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Bernat Metge

Biografía

Metge, Bernat. Barcelona, c. 1350 – 27.II-28.VI.1413. Escritor y secretario real.

Bernat Metge nació en Barcelona, en la calle de la Especiería (hoy de la Llibreteria), es decir, de los boticarios, a cuyo gremio pertenecía su padre Guillem, que fue doméstico de la Reina. Su familiaridad con la farmacia y con la sociedad médica barcelonesa se reflejaría, años después, en los jocosos versos de La medecina feta per En Bernat Metge apropiada a tot mal.

Muerto Guillem en 1359, la madre de Bernat, Agnès, se casó en 1364 con Ferrer Saiol, escribano de Leonor de Sicilia, tercera esposa del rey Pedro el Ceremonioso.

Al año siguiente, Saiol ya era protonotario de la Reina, cargo de creación reciente que suponía dominio de gramática y retórica en su máxima expresión; como Mateu Adrià y Jaume Conesa, protonotarios reales ambos, extendió su práctica del latín a la traducción, con el traslado al catalán del De re rustica, de Paladio Rutilio (1385). Bernat se benefició sin duda de la formación propia de la carrera notarial y de la influencia del padrastro: en diciembre de 1370 juró como notario real, y en abril de 1371 figuraba como ayudante de registro de la escribanía de Leonor. Esta formación explica su lectura de algunos textos escolares medievales y clásicos identificables entre las fuentes de sus obras más ambiciosas. La vida literaria de la corte le familiarizó con el verso de tradición occitana y francesa; el ejercicio de su labor en la Cancillería le dotó con el dominio de la prosa latina y romance.

Al morir la reina Leonor en 1375, Metge ingresó en la casa del príncipe heredero, Juan de Aragón, en cuyo servicio continuó ejerciendo el cargo de escribano (con una retribución insólitamente elevada) hasta la entronización del infante en 1387. El favor real no se interrumpió, pese a los contratiempos, y Metge se convirtió en secretario (1390) y hombre de confianza de Juan I y su esposa Violante de Bar hasta la súbita muerte del soberano en 1396. Siempre bien remunerado, recibió dotaciones reales en 1379 y 1390 por sus matrimonios con Eulàlia Vivó, hija de un notario, y Eulàlia Formós, hija de un alto funcionario de la corte, y adquirió casa en la calle Corretgeria (hoy del Veguer), cerca de la Curia. Su obra refleja su andadura cortesana y un progreso intelectual innegable: del verso romance con fuentes escolares (Llibre de Fortuna i Prudència) a una prosa de arte que deja traslucir la lectura de Boccaccio, las obras latinas de Petrarca y los diálogos ciceronianos (Història de Valter e Griselda, Apologia, Lo somni). La fuerte personalidad del escritor, sin embargo, traza líneas de continuidad por encima de esta división: su permanente exploración del debate con trasfondo teológico, su gusto por la ironía (o la chanza) y el registro vulgar, o su tendencia a presentar las ficciones bajo forma de excusación autobiográfica, se pueden rastrear desde los orígenes hasta Lo somni, su obra maestra.

