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Dolores Iturbe Arizcuren

Biografía

Iturbe Arizcuren, Dolores. Kyralina, Libertad. Barcelona, 1.VIII.1902 – Gijón (Asturias), 5.I.1990. Pantalonera, publicista y sindicalista anarquista.

Mujer activa y autodidacta, de gran voluntad e igual cultura, se constituyó en la historiadora interna por excelencia de la mujer libertaria, aupándola a actora.

Hija de madre soltera -Micaela-, originaria de Navarra, expulsada de casa, nació en Barcelona (Ferlandina, 10), pero su infancia transcurrió feliz en Cerdà, cerca de Játiva, al cuidado de la familia campesina Vidal de su madre de leche, en la naturaleza variada, aunque con el descuido de no dar importancia a una caída que le dejaría coja toda la vida. A los siete años se enteró de que tenía madre biológica y esta la reclamaba desde Barcelona. Fue a vivir a la acomodada casa de Roque Ponsetí Cardona en la plaza de Sant Agustí Vell, en la que su madre era criada; casi ahijada, llevó allí vida regalada y tomó gusto por el teatro (al que acudían), la música y la lectura. Pronto a este industrial del gas le llegó la ruina y, acuciadas por la economía, la madre puso a la niña a trabajar a los nueve años, primero de aprendiza de costurera -largas jornadas para sueldos de 25 céntimos semanales-, después de sirvienta y de pantalonera en la adolescencia (oficio que convertirá en definitivo después de pasar por multitud de talleres).

La situación empeoró, así que la madre puso una fonda en la calle Rossic, transformada después en pensión. Lola ayudaba al tiempo que continuaba en el trabajo, en cuyos talleres fue conociendo a compañeras que estaban afiliadas al Sindicato del Vestir de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), con quienes se sintió acogida, pues no extrañaban el que tuviera nacimiento “extralegal”. A los 14 ó 15 años se afilió también a este sindicato y comenzó a realizar tareas de ayuda. Por entonces se presagiaban los tiempos más duros del terrorismo blanco (1919-1922) y la Ciudad Condal fue especialmente castigada (con más de 100 asesinatos y multitud de gente herida y perseguida). Lola Iturbe ofreció su pensión como lugar de refugio, por el que transitaron anarquistas, con alguno de los cuales quedó prendada ante su amplitud de miras, así con Juan Manent y con Canals.

Caso especial fue para ella Manuel Molet, culto periodista y con gran biblioteca, a quien consideró su maestro y amigo de por vida, con el que estaba al tanto de la literatura española y europea. Entabló amistad con Arín y las familias anarquistas de Dulcet, Pestaña, Barrera, Claramunt, Ródenas, Urales y otras, integrándose plenamente en el movimiento y ayudando mucho en el auxilio a presos (entre otras actividades, visita a Torres Escartín, de los Solidarios, en el Sanatorio mental de Sant Boi de Llobregat), siendo además enlace; y, más tarde, participa en manifestaciones, mítines y conferencias.

En estos años era la única mujer activa en el Grupo Germen, en el que conoció a Faustino Vidal, padre de su hija Aurora, nacida en 1923 (unida más adelante al conocido libertario asturiano Ramón Álvarez Palomo). Muerto Faustino Vidal de tuberculosis en 1924, a los pocos meses se unió a Juan Manuel Molina Herrero, Juanel (1901-1984), llegado de Jumilla (Murcia) en 1922 con documentación falsa para huir de sus obligaciones con el ejército, que pronto ocupó puestos de responsabilidad en CNT. Sellaron sus destinos de por vida. La familia aumentará con Helenio a principios de 1926, estando en Granollers, una vez recogida la madre imposibilitada, y con la maleta hecha para pasar a pie a Francia en marzo.

En Francia, con madre, hija e hijo sufrió numerosas penurias, excepto una temporada en Drancy (París) en que construyeron una casita con jardín, trabajando en su oficio, pero tuvo que emigrar a Bruselas ante la persecución de su compañero.

