plaza de Santo Domingo” y el Plano del sector del muelle, canal y Casa del Almirante, acompañado de un informe del ingeniero del mismo cuerpo González Villamor, sobre la necesidad de mantener el canal para evitar la destrucción de la muralla por las corrientes y crecidas del río. Este muelle era de piedra con dimensiones de 250 por 80 pies. En 1773 dirigió, siempre en Santo Domingo, la construcción de la Aduana, cuyos planos, como se señaló más atrás, había trazado, y el proyecto y diversos planos para la construcción de la Real Fuerza para la defensa de la citada plaza. Sus proyectos para la fortaleza modificaron sustancialmente la fisonomía de aquel conjunto, recogidos en un plano de 1773 bajo el título de Plano de la Real Fuerza de Santo Domingo. Las casas colindantes fundadas por el adelantado Bastidas fueron integradas en el conjunto militar, y sus espacios utilizados para depósitos de material, almacenes de armas y acuartelamientos de soldados. Posteriormente se creó un hospital militar y se adicionaron nuevas estructuras, convirtiéndose en la mayor y más importante instalación castrense en la colonia española.

Con fecha de 2 de agosto de 1775 compraba el oficio de Tesorero de la Bula de la Santa Cruzada, administrada por la Hacienda Real, por 3.000 pesos. El cargo era confirmado por el rey, desde San Lorenzo del Escorial, el 15 de octubre de 1778.

Otros levantamientos cartográficos atribuidos a Álvarez Barba por esas fechas son un plano del pueblo y fortificaciones de campaña de San Miguel (1774), otro de la población y defensas de Bayaya y un tercero de la batería de Lance de Santo Domingo. En 1778 realizaba un nuevo plano de la plaza de Santo Domingo, en el que aparece representada a color la primera fundación americana y sus alrededores, señalándose la localización de una cincuentena de lugares destacados de la ciudad. En el citado plano aparece el llamado alcázar, erigido por Diego Colón a principios de siglo XVI, y que habría sido abandonado en 1577, hasta que en 1809 los franceses lo utilizaron como fuerte. En ese mismo año de 1778, Álvarez Barba levantaba un nuevo plano de la plaza, donde dibujó los alrededores o zona polémica de la ciudad, con el fuerte que la defendía, localizado aguas arriba de la desembocadura del río Ozama.

Posteriormente, y siempre en 1778, marchaba a la capital de la Metrópoli (era relevado por el ingeniero Antonio Ladrón de Guevara) para revalidar el empleo de su hijo Antonio, presentando una solicitud en favor de éste en la que se titulaba coronel de los Reales Ejércitos e ingeniero en jefe de la isla de la Española.

Destinado como ingeniero director en la costa de Granada, trabajaba en Málaga en las obras del muelle nuevo, que, comenzadas en 1727 y suspendidas en 1746, se reanudaban en 1770, finalizándose en 1798. También en el dragado y limpia del puerto, así como en el encauzamiento del Guadalmedina, trabajos dirigidos por Álvarez Barba en 1787. A finales de 1788 recibía la orden de pasar nuevamente a la Comandancia de Ingenieros de Santo Domingo, siendo ascendido a brigadier el 4 de noviembre de 1789. Otros proyectos del ingeniero fueron los planos de la población de Bayajá y del pueblo de San Miguel en 1794, una nueva versión del anterior de 1769. En este caso se trata de edificaciones dentro del recinto fortificado, entre ellas el Hospital del Rey, con los caminos que llegan hasta el pueblo.

Era promovido a mariscal de campo y comandante general de Ingenieros de Santo Domingo el 4 de septiembre de 1795, asistiendo como tal a la exhumación de los restos del almirante Colón, realizando, además, un plano de la Real Fuerza de la plaza y diversos planos de la población de Bayá, de sus fortificaciones y de varias baterías cercanas al fuerte de Boca y del fuerte del Delfín en Santo Domingo.

El final del siglo XVIII significa un aumento de la actividad fortificadora en la isla sin perjuicio de las obras civiles, según la Relación de obras proyectadas en la plaza de Santo Domingo firmada por el ingeniero del Ejército Álvarez Barba, principalmente referida a la Real Fuerza y almacén de pólvora. Sin embargo, esta recuperación hubo de ser interrumpida por la cesión de Santo Domingo a Francia en 1795. Al respecto, en 1794 comunicaba “sigo lentamente disponiendo la defensa de Jaina, Baterias y San Gerónimo pues solo se trabaja con los forzados del Presidio por no haber dinero ni esperanzas de que venga”.

Ocupada por rebeldes haitianos en 1801, era recuperada por Francia en 1802, año en el que fallecía Álvarez Barba en La Habana.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. Pers.

Memorial de Ingenieros, julio de 1899; P. de Alzola y Minondo, Las Obras públicas en España. Estudio histórico, Bilbao, Imprenta de la Casa de Misericordia, 1899; H. Capel et al., De Palas a Minerva: la formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, Barcelona, Serbal-CSIC, 1988; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; J. O. Moncada Maya, Ingenieros militares en Nueva España. Inventario de su labor científica y espacial, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; J. O. Moncada Maya, “El cuartel como vivienda colectiva en España y sus posesiones durante el siglo XVIII”, en Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, vol. VII, nº extra 7, 146 (2003); C. Virgili Belda, “La proyección hispanoamericana de la Academia de Matemáticas de Barcelona”, en La Academia de Matemáticas de Barcelona. El legado de los Ingenieros Militares, Barcelona, Ministerio de Defensa, 2004, págs. 167-196; G. Jori, “El Ingeniero Militar Antonio Álvarez Barba y su proyecto de construcción de una casa para alojamiento de la Marina y de una nueva Población en la Bahía de Ocoa (1771)”, en Bibli 3w. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, (Serie documental de Geo Crítica), vol. XII, 710 (2007); C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; R. Torres Agudo, Élites y Grupos de poder. Los hacendados de Santo Domingo (1750-1795), tesis doctoral, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2008; F. Moya Pons, Historia de la República Dominicana, Madrid, Doce Calles, 2010; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el estudio de la Historia Militar de España, 2012; N. Gutiérrez Montoya y J. Marchena Fernández, “La ciudad, el puerto y la defensa. Los soldados del rey como parte del paisaje urbano. La ciudad de Santo Domingo en el siglo ilustrado. XXII” en XXII Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 2016, págs. 355-383.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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