El Llibre de Fortuna, cuya acción, relatada en primera persona, tiene lugar el primero de mayo de 1381, se presenta como una aventura maravillosa para dar paso a un debate alegórico sobre la injusticia, el mal y la providencia; el diálogo parte de una discusión sobre la pobreza sobrevenida, con intervención de un viejo (Diógenes), la diosa Fortuna y Prudencia, precisamente en el año en que se inició una crisis financiera de gran alcance. Los pareados de la obra se nutren de cultura mediolatina (Alain de Lille, Arrigo da Settimello), pero muestran también la guía del Roman de la Rose (lectura apreciada por Violante), así como un detallado conocimiento del De consolatione Philosophiae de Boecio: ahí encontró el autor un primer modelo de diálogo consolatorio, aún aprovechado en Lo somni. Unos años más tarde, en la epístola que enmarca el Valter e Griselda (¿1388?), dirigida a Isabel de Guimerà, hija del antiguo tesorero de la reina Leonor y maestre racional de Pedro III y Juan I hasta 1390, Metge pronuncia ya su inclinación por la lectura de filósofos y poetas: menciona en particular a Petrarca, “poeta laureat”, antes de presentar una traducción de la Griseldis latina; para ello conjuga las Rerum senilium (XVII, 3-4) con la versión francesa de la Griseldis, obra de Felipe de Mézières (1387), y acaso algún apunte del texto original boccacciano (Decameron, X, 10). Tal predilección por un modelo de prosa moderna, también reflejada en el nombre Griselda con que Metge bautizó a una hija del segundo matrimonio, fue en aumento. Lo facilitó la cercanía de la curia papal de Aviñón, depósito de obras de Petrarca y centro difusor de autores que el humanismo italiano había puesto en circulación (las tragedias de Séneca con el comentario de Nicolás Trevet se utilizan en Lo somni, por ejemplo). En Aviñón residió Bernat, de febrero a abril de 1395, como legado real encomendado, entre otros, a Juan Fernández de Heredia. De vuelta, pronto se desplazaría a Mallorca con la corte, huyendo de la peste que diezmaba Barcelona. Si es esta epidemia (y no la de 1408) la aludida en la Apologia, cabe suponer que esta obra, sólo conocida por el fragmento inicial, fue fruto inmediato a la estancia en la curia pontificia. Los párrafos del único folio conservado, escritos en una compleja prosa latinizante, realzan con orgullo un diálogo sin uerba dicendi, al modo de Cicerón y Petrarca, y rinden tributo al Secretum del escritor italiano: “petit libre meu”, escribe Metge al justificar la excusación que da nombre a su obra, retomando así “libelle [...] Secretum enim meum es et diceris” del prólogo latino. El Secretum y las epístolas de Petrarca, así como los diálogos de su maestro romano (especialmente el Somnium Scipionis y las Tusculanae disputationes), alimentarán la sustancia de Lo somni, hasta el punto de sugerir que este resultado final de la dedicación de Metge al diálogo resulta de la adaptación de la Apologia a una nueva circunstancia.

Otros hilos se tienden antes de Lo somni. La producción de Metge incluye también un Lucidari perdido, que dirigió a un “car amic”, y algunas obras de incierta cronología. Se conserva un temprano y breve Sermó en verso satírico, parodia irreverente del sermón contemporáneo, donde el autor sustituye el thema litúrgico preceptivo por una sentencia que invita a seguir los tiempos y, tras una lista de consejos sobre cómo medrar en la vida y gozar del amor y la prosperidad curial, a cual más mordaz, concluye con una burla del temor al fuego del infierno. La misma intrepidez se observa en otra obra breve, probablemente titulada La velletona, que un copista rubricó Com se comportà Ovidi essent enamorat. Se trata de una adaptación en prosa del segundo libro (vv. 200-728) del poema seudovidiano medieval De uetula, buen ejemplo de la identificación del amor con el placer, en las antípodas del ideal cortés o de la honestidad conyugal de la protagonista femenina del Valter e Griselda. En la epístola dedicatoria del Valter, precisamente, Metge se confesaba otrora enamorado y seguidor de las obras de Ovidio, “mestre d’amor”. Ciertamente, por la ausencia de gravedad y fondo clásico, se tiende a considerar el Sermó y el Ovidi enamorat obras previas al dominio de la prosa de arte. Este juicio, no exento de razón, debe matizarse: en la obra de Metge conviven voces y registros diversos. El protagonista de Lo somni se presenta como enamorado adúltero y, más aun, como un epicúreo. Sin confundir autor con personaje, cabe recordar que el término epicúreo designaba, a ojos de un predicador, a quienes negaban la providencia (como Bernat en el Llibre de Fortuna), no creían en la inmortalidad del alma (así Bernat en Lo somni), se reían del infierno (como ocurre en el Sermó) y sustituían el summum bonum divino por el amor mundano (defendido en Lo somni con tenacidad).