La situación personal mejoró algo con la República al volver en 1930, aunque con altibajos, tal la larga detención de su compañero en 1932 y la estancia en Jumilla a finales de 1935 para recuperarse de una afección pulmonar. Tuvo domicilio en las casas baratas de Horta (calle Séneca), núcleo libertario por excelencia, que dejó a gente necesitada la temporada que vivió con Juanel en la redacción de Tierra y Libertad y de Tiempos Nuevos (en estrecho contacto con Abad de Santillán y Manuel Villar), a partir de 1934, en cuyo camastro montado sobre periódicos viejos le advino un aborto; llegada la guerra, habitaron la casa y, en ella acogieron a militantes, caso de Amparo Poch y Gascón en 1937. Aurora y Helenio asistían a la Escuela Natura.

Al contenido de las publicaciones citadas contribuyó de modo considerable ya a partir de 1933, tanto en los editoriales como en la elaboración de artículos, firmados ya con el seudónimo Kyralina, tomado de uno de sus escritores favoritos, Panait Istrati (autor difundido en Europa occidental por Anatole France, muy apreciado este en los medios libertarios). Este año publicó una serie de textos referidos a la mujer, en los que sostenía que el comunismo libertario  sería el ámbito ideal para la reorganización de la vida familiar y sexual, en el que se impondrían los modos antiautoritarios, desapareciendo las tentaciones de propiedad por parte del varón, “respetando todas las variadas formas de convivencia amorosa y sexual”; igualmente trató asuntos como el aborto clandestino o la prostitución -“fosa nauseabunda en donde perecen los tipos más selectos, físicamente, de la juventud femenina obrera”-, además de reivindicar el goce del amor.

Intervino en algunos actos públicos leyendo sus escritos -“que siempre puso más alma y emoción que yo en los míos”, dice Juanel-, así en el mitin abstencionista de noviembre de 1933 en el Palacio de Bellas Artes (junto a Ascaso, Durruti y Domingo Germinal), y participó en los sucesos revolucionarios de diciembre de 1933 y octubre de 1934. También colaboró entonces en la revista racionalista Faro, de Játiva.

Sin ser una feminista pura (como tampoco lo fueron Soledad Gustavo, Ana Villalobos o Libertad Ródenas -“lirios surgidos en un zarzal” [1999]-), contribuyó a prestigiar a la mujer con su presencia en los sindicatos y en las redacciones de periódicos, además de en el trabajo y el hogar; y, llegado el momento, ayudó a que contactaran la agrupación Mujeres Libres madrileña y la Agrupación Cultural Femenina CNT barcelonesa (que a la postre se unieron en septiembre de 1936), pues en la primavera el grupo madrileño contactó con Abad de Santillán para organizar la distribución en Cataluña de la revista que iban a editar, el cual confió el asunto a L. Iturbe; esta facilitó la relación de suscriptores que tenía Tierra y Libertad y escribió a Lucía Sánchez Saornil en Tiempos Nuevos (mayo de 1936) una carta abierta en la que se comprometía a organizar un grupo de jóvenes (con ella) para vocear la revista por las Ramblas.

Colaboró con dicha agrupación en la revista homónima Mujeres Libres, también como Kyralina, en sendos artículos con el título de Mujeres heroicas (en los números 7 y 8, marzo y mayo de 1937), cuya ampliación anunciaron como folleto (que no llegó a ver la luz); igualmente quedó en prensa Nuestras luchadoras, del que se publicó lo referente a Teresa Claramunt en el número 12 (1938).

