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Joaquín Satrústegui Fernández

Biografía

Satrústegui Fernández, Joaquín. San Sebastián, (Guipuzcoa), 17.X.1909 - 11.III.1992. Abogado, político, senador, diputado.

Conocido monárquico, su perfil político suele describirse como el tránsito desde posiciones ultraconservadoras hasta ideas liberales, pero siempre guardando fidelidad a la monarquía: “(…) confiando en que su advenimiento al trono de España superaría la Guerra Civil y conseguiría la reconciliación de todos los españoles”. Trabajó durante todo el franquismo por las libertades democráticas y jugó un papel decisivo en la transición. Abogado y experto en economía y dirección de empresas, asesor de sociedades industriales, notable deportista, fue el fundador de la Sociedad Club de Campo, en tiempos de la República. En declaraciones de 1976 expresó: “La verdad es que yo nunca me metí en política. Fue la política la que se metió en mi vida. A mí lo que me gustaba era el deporte: el tenis, la equitación, el hockey... fui varios años campeón de España de hockey...”.

En su casa y despacho de la Castellana, Satrústegui fue el anfitrión de las reuniones de la comisión de los 10, que negociaría la transición política hacia la democracia con el gobierno de Adolfo Suárez. Reuniones en las que participaron Felipe González, Enrique Tierno, Santiago Carrillo, Antón Canellas, Fernández Ordóñez, Jordi Pujol, Julio Jáuregui, Paz Andrade y con voz, pero sin voto, los sindicalistas Marcelino Camacho, Nicolás Redondo y Manuel Zaguirre.

Nacido en el seno de una familia adinerada ligada a negocios navieros de San Sebastián, tenía ascendientes vinculados a una red de comerciantes con relaciones transfronterizas entre poblaciones costeras del golfo de Vizcaya, desde el siglo XIX. En su familia paterna hubo antecedentes fueristas. Su antepasado, Joaquin Marcos Satrústegui Bris fue quien recibió el título del Reino de Barón de Satrústegui, en 1876, tras desempeñar distintas labores diplomáticas. Había sido socio y fundador asimismo de la compañía naviera Lopez y Cia. (Marqués de Comillas), y quien inauguró el extraordinario palacio Torre Satrústegui de la Concha, que se conserva en la base del monte Igeldo. El padre de Joaquín Satrústegui, Enrique Satrústegui Barrié, fue tributario, como el resto de familiares, de ese destacado antepasado que perteneció a la élite económica donostiarra, disfrutando de un considerable patrimonio.

Joaquín Satrústegui Fernández estudió Leyes en la Universidad Central de Madrid, graduándose en 1932, y más tarde amplió conocimientos de Economía y Política pública en Georgetown University (Estados Unidos). Con el advenimiento de la República se identificó con fuerzas renovadoras, pero en el conjunto de las operaciones que forjaron el golpe de estado que condujo a la Guerra Civil se unió a militantes monárquicos del grupo liderado por Carlos Miralles y a las órdenes del general Mola. Luchó en Somosierra con el deseo de facilitar el acceso hacia Madrid a las columnas que venían del Norte para tomar la capital. Su ideario se decantaba por la restauración de la monarquía en la persona de Don Juan tras 1940, una vez que se ganara la guerra. Por consiguiente, se opuso al régimen de Franco y fue arrestado varias veces.

