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César Manrique Cabrera

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Biografía

Manrique Cabrera, César. Arrecife, Lanzarote (Las Palmas), 24.IV.1919 – Tahiche, Lanzarote (Las Palmas), 25.IX.1992. Pintor, escultor, diseñador de espacios arquitectónicos ecológicos.

Sus padres, Gumersindo Manrique y Francisca Cabrera, vivían en el Charco de San Ginés de Arrecife (Lanzarote). La familia estaba compuesta por cuatro hijos, César y su hermana gemela Amparo, Carlos y Juana. Su padre era comerciante y su abuelo, notario.

Su infancia transcurrió entre Arrecife y la Caleta de Famara, donde la familia poseía una casa de vacaciones.

Comenzó sus estudios en la escuela de Arrecife con Adolfo Topham, donde inició su amistad con Pepín Ramírez. En 1937, residió con su familia y por una breve temporada en Las Palmas de Gran Canaria. En ese mismo año, conoció a Agustín y José María Millares. Durante los años de la Guerra Civil Española y con posterioridad, Manrique vivió en un ambiente marcado por la autarquía y el aislamiento propios de una isla. En 1939 comenzó estudios de aparejador en la Universidad de La Laguna, pero después de dos años decidió abandonar este camino, para seguir su vocación de pintor, a pesar de la oposición paterna. En 1940 Manrique regresó a Lanzarote y conoció a Pancho Lasso, profesor de Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad. La llegada de Pancho Lasso a Arrecife supuso para el artista los primeros contactos con la vanguardia artística. A los veintitrés años, tuvo la oportunidad de realizar su primera exposición individual en el Ayuntamiento de Arrecife, esta exposición fue trasladada en 1943 a El Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria y al año siguiente participó en la exposición colectiva de artistas de la provincia de Gran Canaria.

En 1945 una beca de estudios concedida por la Capitanía General de Canarias permitió a Manrique iniciar los estudios de Bellas Artes en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1950 terminó sus estudios obteniendo el título de profesor de Dibujo y Pintura. Instaló su estudio en Madrid y recibió sus primeros encargos murales para el Parador de Turismo de Arrecife, cuatro murales titulados Alegoría de la isla, El viento, La pesca y La vendimia.

Como muchos otros jóvenes pintores (desde finales de la década de 1940 e inicios de la de 1950), decidió cruzar las fronteras rumbo a París en la primavera de 1953. La estancia de César Manrique en París fue de aprendizaje y descubrimiento. Tuvo ocasión con este viaje de ser testigo de adelantadas investigaciones abstractas y conocer aquello que los grandes maestros hacían. La influencia de Picasso en la pintura que realizó Manrique por estos años se observa no sólo en los aspectos formales y estilísticos de las obras, sino en el interés del artista por la experimentación y la investigación.

Manrique iniciaba sus primeras investigaciones en pintura no figurativa, compartía su interés por esta forma de pintura con artistas como Fernando Mignoni, Agustín Úbeda, Francisco Farreras, etc. En esta búsqueda, llegó a la técnica del “monotipo”. A finales de 1954, realizó su primera exposición individual en Madrid en la Galería Clan. Por estos años inició también su colaboración con importantes arquitectos, decorando y ambientando edificios de nueva construcción, bancos, hoteles, cines, restaurantes, bares, etc. En 1958 la obra de Manrique adquirió proyección fuera de las fronteras nacionales participando en la XXVIII Bienal de Venecia (1956), XXX Bienal de Venecia (1960), o la VII Bienal de São Paulo (1963), etc. En 1963 murió Pepi Gómez, la mujer con la que el artista había compartido su vida desde casi su llegada a Madrid, lo que le supuso una profunda crisis y la necesidad de un cambio en su vida.

Decidió entonces irse a Nueva York, comenzando así una nueva etapa en su vida personal y profesional.

A principios de 1965, se fue a Nueva York, una etapa que duró tres años, en la que experimentó en su pintura, principalmente en un concepto renovado del color y del espacio compositivo, así como en la utilización de la técnica del collage de manera predominante.

El regreso de Manrique a Lanzarote en 1968 fue decisivo para el pintor, pero también lo fue para la isla. En un momento de expansión turística, el artista tomó una posición decidida por la conservación de la naturaleza y apostó por un desarrollo sostenido, implicándose en la realización y planificación de obras promovidas desde el Cabildo y que hoy forman parte de la red de centros turísticos del Cabildo.

