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Juan de Icíar Vizcaíno

Biografía

Icíar Vizcaíno, Juan de. Durango (Vizcaya), c. 1523 – ¿Logroño (La Rioja)?, 1573 post. Calígrafo y maestro de escribir libros de iglesia.

El primer calígrafo en España en recurrir al arte del grabado y de la imprenta para enseñar su oficio fue Juan de Icíar Vizcaíno, como le gustaba firmar sus trabajos. Su primer libro impreso, la Recopilación subtilissima, intitulada Orthographia practica (1548), presenta a un joven autor, natural de la villa de Durango, que no ha cumplido aún los veintiséis años.

Corrobora esa edad su autorretrato a plana entera estampado al verso del poema laudatorio con la leyenda: “Ioannes de Yciar aetatis sue anno xxv”. En el frontispicio se observa su escudo que exhibe armas de casas infanzonas de la villa de Ycíar. Y sobre el escudo, su autorretrato, en su escritorio, en actitud de copiar el alfabeto de un antifonario, ilustra gráficamente su arte. En efecto, Vizcaíno se presentaba a sí mismo como “maestro de escribir libros de iglesia”, “escribano de libros”; y en un documento notarial se le califica “cortador” o grabador.

Consta que a principios de 1547 abrió un taller de escritores de libros de iglesia en Zaragoza. Entre sus aprendices figuran el calígrafo Pascual Pérez, a quien contrató el 3 de enero de 1547 por un plazo de dos años; el aprendiz Pedro Sánchez, oriundo de la diócesis de Toledo, que ingresó el 27 de agosto de 1551 por un plazo de tres años; el bilbaíno Pedro de Icíar, quien el 12 de enero de 1552 se comprometió a servirle por un quinquenio, y el guipuzcoano Juan Gorostidi, adscrito en septiembre de 1553 al servicio del maestro por un plazo de diez años. Asimismo, se declararon discípulos suyos el calígrafo vizcaíno Pedro de Madariaga, quien imitó a su maestro publicando a los veintiocho años de edad un Libro subtilissimo de caligrafía (Valencia, 1565), y el gran calígrafo que fue Pedro Ordóñez de Ceballos. Este último afirmó que su maestro “Juan Diciar” había enseñado a escribir también al príncipe Carlos (1545-1568).

La iniciativa de la que se sentía más orgulloso fue la de ser “el primero que en nuestra España ha puesto la mano de escriuir” del revés las letras en unas tablas de madera, y después hacerlas grabar a punta de cuchillo, en hondo para que salgan blancas, o en alto para que se impriman negras. En esto se declara imitador de tres grandes maestros italianos: Ludovico Vicentino, Giovanni Antonio Tagliente y, muy en especial, Giovanni Battista Palatino. Por su dominio de las escrituras itálicas se debe suponer que perfeccionó su oficio en Italia, y quizás se encontrara en Roma en 1540 al tiempo de la publicación por Palatino del Libro nuovo d’imparare a scrivere tute sorte lettere antiche et moderne di tutte nationi, con nuove regole, misure et essempi, con un breve & utile tratatto de le Cifere, obra que el joven durangués copiaría en parte tan sólo siete años más tarde. En efecto, el 5 de junio de 1547 ya estaba asociado con el grabador lyonés Juan de Vingles, residente en Zaragoza, para editar un “tesoro de escriptores” que sería financiado por el velero Alonso Frailla. La obra terminó imprimiéndose al año siguiente bajo el título ya mencionado de Recopilación subtilísima intitulada Orthographia práctica. La palabra “orthographía” era un novedoso cultismo introducido en la pedagogía humanista por el maestro toledano Alejo Vanegas. Del humanismo pedagógico de Icíar queda el testimonio de su seguimiento de las teorías de Quintiliano y de Luis Vives, a los que cita en varias ocasiones, razón por la cual la pedagogía de Icíar recuerda las teorías de Erasmo de Rotterdam.

Como complemento pedagógico al recopilatorio de caligrafía para la enseñanza de las escrituras de distintas naciones y oficios, Icíar publicó en 1549 el Libro intitulado Arithmética práctica (Zaragoza, 1549). Este librillo escolar introductorio a la aritmética impresiona además por su magnífico frontispicio grabado en 1548 por un tal Diego, uno de los mejores empleados por la imprenta zaragozana. No en vano, Icíar escribe, en la dedicatoria, que llegó a Zaragoza atraído por su grandeza, así como por las virtudes y habilidades de sus ciudadanos. Fruto de la asociación con el cortador lyonés es la reedición de la Recopilación bajo el nuevo título de Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente (Zaragoza, 1550).

