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Juan María de Gálvez y Montes de Oca

Biografía

Gálvez y Montes de Oca, Juan María de. Écija (Sevilla), 2.VIII.1747 – Lima (Perú), 5.III.1820. Marino y militar, intendente de Tarma, Huancavelica y Lima.

Hijo legítimo de Jerónima Montes de Oca y Melgarejo y de Pedro Francisco de Gálvez y Solís, hijodalgo notorio de Écija. Ingresó en la Real Compañía de Guardias Marinas el 13 de octubre de 1752. Ascendió a alférez de fragata el 4 de diciembre de 1757 y a alférez de navío el 13 de julio de 1760, graduación con la que se le concedió el retiro el 27 de noviembre de 1763. Más tarde, formó parte en las Reales Guardias de Corps, hasta que pasó a Perú en 1781 como secretario de cámara del virreinato, regido por Agustín de Jáuregui, destino que sirvió hasta 1785, año en que, creadas las intendencias provinciales, pasó a ocupar la de Tarma hasta 1791. En 1794, el Monarca lo incluyó entre los caballeros de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Durante esos años se destacó por sus numerosas obras de bien público, mereciendo señalarse la apertura de un camino por el valle de Vitoc, que inició en 1787; la construcción allí del nuevo fuerte de Chanchamayo, con cuatro baluartes en que puso destacamento, y la restauración de los pueblos de Pucará y Collar, al que denominó San Teodoro, en honor del virrey Croix, que estaban perdidos desde la revolución de José Santos Atahualpa. Consiguió la repoblación del valle de Vitoc y el restablecimiento de su agricultura, de suma importancia para Tarma. Por estas obras mandó el Rey darle las gracias en cédula de 24 de marzo de 1790. Asimismo, logró convencer a los vecinos de las bondades higiénicas y sanitarias de un camposanto que reemplazara la inveterada costumbre de sepultar los cadáveres en el único templo de la villa de Tarma estrenándolo al fin en 1789. Verdaderamente encariñado con la región, publicó en el Mercurio Peruano del 27 de mayo de 1792 una descripción del paraje denominado Tarma-Tambo, en la cual da noticias de las minas de salitre que existen en él y los beneficios que producían. De Tarma pasó como coronel de milicias al Batallón de Españoles de Lima y el 26 de octubre de 1793 el Rey le nombró intendente y gobernador de la provincia de Huncavelica, que mandó hasta 1805, prestando grandes servicios a la Real Hacienda con ocasión del alto precio del azogue, motivado por el abatimiento a que llegaron las minas. Allí abrió un amplio cauce para dar salida a las aguas que en ciertos períodos amenazaban inundar la población. En Huánuco formó una alameda de trescientas varas de longitud y de más de mil quinientos árboles, además de una fuente en la plaza con cañería desde el río. Anteriormente había plantado en Tarma otra alameda para paseo público. Desde Huancavelica pasó a Lima en 1805 como intendente de esa provincia, ascendido a coronel de Ejército. Debido a la crisis política que produjo la invasión francesa en España, los cortos años que quedaban para el fin de la dominación española en las Indias fueron un agitadísimo período en que constantemente se hizo y se deshizo en el mecanismo administrativo. Dentro de aquella anarquía, expidió la Junta Central, en Sevilla, el 12 de abril de 1809, una Real Orden a los virreyes de México, Lima y Buenos Aires, para que inmediatamente hiciesen regresar a España a los intendentes de provincia, quedando refundidas en los tres virreyes sus obligaciones y facultades. El mismo Gálvez, ya en Cádiz, ignorante, como todo el mundo, de las razones por las que se le llamó a la Península, solicitaba se le reintegrase a su destino (10 de diciembre de 1810).

La segunda regencia aprobó seis mesadas recibidas por Gálvez y, más tarde, sin haber llegado a comprender la razón de la orden que hacía venir a los tres intendentes, pasó la solicitud de Gálvez al Consejo de Indias, que acordó se volviese a éste su cargo, con honores de intendente de Ejército, para satisfacción de lo que hubiese padecido su honor con aquella súbita destitución de que había sido objeto. Finalmente, las Cortes aprobaron la continuación de la Intendencia de Lima. Se hizo cargo de ella en 1812 y la tuvo hasta 1820, año de su fallecimiento.

Su esposa fue Josefa de la Riva-Agüero y Sánchez- Boquete, hermana de José de la Riva-Agüero, marqués de la Riva-Agüero y de Monte-Alegre de Aulestia, que llegó a ser el primer presidente de Perú. Su único hijo fue Lorenzo de Gálvez y de la Riva-Agüero, que sirvió el cargo de oficial mayor de la Secretaría de la Honorable Cámara de Diputados de Perú.

 

Bibl.: J. T. Medina, Biblioteca Hispano-Americana (1493- 1810), t. V, Santiago de Chile, 1902, pág. 318; M. de Mendiburu, Diccionario Histórico-Biográfico del Perú, t. V, Lima, 1933, pág. 324; L. Navarro García, Intendencias en Indias, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1959, págs. 128-137; I. Vázquez de Acuña y García del Postigo, Historial de la Casa de Gálvez, t. I, Madrid, Villena, Artes Gráficas, 1974, págs. 1350-1355.

 

Isidoro Vázquez de Acuña y García del Postigo

 

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