Sus obras pictóricas son numerosas y forman parte de prestigiosos museos y colecciones públicas y privadas.

También son abundantes sus obras murales, esculturas, diseños de todo tipo. Escribió y participó en varias publicaciones, Escrito en el fuego, que recoge muchas de sus reflexiones acerca del arte y fue objeto de numerosas condecoraciones y premios desde la Medalla de Oro al Mérito Turístico (1977) hasta el Premio Canarias de Bellas Artes (1989).

En su faceta pictórica presentó una evolución ordenada, sin sobresaltos, casi lógica, que se puede desglosar en cuatro grandes momentos: época de aprendizaje (1942-1950), época de experimentación (1950-1957), entrada en el informalismo (1958- 1970), etapa final (1970-1992). Como pintor, César Manrique supo conjugar con extrema sensibilidad lo que le pertenecía como canario de Lanzarote, es decir, la textura, el color y las demás características de la geografía y la geología de su tierra, con un lenguaje abstracto-informalista basado en la expresividad de la materia pictórica. Manrique identificó su pintura con todas las características de la modernidad más rigurosa y, por otra parte, se sintió emocionalmente ligado a lo más ancestral de la condición humana.

En sus intervenciones espaciales legó una nueva manera de crear y de vivir. La búsqueda de un tipo ideal de arquitectura que fuera respetuosa con el paisaje y que se inscribiera dentro de un contexto económico marcado por el desarrollo turístico, le llevaron a plantear una propuesta, sin cuerpo teórico escrito, pero con unos ejemplos que tienen como normas rectoras tres pilares: la conservación de la naturaleza, el respeto por la tradición arquitectónica del lugar y la utilización de recursos de la modernidad. De la combinación de estas grandes líneas de actuación y de la especificidad de otras características más concretas surgieron obras cargadas de imaginación y originalidad.

En esta arquitectura se halla una estrecha simpatía con el destino humano, lo que posiblemente ha provocado que sea aceptada de inmediato por quien la visita.

La escultura y las artes decorativas son expresiones artísticas que a menudo realizó como complemento del contexto en el que se situaron, dotando de relevancia y personalidad a los espacios donde se integran.

Su estudio individualizado pone de manifiesto en qué medida éstas toman sus referentes de la escultura contemporánea, se hacen eco de muchas de las problemáticas y de las investigaciones surgidas en estos campos.

No puede olvidarse la labor didáctica y la defensa del medio ambiente realizada por Manrique en los últimos veinticinco años de su vida. El artista y el hombre de acción coexistieron cuando se trató de defender los valores de la cultura, de la estética del paisaje, y de la preservación de la naturaleza. Destapó entonces, aún más, su faceta de hombre comprometido con la vida, con la tierra y con esta ideología y participó en la construcción de un futuro mejor para su isla natal a través de su vertiente ecológica y formativa. Este aspecto de su personalidad fue significativo, porque reveló a un artista y a un hombre comprometido con la colectividad y con la personalidad e idiosincrasia de la tierra donde nació.

Entre 1989 y 1992 desarrolló una importante labor en todos los campos artísticos, recibió reconocimientos a su trayectoria profesional, fue Premio Canarias de Bellas Artes, miembro del comité español del programa Hombre y Biosfera de la UNESCO, etc. Murió víctima de un accidente de tráfico a la salida de la Fundación que lleva su nombre. A título póstumo, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia le nombró miembro académico.

 

Obras de ~: Pintura: Peces, 1945; Jarrón con flor, 1954; Hombre y caballos, 1954; Pintura n.º 3, 1958; Pintura n.º 130, 1963; Soo, 1965; Timanfaya, 1965; Passat, 1970; Sepultados en cenizas, 1973; Coxis enterrado, 1975; Caparazón, 1977; Soleado, 1983; Atrapado, 1988; Fauna Atlántica, 1991.

Murales: Alegoría de la isla, 1950; El viento, 1950; La pesca, 1950; La vendimia, Parador de Turismo de Lanzarote, 1950; Mural del Banco Guipuzcoano, Madrid, 1955; Mural Anatomía de un barco II, Casa del Marino de Las Palmas de Gran Canaria, 1964; Máquina para el mar, Escuela Náutica de Santa Cruz de Tenerife, 1967; Mural de la Caja Postal de Ahorros, Madrid, 1972; Mural Hotel Las Salinas, Lanzarote, 1977; Mural Jaquetón, Fundación César Manrique, Lanzarote, 1992.