La gestación de Lo somni es aún más compleja: al diálogo elaborado con los años y al perfil de un protagonista con fama de incrédulo, se sobrepuso la circunstancia histórica. Durante las dos décadas de servicio a Juan y Violante, Metge debió de ser objeto de las denuncias por corrupción que las instituciones urbanas solían presentar al Rey, a menudo en Cortes, para limitar su poder y el del Consejo Real. Así, Bernat se defiende en el Llibre de Fortuna de unas imprecisas acusaciones, y consta que fue acusado procesalmente en 1388 de unos crímenes concretos, pero hoy desconocidos, sin que por ello cesara en sus funciones; a tal ocasión se refiere probablemente en la citada epístola a Isabel de Guimerà (fechada por esta razón en 1388), cuando alude al injusto maltrato por parte de ciertos envidiosos. El episodio final de la creciente pugna entre las grandes ciudades y la administración regia tuvo lugar tras la muerte de Juan I (19 de mayo de 1396), atribuida a un accidente de caza. María de Luna, esposa y lugarteniente del sucesor, Martín I, encausó el 2 de junio a diversos oficiales del Monarca difunto, como respuesta a la presión ciudadana que les responsabilizaba del accidente fatal (y por ende de la muerte sin confesión del Rey) y les consideraba culpables de urdir un complot para engañar al Monarca y de alta traición (entre otros cargos por abuso de poder).

Metge fue acusado de haber aceptado sobornos y haber recomendado a Juan I, en 1394, que cortara la cabeza de su hermano menor Martín, a la sazón infante y posible sucesor. En el fondo de la lucha por el poder existía un conflicto sucesorio. El 7 de diciembre de 1398, Martín I absolvió a todos los imputados: fueran o no culpables en alguna medida, constituían el cuerpo selecto en que reposaba el gobierno real, atenazado por las Cortes y la exigencia urbana, y en ellos el rey confió de nuevo tras la crisis, en muchos casos de inmediato.

Algunos mimbres de esta circunstancia política se tejen en el argumento de Lo somni. Bernat relata ahí una aparición en sueños, supuestamente verídica, que Metge, ya libre de cargos, pudo empezar a escribir a finales de 1398 (o antes, si conocía el veredicto de antemano) y que sin duda terminó no más tarde de marzo de 1399. En ella, el espíritu de Juan I visita a su fiel secretario en la prisión para consolar a este nuevo Boecio, al paso que declara la injusticia de las acusaciones, explica la razón providencial de su muerte súbita (y el proceso consiguiente), comunica que se halla en el purgatorio en vías de salvación y ensalza a su sucesor, de cuya protección, predice, Bernat puede sentirse seguro. Esta última afirmación, las alabanzas a la acción de María de Luna como lugarteniente o la figura ejemplar del Rey difunto, que restaura desde ultratumba la virtud de un gobierno vilipendiado, parecen escritas para agradar al nuevo monarca: quizá no solo para justificar actuaciones pasadas del autor, cuyos detalles Martín I debía conocer sin necesidad de literatura, sino para exhibir la valía de un hombre de letras al servicio de la Monarquía. El Rey solicitó la obra en abril de 1399 desde Zaragoza, y Metge fue a su encuentro pocos meses más tarde. En 1402 era escribano de nuevo, y pronto volvió a sus antiguas funciones: firmó cartas reales desde 1405 hasta la muerte de Martín en 1410, y su mano se observa en la pericia de alguna nota clásica engarzada en los discursos reales.

Murió en Barcelona, como había predicho un verso del Llibre de Fortuna, entre el 27 de febrero y el 28 de junio de 1413. A su legado propiamente literario debe añadirse un valioso corpus de cartas en aragonés, catalán y latín, en su mayor parte inédito, que se ha conservado en el Archivo Real (hoy, parte del Archivo de la Corona de Aragón).