En esta segunda edición se añaden nuevas planas de caligrafía y tacos, algunos fechados y firmados, para encuadrar las recomendaciones impresas acerca de la fabricación de tintas y plumas. Al cancelar, el 7 de septiembre de 1551, el contrato que tenía firmado con Vingles —quien se encontraba al año siguiente en la ciudad francesa de Pau—, tablas y tacos quedarían en posesión de Icíar. Estos últimos se reutilizaron para encuadrar los textos de un tercer manual escolar que este maestro publicó con el título Nuevo estillo de escriuir cartas mensageras sobre diuersas materias (Zaragoza, 1552). Este manual epistolar se presenta en la tradición retórica de las cartas familiares, las cuales —en el prefacio— se distinguen de otras por entenderse como un trato y conversación con los ausentes; y, por consiguiente, se dice que enseñaba a escribir con el uso de sentencias y “enxemplos”, que puestos en su lugar den autoridad a la epístola, y con otras partes de retórica que sirvan para mover los afectos, o para adornar, según el género en que se escribe, ya sea deliberativo, demostrativo o judicial. En cuanto a las tablas ya conocidas, caligrafiadas por Icíar y cortadas por Vingles, volvieron a utilizarse en una tercera edición completa del Arte subtilissima (Zaragoza, 1553).

Para la publicación de casi todas sus obras contó con la financiación de Miguel de Çapilla o de Suelves, su editor desde 1549 hasta 1566. La intimidad y confianza con el librero zaragozano se manifiesta en el bautizo de una hija de Çapila, el 16 de marzo de 1550, en el que actuaron como compadres Vizcaíno y el impresor Pedro Bernuz. También le unieron lazos de confianza con su colega el calígrafo Domingo de la Cambra, a cuya capitulación matrimonial asistió en marzo de 1552. En 1554 Icíar compró, junto con su mujer Catalina Carrión, una casa con huerto en la parroquia de San Miguel de los Naharros, el barrio de los impresores. Uno de los testigos del acta de compraventa fue su primer socio, Alonso Frailla. Es de notar que mantuvieron con el vizcaíno una colaboración muy fructuosa los impresores zaragozanos Bartolomé de Nájera (1548), el mencionado Pedro Bernuz (1549, 1550 y 1564), Agustín Millán (1552), Esteban de Nájera (1553 y 1555), la viuda de Esteban (1559) y la viuda de Bartolomé (1564 y 1569).

Este “escritor de libros de iglesia” era un virtuoso de las iniciales de compás decoradas y de las capitales iluminadas que se usaban en los manuscritos litúrgicos.

Firmó, junto con Vingles, algunos de los tacos manieristas que decoran la segunda edición de su tratado de caligrafía, impreso por Pedro Bernuz. Y aunque resulta difícil determinar su participación en el diseño, cabe preguntarse si se debe responsabilizar a Icíar no sólo de la escritura o del dibujo de las tablas, sino también del grabado de nuevos materiales. A su habilidad como dibujante debe atribuirse un retrato del Gran Capitán encuadrado por los tacos ya utilizados en 1550, firmados con las iniciales I(oannes) d(e) V(ingles) M(e) F(ecit), I(oannes) d(e) Y(ciar), a veces superpuestas, en las portadillas de los libros segundo y tercero de La vida y chronica de Gonçalo Hernández de Córdoua, compuesta por Paolo Giovio (Zaragoza, Esteban de Nájera, 1554). Encarado a uno de los retratos del Gran Capitán, se reconoce un encuadramiento firmado “Ioannes de Yciar excudebat”. En un nuevo contrato de asociación con el velero Alsonso Frailla, para la publicación de un libro de diversas letras y modos de aprender a escribir intitulado “Ioan de Içiar”, se le llama “cortador” (esto es, grabador).

Quizás se refiera al Libro en el qual hay muchas suertes de letras historiadas con figuras del viejo Testamento y la declaración dellas en coplas, y también un abecedario con figuras de la Muerte, publicado junto con la cuarta edición zaragozana de su Arte subtilissima (1555).