Escultura: Fecundidad, 1968; Los Móvil Alisios, 1971; Homenaje al mar, 1977; Raíces al cielo, 1977; Escultura Móvil, 1983; Serie esculturas para la vida, 1987; El triunfador, 1989; Homenaje a la rueda, 1990; La mujer y su sombra, 1990; Móvil Energía de la pirámide, 1991; Serie Juguetes para el viento, 1992.

Arquitectura: Taro de Tahiche, Lanzarote, 1968; Jameos del Agua, Lanzarote, 1968; Casa del Campesino, Lanzarote, 1968; Restaurante “El Diablito”, Lanzarote, 1970; Mirador del Río, Lanzarote, 1973; Castillo de San José, Lanzarote, 1976; Costa Martiánez, Tenerife, 1977; Centro Comercial de la Vaguada, Madrid, 1983; El Mirador de la Peña, El Hierro, 1989; Jardín de Cactus, Lanzarote, 1990; El Mirador del Palmarejo, La Gomera, 1990; El Parque Marítimo del Mediterráneo, Ceuta, 1995.

Escritos: Lanzarote, arquitectura inédita, Lanzarote, 1977; Escrito en el fuego, Las Palmas de Gran Canaria, 1988; Dámaso, Las Palmas de Gran Canaria, 1988.

 

Bibl.: J. Hernández Perera, Manrique, Madrid, Galería Theo, 1978; VV. AA., Manrique, vida y ecología, catálogo de exposición, Madrid, Galería Theo, 1983; F. Castro Morales, “César Manrique en la vanguardia de los años 50”, en VV. AA., II Jornadas de Historia de Lanzarote y Fuerteventura, t. II, Lanzarote, Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote, 1990; L. Santana, Manrique, Las Palmas de Gran Canaria, Edirca, 1991; VV. AA., César Manrique. Hecho en el fuego (Obras, 1968-1990, una selección), catálogo de exposición, Las Palmas de Gran Canaria, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno Autónomo de Canarias, 1991; VV. AA., Manrique: Arte y Naturaleza, catálogo de exposición, Sevilla, Pabellón de Canarias, 1992; L. Santana, César Manrique: un arte para la vida, Barcelona, Prensa Ibérica, 1993; W. Borsich, Lanzarote and César Manrique. 7 Monumentos, Tenerife, Litografía A. Romero, 1993; V. Izquierdo Expósito, “Los murales de César Manrique”, en VV. AA., Actas del X Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo Insular, 1994, págs. 1296-1308; “César Manrique: diseños para Lanzarote”, en VV. AA., Actas de las VI Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura, Lanzarote, Servicio de Publicaciones del Cabildo Insular de Lanzarote, 1994, págs. 290-314; F. Gómez Aguilera, César Manrique en sus palabras, Lanzarote, Servicio de Publicaciones de la Fundación César Manrique, 1995; F. Ruiz Gordillo, César Manrique, Lanzarote, Servicio de Publicaciones de la Fundación César Manrique, 1995; K. Wassiljewski, 7 Creaciones de César Manrique, Madrid, Art-edition, 1995; V. Izquierdo Expósito, “Evolución estilística de la pintura de César Manrique”, en VV. AA., Actas de las VII Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, Servicio de Publicaciones del Cabildo Insular de Fuerteventura, 1995, págs. 315-348; “Lanzarote: Reserva de la Biosfera. La obra espacial de César Manrique catalogada en esta declaración”, en VV. AA., Actas del Coloquio Internacional de Historia de las Islas del Atlántico, Las Palmas de Gran Canaria, Servicio de Publicaciones de la Fundación Mapfre Guanarteme, 1995, págs. 95- 114; “César Manrique y la defensa del medio ambiente”, en VV. AA., Actas de las IX Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Fuerteventura, Servicio de Publicaciones del Cabildo Insular, 2000, págs. 93-105; La obra artística de César Manrique, Lanzarote, Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote, 2001; M. G. Morales, Taro, el eco de Manrique (documental), TVE, Televisión Canaria, CajaCanarias, Allary Film y Fundación César Manrique, 2012.

 

Violeta Izquierdo Expósito