Lo somni ha garantizado a su autor un lugar de honor en las letras medievales, por su elegancia, su inteligencia y su elaboradísimo entramado de fuentes. Tras la aparición inicial y cual maestro en teología, Juan I discute sobre la inmortalidad con el escéptico Bernat, quien esgrime argumentos naturalistas con pertinacia, aunque al final en vano (libro I); consolado ya el servidor, el Rey despeja las dudas que ocasionó su muerte y justifica la aparición providencial: Bernat deberá transmitir la verdad cristiana a los epicúreos de su entorno (libro II). Hasta aquí la obra se muestra como un diálogo teológico de trasfondo clásico y medieval, revestido con la circunstancia política. En los libros III y IV, sin embargo, Bernat conversa con Orfeo y Tiresias, figuras ovidianas que acompañan al Rey para castigar su conocida afición a la música y la astrología. Relatando su vida, ejemplo de amor eterno según las Metamorfosis, Orfeo seduce a Bernat; luego, mediante la voz del primero, el autor recrea un inferno poético con la guía de Virgilio, Dante y Séneca, para acabar defendiendo la literatura mitológica. El agrio debate con Tiresias, detractor de Orfeo, contrapone misoginia —entresacada del Corbaccio— y sátira moral a la contumaz defensa del amor y las mujeres por parte de Bernat, en cuyas palabras resuena, por ejemplo, el De claris mulieribus. La voz de Bernat afirma hasta el final su libre “opinió”, mientras Tiresias recomienda el servicio a Dios y el estudio, como un eco del debate entre Francesco y Agustín en el Secretum, que Metge utiliza pro domo sua. El abrupto despertar del sueño deja la decisión final al lector.

La transmisión medieval de Metge, aunque no es escasa (ocho manuscritos), atestigua dispersión e incomprensión del núcleo posteriormente más valorado de su obra. La crucial Apologia se conserva fragmentaria y aislada en un solo testimonio. El Valter e Griselda sobrevive en tres, en un caso —una miscelánea doctrinal— con la notable epístola a Isabel de Guimerà incompleta, y en otro sin ella: la Griseldis de Petrarca gozaba de mayor prestigio que el relato original de Boccaccio, de modo que la versión de Metge se incorporó a la traducción catalana del Decameron. Dos obras en verso temprano (Sermó y Llibre de Fortuna) se añaden al estrato de verso narrativo del cancionero Vega-Aguiló, emanado en parte de la corte y compilado en 1426. Tres manuscritos transmiten Lo somni de principio a fin. Hoy sorprende hallarlo en la vecindad de Ramon Llull, y cuando en otra miscelánea, que también contiene el Valter, se registra después del Escipió e Aníbal de Antoni Canals (traducción parcial del Africa de Petrarca), la apariencia engaña: ahí parece hacer juego con una devota aparición cristiana copiada a continuación, pero tal vez constituía un modelo de prosa junto con la obra anterior. El único manuscrito que dibuja una selección apunta al Metge satírico, sin ropaje clásico: recoge la diatriba misógina del tercer libro de Lo somni, el Sermó, la Medecina, el Ovidi enamorat y el Llibre de Fortuna. Se sabe, no obstante, que Metge fue reconocido ya en el siglo XV por su estilo y su erudición.

Joanot Martorell imitó más de un párrafo de Lo somni en el Tirant lo Blanc, y el jurista Ferran Valentí, alumno de Leonardo Bruni, en el prólogo a su versión de los Paradoxa ciceronianos, acertó a observar que Metge, “gran cortesà e familiar real”, trasladaba en Lo somni parte de lo que se puede leer “en la primera Qüestió Tosculana, e part per lo Bocatci recitat e narrat”, en referencia al Corbaccio.

Fue este hilo el que convirtió a Metge, tras siglos de olvido, en la bandera de un antiguo clasicismo catalán.

Su obra no conoció la imprenta hasta 1889 de la mano de Josep M. Guàrdia, en los tiempos del catalanismo romántico y coincidiendo con un célebre ensayo de Antoni Rubió i Lluch, El renacimiento clásico en la literatura catalana, que cimentaba la idea de un temprano clasicismo catalán. Transitando este camino, el secretario real dio nombre a la Fundació Bernat Metge, desde 1923 patrocinadora de la aún existente serie de ediciones y traducciones de los clásicos grecolatinos; un año después se inauguró la colección Els Nostres Clàssics con una edición de Lo somni. A Metge le acompañaba una reputación de filósofo escéptico y racionalista, reflejo del antropocentrismo con que se caracterizaba entonces al hombre del Renacimiento; en paralelo, los mejores eruditos del Novecentismo se esforzaron en identificar las fuentes latinas del autor.