Fomentó, entre 1945 y 1947, tertulias que lideró desde el Colegio de El Pilar. Como señalaba Jaime Miralles en El País (10 de abril de 1992): “Era ya indispensable una política monárquica hecha por políticos, que secundara a la Corona sin comprometer en su operatividad a la augusta persona del Rey. Y a esta nobilísima actividad dedicó Joaquín su vida entera”. En junio de 1948, a tenor de información emitida por agentes norteamericanos de carácter secreto (CIA), se le presentaba como partidario de evitar -por innecesaria, ni deseable para los monárquicos- la colaboración con ningún otro grupo de la oposición dispuesto a derrocar al régimen de Franco. Convencido de que representaba la voluntad de otros destacados monárquicos e incluso del propio Don Juan de Borbón, Satrústegui se caracterizó, a juicio de dichas notas, por volcar todas sus energías hacia la preparación del camino para la restauración de la monarquía tras el derrocamiento del dictador. La caída del régimen de Franco, pensaba Satrústegui, se produciría mediante acciones llevadas a cabo desde el interior de la sociedad española. Los esfuerzos que había llevado a cabo la Organización de Naciones Unidas respecto del caso español se habían desmontado (1947). La propaganda y diversas acciones acometidas habían fortalecido las posiciones políticas del franquismo. Satrústegui mantuvo la opinión de aislar a Don Juan de cualquier enredo, dentro y fuera de las fronteras españolas. Gran Bretaña y los EE.UU. habían mostrado una actitud favorable hacia él, y pese a que ninguno de los gobiernos anglosajones pensaba intervenir en la restauración monárquica, tampoco se declaraban partidarios de la continuidad de Franco. Creyendo que España iba hacia un colapso financiero, la tesis de Satrústegui era que con la Monarquía una vez restaurada, los créditos dólar y el respaldo financiero se conseguirían. Por consiguiente, hizo llegar al gobierno norteamericano la idea de que sólo quedaba abierta una vía de acción por parte de las fuerzas españolas. De hecho, los monárquicos ya habían entrado en contacto con elementos políticos de la izquierda que representaban a fuerzas diversas.

Satrústegui pensaba, o al menos así parece que lo expuso a sus interlocutores norteamericanos, que había que negociar con elementos que apoyaban al régimen, como el Ejército, parte de la Iglesia, y una serie de grupos de buena fe, aunque discrepantes en su fuero interno con Franco, pero tolerantes con su régimen político. La disuasión y creación de una atmósfera partidaria para la Monarquía era imprescindible. Al político donostiarra se le identificaría, por tanto, con la oposición al franquismo, pese a haber combatido durante la guerra civil junto al denominado “bando nacional”.

En 1954 formó parte de la candidatura monárquica que participó en las accidentadas elecciones municipales. Alvaro Moreno de Arteaga, conde de los Andes, contaba con ocasión de estas elecciones municipales del 21 de noviembre de 1954, que se presentaron por Madrid Joaquín Satrústegui junto a Joaquín Calvo Sotelo, Juan Manuel Fanjul, Torcuato Luca de Tena y él mismo, pero sus interventores fueron expulsados del colegio electoral ante el temor del régimen de una victoria de esta candidatura monárquica que propugnaba la forma de Estado democrático para España y reconocía a Juan de Borbón, entonces en el destierro, como legítimo rey de España.

Precisamente en ese año, Satrústegui fundó junto a Fernando Alvarez de Miranda y Dionisio Ridruejo la Asociación Española de Cooperación Europea, de la fue secretario general. Y en diciembre de 1957, fundó -asimismo- una organización clandestina, la Unión Española, movimiento liberal que postulaba una salida democrática que diera paso a un nuevo estado reconociendo a Don Juan de Borbón, entonces en el exilio, como legítimo rey de España. Unión Española nunca fue un partido político ni pretendió serlo, y nació como un vínculo moral entre quienes lo aceptaron.

Personaje fundamental, Satrústegui fue pocos años después uno de los más activos miembros de la Conferencia del Movimiento Europeo que tuvo lugar en Munich en 1962, conocida como la “conspiración de Munich” o el “contubernio de Munich”, según la terminología del franquismo; tras la cual fue deportado a Fuenteventura.

Viajaron hasta Múnich 118 españoles pertenecientes a todas las fuerzas de la oposición al franquismo que, por primera vez desde la Guerra Civil, escenificaron en la capital bávara la reconciliación nacional, al tiempo que proclamaron su apuesta por la democracia y por Europa. Las primeras elecciones democráticas (1977) tardaron 15 años en llegar, y meses más tarde, se aprobó la Constitución. En aquel Congreso del Movimiento Europeo, Satrústegui pronunció un discurso ante los españoles en el exilio, en defensa de la solución monárquica.

