Ayuda

Juan Hidalgo de Polanco

Biografía

Hidalgo de Polanco, Juan. Madrid, c. 1614 – III.1685. Músico y cortesano.

Considerado como uno de los mayores exponentes de la música barroca española y, en especial, como el primer creador de ópera y zarzuela en lengua castellana, Juan Hidalgo de Polanco cubrió con sus obras teatrales la necesidad de consumo continuo del espectáculo dramático de la Corte de Felipe IV y de Carlos II, por medio de composiciones complejas, sensuales y cargadas de un contenido emblemático y moralizante del más puro “teatro de Corte”.

Nacido en Madrid hacia 1614, Juan Hidalgo de Polanco era hijo del violero Antonio Hidalgo y de Francisca de Polanco, hija del también luthier Juan de Polanco, especialista en la creación de violas y guitarras de la Corte madrileña. Con estos antecedentes familiares, no resultó difícil al joven Hidalgo destacar en el mundo de la interpretación musical, llegando a acceder al puesto de arpista y claviarpista de Felipe IV, tanto en la Real Capilla como en la cámara de la Casa de Borgoña del monarca hispano. Poco a poco, Hidalgo medró en la Corte del Rey Planeta, obteniendo un oficio de familiar y, posteriormente, notario del Santo Oficio de la Inquisición. Como músico de la Real Capilla y de la cámara del Rey, se encargó de poner música ya en la década de 1640 a los tonos humanos que inundaban los teatros madrileños y los de la propia Corte real. Su buen hacer compositivo le llevó a obtener las más altas dignidades, desde la ocupación en el aparato teatral de Palacio hasta el de maestro de la Real Cámara del Alcázar y del Buen Retiro (finales de la década de 1650).

El año 1660 ha sido considerado crucial para el devenir de la música española del Siglo de Oro. Con motivo de la celebración de los desposorios entre María Teresa de Austria y Luis XIV de Francia y por el aniversario del heredero malogrado Felipe Próspero de Austria, se encargaba al dramaturgo Pedro Calderón de la Barca y al músico real Juan Hidalgo la composición de Celos aun del aire matan y de La púrpura de la rosa, punto de inicio de un género teatral-musical en donde se exaltaban ante todo el amor y los sentidos, fundamentándose para ello en una temática mitológica que quedaba intrínsecamente vinculada con las demás artes, tanto la poesía como la pintura (así pues, se ha considerado básica la herencia pictórica de Velázquez o Veronés, con obras existentes en el Alcázar Real perdidas en el incendio de 1734, para la formación de este subgénero teatral).

A partir de este momento, la intensa colaboración entre Calderón e Hidalgo (que seguía, asimismo, trabajando con otros dramaturgos, como Vélez de Guevara o Salazar y Torres) gestó una obra lírica hasta entonces nunca vista en España, a partir de la cual se promovía una música teatral capaz de interaccionar tanto elementos de la favola in musica italiana (instrumentación, tópicos operísticos, danzas o amplios recitativos de la escuela veneciana surgida con Monteverdi y de la romana) como los de la música tradicional hispánica (metros líricos, ritmos, tonos humanos).

A lo largo de las décadas de 1660 a 1680, Hidalgo llevó a cabo una producción operística destinada a dotar a la Corte madrileña de una estructura teatral capaz de competir con los grandes fastos de Versalles o Viena, además de servir para articular un corpus ideológico de sustentación de los valores de la Monarquía hispánica o favorecer la educación del joven rey Carlos II. En sí, como ha señalado en su estudio Carmen Sanz Ayán, el “teatro de Corte”, donde las zarzuelas y óperas de Calderón e Hidalgo tenían un papel predominante, conformaba un modelo educativo monárquico, a la par que servía para ofrecer un plano de debate político bajo las soterradas afirmaciones e ideas de los versos calderonianos, puestos en música por Juan Hidalgo.

Junto con esta creación lírica en forma de óperas y zarzuelas, Hidalgo nunca desdeñó la composición de piezas breves, en forma de villancicos y los citados tonos humanos, así como piezas sacras destinadas al ceremonial y festividades de la Real Cámara y la Real Capilla.

Juan Hidalgo falleció en Madrid en marzo de 1685, siendo enterrado en la iglesia de San Ginés de la capital. Tanto en vida como tras su fallecimiento, Hidalgo había cosechado un enorme éxito profesional, que sería reconocido en la Corte a la que había servido desde su juventud (son reseñables las concesiones efectuadas por la reina Mariana de Austria en 1666, como el cargo honorífico de ayuda de sobreestante de la Real Caballeriza). Su obra, sin embargo, poco a poco cayó en el olvido, teniendo que esperar hasta las últimas décadas del siglo xx para reconocer su capacidad musical en un período de grandes cambios para el conjunto de la música cortesana española.

 

Obras de ~: Óperas y zarzuelas: Pico y Canente, letra de Luis de Ulloa, Madrid, 1656; Triunfos de amor y fortuna, letra de Antonio de Solís, Madrid, 1658; Celos aun del aire matan, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1660; La púrpura de la rosa, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1660; Ni amor se libra de amor, letra de Pedro Calderón de la Barca; La estatua de Prometeo, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1670; Los celos hacen estrellas, letra de Juan Vélez de Guevara, Madrid, 1672; Los juegos olímpicos, letra de Agustín de Salazar y Torres, Madrid, 1673; Endimión y Diana, letra de Melchor Fernández de León, El Pardo, 1675; El templo de Palas, letra de Francisco de Avellaneda, Madrid, 1675; El hijo del sol, Faetón, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1675; Alfeo y Aretusa, letra de Juan Bautista Diamante, Madrid, 1678; Contra el amor, desengaño, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1679 (atrib.); Hado y divisa de Leonido y Marfisa, letra de Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1680; Ícaro y Dédalo, letra de Melchor Fernández de León, Madrid, 1684; Apolo y Leucotea, letra de Pedro Scotti de Agoiz, Madrid, 1684; El primer templo de amor, letra de Melchor Fernández de León, Madrid, 1685.

 

Bibl.: B. Lolo, “Hidalgo, Juan”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. V, Madrid, SGAE, 1999, págs. 282-285; T. de Torrejón y Velasco y J. Hidalgo, La púrpura de la rosa, ed. de L. K. Stein, Madrid, ICCMU, 1999; J. Hidalgo, Celos aun del aire matan, ed. de F. Bonastre, Madrid, ICCMU, 2000; L. K. Stein, “Los músicos de la Capilla Real y la música de los festejos palaciegos, 1590-1648”, y J. A. Sánchez Belén, “La Capilla Real de palacio a finales del siglo xvii”, en B. J. García García y J. J. Carreras Ares (eds.), La capilla real de los Austrias: música y ritual de corte en la Europa moderna, Madrid, Fundación Carlos de Amberes, 2001, págs. 251-278 y págs. 411-448, respect.; A. Vera Aguilera, “Música vocal profana en el convento del Carmen de Madrid: el ‘Libro de tonos humanos’ (1656)”, en M. A. Marín López, A. Bombi y J. J. Carreras (coords.), Música y cultura urbana en la Edad Moderna, Valencia, Universitat, 2005, págs. 367- 382; C. Sanz Ayán, Pedagogía de Reyes: el teatro palaciego en el reinado de Carlos II, discurso leído el día 26 de febrero de 2006 en la recepción pública de la Excma. Sra. Dña. Carmen Sanz Ayán, y contestación por el Excmo. Sr. D. José Alcalá- Zamora y Queipo de Llano, Madrid, Real Academia de la Historia, 2006.

 

Roberto Quirós Rosado