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Joaquín Miláns del Bosch y Carrió

Biografía

Miláns del Bosch y Carrió, Joaquín. Barcelona, 2.VI.1854 baut. – Madrid, 31.VIII.1936. Militar, teniente general.

Nació en Barcelona y fue bautizado el 2 de junio de 1854 en la parroquia de Santa María del Pino. Era hijo del brigadier Joaquín Miláns del Bosch y Mauri y de Juana Carrió y López, naturales respectivamente de Palma de Mallorca y de Ciudadela de Menorca. Poco antes de cumplir los cinco años, y habiendo ya fallecido su padre, la reina Isabel II le concedió gracia de aspirante a Marina y opción a plaza en el Colegio Naval Militar, donde realizó sus estudios hasta los trece años.

En agosto de 1869, el Regente del Reino le concedió por gracia especial el empleo de alférez de Infantería de menor de edad sin sueldo ni antigüedad, y unos meses más tarde se le dio el pase en su empleo al Arma de Caballería. En plena posesión de su empleo de alférez fue destinado al Regimiento de Lanceros de Lusitania n.º 8, en Alcalá de Henares, y al comenzar la Tercera Guerra Carlista marchó con su unidad a formar parte del Cuartel General del Ejército del Norte. Se distinguió en la acción de Unzúe (10 de junio de 1872) y obtuvo el grado de teniente de Caballería.

Continuando en operaciones de campaña por Navarra, consiguió tres nuevos ascensos por méritos de guerra: el grado de capitán de Caballería, en recompensa por su actuación en las inmediaciones de Viana; el grado de comandante, por las operaciones conducentes al levantamiento del bloqueo de Pamplona y el empleo de capitán de Caballería, en recompensa al mérito que contrajo en el ataque y toma de Alcuza y Elcano. Al terminar la Guerra Carlista, con veintidós años de edad, fue declarado Benemérito de la Patria.

A su regreso a Madrid en 1877 se sucedieron diferentes destinos, entre los que cabe destacar el de ayudante del comandante general de la 4.ª División del Ejército de Castilla la Nueva y, posteriormente, el de ayudante del subsecretario del Ministerio de la Guerra.

En 1884 contrajo matrimonio con María Teresa del Pino y Quiñones de León, de cuyo matrimonio nacieron nueve hijos. Pasados unos meses fue destinado al Regimiento de Húsares de Pavía, hasta que al cabo de unos años volvió como ayudante del jefe de la Casa Militar de Su Majestad la reina regente María Cristina de Habsburgo.

Entre 1889 y 1897 ocupó distintos destinos, entre ellos el de agregado al Cuartel General del 1.er Cuerpo del Ejército en África, hasta que, siendo ya teniente coronel de Caballería, fue destinado al Ejército de Filipinas, a las órdenes del teniente general Fernando Primo de Rivera. Llegó a Manila en abril 1897 para operar en Cavite en donde, al mando de dos compañías de la columna afecta al Cuartel General, tomó dicha localidad. Por el mérito contraído el 11 de mayo de 1897 en el ataque y toma de Maragandón, batiéndose en primera línea con las compañías a sus órdenes, fue ascendido al empleo de coronel de Caballería.

De nuevo en la Península, tuvo su primer destino en Barcelona, haciéndose cargo del Regimiento de Cazadores de Treviño, pero pronto, en enero de 1902, regresó a Madrid para hacerse cargo del mando del Regimiento de Lanceros del Príncipe, hasta que en febrero de 1904 fue nombrado ayudante de órdenes del Rey, destino en el que permaneció hasta 1909.

Promovido al empleo de general de brigada, continuó como ayudante de campo en comisión en el Cuarto Militar de Su Majestad el Rey, quien en 1908 le nombró gentilhombre de cámara con ejercicio.

En noviembre de 1909 pisó suelo africano por segunda vez al hacerse cargo del mando de la 2.ª Brigada de Húsares de la División de Caballería destacada en Melilla. Con esta brigada intervino en la ocupación del collado de Atlaten, donde se logró el acto de sumisión de las kabilas de Ben-sidel. De vuelta a la Península a finales de febrero de 1910, quedó de guarnición en Alcalá de Henares ejerciendo el cargo de gobernador militar, hasta que, promovido al empleo de general de división, volvió a Marruecos en junio de 1914 para tomar el mando de la División y Zona de Tetuán. Era la tercera vez que llegaba a África, pero, a diferencia de las dos veces anteriores, su permanencia duró más de tres años.

Nombrado, en enero de 1915, comandante general de Ceuta, se impuso los objetivos de terminar con los atentados y secuestros que se venían cometiendo en el campo exterior de la plaza y el rescate de cuantos se hallaban cautivos. En cuanto a las acciones bélicas en las que intervino, debe destacarse la llamada acción del Biut (junio de 1916), la más importante de cuantas se realizaron en África en la medida que supuso la sumisión de la Kabila de Anyera y la pacificación de la zona. Por su gestión como comandante general de Ceuta, fue promovido al empleo de teniente general en septiembre de 1917.