Las planas de caligrafía, seleccionadas y dispuestas diferentemente, volverían a reeditarse un buen número de veces. Una quinta impresión conocida está representada por dos ejemplares sin portada, que llevan una dedicatoria a “Don Phelipe nuestro Rey de España” y el escudo real sobre una filacteria con la leyenda “Defensor de la fe”, lema del rey de Inglaterra, lo que fecharía la edición entre el 16 de enero de 1556 y el 17 de noviembre de 1558, período durante el cual Felipe II fue rey titular de Inglaterra y de España. Implantado como libro escolar, y adaptado a las demandas del mercado, el repertorio de caligrafía se reeditó como Libro subtilissimo por el qual se enseña a escreuir y contar perfectamente, el qual lleua el mismo orden que lleua un maestro con su discipulo (1559). Esta “sexta” edición incluía dos partes: una primera con las conocidas muestras caligráficas, reordenadas según el sílabo curricular, seguida de una segunda parte que prometía ser introductoria a la aritmética, pero que se limitaba a enseñar a contar en las monedas, pesos y medidas de Aragón y Castilla. Es de suponer que esta segunda parte sería obra del mismo Icíar. En las reediciones “séptima y octava” de 1564 y 1566, la segunda parte sobre monedas se sustituye por una publicación conjunta del matemático Juan Gutiérrez, la cual lleva por título Arte breve y muy provechoso de quanta castellana y artihmetica, donde se muestran las cinco reglas de guarismo por la quanta castella y reglas de memoria. Se conocen además dos ediciones, aparentemente contrahechas, de las planas de caligrafía, ya muy gastadas, las cuales habría que fechar con posterioridad a la octava de 1566.

De su actividad como copista de códices litúrgicos, se tiene noticia de que se le encargó un salterio para la iglesia de San Pablo de Zaragoza, el cual debía ser conforme al salterio de Nuestra Señora del Pilar, y debía entregarse terminado en 1552. También se le pagaron en 1559 unos cantorales encargados por la iglesia de Santa Cruz de Campezo (Vitoria). A partir de este año se pierde el rastro de la presencia de Icíar en Zaragoza, por lo que se podría situar en torno a esta fecha su posible traslado a la Corte de Felipe II. Si es verdad que fue maestro del príncipe Carlos, fallecido prematuramente en 1568, es posible que el calígrafo vizcaíno colaborara en los primeros libros de coro que se copiaron entre 1564 y 1567 para el proyectado real monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Se sabe que esos cantorales fueron copiados sobre un pergamino segoviano, cuya calidad no fue del agrado del Rey, por lo cual se regalaron al monasterio que los jerónimos tenían en Granada. Lamentablemente, la localización de los pergaminos litúrgicos copiados o restaurados por Icíar es un trabajo que está todavía por hacer.

El paso de Icíar por tierras madrileñas promovería las últimas ediciones de su Nuevo estilo de escriuir cartas mensageras sobre diversas materias, impresas en Alcalá de Henares por Juan Gracián (1571 y 1574), y de nuevo por Sebastián Martínez (1580). Para entonces, Icíar ya habría abandonado la Corte de Felipe II. Su discípulo Pedro Díaz Morante afirma que Vizcaíno se retiró como sacerdote a Logroño a los cincuenta años de edad (c. 1573). No se tienen datos de la fecha de su muerte. Pero es probable que una última edición conocida, en Sevilla, en 1596, del Libro subtilissimo, fuera ya póstuma. Por todo ello, la vida y obra de Juan de Icíar ejemplifican la labor de un copista de libros y maestro de caligrafía, en los tiempos en que se había generalizado en las escuelas zaragozanas y madrileñas el uso del grabado y del libro impreso, así como las teorías de la pedagogía humanista.

 