Estallada la guerra en julio de 1936 -lo que entonces el movimiento libertario consideró revolución-, a Lola Iturbe se le vio en primera línea: redactó las octavillas lanzadas desde el aire en julio de 1936, ayudó en un hospital de campaña en las calles barcelonesas (en el que recogió al Ascaso moribundo), intervino en la ocupación del edificio de la patronal, Casa CNT-FAI de Fomento (Vía Durruti [Layetana], 32-34), y en la elaboración de Solidaridad Obrera (primer número de 20 de julio). Junto a las agrupaciones de Mujeres Libres fue una de las que más se ocupó de la situación y promoción de la mujer; de ahí su labor en el Casal de la Dona Treballadora y en los liberatorios de prostitución que se habían creado desde el Ministerio de Sanidad de Federica Montseny, así como de la legislación igualitaria surgida en el de Justicia García Oliver, tratando de evitar las medidas antisexistas.

En los años bélicos, además, fue corresponsal en el frente de Aragón del diario Tierra y Libertad, que también administraba, hasta que enfermó. Tras mayo de 1937 trabaja en la Oficina Jurídica de CNT y ayuda a liberar a presos de CNT y POUM retenidos en las checas estalinistas. Después, en 1938, vuelve al frente y realiza reportajes, uno de los cuales se publica en el número 11 de Mujeres Libres, el realizado a su estimada columna Roja y Negra (ahora brigada 127). En noviembre de ese año conoció a Emma Goldman cuando fue a visitar a los anarquistas que luchaban en Seo de Urgel, acompañándola después a la Agrícola Colectiva de l’Hospitalet.

El final del conflicto la encontró en Bellver de Cinca y cruzó la frontera por Llivia y Tour de Carol en enero de 1939 (año en que L’Adunatta dei Refrattari, de Nueva York, reproduce su texto de “19 de julio”). Después de deambular por Pamiers y Varilhes, la familia -Lola, Juanel, Aurora y Helenio- se valió de la relación establecida en Barcelona con M. Romilance, Gran Maestre de la Logia de Francia, por lo que pudieron asentarse en Nîmes, de mayoría socialista y masona, en casas de campo proporcionadas por estos, librando los campos de concentración, al tiempo que convivían con otras familias exiliadas y podían sobrevivir del trabajo particular (prohibido), en el que Iturbe volvió a coser pantalones. Posteriormente se establecieron en Montpellier, donde tuvieron una casa con huerto. A partir de 1943 participó en la reorganización del movimiento libertario en Francia y en acciones de ayuda a la resistencia antinazi, y colaboró en el periódico Exilio; en 1944 lee unas cuartillas en el mitin pro CNT en Montpellier. En la escisión de 1945 del movimiento libertario español, apoyó la línea del Comité Nacional de CNT en España (contraria a la mantenida por la pareja Montseny-Esgleas, lo que no le impide realizar una biografía de ella en su libro).

De 1946 a 1952 trabajó intensamente en su antigua profesión de pantalonera en Toulouse, pues Juanel fue detenido en España al realizar actividades de reorganización del movimiento libertario y ser condenado a siete años. Entonces participó en España Libre con numerosos artículos en 1947 como Kyralina, lo que renueva de 1958 en adelante, algunos con su nombre, incluida la serie “La mujer en el movimiento libertario español” (que se publicará en libro en 1974 en México); en 1954 rebate en ABC (22 de diciembre) de Madrid el texto “Frontera anulada”, exponiendo la situación de la emigración española; en 1960 relata la muerte de Ascaso, cuya herida tapó con periódicos de Tierra y Libertad, en El Libertario de La Habana; en 1962 aparece su seudónimo en Espoir; y a lo largo de la década escribe en Mi Tierra o Asturias firmando como Libertad. Reunida en 1952 con Juanel, la pareja reside en la urbe tolosana, desde la que viajan a París y asisten a eventos libertarios, además de relacionarse con gente de la cultura, caso de Albert Camus, con quien profesaba amistad, o la exposición de Violeta Ferrer Grangel en 1958. En estos años envía alguna colaboración a la reedición de la revista Mujeres Libres en Londres-París (1963-1972). Su erudición queda patente en conferencias como la pronunciada en el Ateneo Cervantes de Lyon en 1975. Un año antes, su amigo Fidel Miró le publicó en México el libro La mujer en la lucha social (título que llevara un folleto de Galo Díez de 1923).