Tras su marcha de Ceuta, quedó en situación de disponible en Madrid, hasta que en septiembre de 1918 fue nombrado capitán general de Cataluña, iniciando la que sería la etapa más difícil de su vida, dado el grave conflicto social por el que atravesaba entonces la región catalana y particularmente Barcelona. Iniciada el 21 febrero 1919 la huelga de la Canadiense —principal distribuidora de energía eléctrica en Cataluña—, la situación se agravó progresivamente hasta que el Gobierno, que oscilaba entre los intentos de diálogo con los huelguistas y los frenazos ante el peligro de un desbordamiento revolucionario, decretó en marzo el estado de guerra, asumiendo el capitán general el mando civil de la provincia de Barcelona. Tras unas conversaciones entre el Gobierno y los huelguistas que dieron como resultado la libertad de unos detenidos, se levantó a los pocos días el estado de guerra y el capitán general presentó su dimisión, justificando ésta, entre otros motivos, en los tratos y complacencias de las autoridades civiles con los huelguistas.

La dimisión no fue aceptada por el Gobierno de Romanones y el 24 de marzo de 1919 se inició una nueva huelga general de carácter revolucionario sin plazo de duración. Se declaró una vez más el estado de guerra, asumiendo de nuevo el mando civil de la provincia de Barcelona el capitán general, quien recibió un telegrama del ministro de la Guerra en el que se le comunicaba que “tiene completa libertad para proceder con todo rigor y energía...”. No obstante, el capitán general Miláns del Bosch manifestó, en distintos medios de comunicación del momento, que la fuerza sólo conseguiría restablecer el orden perturbado, pero que la solución estaba en una seria labor del Gobierno y en la promulgación de leyes que atendiesen los anhelos de la masa social. La nueva puesta en libertad, por el gobernador civil y el jefe de Policía, de dos importantes cabecillas socialistas provocó que el capitán general presentase por segunda vez su dimisión. El Gobierno ratificó su confianza en el capitán general y ordenó la salida de Barcelona de dichas autoridades civiles, hecho que acabaría provocando la dimisión del presidente del Gobierno, conde de Romanones.

En medio de estas convulsiones y crisis políticas, el capitán general hizo ver la dificultad material para tramitar el indulto concedido en septiembre de 1919 por el Gobierno presidido por Sánchez de Toca a los condenados. El Gobierno decidió no pedir la dimisión al capitán general, ante el temor de que pudiera producir la reacción no sólo de las guarniciones de Cataluña y de otras regiones, sino también de las corporaciones del comercio y la industria, las patronales, el ateneo obrero no sindicalista y los somatenes. Ante esta situación, el único camino que quedaba era la crisis total del Gobierno, crisis que hábilmente logró solventar la Corona, pidiéndole la dimisión del capitán general por motivos de salud, siendo admitida en febrero de 1920.

En mayo de dicho año fue nombrado jefe de la Casa Militar de Su Majestad y comandante general del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, cargo en el que permaneció hasta junio de 1924 en que pasó a la situación de reserva.

Una vez en la reserva, y estando ya en el poder Primo de Rivera, fue nombrado gobernador civil de Barcelona. Permaneció en dicho cargo hasta febrero de 1930, en que cesó a petición propia. Fue diputado en las legislaturas de 1927-1928 y 1928-1929.

En 1932 prestó su apoyo a la fallida sublevación del general Sanjurjo. El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid y el 30 de agosto de 1936, tras renunciar al asilo diplomático que le ofreció la legación de Turquía, fue detenido por unos milicianos en su domicilio en Madrid y conducido a la “checa” de la calle Fernando el Santo, n.º 23. Al amanecer del día siguiente, fue fusilado junto a su hijo político José Martínez Valero, comandante de Artillería.

Era caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, caballero del Real Cuerpo de la Nobleza y Antiguo Brazo Militar del Principado de Cataluña, comendador de la Legión de Honor de Francia, caballero comendador de la Orden de Victoria de Inglaterra y estaba en posesión de la Grandes Cruces de la Orden de San Hermenegildo y de la Orden del Mérito Militar así como de las Grandes Cruces de las Órdenes Piana de su Santidad, de Leopoldo de Bélgica, del León de Persia, de Santa Ana del Imperio Ruso y de Francisco José de Austria.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Dato (Real Academia de la Historia), Informe del General Miláns del Bosch sobre los sucesos del 6 al 14 de abril de 1919 en Barcelona; Archivo General Militar (Segovia), Hoja de Servicios.

R. Carr, Spain 1808-1939, London, Oxford University Press, 1866; El de fensor de Ceuta, n.º 27 (septiembre de 1917); R. Martínez de la Riva, “El problema social en Cataluña”, en Blanco y Negro, n.º 1489, 30 de noviembre de 1919; S. G. Payne, Los militares y la política en la España contemporánea, Burdeos, Ruedo Ibérico, 1967; C. Seco Serrano, Alfonso XIII y la crisis de la Restauración, Madrid, Rialp, 1979; A. Dixon, Señor monopolio, la asombrosa vida de Juan March, Planeta, Barcelona, 1985.

 

Luis Eugenio Togo res Sánchez

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