La edición completa de Martín de Riquer en 1959 significó un punto de inflexión: totalizó el trabajo previo y lo adaptó a una nueva imagen, la surgida del archivo tras descubrirse los interrogatorios del proceso de 1396 y la plena implicación de Metge en la política de su tiempo. El autor de Lo somni perdió así buena parte de su equívoca condición de filósofo y humanista, y su perfil se ha ido ajustando al de un hábil y muy leído cortesano, maestro en el uso de la ficción literaria y amante de Petrarca. Irreductible a una definición cómoda, su obra resulta singular por la ironía y la diversidad de puntos de vista, fruto del debate entre personajes, del diálogo entre el autor y su intricada madeja de fuentes, y del que se da fuera del texto, como en La medecina apropiada a tot mal.

Compuesta cuando Metge se encontraba detenido, tal vez a resultas del proceso de 1396, esta humorística receta para un amigo triste (¿Bernat Margarit?) alienta la esperanza de una pronta reunión, curado todo mal.

Aquí habla el autor. Esa voz desenfadada, tan distante de una grave consolación, debe conciliarse con la seriedad de Metge en su dedicación a las letras.

 

Obras de ~: Llibre de Fortuna i Prudència, c. 1381; Sermó; Com se comportà Ovidi essent enamorat; Història de Valter e Griselda, ¿1388?; Apologia, ¿1395?; Medecina feta per En Bernat Metge apropiada a tot mal, ¿1396-1398?; Lo somni, 1399 (Le Songe de Bernat Metge, ed. y trad. de J. M. Guardia, París, Alphonse Lemerre, 1889; Lo somni, ed. de J. M. de Casacuberta, Barcelona, Barcino, 1924; Lo somni [con la Apologia], ed. de L. Badia, Barcelona, Quaderns Crema, 1999; The Dream of Bernat Metge, trad. de R. Vernier, Aldershot, Ashgate, 2002; Il sogno, ed. y trad. de L. Badia y G. Faggin, Alessandria, Edizioni dell’Orso, 2004; Lo somni, ed. de S. M. Cingolani, Barcelona, Barcino, 2006); Lucidari (desapar.); Cartas reales. Les obres d’en Bernat Metge, ed. de R. Miquel y Planas, Barcelona, 1910; con A. Turmeda, Obres menors, ed. de M. Olivar, Barcelona, Barcino, 1927; Obres completes i selecció de lletres reials per ell redactades, ed. de M. de Riquer, Barcelona, Selecta, 1950; Obras de Bernat Metge, ed. y trad. de M. de Riquer, Barcelona, Universidad, 1959; Llibre de Fortuna i Prudència, ed. de L. Cabré, Barcelona, Barcino, 2010.

 