Obras de ~: Recopilación subtilissima, intitulada Orthographía práctica, por la qual se enseña a escreuir perfectamente, ansí por práctica como por geometría todas las suertes de letras que más en nuestra España y fuera della se usan, hecho y experimentado por Juan de Ycíar Vizcayno, escriptor de libros, y cortado por Juan de Vingles Francés, Zaragoza, Bartolomé de Nájera, 1548 (ed. facs. Orthographia pratica, ed. de J. García Morales, Madrid, Instituto Bibliográfico Hispánico, 1973); Libro intitulado Arithmética práctica, muy útil y prouechoso para toda persona que quisiere exercitarse en aprender a contar, agora nueuamente hecho, Zaragoza, Pedro Bernuz, a costa del auctor y de Miguel de Çapila, 1549, febrero, 16; Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente, hecho y experimentado, y agora de nueuo añadido, Zaragoza, Pedro Bernuz, a costa de Miguel Cepilla, 1550 (ed. facs. y trad. ingl. en R. Stone, A facsimile of the 1550 edition of Arte subtilissima, Juan de Ycíar, trad. de E. Shuckburgh, London, Lion and Unicorn Press, 1958; 2.ª ed., London, New York, Oxford University Press, 1960); Nueuo estillo d’escriuir cartas mensageras sobre diuersas materias, Zaragoza, Agustín Millán, a costa de Miguel de Çapilla, 1552, julio, 12; Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente, Zaragoza, a costas de Miguel de Çapilla, en casa de Steuan de Najara, 1553, julio, 23 (ed. facs., Arte sutilísima, por la cual se enseña a escribir perfectamente, hecho y experimentado y ahora de nuevo añadido por Juan de Icíar Vizcaíno, año 1553, ed. de J. Durán Barceló, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2002); Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente [publicado junto con:] Libro en el qual hay muchas suertes de letras historiadas con figuras del viejo Testamento y la declaración dellas en coplas, y también un abecedario con figuras de la Muerte, Zaragoza, Esteban de Nájera, 1555; [Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente, s. l., entre 1556 y 1558, ed. descrita por Pérez de Guzmán]; Libro subtilissimo por el qual se enseña a escreuir y contar perfectamente, el qual lleua el mismo orden que lleua un maestro con su discipulo, Zaragoza, a costas de Miguel de Çapilla, Viuda de Esteban de Nájera, 1559, junio 27 [esta ed. contiene además una segunda parte con un “Arte de contar” rubricado: “Comienza el capítulo primero de la unidad del número, y qué cosa es unidad y número y de su difinición” (atrib.)]; Libro subtilissimo por el qual se enseña a escreuir y contar perfectamente, el qual lleua el mismo orden que lleua un maestro con su discipulo, Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nájera, a costas de Miguel de Suelves, alias Çapilla, 1564 [publicado junto con: Arte breve y provechoso de cuenta castellana y arithmética, donde se muestran las cinco reglas de guarismo por la quenta castellana y reglas de memoria, compuesto por Juan Gutiérrez de Gualda, Zaragoza, Pedro Bernuz, a costa de Juan de Suelves, 1564]; Libro subtilissimo por el qual se enseña a escreuir y contar perfectamente, el qual lleua el mismo orden que lleua un maestro con su discipulo, Zaragoza, a costas de Miguel de Suelves, en casa de Pedro Bernuz, 1566 [reed. de nuevo junto con: Arte breve y provechoso de cuenta castellana y arithmética, donde se muestran las cinco reglas de guarismo por la quenta castellana y reglas de memoria]; Nuevo estilo de escriuir cartas mensageras sobre diuersas materias, Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nájera, 1569; [Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente] s. l., ed. descrita por Cotarelo; [Arte subtilissima por la qual se enseña a escreuir perfectamente] s. l., ed. descrita por Rico y Sinobas; Nueuo estilo de escreuir cartas mensageras, sobre diursas materias, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1571 y 1574; Nuevo arte de escriuir cartas mensageras sobre diversas materias, Alcalá de Henares, Sebastián Martínez, 1580; Libro subtilissimo por el qual se enseña a escreuir y contar perfectamente, el qual lleua el mismo orden que lleua un maestro con su discipulo, Sevilla, 1596.

 

Bibl.: M. Rico y Sinobas, Diccionario de calígrafos españoles, Madrid, Real Academia Española, 1903; C. Echegaray, “Los calígrafos vascongados”, en Revue Internationale des Études Basques (1907), págs. 242-248; (1908), págs. 68-75 y 136- 150; E. Cotarelo y Mori, Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1913; H. Thomas, Juan de Vingles, ilustrador de libros españoles en el siglo XVI, Valencia, Castalia, 1949; L. Pérez de Guzmán y Sanjuan, “Entretenimientos bibliográficos: otra edición del Libro subtilissimo por el qual... de Juan de Yciar”, en Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, VII, cuad. 1 (1951), págs. 55-60; D. Alonso García, Ioannes de Yciar: Calígrafo durangués del siglo XVI, 1550-1950, con ilustraciones del autor, Bilbao, Junta de Cultura de Vizcaya, 1953; A. San Vicente, “Sobre algunos calígrafos del bajo Renacimiento en Zaragoza”, en Suma de estudios en homenaje al ilustrísimo doctor Angel Canellas López, Zaragoza, Universidad, 1969, págs. 909-951.

 

Francisco Javier Durán Barceló

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