En unas jornadas organizadas en la Casa de América, en Madrid, para celebrar el medio siglo de aquel congreso celebrado entre el 5 y el 8 de junio de 1962, Álvarez de Miranda resumió la reacción de la dictadura: "Franco temía que se reconciliaran los dos bandos de la Guerra Civil porque al régimen le interesaba recordar constantemente el conflicto, que no se borrara el enfrentamiento. Por eso el contubernio de Múnich resultó tan peligroso para el franquismo. No íbamos a derrocar a la dictadura, pero sentamos las bases de la democracia y del europeismo". La mayoría de los congregados en Múnich militaba en las filas monárquicas, democristianas, liberales, socialistas y nacionalistas del País Vasco y de Cataluña. Los comunistas enviaron observadores a la cita, aunque no participaron directamente. En la capital de Baviera se encontraron con dirigentes del exilio, como Rodolfo Llopis líder del PSOE. El debate entre Monarquía o República fue soslayado, tras duras negociaciones, y se optó por un consenso en clave democrática. Esta reconciliación entre gentes que habían combatido en la guerra en trincheras distintas, como Satrústegui y Llopis se subrayaría por los medios de comunicación durante  la fase de la transición.

En 1966 participó en las elecciones por el tercio familiar por el distrito de Chamartín. Con el paso de los años Joaquin Satrústegui se convirtió en defensor decidido de la integración de España en la Comunidad Económica Europea, y mostrándose contrario a la instalación de bases militares norteamericanas en territorio español. Lo expuso por escrito en un artículo publicado en El País, diario en el que se recogieron diferentes artículos de su firma hasta la década de 1980.

Satrústegui había retornado, tras su deportación de once meses  en Fuerteventura (junto con Jaime Miralles y Fernando Alvarez de Miranda, entre otros) con el propósito de seguir luchando por su ideario. En varias ocasiones le fue retirado el pasaporte.

Desde el inicio de la transición fue elegido sucesivamente para el Senado y el Congreso. A la muerte de Franco el sector liberal de Unión Española emergió como uno de los grupos más importantes, integrándose en agosto en la “Alianza Liberal”, de cuyo Secretariado Colectivo formó parte Satrústegui. En agosto de 1976 contribuyó a la unión de la Federación Española de liberales y demócratas, con los demócratas de Joaquín Garrigues Walker y el partido liberal de Enrique Larroque, conformando la Alianza Liberal (AL), de cuya agrupación fue nombrado presidente. Trabajó con la oposición desde la Plataforma de organizaciones democráticas que formaron una plataforma final, presentada electoralmente en 1977 para el Senado. Elección de la que salió como candidato más votado por la circunscripción de Madrid, en coalición electoral con Senadores para la Democracia. Joaquín Satrústegui, de AL, conseguiría 1.038.567 votos en aquellas elecciones de junio de 1977.

La propuesta fue presentada el 13 de mayo de ese año de 1977 y formada por Mariano Aguilar Navarro (PSOE), Manuel Villar Arregui (Federación de la Democracia Cristiana) y Joaquín Satrústegui (AL); dicha candidatura trató de unir, como indicó El País “a tres partidos e ideologías básicas en la constitución de la Europa democrática, (…) estableciendo el nuevo marco jurídico, económico y político que la haga posible, que no es otro que una nueva Constitución, cuya elaboración puede tener dificultades sin la existencia de un Senado democrático”.

En enero de 1977, Felipe González, Antón Cañellas, Joaquín Satrústegui y Julio de Jáuregui pidieron a Adolfo Suárez una ley de amnistía para los delitos de intencionalidad política que se habían producido entre el 18 de Julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976. Nueve meses después entraba en vigor la Ley de Amnistía.

Fue miembro de la Comisión elegida por la oposición para negociar las elecciones de 1977, en las que se presentó en la formación electoral de Senadores para la Democracia (SD) por el partido Alianza Liberal (AL) y fue elegido senador por Madrid. En el Senado, en el que permaneció hasta enero de 1979 formó parte de la Junta de Portavoces, fue secretario 4º. de la Comisión especial de autonomías, vocal de la Comisión de asuntos exteriores y de la Comisión de defensa nacional.

Fue cofundador y presidente del Partido Liberal Progresista (PLP), tras la disolución del partido Alianza Liberal en diciembre de 1977. El PLP, se materializó en un congreso en el que participaron -con liberales, hasta entonces independientes- los dirigentes de diversos grupos políticos que venían trabajando en su preparación desde las anteriores elecciones, según se indicó en una nota facilitada por el nuevo partido. La formación de este -añadía la nota de prensa- llevaba consigo el compromiso de disolución de las organizaciones políticas Alianza Liberal, Comunidad Democrática y Grupos Liberales Autónomos Ibéricos. Y “nace con total independencia de la operación iniciada por Enrique Larroque, Antonio de Senillosa y otros liberales. Estos últimos han creado la Federación Liberal, cuya presidencia ha sido ofrecida a José María de Areilza”. En suma, participó activamente como parlamentario e ideólogo, en la Constitución de 1978. Militó con posterioridad en la Unión de Centro Democrático (UCD), partido que abandonó tras el descalabro electoral de octubre de 1982. Fue diputado por Madrid (UCD) en la primera legislatura, ejerciendo el cargo de vocal de la Comisión de asuntos constitucionales. Su participación en campaña electoral -diciembre de 1979- fue muy activa. En las Cortes, desde marzo de 1979 hasta agosto de 1982 fue vocal de la Comisión Constitucional y de la Comisión de Asuntos Exteriores.