Bibl.: A. Rubió i Lluch, El renacimiento clásico en las letras catalanas, Barcelona, Real Academia de Buenas Letras, 1889; J. Coroleu, “Lo somni de Bernat Metje”, en La España Regional, t. VIII (1890), págs. 73-84 y 257-270; L. Nicolau d’Olwer, “Del Classicisme a Catalunya: notes al primer diálech d’en Bernat Metge”, en Estudis Universitaris Catalans, t. III (1909), págs. 429-444; M. Casella, “Il Somni d’en Bernat Metge e i primi influssi italiani sulla letteratura catalana”, en Archivum Romanicum, t. III (1919), págs. 145-205; M. Olivar, “Un nou manuscrit d’obres de Bernat Metge”, en Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, t. VI (1920-1922), págs. 366-377; P. M. Bordoy-Torrents, “Les escoles dominicana y franciscana en Lo somni de Bernat Metge”, en Criterion, t. I (1925), págs. 60-94; M. de Riquer, “Influencias del Secretum de Petrarca sobre Bernat Metge”, en Criterion, t. IX (1933), págs. 243-248; J. S. Pons, “Ramon de Perellós et Bernat Metge”, en Bulletin Hispanique, t. 39 (1937), págs. 97- 104; J. Rubió i Balaguer, “Sobre els orígens de l’humanisme a Catalunya”, en Bulletin of Spanish Studies, t. XXIV (1947), págs. 88-99; M. Mitjà, “Procés contra els consellers, domèstics i curials de Joan I”, en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (BRABLB), t. XXVII (1957-1958), págs. 375-417; M. de Riquer, “Prólogo”, en Obras de Bernat Metge, op. cit.; “El Somnium de Honoré Bouvet (o Bonet) y Juan I de Aragón”, en Analecta Sacra Tarraconensia, t. XXXII (1959), págs. 229-235; L. Badia, “L’humanisme català: formació i crisi d’un concepte historiogràfic”, en VV. AA., Actes del cinquè col·loqui internacional de llengua i literatura catalanes, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1980, págs. 41-70; G. Tavani, “La Griseldis de Petrarca y la Griselda de Bernat Metge”, en Els Marges, n.º 16 (1980), págs. 99-104; J. Fleming, “The Major Source of Bernat Metge’s Libre de Fortuna e Prudència, en Journal of Hispanic Philology, t. VII (1982), págs. 5-13; F. Rico, “¿De Lo somni a la Apologia?”, en Primera cuarentena y Tratado general de literatura, Barcelona, El Festín de Esopo, 1982, págs. 83-84; “Petrarca y el ‘humanismo catalán’”, en Memoria de los claustros de la Santa Iglesia Catedral Basílica de esta ciudad de Barcelona, 1876; Memoria de los claustros de la Santa Iglesia Catedral Basílica de esta ciudad de Barcelona, 1876; VV. AA., Actes del sisè col·loqui internacional de llengua i literatura catalanes, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1983, págs. 257-291; L. Badia, “Siats de natura de anguila en quant farets: la literatura segons Bernat Metge”, en El Crotalón, n.º 1 (1984), págs. 25-65 (reimpr. con addenda, en De Bernat Metge a Joan Roís de Corella, Barcelona, Quaderns Crema, 1988, págs. 59- 119); L. Badia, “Bernat Metge y els auctores: del material de construcció al producte elaborat”, en BRABLB, t. XLIII (1991-1992), págs. 25-40; “De La faula al Tirant lo Blanc passant pel Llibre de Fortuna e Prudència”, en Tradició i modernitat als segles XIV y XV, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1993, págs. 93-128; X. Renedo, “L’heretge epicuri a Lo somni de Bernat Metge”, en L. Badia y A. Soler (eds.), Intel·lectuals i escriptors a la Baixa Edat Mitjana, Barcelona, Curial, 1994, págs. 109-127; J. Butinyà, “Cicerón, Ovidio, Agustín y Petrarca en Lo somni de Bernat Metge”, en Epos, t. X (1994), págs. 173-201; J.-A. Y sern, “Sobre el fragment del Valter e Griselda [sc. una anònima versión parcial de la Griseldis] contingut en el ms. 89 pertanyent a la Biblioteca de la Universitat de Barcelona”, en Revista de Filología Románica, t. XVII (2000), págs. 341-376; F. Gómez, “L’ofici del poeta segons Orfeu: una clau hermenèutica per Lo somni de Bernat Metge?” y J. Turró, “Bernat Metge i Avinyó”, en L. Badia, M. Cabré y S. Martí (eds.), Literatura i cultura a la Corona d’Aragó (segles XIII-XV) (actas del III Coloquio “Problemes i Mètodes de Literatura Catalana Antiga”), Barcelona, Curial, 2002, págs. 63-85 y págs. 99-111, respect.; S. M. Cingolani, “Un geniale lettore di Petrarca: Bernat Metge”, en Studi Petrarcheschi, t. XV (2002), págs. 187-219; El somni d’una cultura: “Lo somni” de Bernat Metge, Barcelona, Quaderns Crema, 2002; L. Badia, “Introduzione”, en Bernat Metge. Il sogno, Alessandria, Edizioni dell’Orso, 2004; J. Mahiques Climent, “Lo somni de Bernat Metge i els tractats d’apareguts”, en Llengua & Literatura, t. XVI (2005), págs. 7-31; L. Cabré, A. Coroleu y J. Kraye (eds.), Fourteenth- Century Classicism: Petrarch and Bernat Metge, Londres, Warburg Institute, 2012; VV. AA. Literatura medieval (II): Segles XIV-XV, L. Badia (dir.), Barcelona, Barcino – Encicloplèdia Catalana – Ajuntament, 2014, págs. 185-238.

 

Lluís Cabré Ollé

Relación con otros personajes del DBE

Personajes citados en esta biografía