Tras la muerte de Franco retornaron a España (se establecieron definitivamente en 1979 en La Verneda de Barcelona). En la escisión producida entonces en CNT, se posicionó de nuevo con la estructura paralela, y se sintió unida a la corriente que impulsaba la revista Polémica, en la que colaboró. A lo largo de los años de exilio, junto a Juanel, logró reunir una biblioteca, hemeroteca y archivo considerables, hoy en el Instituto de Historia Social de Amsterdam.

Su muerte fue recordada en gran parte de los voceros libertarios: Acción Libertaria, 78; Boletín Amicale, 38; CNT, 111; Espoir, 49; Frente Libertario, 49; El Noi, 4, por A Fontanillas; Orto, 62, por A. Ugeda; Polémica, 40 y 41, por Antonina Rodrigo, Botey, Fidel Miró; Rojo y Negro, 16; Tinta Negra, 103; A Batalha, 131, por Sara Berenguer. Y pasó a las antologías. Queda, además, recogida en documentales, como el de Lisa Berger, De toda la vida, cuyo rostro sirve de carátula.

Obras de ~: Mujeres heroicas, Barcelona, Publicaciones de Mujeres Libres, 1937; Nuestras luchadoras, 1938; Mayo 1968, 1968-1972 (inéd); La mujer en la lucha social y en la guerra civil de España, México D. F., Editores Mexicanos Unidos, 1974 (reed.  2011); “Memorias: Viaje al pasado; Extractos (1984-1986)”, en Antonia Fontanillas & Sonya Torres, Lola Iturbe, vida e ideal de una luchadora anarquista, Barcelona, Virus, 2006.

Bibl.: “Kyralina”, en Tierra y Libertad 36 (12 de octubre de 1937); J. M. Molina, Carta a Juan Ferrer (de París), Deuil-la-Barre (Francia), diciembre de 1970; J. Fabre y J. M. Huertas, “Juanel i Lola Iturbe, una vida d’amor i d’anarquia”, entrevista en L´Avenç, 39 (junio de 1981), págs. 16-22; L. Berger y C. Mazer, De toda la vida, documental, 1986; P. Díez, “Aquellas abuelas con sus locas ideas”, en Cambio 16, 855 (18 de abril de 1988), pág. 34; F. Madrid Santos, La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el final de la guerra civil, Barcelona, Universidad Central, 1989 (disponible en http://cedall.org/Documentacio/IHL/Tesis_Paco_Madrid_completa.pdf); A. Rodrigo, Mujer y exilio, Madrid, Compañía Literaria, 1999; A. Téllez, La guerrilla urbana en España. Sabaté (París, 1972), 1990; C. Liaño Gil, Mujeres Libres. Luchadoras libertarias, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1999; M.ª T. Martínez de Sas y P. Pagès i Blanch (coords.), Diccionari Biogràfic del Moviment Obrer als Països Catalans, Barcelona, Universitat de Barcelona-Abadía de Montserrat, 2000, págs. 737-738; A. Rodrigo, Una mujer libre. Amparo Poch y Gascón, médica y anarquista, Barcelona, Flor del Viento Ediciones, 2002; S. Berenguer, Entre el sol y la tormenta, Valencia, L’Eixam Edicions, 2004; I. C. Soriano Jiménez y F. Madrid Santos, Bibliografía del anarquismo en España 1868-1939, Burgos, Universidad de Burgos, 2016 (disponible en http://hdl.handle.net/10259/3993); N. Jurado, Lucharon contra la hidra del patriarcado. Mujeres libres, Iruña, Eusko Lurra Fudazioa, 2017; M. Íñiguez, Enciclopedia del anarquismo ibérico, Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2018, pág. 1343.

Ignacio C. Soriano Jiménez

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