Abandonó la política activa tras haber sido senador y diputado por UCD y cofundador de varios partidos. En abril de 1991, el gobierno socialista le concedió la Gran Cruz al Mérito Civil. Según el documento firmado por 50 intelectuales y políticos dirigido al presidente del Gobierno, Felipe González, se subrayaba que a sus 81 años seguía defendiendo ardorosamente las ideas liberales, consiguiendo el apoyo de prácticamente todo el espectro político democrático. Santiago Carrillo, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Iñigo Cavero, José Federico de Carvajal, Gregorio Peces-Barba, Landelino Lavilla, Fernando Abril Martorell y Alfonso Osorio fueron algunos de los firmantes del documento, en el que consideraron "los eminentes servicios prestados a la democracia española de Joaquín Satrústegui, que ha dedicado gran parte de su vida a la tarea de la reconciliación nacional y el restablecimiento de las libertades ciudadanas”. El acto contó con la presencia de Don Juan de Borbón.

Casado con Jorgina Gil-Delgado Heredia (Málaga, 16 de mayo de 1921 - Madrid, 5 de noviembre de 2013), tuvieron cuatro hijos: Jorgina, Miguel, Carmen y Paloma Satrústegui Gil-Delgado. Su esposa fue fundadora y presidenta honoraria de la Fundación Politeia, organización cultural de carácter privado. Joaquín Satrústegui apoyó esta iniciativa. En consideración a su trayectoria y contribución a la Cultura, el 5 de mayo de 1998 le fue concedida a Jorgina Gil-Delgado Heredia la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Joaquín Satrústegui falleció con 82 años a consecuencia de un paro cardíaco, sus cenizas fueron enterradas en el cementerio de Polloe, San Sebastian.

Pocos días después de su fallecimiento, el abogado Jaime Miralles leía el último testimonio del político y escritor que, a la sazón era presidente de la Casa de Europa y hubiera sido el encargado de abrir el Congreso Internacional sobre España y el Proceso de Construcción Europea, organizado por el Consorcio para la Capitalidad Europea de la Cultura de Madrid.

Una placa en hierro esmaltado a fuego recuerda su residencia madrileña de 1958 a 1992, en la Castellana. La inscripción subraya su talante monárquico liberal y su consagración a la reconciliación de los españoles. Como sostuvo Jaime Miralles tras el fallecimiento del político donostiarra: “Joaquín fue siempre más sereno que las pasiones y más firme que las presiones que hubo de soportar”.

Obras de ~: Qué es la monarquía, Barcelona, Ed. La Gaya Ciencia, 1976; Cuando la transición se hizo posible: el contubernio de Munich, Editorial Tecnos, Madrid, 2013 - Artículos de colaboración en prensa. Tribuna Libre. El País. (1976-1985)

Fuentes y bibl: CIA RDP82-00457R001800620003-5.pdf. Statement of Joaquin Satrustegui, 31 August 1948.

L. Contreras, Joaquín Satrústegui. perfil humano y político, Madrid, Ed. Cambio 16, 1976; P. J. Ramírez, 100 españoles para la democracia. ¿Quién es quién?. Joaquín Satrústegui: Su opinión sobre los grandes temas, en ABC, 14 de octubre de 1976, pág 2; C. Palomares, Sobrevivir después e Franco.: evolución y triunfo del reformismo.1964-1977, Madrid, Alianza, 2006; J. Casanova y C. Gil Andrés, Historia de España en el Siglo XX. Barcelona, Ariel, 2009; R. Anson, El año mágico de Adolfo Suárez. Un rey y un presidente ante las cámaras. Julio de 1976 - junio de 1977, Madrid, La Esfera de los libros, 2014.

María Jesús Cava Mesa

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